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Categoría: Instantánea

Alejandra Ballina

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Alejandra Ballina

42 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Desde siempre he estado vinculada al teatro de alguna forma: mi abuela paterna era bailarina de ballet, mi padre arquitecto, mi madre escritora y mi hermano desde niño sabía que iba a ser escenógrafo… así que desde siempre.
Aunque en realidad estudié comunicación… yo decía que era Teatrera “de closet” y cuando terminé la carrera tuve mi primer trabajo en teatro y de ahí no he parado…

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Me gusta la docencia, la producción y sobre todo lo que más me apasiona es la dirección. Contar nuevas historias y ver cómo otros las cuentan a su manera.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Directora, observadora, productora.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Que va a ser la forma en la que podamos hacer catarsis y contar nuestras historias para acomodar, entender y asimilar lo que está sucediendo.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

La forma de llegarle a la gente. Acostumbrarlos a que el teatro es valioso.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que encuentren las razones correctas por las cuales se cuentan historias, se hace teatro, se trabaja en equipo… dejando vanidades y egos de lado.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Que seamos más fuertes y que sobrevivamos a todo esto.
Que le lleguemos a la gente y que nos necesiten tanto como
nosotros a ellos.

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Verónica Langer

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Verónica Langer

66 años / Buenos Aires, Argentina

 

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Me inicié en Buenos Aires, Argentina con Raúl Serrano, un gran maestro de allá. Empecé como hobby pero, en cuanto puse un pie arriba del escenario, supe que ya no me iba a bajar de allí. No sé la razón, simplemente sentí que era a lo que me quería dedicar.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Me sigue motivando la necesidad de expresarme, de conocer a los seres humanos a través de los personajes, a jugar a ser otros para ser yo misma.
Sigo teniendo anhelos, muchos, cada personaje es un viaje.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

La búsqueda de la identidad individual y colectiva.
No sé si mi práctica es singular, simplemente trato de ser honesta con mis personajes y conmigo misma.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro, y el arte en general, son herramientas que sirven para reflexionar, comprender y también sanar.
Tenemos la necesidad de vernos reflejados en un escenario o en una pantalla para entender quiénes somos.
En este momento, ante la crisis por la que atravesamos, se vuelve crucial.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Debería llegar a ser autosuficiente. No depender de los cambios sexenales.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que nuestro teatro (y nuestro cine) encuentren a su público y sea apreciado en su enorme valor.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Con la profunda esperanza de que nuestros espacios escénicos se puedan reabrir, repensando el teatro, compartiendo algunos poemas con quien quiera oírlos en las redes sociales.
Me gustaría que la gente hubiera sentido en este encierro la profunda necesidad de que nos volvamos a reunir, que se vuelque a los teatros con alegría y que los teatros estén llenos.

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Carlos Sergio Guízar Cosío

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Carlos Sergio Guízar Cosío

65 años / Morelia, Michoacán

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Descubrí el teatro muy niño y mi interés creció al integrarme a estudiar actuación.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Cuál será la próxima obra?
Quiero descubrir el enjambre de secretos que esconde la escena, con 40 años de experiencia todavía me falta descubrir muchos.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Transformación, efecto óptico.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Primordial porque estamos en confinamiento, el teatro tiene la virtud de liberar la mente, es indispensable para todos nutrirse con arte.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Las perspectivas simplonas y el teatro al vapor (hecho sin suficiente proceso).

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Una vida plena de sorpresas y descubrimientos escénicos, mucho público y buenos ingresos.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

La mejor manera de enfrentar el COVID-19 es con paciencia y siguiendo las indicaciones inteligentes.
Cuando volvamos a estar juntos espero puestas en escena alentadoras y alegres, nada de quejas escénicas, propuestas de trabajo e ingresos dignos a la experiencia y el currículum.

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¿Qué quiero decir? ¿Para qué? ¿Desde dónde? ¿Por qué me importa? Anhelo.. que las preguntas no se sosieguen para mí y para todos mis compañeros.

