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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Itzhel Razo

30 años / México, Yucatán, Mérida

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz, directora de teatro

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

De niña me gustaba inventar historias y crear personajes, siempre tuve un talento para la imitación. Recuerdo que uno de mis pasatiempos favoritos era sentarme en una banca del parque y observar a los desconocidos, pensaba: ¿Cómo se llamarán? ¿A qué se dedicarán? ¿Qué les gustará? ¿Dónde y con quién vivirán? Estudiaba cada detalle de sus gestos y sus movimientos y trataba de descifrar su personalidad, incluso algunas veces llegaba a hablarles para cerciorarme que mi lectura sobre ellos había sido la correcta, la mayoría de las veces acertaba. De alguna manera estaba ya estudiando al mundo desde una perspectiva teatral.
Después en la secundaria comencé a imitar a todos mis maestros, era tan precisa y diestra que mis compañeros del salón me pagaban por estudiar a alguien e imitarlo, comencé a ganar dinero pasando el «sombrero» con mis imitaciones, un maestro que un día me vio me recomendó asistir a clases de teatro, finalmente lo hice y desde el primer momento supe que esa era mi vocación. Todo lo demás se fue dando naturalmente. Me gusta estudiar al mundo y al otro para entenderme a mí misma, y el teatro ha sido siempre un espejo certero de nosotros mismos.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Hago teatro como un medio, así lo he dicho siempre, como un medio de salvación, personal y social; confío en que este arte vivo tenga la fuerza suficiente para transformar tanto a quien lo hace, a quien lo vive, lo escribe, lo interpreta, así como quien lo recrea y a quien lo percibe desde las butacas. A diferencia del cine o digamos del audiovisual que pasa por un filtro, una edición, una corrección, el teatro es el momento que se vive y sucede; permite la magia, la mística, que permite también el ritual: la ritualidad. Sus orígenes, justo el nacimiento del teatro que tenía que ver con la posesión de un Dios, me hacen muchísimo sentido.
¿Me pregunto si el teatro tiene el mismo poder de reencarnar, de vivir en la piel y experimentar situaciones únicas que suceden sólo en ese momento? Si ese hilo conductor que al mismo tiempo se transforma en el actor también se está transformado en el espectador, ¿si el teatro logra un estado metafísico?
Estas preguntas me mantienen en una búsqueda constante y hacen que se mantenga viva y radiante la añoranza de volver al escenario.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Ritualidad, poética, liminalidad.
Me gusta interpretar y crear desde ese lugar que es el riesgo, desde la escena Liminal, desde las Disidencias y desde un sitio Border, del que no sabes cómo vas a salir; meterme en trances.
Hago teatro como un medio de salvación, personal, social e histórico. Siempre he puesto un cachito de mi vida en cada uno de los personajes que he interpretado y las obras que he escrito y dirigido…algo que he tenido necesidad de exorcizar.
El teatro me ha regalado la cura a muchos de mis males, ¿qué más le puedo pedir?

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Resistir. No tenemos ahora un escenario, pero tenemos este escenario que es la vida.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Es una pregunta interesante, creo que más que cambiar se trata de aperturar. Somos muchos y la queja del millón es que no alcanza para todos. Me pregunto constantemente ¿Cómo podríamos todos tener oportunidades de recibir apoyos y mostrar nuestro trabajo escénico?
Se vienen tiempos difíciles y ahora más que nunca hay que construir comunidad, ser un verdadero gremio, lo que sea que esto signifique.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Crear comunidad, crear sistemas de apoyo, generar un gremio teatral desde un nuevo lugar y una nueva perspectiva. Mantenerse fieles a sus ideales, a sus intuiciones, a sus impulsos creativos. Y sobre todo no desistir. El teatro seguirá y se transformará como lo ha hecho durante años. No bajemos la guardia. Aún hay mucho por hacer.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

¿Qué es lo que me ha mantenido a flote este año? Me preguntaba justo hace unos días, luego de varios meses de no pisar un escenario. Creo que la respuesta más satisfactoria que pude responderme a mí misma es mi creatividad, todas las obras de teatro, los personajes que se viven en el día a día, la magia misma de la vida, del observar, de cuestionarme y de crear ficción. Esa chispa creativa sigue aquí, sigue en mí; cómo habito mi espacio, modifico o no mi casa, cómo vivo el día a día y cómo construyo historias, aunque sean para para mí misma o un espectador menor.
Espero con mucha urgencia volver a mi oficio, estoy paciente, estoy convencida que el teatro volverá con mucha más fuerza. Aunque suene paradójico y aunque creemos que nadie nos extraña, esa idea de que no somos indispensables para la sociedad, creo que si lo somos, y quizás no nos hemos dado cuenta de qué tanto. El teatro se está modificando, está surgiendo una transformación y cuando regrese lo hará con más fuerza, con la necesidad urgente de hablar, de estar y de vibrar. Esto una gran lección, estábamos demasiados sistematizados en esta idea de las convocatorias, las temporadas, una rutina de vida; ahora esto nos puso en pausa, nos hizo entrar más en nosotros mismos, entrar más –en mi caso- en mí misma, en tocar mi esencia creativa, ese primer impulso de cuando era adolescente, una niña, y pensaba «quiero hacer teatro». Creo que regresé a mi niña artista y es algo que agradezco mucho.
Cuando volvamos a estar juntos, ¡uy!… lo que suceda será maravilloso. ¡Abriremos telón!

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