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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Arizbell Morel Díaz

22 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Investigadora, creadora escénica

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

El teatro en su sentido más tradicional no llegó a mi vida hasta la pubertad. Pero desde un poco antes de los dos años mi mamá me llevó a lecciones de ballet por un problema fisiológico y ortopédico. Al mismo tiempo, cuando era pequeña jugaba «al teatro» con mi hermano y mis primos de la manera menos disciplinada posible. Aunque nunca me llevaron a ningún taller en la infancia, una vez mi mamá (cansada de mis peticiones seguramente) me llevó al Centro Universitario de Teatro (aproximadamente a los 9-10 años) y le explicaron que ahí no daban clases para niñxs. Cuando entré a tercero de secundaria ya no pedí permiso y entré al taller de teatro a cargo de una maestra muy organizada en otras latitudes (su nombre era Belinda). Regresé a la Ciudad y llegué al Centro Universitario México con Salvador Petrola y Juan José Tagle Briseño, de ahí no he vuelto a despegarme del teatro.
Decidí dedicarme al teatro porque me gusta. De las materias era la que más me agradaba y (aunque no era la menos complicada) sí era la que más me emocionaba. Creo que ese es un principio del teatro y de la vida: no se puede dar lo que no se tiene. Entonces diría que ahora me dedico al teatro porque me da gusto, vida y espero poder compartirlo con otrxs.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Preguntas: ¿Existe una identidad compartida? ¿Qué es el teatro? ¿Puede el teatro, lo humano, ser realmente universal? ¿Qué diferencias existen en la expectación de acuerdo a la edad, esa taxonomía que nombra procesos de vida? ¿Cómo se crea una poética? ¿Cómo se reproducen modelos sociales en el teatro? ¿Qué es dirigir? ¿Cómo afecta el espacio a una representación/presentación/expectación? ¿Quién tiene derecho a ir al teatro? ¿Qué imágenes alimentan determinadas poéticas teatrales? ¿Cuál es el papel del humor en la subversión? ¿Puede el teatro no ser cuerpo? ¿Existe una hegemonía de los sentidos desde la creación teatral? Además de analizar los interminables diálogos entre música y escena.
Anhelos: Creo que en estos momentos anhelo que la vida cultural se reactive de manera segura y digna por sobre todo lo demás. También deseo volver a pisar un teatro tanto como espectadora como creadora recién egresada. Deseo también compartir algún convivio teatral con infancias, así como viajar a otras latitudes con mi trabajo para dialogar y conocer las creaciones de otrxs. Por último, creo que deseo encontrar mi voz escénica porque en estos momentos no estoy segura de conocerla.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Multifacético, disciplinado, joven.
No podría decir que mi forma de ser sea singular y distinta, creo que aún me faltan «horas de vuelo» para saberlo. Es muy pronto para determinar algo que es un pequeño brote. Aunque creo que algo que sí ha caracterizado mi forma de habitar el mundo en general es el diálogo (en muchos sentidos creo que mi práctica es más una lectura, una expectación atenta que una ruptura radical con otras poéticas.) También la caracteriza la inclusión de otras facetas de mi vida (la ciencia, la ecología, la danza y la literatura inevitablemente).
Algo que es más un anhelo que una característica: Que sea accesible a distintas edades y condiciones de vida (con todos los cuestionamientos constantes que esto implica) y sustentable ambientalmente.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Creo que el teatro (y las artes vivas en general) representan una esperanza de comunidad en estos momentos.
Mi anhelo es que el teatro sea una herramienta de cohesión social a pequeña escala en un futuro cercano (es decir, que nos permita compartir un espacio y un tiempo con desconocidos para expectar, vivenciar algo que liga y une por su belleza o solemnidad implícita.)
También es un vestigio de la vida pre-COVID, de cuerpos que podían afectarse mutuamente más allá de lo racional sólo por hacerse presentes en un mismo cronotopo.
Es una defensa de lo no esencial, porque en principio su propósito es compartir lo efímero. No podemos olvidar que esos encuentros son partes de la vida. Aunque ello no implique desdeñar las medidas de seguridad pertinentes.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Creo que para cambiar al modelo primero hay que cambiar nosotrxs como participantes de éste. Escuchar, aprender a escuchar a lxs otrxs y a dialogar por sobre discutir.
También creo que falta el reconocer los procesos históricos que nos han llevado a las prácticas culturales actuales. Si pudiera cambiar algo sería el implementar una memoria crítica de las prácticas teatrales mexicanas en comunidad. Sanar heridas de memoria permite una especie de restitución social. Por muy optimista que suene esta afirmación, creo necesaria decirla.
Después creo que implementar modelos de producción diversos sería ideal. También creo que necesitamos buscar modelos más sustentables ambientalmente, el teatro como cualquier actividad humana genera desechos y hay que responsabilizarse de ello.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Deseo que se acerquen al teatro por ser una defensa de los cuerpos vivientes. También deseo diálogo compartido e informado. Deseo que sea un espacio lúdico y reflexivo. Por último, deseo que tengan la oportunidad de compartir un mismo espacio-tiempo con otrxs en algún momento post-COVID.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Creo que la he enfrentado con mucha esperanza gracias a las comunidades (teatrales y sociales) a las que pertenezco. Aunque es cansado, el dialogar con otrxs me ha permitido seguir en la emergencia. Sin embargo, he de reconocer que los límites trabajo-vida personal son una constante preocupación.
Paradójicamente, estos tiempos me han permitido encontrarme con mi escritura. Así que podría decir que la he enfrentado dialogando (sobre todo con las infancias).
Deseo que no seamos lxs mismxs que antes. También deseo que la memoria performe hacia una acción colectiva y respetuosa, a un acompañar el duelo que sea un constante compartir y no una carnicería por ser el o la menos peor.

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