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Regina Quiñones

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Regina Quiñones

49 años / Facultad de Filosofía y Letras, Colegio de Literatura Dramática y Teatro, UNAM

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Inicié por la risa y me quedé por necia. En la preparatoria un grupo de amigos y yo preparamos una obra con un texto de Héctor Mendoza, la intención primera fue divertirnos y después surgió la oportunidad de presentarla en el Festival de Teatro Universitario. Aunque mi participación era pequeña, cada vez que interactuaba con mis compañeros me resultaba imposible aguantar la risa, me suplicaban antes de cada función que por favor me contuviera, yo prometía lo propio, aunque me fue imposible cumplirlo. Estuve preocupada porque no entendía cómo ellos podían «tomárselo en serio» y yo no. Cada vez que terminaba la función, la mayoría de mis compañeros hablaba de las experiencias místicas que había experimentado en la escena. Yo, no. Nada. Sólo balbucear el texto entre risas.
Esta experiencia desencadeno mi curiosidad, busqué e inicié mis estudios, me volví más observadora y entendí que lo que me daba risa era la forma en que cambiaban su actitud mientras actuaban, se volvían forzadamente solemnes. No éramos profesionales, llegamos a lo que llegamos por imitación. Durante la carrera tuve experiencias similares, a veces en las aulas (donde imparto clase) vuelven a ocurrir, mi necedad es tirar esas «formas impuestas» de «hacer teatro», encontrar los espacios donde la operación mental de los actores y actrices se modifique sin recurrir a las tristes imitaciones, que falsifique pero que falsifique en buena lid con la libertad de tomar decisiones en escena.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Qué quiero decir? ¿Para qué? ¿Desde dónde? ¿Por qué me importa?
Anhelo.. que las preguntas no se sosieguen para mí y para todos mis compañeros.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Docencia, dirección, sueños.
Que soy yo y mis preguntas, no hay hilo negro.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Que se vuelva a preguntar ¿Qué es teatro? y ¿Cuál es su objetivo?

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Aceptarlo como modelo.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que logren desarrollar un lenguaje propio y que su curiosidad sea del tamaño de su ambición.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

El teatro es el arte del encuentro, pero el encuentro requiere comunicación ¿Qué nos queremos comunicar frente a esta emergencia sanitaria? ¿Cómo logramos que las herramientas que hacen funcionar el hecho escénico desarrollen cualidades casi anfibias para lograr la comunicación de forma virtual?
Iniciemos/ iniciamos el diálogo con la construcción de posibilidades transversales y virtuales, como un boomerang ante un silencio aparente, que nace de preguntas y reflexiones (en la mayoría de los casos) que tardará en regresar, que conocerá desprecios y amorosas acogidas, es un espejo que ojalá aprendamos a mirar antes de quedar convertidos en piedra.
Deseo eso, estar juntos editando la experiencia y construyendo una nueva.

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Bruno Zamudio

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Bruno Zamudio

23 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Decidí dedicarme a ella por lo poderosa que me resultó la imagen de una quetzal y un xoloitzcuintle dialogando entre ellxs en una obra de la compañía Dislexia-Teatro que escribió Josefina Álvarez Aguilar. Yo tenía nueve años y distinguí que esos dos animales estaban representando a dos humanos que tenían algo que decir, pero que como humanos no eran escuchados en la realidad. Me pareció algo brillante la posibilidad de entender la humanidad a través de dos personajes que no eran propiamente humanos. Creo que sin darme cuenta, el poder de la representación fue lo que me atrajo.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Cuál es la historia que tengo a partir de mi identidad de género y mi identidad sexual? Por haber sido nombrado homosexual desde mi niñez hasta mi adolescencia sin yo haberlo nombrado y la Historia ahora que soy una persona homosexual declarada ¿cuáles son las consecuencias y cicatrices que ambas experiencias me han dado? ¿Tenemos la capacidad crítica suficiente para poder desarmar la información que recibimos sin los absolutos? ¿Qué oportunidades nos dan y qué censuran los absolutos? ¿Qué tanto aporta esto a la urgencia ecológica que nuestro planeta tiene? ¿Estoy aminorando a alguien con el discurso que ofrezco? ¿Enuncio o denuncio?
Anhelo que las mujeres sean reconocidas por la grandiosa labor que han hecho durante toda la vida. En cualquier área. Anhelo que dejen de ser violentadas, acosadas, violadas, censuradas, abusadas y maltratadas. Lo mismo anhelo para la comunidad LGBTTIQA. Anhelo que nos escuchemos, que permitamos el diálogo, que valoremos lo valiosa que puede ser la figura del o la dramaturgista para la revisión de nuestros procesos de creación escénica, para la mediación, la investigación, la mayéutica, la resonancia.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

«Amorosamente te escucho» o «Perdón, soy cáncer».

