¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?
No lo sé, tengo una historia que ahora me cuento y hace sentido, la verdad es que no lo sé. Pero lo cierto es que en principio tenía un sentido de hacer política, de difundir ideas. Era joven, por supuesto la política me decepcionó y solo me quedó el teatro.
¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?
El teatro como fenómeno social de convivencia y cómo podemos acercarnos más como personas a partir de éste.
Me preocupa reducir la brecha entre diferentes estratos socioculturales y al mismo tiempo ver un teatro interesante, potente en temas fundamentales, no coyunturales, sino como preguntas de nuestro tiempo y nuestro ser.
Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?
Empatía, crítica, pasión.
¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?
La internet poco a poco nos ha ido enseñando que podemos vivir físicamente separados y no salir de casa a menos que lo deseemos, la emergencia pandémica nos está llevando a hacerlo de manera forzosa y acelerando esa curva de aprendizaje. Dentro de ese aprendizaje, lo que se está evidenciando es cómo es importante la convivencia y encontrarnos con otros, aunque no tengamos que hacerlo, el teatro responde a esa necesidad básica del ser humano.
El teatro será una vía importante para la reconstrucción y la estabilización de nuestras sociedades que están al filo de un cambio paradigmático.