¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?
Son muchas razones, una fundamental, que en su momento me parecía banal y ahora entiendo la enorme carga en mi ser que ésta contiene es una herida: la soledad. Decidí hacer teatro, ese acto humano que es el festejo del convivio porque me daba/da miedo la profunda soledad.
Decidí hacer teatro porque creía que en las múltiples vidas que se viven dentro de la paradoja de la ficción iba a poder anular el dolor que me oprimía.
También tomé ese camino porque quería hacer lo imposible, ahora, esa idea se ha transfigurado en desear lanzarme al abismo de lo insondable, tanto de mi ser como de la realidad. No hay nada que se me haga tan seductor como lo que no entiendo. Y en el teatro se me permite vivir y construir desde ese no entender, desde eso oscuro y enigmático. Desde el laberinto del ser, de la realidad.
Pero, finalmente, la razón guía que me abrió las puertas al espejismo de la escena está en que me enamoré.
¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?
Son varias preguntas, me fascina la idea de la duda. Pienso el teatro como un hervidero de preguntas, un espacio donde se puede poner a prueba el ser y la realidad. Así, tengo una primera serie de dudas que están relacionadas con cuestionar lo humano del humano: ¿Qué determina la condición humana? ¿Qué características tenemos en común? ¿Qué nos diferencia de una otra persona? ¿Por qué accionamos de tal manera? ¿Cómo se construyen las relaciones? ¿Qué le pertenece al ser y qué le pertenece a la estructura social? ¿Quién soy? ¿Quién eres? Creo que podría seguirme bastante por esta línea, pero en principio queda claro. Éstas son preguntas que me hacen regresar al teatro, a ponerlas en crisis a través de la experiencia, de la paradoja que implica la escena y el convivio con aquellas personas que espectan.
En segundo lugar, tengo una serie de inquietudes relacionadas al ser mismo del teatro. ¿Qué es el teatro? ¿Qué es el arte? ¿Por qué este fenómeno fue necesario en sus múltiples orígenes alrededor del globo? ¿Cómo la construcción de ese otro universo a través de la poesía es capaz de transformar? ¿Qué posibilidades reales y tangibles tiene en el mundo contemporáneo? ¿Cómo crear nuevos públicos? ¿Cómo dialogar con los públicos de maneras más sensibles y horizontales? ¿Cómo se construye una ética teatral y se puede ser congruente con ésta? ¿Cuál es mi ser dentro del teatro?
Y, finalmente, en tercer lugar, tengo una serie de dudas sobre lo inefable de la experiencia escénica, característica que, considero, nos sigue regresando a ella. ¿Cómo funcionan los elementos de la escena que conectan al espectador con el abismo desde la experiencia escénica? ¿Cómo se construyen los procesos poéticos para llegar a esta conexión? ¿Qué tan profundo puede ser este vínculo? ¿Hasta dónde se dialoga desde lo humano y hasta donde se hace con lo animal de cada persona en el espacio teatral -arriba del escenario y abajo-? ¿Qué tan distorsionado puede ser el espejismo de la ficción para que aún haya vínculos con la realidad? ¿No es la realidad misma lo que forma ese espejismo?
En cuanto a mis anhelos. En primer lugar, anhelo vivir dignamente de hacer teatro. No sólo yo, mis equipos, y la comunidad teatral en general. En segundo lugar, anhelo hacer compañía, regresando a mis razones para hacer teatro y bajo esa etimología de compartir el pan: compañía con la gente con la que se construye la escena y compañía con la gente que está en las butacas. Anhelo ser capaz de mantener proyectos de largo aliento y una compañía que los pueda sostener. Eso es MoS. En cuanto a anhelos en relación a mi tercer tirada de preguntas: deseo conectar con mi abismo y con el tuyo cuando compartamos el fenómeno escénico. Anhelo construir poesía en escena que dialogue con lo profundamente humano, aquello que no puedes nombrar y que escapa a tu entendimiento, que está en tu risa, tu miedo, tus lágrimas, tu respiración, el palpitar diferente de tu corazón, con ese recuerdo que se te despierta y no sabes porque, con ese profundo deseo de marcarle a alguien saliendo del teatro -o la calle, o el escenario que sea-. Por otro lado, anhelo, con infinita inocencia, que nuestro teatro haga del mundo un lugar un poco mejor. Que algo cambie, que nombre a quien no se nombra. Anhelos tengo muchos, y también podría seguir toda la noche.
Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?
Esta pregunta me lleva a dos extremos, por un lado, a pensar que las maneras de habitar la teatralidad son tan variadas como las personas que la habitan, y por otro, a hablar de los procesos y que estos finalmente son los mismos. Quizás parto de estos extremos porque no tengo una certeza absoluta en cuanto a la claridad de la respuesta. Podría ser la relación que establezco entre la experiencia escénica y la experiencia erótica, ese momento donde el sentido del mundo está en el encuentro, en la transgresión. Quizás está en el vínculo con lo ritual a través de la figura de la divinidad animal. Quizás en la pregunta permanente, en un teatro construido desde la duda, o quizás está en la articulación específica de la poesía escénica. O quizás en ninguna de las anteriores. Puede que sea algo aún por descubrir.
¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?
Se me hace difícil pensarlo a nivel histórico, ¿Cuál es la importancia del teatro en este nivel en otras épocas? Hubo un tiempo en que era de los pocos divertimentos, otro en que era para mostrar estatus, otro para expresar lo inexpresable. En la actualidad todo esto lo podemos encontrar en otros lugares, pero hay algo propio de la escena que es difícil de vivir en otras experiencias: aquello inefable que ya había mencionado que el convivio, la poesía de la escena, otorgan. Quizás la importancia está en las mismas razones que tuve para hacer teatro: el encuentro, real, humano, fuera del juicio, con un otro ser. Quizás en un mundo hiperconectado a través de la pantalla, lejos de las fiestas y los conciertos, es necesario verificar lo profundamente humano de otro ser en la escena para distinguir lo mío.
Quizás todo lo anterior no tiene sentido o sólo me pertenece a mí y a algunas personas más, quizás la importancia del teatro sólo es en sí misma y no la puedo nombrar, aún.
¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?
Lo primero y fundamental es dignificar nuestro quehacer, hablo a nivel económico. Tanto de las instituciones como de la gente que creamos. Encontrar nuevas dinámicas, nuevas maneras de acceder a financiamientos, nuevas posibilidades de hacerlo.
En segundo lugar, aprender a comunicarnos con los públicos, creo que es necesario descubrir qué es eso que tiene vacíos -o llenos siempre de las mismas personas- a los teatros. Dinamizar nuestro entender la escena.
¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?
Preguntarse. Mucho. Vivir. Cuestionar todo lo que les digan que es y que no es. Preguntarse. Todo. Ética. Un mejor sistema económico para la gente de teatro. Preguntarse. Todo. Llorar. Amar. Dialogar. Construir. Dignidad en su trabajo. No sentirse profundamente violentadas, violentados por las figuras de poder. Reír. Harto. Soñar. Poetizar.
Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?
Lo enfrento aprendiendo, todo lo que pueda, desde la experiencia de otras personas hasta equivocándome muchísimo. He hecho algunas experiencias escénicas virtuales, pero definitivamente no es lo que deseo. La experiencia es otra. Escapa a aquello que para mí configura la esencia del teatro. También he hecho cine, más que antes. Pero no es lo mismo. La experiencia es otra. Me he preguntado mucho y estoy construyendo proyectos a futuro.
Sobre lo que deseo… Deseo que construyamos una mejor comunidad, que aprendamos a vincularnos con la gente que nunca ha ido a un teatro o que sólo fue en la secundaria hace muchos años. Deseo ser capaz de profundizar mucho en mi quehacer escénico, deseo conectar con mi abismo para abrirme al mundo. Conectar. Eso deseo, construir para conectar en la experiencia. Quisiera que lográramos dignificar nuestra labor. Quisiera que MoS creciera, mucho. Hacer encuentros con otras compañías, de nuevo, conectar. Creo que es: estar juntas, juntos. Sumo a la idea de «de nuevo» aquello que construye otra de las esencias del teatro: la repetición, cada función es única, cada encuentro lo es. «De nuevo» trae consigo la palabra sobre la novedad, sobre lo que no ha sido usado o hecho, y lo sueño con la idea de mejoría. Una vez más, desde una visión profundamente inocente de mi parte. Mis deseos son optimistas, no sé si la realidad que nos está desgarrando desde muchos frentes me lo exige para seguir.