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Ay, ay, ay, ya no sé cuántos momentos históricos estamos atravesando en el momento en el que respondo estas preguntas, pero pensaré cuál es la importancia del teatro en este momento histórico de los momentos históricos.
Creo que es importante porque nos recuerda la subversión, de cualquier estilo, la subversión a partir de nuestros afectos, nuestras manifestaciones, nuestras integraciones al sistema para poder cambiarlo desde dentro (aunque muchas veces esto pareciera que es legitimarlo, creo que el aspecto crítico es sumamente importante aquí para la posibilidad de crear nuevas redes de trabajo y que esta creación implique la destrucción de otras ya inútiles e inservibles), la subversión de lo que posteamos en redes socio digitales y la subversión TAMBIÉN al cuestionar interminablemente las formas en las que el teatro existe, es importante que sea una disciplina cuestionante y cuestionable en sí misma.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Valorar el discurso juvenil. No quería decir juvenil porque cada quien tiene su propia relación con la juventud, pero creo que es necesario que dejemos de aminorar la participación de la gente recién egresada de las escuelas superiores de teatro o las personas jóvenes que hacen teatro y que no estudiaron en ninguna escuela superior, pero que tienen preguntas al modelo teatral al que nos integramos cuando lo hacemos de manera profesional. Ya no estamos para sólo escuchar el discurso que lleva más de 45 años funcionando, legitimado por una sociedad patriarcal sin la búsqueda de la justicia que el feminismo ha demandado en el mundo.

Creo que mi generación podría verse más integrada en la discusión de políticas culturales, que entendamos que el teatro no sólo se hace con la participación de lxs artistas escénicxs, también es posible gracias al diálogo o a la exigencia o demanda a otras estructuras de la polis, pero también creo que corresponde a las personas con más experiencia invitarlas a participar de esta construcción y este diálogo.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que escriban su nombre,
en sus cuadernos escolares,
en su pupitre,
en los árboles,
en las páginas leídas,
en las páginas vírgenes,
en la piedra la sangre y las cenizas
escriban su nombre
y que por el poder de una palabra
vuelvan a vivir
que hayan nacido para conocerla
para cantarle
a la libertad.
Deseo esto pensando y «reescribiendo» el poema Liberté de Paul Éluard.
Que nunca falte la poesía, que nunca falte la poesía.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Encontrándome a mí y encontrando a lxs otrxs de otras maneras. Buscando qué otras formas tenemos de encontrarnos y qué formas distintas de sentirnos nos revelan. En el tema financiero es muy complicado, pero he buscado la forma de sobrevivir más en el trabajo cultural que en el trabajo teatral, lamento darme cuenta que la intermitencia de nuestro trabajo es un problema cuando no se tiene una beca o algún ingreso económico constante. He buscado sobrevivir trabajando como agente cultural y no como agente teatral. Creo que también enfrento la emergencia aceptando la diferencia y la emergencia, asumiendo que no puedo hacer todo lo que quisiera, que muchas veces mi campo de acción es menor de lo que yo quisiera. Ser consciente de lo que está en mis manos y trabajar con ello.
Deseo que cuando volvamos a estar juntxs tengamos la apertura de entender que las condiciones mundiales están fuera de nuestras manos, que el ritmo probablemente será lento, que aceptemos que durante un buen tiempo el teatro tendrá que ser diferente, en algunos casos más diferente de lo que ya se intentaba. ¡Que se nos curen nuestros ojos de tantas horas frente a la laptop y el celular!
Que no se nos olvide la Tierra, que la visitemos y la cuidemos, que la sigamos descubriendo, que nos demos el tiempo de vivir ecosistemas que no hemos vivido. Probablemente un día, a alguna generación, le tocará que el exterior sea prohibido. Las plantas probablemente no existirán, las flores dejarán de florecer y lxs humanxs dejarán de beber y sentir el agua como nosotros lo hacemos hoy.

