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Categoría: Instantánea

Jitzel Galicia

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Jitzel Galicia

31 años / México, Zacatecas, Zacatecas

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Zacatecas, Zacatecas

Oficio: Actriz

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Inicié en un taller de teatro a los quince años, decidí dedicarme a ello porque me encanta actuar y porque creo que es un medio que puede ayudar a mejorar a la sociedad.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

El aquí y ahora siempre será la incógnita, es decir ¿qué pasa en el aquí y ahora de la sociedad a la que pertenezco? ¿Qué puedo hacer por el teatro ante las recientes adversidades de la humanidad?

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Expresa, educa, genera.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro siempre será el reflejo de una sociedad, sin él hay muy pocas situaciones que confronten cara a cara las problemáticas; el teatro es un lugar de encuentro entre lo que se aspira y lo que se es.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Las nuevas exigencias sociales obligan al teatro a evolucionar, pero no podemos dejar de lado la esencia teatral que es el vínculo de humano a humano, lo presencial. Ante las adversidades, habrá que tomar nuevas medidas tecnológicas sin caer propiamente en lo cinematográfico.
La industria teatral requiere de una nueva perspectiva ante los medios de comunicación, sociedad y ante la misma comunidad que lo integra; deberá dejar de ser elitista para abrir nuevas brechas de consumidores.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que se preparen lo suficiente, porque será su única herramienta para confrontar al público.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

La contingencia de la COVID-29 me ha obligado a parar en mis actividades sobre el escenario, teniendo un futuro incierto en el medio; si bien he podido enriquecerme de obras teatrales vía internet, jamás sustituirá la experiencia de presenciar la escena (no me atrae tanto, existen distracciones y no se siente esa conexión con el actor).
Deseo que se valore el trabajo que se hace sobre las tablas, ya ha quedado totalmente demostrado que el humano necesita de una interacción social y el teatro cumple con esa función. El teatro, más allá de un espectáculo, es funcional e indispensable para la educación, el entretenimiento y como medio de convivencia social.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Beatriz Luna

47 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Podría decir que llegué al teatro siguiendo los pasos de mi hermana, y fue hasta la etapa de la universidad. Antes, las únicas experiencias que había tenido fueron como espectadora. Yo quería estudiar cine y mientras lograba pasar los exámenes para el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos pedí mi inscripción al Colegio de Teatro. El primer año me sentí como un bicho raro y dejé la escuela, sin embargo, al siguiente año regresé, añorando el ambiente escolar. Ese año fue de los más importantes en mi vida porque descubrí cosas de mí que no sabía que podía hacer. Con los primeros ejercicios teatrales se me abrió un mundo maravilloso al que, durante mucho tiempo, pensé que no podría tener acceso.
Decidí dedicarme al teatro porque es el lugar donde me he podido desenvolver con libertad, en todos los campos de mi existencia.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Qué sentido tiene, para mi comunidad, esto que hago? ¿Cómo contribuye mi mirada, desde la escena, para ofrecer la posibilidad de un mundo mejor? ¿Cómo puedo compartir la dicha que siento con las y los demás? ¿Qué preguntas podemos hacernos como sociedad y cómo abro el espacio escénico para que esto sea posible?
Ansío vivir en un mundo justo, donde la igualdad sea lo cotidiano, donde haya espacio para todas y todos. Y mi práctica escénica ha estado encaminada hacia esa búsqueda desde hace un tiempo. Al principio sólo era el placer del juego y la libertad, ahora, he encontrado un propósito. Si el teatro fue una puerta maravillosa para mí, puedo ayudar a abrirla para otras personas.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Acompañamiento, libertad, colectividad.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Ayudarnos a entender que somos seres fuertes cuando logramos el acompañamiento en la colectividad, sólo así podremos superar todos los obstáculos que la vida nos ofrece. Hay un hermoso ejercicio, dentro del Teatro del Oprimido, que se llama “el actor sujeto”. En él las personas ofrecen todos sus recursos para ayudar a alguien más a cumplir sus objetivos, no se trata de hacer las cosas por la otra persona, sino sólo de ofrecerle los puntos de apoyo necesarios para que vuele, baile, alcance lo que le parecía imposible. Creo que eso es lo que debe de ofrecer el teatro: la visualización, como posibilidad, de un mundo mejor y caminar hacia allá.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

La verticalidad, la precariedad en la que vivimos las y los artistas, la falta de igualdad, de equidad y de respeto, la competencia desmedida, el odio (ese debería ser erradicado de todos los corazones). Pero, creo que lo primero que se debería ofrecer son condiciones dignas para el ejercicio y la profesionalización de quienes nos dedicamos a esto. Tener que hacer múltiples trabajos al mes para poder subsistir, quita demasiada energía para alcanzar la excelencia. No tenemos seguridad social, por ejemplo. Y cuando nos ocurre algún accidente dentro de escena o caemos enfermas y enfermos, las compañías con las que trabajamos tampoco pueden solventar los gastos porque no tienen las condiciones. No se cuida la salud de nuestro gremio y la salud física y mental es una de las bases para tener libertad creativa.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que tengan mejores condiciones para el ejercicio de su arte. Que en un futuro ya no tengan que gastar energía en pelear por la igualdad, la equidad y el respeto, sino que la puedan ocupar en sus creaciones y así contribuir a que las personas sean mejores. Que el estado entienda la importancia de la inclusión del arte en la vida de las personas.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Trato de tomar lo bueno que nos ha dejado esta pandemia. Creo que vivimos tiempos maravillosos y que se nos ha permitido ver lo grandiosos y miserables que podemos ser los seres humanos. También he descubierto que la tecnología no es maléfica, como durante un buen tiempo lo creí, sino que tiene infinitas bondades.
En este tiempo he hecho muchísimas cosas y visto obras que de otra manera no hubiera podido disfrutar. También he conocido grandes artistas de otras latitudes. No quiero cerrar la puerta creativa que se ha abierto con la tecnología y la comunicación virtual.

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Carolina Politi

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Carolina Politi

51 años / Argentina, Buenos Aires

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Mi padre era actor y los recuerdos de mi primera infancia giran en torno a lo expresivo, la música, el teatro. Su presencia me resultaba avasallante, magnífica. Era una especie de gigante que donde se paraba ofrecía intensidad y alegría. Instantes magnéticos que sin saberlo diseñaron preguntas y ganas. