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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Ana Lucía Ramírez

35 años / México, Veracruz, Xalapa

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México

Oficio: Actriz, dramaturga

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Desde que tengo uso de razón, siempre quise ser actriz. Me apasionaba contar historias, escucharlas, reproducirlas. Opuesto a esto, extrañamente, fui una niña solitaria y bastante tímida por lo que mi imaginación fue el mundo que habité durante mis primeros años. Mi familia no era afecta a las artes, a mí nunca me llevaron al teatro, sin embrago, crecí rodeada de historias, historias que mi abuelo me contaba, mientras mi cabeza se llenaba de imágenes, personajes, ideas, que hoy por hoy construyen mi paisaje interior. Así que en mi caso la pregunta no era ¿qué quería ser de grande? sino, ¿cómo conseguirlo?
No sabía que existía una licenciatura en teatro y mucho menos que había una en mi ciudad. Fue hasta la adolescencia, cuando entré a los talleres libres del
Ágora, que me enteré de toda la oferta teatral y cultural de Xalapa y en cuanto cumplí 18 comencé la Licenciatura en Teatro en la Universidad Veracruzana con perfil de actuación y fue hasta después de egresar de la carrera que entré a un taller de escritura dramática y comencé mi camino por la dramaturgia. Me apasiona estudiar y el estudio siempre termina por mostrarme un nuevo camino para mi creación.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Me interesa cuestionar el lugar desde donde creo, los por qués y para qués de cada una de mis obras. Cuestionarme todo y cuestionarlo todo. Gestar proyectos que me impliquen personal, filosófica y políticamente.
Me (pre)ocupa encontrar mecanismos que generen el convivio, el encuentro con el otro. Hacer un teatro que tenga la capacidad de comunicarse pero que sea complejo, que invite al espectador a pensar y cuestionar el mundo. Un teatro que desafíe al espectador, que no le dé lo que busca pero que le sea cercano.
¿Qué pertinencia tiene en el presente lo que quiero contar?
¿Qué necesita ser dicho y no está siendo pronunciado?
En este momento tengo un especial interés en volver a aquellas historias que de alguna forma u otra diagraman nuestra identidad. ¿Quiénes somos? ¿Qué nos constituye? Así como todo lo que pueda surgir en torno a los conceptos de Ausencia y Silencio.
Anhelo seguir haciendo teatro hasta el final. Nunca perder las ganas de estar en constante búsqueda y renovación. Sueño con encontrar la forma más sencilla de expresar realidades muy complejas.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Pasión, pensamiento, memoria.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

La misma que ha tenido desde sus inicios: cuestionarnos. El teatro nos confronta, nos permite observar la otredad y su compleja existencia. El teatro es un espacio también para el convivio, para la reflexión y el debate de asuntos individuales y colectivos. Un constante recordatorio de lo que es capaz de hacer el ser humano en todos sus matices.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

No creo que haya un modelo, creo que son muchos modelos, sin embargo, considero que hay factores que impiden el florecimiento y fortalecimiento teatral. En este sentido creo que hace falta luchar aún más por la descentralización.
Establecer políticas culturales que respondan al contexto de los creadores y a sus necesidades. Buscar que las compañías sean autosustentables, que exista todo un andamiaje que lo permita. Establecer mecanismos de creación horizontales que potencien al colectivo y no al individuo. Hace falta propiciar espacios y condiciones que permitan procesos de creación y no de producción.
De una vez por todas dignificar el quehacer teatral, que existan condiciones dignas para los trabajadores del teatro, seguridad social, espacios seguros y sororos para todas.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que nunca pierdan la pasión, que no se instalen en producir por producir, que no vendan su arte. Que se cuestionen, que se revelen contra los que estamos y “la correcta forma de hacer las cosas”. Que se escuchen y sigan su propia voz (única y particular). Que nadie les diga que sus sueños no son posibles. Que no crean que todo se les dará, TODO necesita empeño, trabajo y constancia. Que estudien, que se informen, que tengan hambre por crear. Que no claudiquen.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Adaptándome, repensándome, cuestionando hacia dónde iba y qué sigue ahora.
¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos? Que algo cambie. Que seamos conscientes de nuestra fragilidad, que es común a todos.

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