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Isael Almanza

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Isael Almanza

35 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

En gran medida siempre he creído que el teatro me llamó desde que estudiaba el bachillerato de Artes y Humanidades (cedartiano de cuna). Nunca fui un gran estudiante en los grados anteriores, y cuando empecé a tomar clases de teatro, me di cuenta que podía pasar muchísimo tiempo haciéndolo sin que lo sintiera, ni me pesara y, sobre todo, donde encontraba un refugio a mi imaginación.
Lo puedo nombrar con mayor claridad al paso del tiempo, el teatro es aquel lugar de mi juventud que pasó de ser una materia, a querer tomarla con mayor seriedad. Desde ese momento siempre pensé como algo increíble dedicarme a hacer teatro durante mucho tiempo, “Vivir haciendo lo que amo es increíble” me decía. Por eso disfruto tanto hacer, crear teatro, o todo lo relacionado a la creatividad; la latencia de convivio con el espectador, o en el mejor de los casos, con el cómplice.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Cada uno de los procesos tienen nuevas preguntas en todo momento, pero las que hoy día viven en mi cabeza, tiene que ver con la recepción de la narrativa ¿en dónde trasciende la historia? ¿Por qué la narrativa se pierde en la manufactura? ¿Hasta dónde se vuelve más un regodeo del dolor propio? ¿Para qué y quiénes contar historias?
Pensar no tanto si es una nueva ola de creación, o un nuevo formato, sino en la recepción de la anécdota, la experiencia a partir de convivir con el espectador, y en ese sentido hay tantas formas, que lo que me interesa es ver cuál es la “indicada”, la “mejor” al contar lo que quiero narrar. Si habláramos de un juego de cartas, yo siempre juego con las cartas abiertas, desde ahí empezar la comunicación escénica. Todo lo que hay es teatro, convenciones, experiencias, y aun así ver la posibilidad de creer que es verdad, y en otros casos real.
Otro tema que me conmueve, es observar cómo la realidad se expande a la ficción y la ficción a la realidad, la convierte en un tsunami de recuerdos. Me reconozco como un turista de la vida escénica, así que pensar en los lenguajes múltiples me apasiona, cómo la ópera, la danza, el performance, aquello que contacta conmigo y el otro.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Horizontalidad, pluralidad y complicidad.

Creo que la singularidad en este caso puede sonar hasta un tanto redundante, ya que actualmente es tan diverso, tan grande en el arte, que nutrirme de eso como espectador hace que me llene e inspire. Lo que sí es mi convivio con el equipo de creación, ya que considero que de la forma en que se habita el proceso, será la manera, y por ende la profundidad con la que llegará a habitarla el espectador. Es pensar en grupo, en cómo crear un nuevo juego, luego compartirlo, nutrirnos de ese otro punto de vista, el que lo complementa y lo intensifica (espectador y cómplice).
La mirada con la que abordo el hacer escénico es pragmático, me gusta saber más qué necesita cada montaje que imponerle una fórmula, así siempre me la paso increíble, sintiendo que voy descubriendo con todos algo en común. Soy un obsesivo de la narrativa, así que hago todos los detalles que singularicen cada historia. Pensarla como un ente vivo que respira a cada momento.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

La importancia es muy relativa, no a todos les importa qué se está haciendo en las artes escénicas, de hecho la supervivencia es más importante para muchos, así que creo que el teatro con su capacidad primaria de adaptabilidad, tendría que fomentar un espacio de convivio y contención, un espacio donde se vuelva también un refugio, capaz de empatizar con los dolores íntimos y expresarlos.
De alguna manera dejar de ser el centro de atención (como artistas), para ser el facilitador de las emociones de un grupo determinado. Su importancia es más social que egocéntrica. El refinamiento de este arte para el acercamiento y el contacto no necesariamente físico. El arte escénico se encuentra constantemente en crisis y por lo mismo no le es ajeno el momento. También pensar que, de las catástrofes, nacen las revoluciones.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Hay tantas cosas que se necesitan reformular en el modelo teatral, que voy a mencionar algunas de las que no termino por empatizar, por ejemplo: que las temporadas sean cada vez más invasivas, a tal grado que no se puedan arraigar y generar identidad con un público. Lo hablo desde el ámbito privado como en el institucional; el que tiene poco hace poco, el que tiene lo tiene que repartir en muchos, y termina siendo poco para muchos.
Hay una voracidad por presentar y estar permanentemente en vitrinas de exposición artística y cultural, que los creadores terminan haciendo más una técnica de gestión, de logística, que realmente una creación artística. Parece un sistema de pegarle a la piñata; quien la rompa y se aviente primero, se queda con lo mejor; todo esto está claramente alejado de lo anteriormente mencionado como un valor estético y ético.
Por otro lado la adaptabilidad a la precariedad. Fomentar convocatorias o becas que no son dignas para realizar proyectos creativos. Y así una cantidad infinita de detalles relacionados con la dignificación del artista. Por último, el oportunismo del discurso de parte de las instituciones; creo que ese es un cáncer que se moldea para atraer y abanderar una apariencia de comprensión artística, convirtiéndolo en oportunismo.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Les deseo a los hacedores de la siguiente generación que su necesidad de subsistir y de reconocimiento no le gane a la necesidad de compartir un momento, en donde se detenga el tiempo y se empatice.

