¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?
Inicié en un taller de Teatro Musical en la preparatoria. Después decidí estudiar otra carrera y cuando estaba en la maestría nuevamente el teatro se cruzó en mi camino y ahí supe que lo que quería hacer el resto de mi vida no tenía nada que ver con las empresas y sus medios de producción; quería ser actriz, acumular experiencias día a día, expresar lo que pensaba y sentía, era una intuición que se cristalizó cuando años más tarde entré a la Escuela Nacional de Arte Teatral, ahí inició oficialmente mi camino en el Teatro.
¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?
Ahora, de las principales preguntas que me hago son ¿Cómo compartir mis propuestas artísticas con el público? ¿Cómo hacer que esas propuestas generen experiencias empáticas para las y los espectadores? ¿Cómo crear un interés y acercamiento por el arte escénico a nuevas audiencias? ¿Qué herramientas y conocimientos nuevos necesito para actualizarme como actriz y productora? ¿Qué puedo aportar a la sociedad desde mi trinchera como creadora? ¿Qué modelo de producción funciona más para nuestra cultura, para nuestro ser mexicano?
El principal anhelo es que no se pierda la necesidad de crear, a pesar de los pros y contras que día a día se pueden presentar (como ahora la pandemia). La necesidad de compartir las propuestas e ideas, tanto con el espectador como con todas y todos los colegas que hacen posible el hecho escénico. La necesidad de que los espectadores asistan y sean partícipes del hecho escénico.
Anhelo que como artistas podamos generar estrategias y modelos nuevos de producción para la realización de nuestros espectáculos, que nos permitan ser poco a poco sustentables y dejar de depender del Estado; y que el Estado provea políticas y herramientas factibles, amigables, viables, eficientes, para buscar y hacer posibles otros medios financieros que no sólo vengan de ellos.
Anhelo que podamos generar equipo como comunidad artística, que nos apoyemos, compartamos conocimientos y experiencias en favor de seguir fortaleciendo nuestro quehacer y sobre todo que juntos generemos nuevas audiencias.
Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?
Mi quehacer teatral en tres palabras: Creación, movimiento, reestructura.
No sé si sea diferente, pero es algo que me inquieta y que he estado en esa búsqueda, a veces me pierdo y me voy con la inercia; sin embargo, me motiva la necesidad de encontrar una metodología que acerque la creación y la producción de tal manera que para nosotros los artistas no sea complejo entender y aplicar metodologías que nos ayuden a realizar nuestros proyectos de una forma más organizada, con estructura financiera y administrativa; sobre todo nuestros proyectos independientes.
La idea de generar empresas culturales y de esta forma fortalecer las propuestas, lograr objetivos claros y medibles; generar proyectos que se visualicen en un mediano y largo plazo, y no solo a corto plazo, es decir, que desde el inicio un proyecto pueda plantearse tener más temporadas, giras nacionales e internacionales, ser parte de un repertorio, etc.
Que los artistas también podemos ser empresarios, es decir, ser sustentables, generadores de empleos y de propuestas artísticas claras, competitivas y de gran calidad.
¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?
El teatro es reflejo, comunicación, empatía de unos con otros, de nosotros con la sociedad y de uno con uno mismo. Una ventana que da la posibilidad de mirar más allá de nosotros mismos y de lo que pensamos que somos. Por ello creo que en este momento en que pareciera que estamos suspendidos, parados, aislados, pausados, dentro de cada uno siguen sucediendo emociones, pensamientos, conflictos. Con todo eso, el teatro sigue siendo una forma de expresar y compartir. Porque a pesar de estar atrás de una pantalla de computadora, celular o dispositivo, se da el encuentro; las personas, el público sigue buscando historias que ver y escuchar, en donde se vea reflejado o no, en donde se olvide quizá por un instante la situación en la que estamos. Pienso que para el teatro es momento de repensarse, reestructurarse, y tomar las oportunidades que se presentan. Por otro lado ahora el teatro ha podido llegar a muchas más personas que nunca habían tenido la posibilidad de ir al teatro y que ahora les es posible; quizás, sea también el momento de hacer nuevas audiencias.
El teatro no morirá, por ahora aprenderemos a usar y familiarizarnos con nuevas herramientas que nos hermanan con el Cine y la Televisión. Sin embargo, va a llegar un día en que las salas estén abiertas y podamos realizar el teatro como es, cara a cara, convocando al encuentro.
¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?
El cambio siempre será una constante en nuestras vidas, para nuestro modelo teatral la aceptación de nuevas herramientas que más allá de pensar que nos aleja del espectador, nos une. Repensar, eso sí, los tiempos de duración de las propuestas, asesorarnos con nuestros compañeros de cine y televisión, indagar más en las diferentes plataformas en donde sea amigable este nuevo hecho escénico.
Generar experiencias empáticas y fáciles con los espectadores, desde que compran los boletos, hasta que entran en la sala digital. Arriesgarnos a probar nuevas formas, técnicas y propuestas. No tener prejuicios ante la resolución de seguir haciendo teatro. Y por supuesto, seguir buscando estrategias para la seguridad de las y los artistas, tanto en la salud como en lo económico.
¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?
Que se cuestionen más, que nada den por hecho. Arriesgarse siempre a emprender, hacer las cosas diferentes. Buscar la retroalimentación del público. Generar verdaderos equipos de colaboración y redes, donde el intercambio de conocimientos sea la base.
Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?
¿Cómo he enfrentado esta situación? La principal motivación es que pronto volvamos a la normalidad que teníamos antes de marzo del 2020. He tenido que adecuar y usar la tecnología al 110% o más. En esta nueva «normalidad» he dado clases, he tenido ensayos, funciones, juntas, realizado pre-producción a distancia, participado en festivales internacionales que han migrado al formato digital… en realidad he seguido trabajando y creando, sin embargo las peleas conmigo misma, con la tecnología y el cansancio no han sido fáciles. Tampoco he estado sola, he caminado con compañeros y compañeras que al igual que yo preferimos seguir, indagar, buscar y aprender, antes que quedarnos a la espera. Como todo, uno sigue adelante, porque siempre regresamos a la pregunta inicial, ¿por qué decidí dedicarme al teatro? y ahí vienen todas las respuestas.
¿Qué deseo cuando volvamos? Hermandad entre todas y todos los creadores. Que no se nos olvide todo lo que hemos vivido, que nos fortalezca y fortalezca nuestro quehacer escénico. Nuevas complicidades con el público. No perder la oportunidad de diálogo a través de las plataformas digitales.