Que no haya institución alguna que determine si se está haciendo o no teatro, si pueden o no actuar, cada uno tiene esa decisión, que aunque parece obvia, no siempre se ve así.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

El encuentro con el otro existe, aún a la distancia. Así como en el teatro se generan convenciones y se les saca el mejor provecho, así la emergencia sanitaria en la vida. No estamos pegados el uno al otro, pero ¿quién ha dicho que esa es la única manera de hacer encuentro?
Siento que esta crisis hace que la necesidad del encuentro con uno mismo y con el otro sea profunda, selectiva, de mayor calidad (tal vez sí, o tal vez no). Pero si tomo que el encuentro se da únicamente a través del contacto, también podría decir que el teatro se volverá un eje revolucionario o anárquico de nuestra sociedad. Y se tendrá que voltear a ver.
Así que eso mismo deseo, que se voltee a ver por poner en crisis la forma en la que se realiza el encuentro, cuerpo a cuerpo y mirada con mirada.

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Raquel Araujo Madera

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Raquel Araujo Madera

55 años / Ticul, Yucatán

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Mi familia se dedicaba al campo, a los animales, al trabajo rudo y al comercio. En ese afán de las familias mestizas que salían del pueblo para llegar a vivir a Mérida, esperaban que sus descendientes tuviéramos un mejor futuro, por lo que propiciaron la posibilidad de estudiar y, tristemente, dejar de hablar la lengua maya. El apellido de mi abuela, Madera, debe haber sido Che’ en maya. En casa se compraban electrodomésticos, aunque el poc chuc se siguiera asando en el patio, o cocinando en pib, pero los libros también proliferaron en casa. Y mi mamá decidió que, como muchas niñas en Mérida, tomara clases de danza desde los cuatro años. Pero aquello que se esperaba funcionara como un cambio de estatus social, se transformó en pasión. Recuerdo ese momento inefable del primer gran silencio, poético y cursi, cuando saltando un grand jeté sentí que se detenía el tiempo. Esa Yo testigo que me miró saltar, que miró a los espectadores, que percibió la oscuridad y la bocaescena, es la que me conduce para llevar a cabo cada proyecto escénico. Es como un desdoblamiento, esa voz me hace las preguntas sobre la existencia y el tiempo.
Primero fue la decisión de salir de mi casa para estudiar la Licenciatura en Literatura Dramática y Teatro en la UNAM. Después convencer a mi familia y resistir sola en el entonces Distrito Federal. No lo recuerdo, pero debe haber sido una fuerza tremenda la que tuvo la Yo de aquel tiempo, para estudiar lejos de casa. Uno de los mejores recuerdos de mi vida, es el tiempo en Filosofía y Letras. Por supuesto, llegando de provincia, ingenuidad total (bueno, creo que a la fecha sigo siendo un cronopio, apenas ayer me lo dijo de nuevo Oscar, mi compañero de vida y co-director de La Rendija); sin haber leído nada de Grotowski, Stanislavski, aunque sí Artaud… Los primeros años de la carrera me dediqué a tratar de comprender ese nuevo mundo. Las clases de Espacio Escénico y Dirección con Gabriel Weisz dieron cauce a algo: la urgente necesidad de indagar sobre mí misma. Alrededor de Gabriel nos reunimos una serie de personas (“El recuerdo de los hombres nunca surge con esa deslumbrante luminosidad que acompaña al de las mujeres.” Rocío, Alejandra, Amada y yo / también Mauricio, Edgar, Omar, Alejandro… ) y juntas creamos Teatro de la Rendija.
Me dedico a las artes escénicas porque es la manera que encontré para estar viva.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Cómo puedo conectarme con el otro? ¿Cómo generar ese gran silencio, lo inefable, ese acontecer – juntos -? (Referencia a J. Dubatti)
Mi práctica escénica mucho tiene que ver con lo que me inquieta, con lo que me impulsa, me provoca; aquello que me lleva a dedicarle años a un proyecto, buscando contagiar ese impulso a mis compañeras de viaje-escena.

Así que, a grandes rasgos, puedo decir que la primera obra que funda el trabajo de grupo, que se llamó “Infinitamente Disponible”, en 1988, tuvo que ver con los primeros atisbos autobiográficos (aunque antes, con “La sangre del silencio” dirigida por Rocío Carrillo, ya nos habíamos hundido en nuestras historias personales). Muchas preguntas rondaron desde ese proceso ¿Cuáles son los límites entre estar y actuar, ser y representar, versionarme o ficcionarme?
La reflexión actual es amplia al respecto, desde la noción de presencia, la expansión de los márgenes del teatro y su porosidad y la fragmentación y sobre posición de capas de sentido y discurso. Y sí, continúo preguntándome sobre los cruces. Me respondo en puestas en escena como “Bacantes, para terminar con el juicio de dios” que no hay pureza en los estados… cada segundo ese devenir en escena pulsante que soy, se despliega, se vuelve a plegar con otra avalancha de sensaciones y capas de pensamiento, percepciones mientras me muevo. La enunciación de la palabra es un fenómeno poderoso, que impulsado por determinados movimientos, por el contacto con mi compañero/a de escena; por un objeto, también acompañante; u otro ser vivo, planta, animal; o estímulo, luz, piso frío, memoria… catapulta la existencia cada día de función.
Vivir múltiples vidas -cada experiencia escénica- es un estallido de nueva vida. Bueno, aquí apenas va una pregunta, y casi una respuesta. Así se mueven algunas pulsiones, como las pruebas de “distanciamientos” en «Tío Vania 1920» versión del «Tío Vania» de Antón Chéjov, a la yucateca, y “El divino Narciso” de Sor Juana y “Amor es más laberinto” de Sor Juana y Juan de Guevara…
Desde hace algunos años trabajamos con un hombre que admiro muchísimo que se llama Humberto Chávez Mayol. Es fotógrafo, investigador, colecciona relojes y es un profesor paciente y generoso, como pocos. Con él iniciamos una serie de laboratorios de instalación y escena, para generar cruces con la instalación y la escritura colaborativa. De esos laboratorios se desprende el proyecto «Nevermore y otras manías», obra de recorrido sobre textos de Edgar Allan Poe y «Los Coleccionistas» en dos versiones, una para sala, y otra para espacio público. En ambas obras, aun cuando La Rendija nace montando obra de recorrido como menciono más arriba, comenzamos a renovar el deseo de textos de dramaturgia colectiva y de dirección colaborativa. Son piezas que, sin pretender inventar el agua tibia, conducen por medio de audios, disolviendo al espectador en actor-expectante de su propia actoralidad. La última versión la hemos realizado en tiempo real, sin textos pregrabados, si vienes a Mérida, tal vez te toque participar…
Si Don Covid nos lo permite, llevaremos a cabo una residencia artística a final de año con Toni Cots, Esther Freixa, Patricia Gutiérrez, Virginia Gutiérrez y Juliana Muras para repensar el teatro autobiográfico y documental de La Rendija. Se llama «Profunda Piel», quiero estar de nuevo en escena, y trabajar con árboles y otros seres con los que compartimos la vida.
Más que anhelo, es una forma de vida.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Curiosidad, existencia, vida.
Que soy mujer, yucateca, que tengo 55 años, que soy hija de una mujer arrefaldada que se llamó Nidia Araujo y fue madre soltera, que estudié en la UNAM; que abrimos un espacio escénico en Mérida que se llama Teatro de la Rendija, que Oscar y yo entablamos cada vez que trabajamos juntos – o sea, siempre – una batalla por la belleza, el sentido, el tiempo, el espacio y la luz; que tengo seis perros, una tía adorable de ochenta y cuatro años que se llama Adi,

y es la anfitriona en Casa Rendija, donde se alojan los artistas en residencia; que esa casa es mi casa familiar heredada de mi madre; que mi maestra Eglé Mendiburu trabaja como actriz en varias obras de La Rendija, que soy parte del maravilloso Proyecto Ruelas del Festival Internacional Cervantino y mi segunda casa es Pozo Blanco con Los Quijotes de Pozo Blanco: Lulú Estrada, Eve y Alo Lozada, Diego, Daniel, Ángel y Lupita Ríos, por supuesto Yael y Javier Suárez, y Andy y Haideé Vega… que Katenka Ángeles, Nara Pech, Itzel Riqué, Aída Segura, Sásil Sánchez, Indra Ordaz, Verónica Bravo, Cecilia Ramírez Romo, Anna Díaz, Saire Simón, Dayana Borges, Alejandra Díaz de Cossío, Mabel Vázquez, Silvia Káter, Patricia Irineo, Yamili Monje, Ceci Barahona, Virginia Rodríguez, son tenaces compañeras de viaje-escena, junto con Erik Soto, Pedro Massa, Zaab Dí Hernández, Roldán Ramírez, Antonio Peña, Jorge Castro, Juan Ramón Góngora, Roberto Franco, David Hurtado, Rigel Guevara, Armando Encalada, y muchos más, se rifan como colaboradores y/o parte de La Rendija.
Porque somos múltiples, porque el Teatro, así con mayúsculas, se hace juntos.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Dotar de presente. Fisurar el dispositivo que naturaliza la manera de ver el mundo y comprender afectos otros, nuestros, propios, no dados.
Cada vez, el Teatro, experiencia viva, fisura la mirada impuesta por ese avasallante aparato publicitario, deseante, que pretende determinar nuestros cuerpos y mentes.
Hablo, por supuesto, de ese Teatro que es acontecer, y que es capaz de transformarme.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

La forma de producir arte en este país amado nuestro. Es agotador levantar los proyectos, vivimos en la indefensión como profesionales del arte. Nos urge un estatuto de artistas. Generar indicadores para el arte escénico que no sean preponderantemente cuantitativos.
Propiciar un proyecto transversal de cultura que le dé espacio a todos, que existan nichos de acción variados e incluyentes del muy amplio panorama de agentes culturales, más allá de los programas que existen; para que dejemos esa lucha encarnizada por los recursos, necesitamos más recursos y programas amplios y visionarios. Es necesario generar juntos, instituciones y artistas, un ecosistema que permita la subsistencia digna de las personas dedicadas a las artes escénicas.
Urgente que llevemos a cabo una Cartografía de Mujeres del Teatro Mexicano, realizada por mujeres. Tenemos una especie de retazos que hay que juntar entre todas, visibilizar a todas, generar teoría teatral, es nuestra hora. (Queremos tanto a Jorge, y a José Antonio y a Patrice… pero). Maravilla de maravillas, ahora tenemos a Didanwy, Zavel, Majo Calamidad, Fernanda, Shaday, Itandehui, Verónica, Soco… Pensamiento que no exilie a las mujeres de la historia del teatro mexicano, que escuche por sus ojos y sienta con su palabra y su razón.
No quiero dejar de mencionar, que como universitaria y teatrista, me siento profundamente orgullosa de las acciones de esta etapa de Teatro UNAM y la Cátedra Bergman; son un oasis para el pensamiento del teatro. Aquí se están comenzando caminos a los que atender la invitación al viaje.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Más bien deseo que todas miremos a las generaciones de mujeres de teatro que están tomando el escenario con tal fuerza, renovación y gracia, que me tienen enamorada. Tenemos mucho que aprender de ellas. Natalia, Diana, Saire, Isabel, Jimena, Mariana, Cecilia, Rosa, Myrna; y todas las que todavía no he visto, pero sé que están ahí.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

El arte es esa manera de comprender el mundo, tan humana… nuestro cerebro, que es cuerpo, nos permite abstraernos en tiempo y espacio, del tiempo y espacio, conecta entrada tras entrada, ideas tras ideas. Que el arte postpandémico sea aquel que fisure el dispositivo que nos mantiene en cautiverio más allá del confinamiento, que el teatro postpandémico abra rendijas por las que podamos volar… volar para ver y reparar, para ver y no olvidar, mirada panorámica de nuestro entorno, ese cuerpo expandido nuestro.
Ese Teatro Postpandémico es de pequeñas comunidades, rizomático, amigable y cuidadoso. Convive contaminando menos, se moviliza de maneras inteligentes y ligeras, no es antropocéntrico, abraza maneras otras, juzga menos, pero es autocrítico y trabaja duro, integra saberes múltiples de manera panorámica. Ese teatro postpandémico será verde y mujer.

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Sophie Alexander-Katz

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Sophie Alexander-Katz

42 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Mi abuela era actriz, productora, escritora, pionera productora de televisión, alma de teatro y me influenció desde la infancia.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Que el arte que yo produzca genere contenidos, herramientas y elementos que las personas, en su tránsito por esta vida, puedan usar para crecer como ser humanos, para generarse momentos de bienestar, etc.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Mi ser y estar en el teatro es mi manera de entender y conocer el mundo en el que vivo.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

La salud de las personas, directamente relacionado con el bienestar de su espíritu.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Deberíamos de poder vivir del teatro sin tener que dividirnos en 100 “chambas” para acceder al «Lujo» de hacer teatro. Sistemas de apoyo, de financiación mucho más accesibles, cambio real desde el Estado sobre la percepción de la cultura y su influencia en la salud y educación de la población.
Debe ser accesible para todos y por lo tanto apoyado presupuestalmente por el Estado. El gobierno que hoy tenemos y quién encabeza la Secretaría de Cultura federal han dejado claro en sus actos que no hay enfoque correcto con relación al rol de la cultura en una sociedad.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

¡Que puedan vivir de ello dignamente!

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Justo que está abstención al arte presencial nos haga dimensionar lo vital que es para todos la posibilidad que nos da el teatro que es “el arte del encuentro colectivo donde las
personas -actrices, actores y público- exponen y trabajan, en un espacio de confianza e intimidad, sus emociones”.

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Antonio Zúñiga

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Antonio Zúñiga

54 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Por casualidad: quería ser jugador de futbol, pero en el equipo de futbol de la universidad ya no había cupo y menos para chaparritos. Entonces entré al grupo de teatro de la universidad luego de ver una obra de ellos.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Solo quiero estar vivo.
¿Por qué escribo? ¿Podré escribir hasta el día de mi muerte? Anhelo que mis obras toquen el corazón del espectador.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Deseo, barrio, vida.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El regreso a uno mismo.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Nosotros. El canibalismo. Los protocolos de las relaciones.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Les deseo que si ya no tienen remedio, puedan seguir con esta tradición milenaria.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Escribiré monólogos en whats a mis amigos.

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Sara Pinet

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Sara Pinet

34 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Cuando tenía 14 años entré, impulsada por mi mamá que estaba preocupada al verme siempre sola, a una clase de teatro. Nunca había sentido que pertenecía a algo, que amaba algo, que me comunicaba verdaderamente con algo. Ese algo fue para mí, a los 14 años, el teatro.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Decidí a principios de año hacer una pausa en mi carrera y alejarme del teatro por un tiempo, luego llegó la pandemia y todo, de todas formas, se detuvo. Esta pausa, decidida o forzada, me obliga a una revisión profunda y honesta de las preguntas y los intentos de respuestas que han movido mi práctica en los últimos años. Es un trabajo exhaustivo y apasionante. Hoy no tengo claridad en mis preguntas, por eso me detengo. No sé qué quiero para mí en el teatro en el futuro, por eso me detengo.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Rigor, libertad, gozo.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro está en pausa y creo que está muy bien que lo esté. Una especie de pausa activa, que respira, que vibra, como un atleta que espera el pitido de arranque; una pausa que generalmente no tenemos y que nos permite y nos obliga a repensarlo todo, a replantearlo todo, a imaginar millones de nuevas posibilidades, a transformar, a desechar, a imaginar, a probar, a descansar…
Cuando el teatro regrese su papel será fundamental. Esta pausa era necesaria.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Las prisas, la creación mecanizada, los modelos de producción.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que se apasionen, que pregunten, que nos expliquen, que nos pidan, que nos compartan, que nos acompañemos, que se comprometan, que gocen y se atrevan.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Mi refugio ahorita es la dramaturgia. Hasta que nos volvamos a encontrar.
Deseo que nos demos cuenta de lo necesarias que son las pausas y el voltear hacia atrás de vez en cuando.

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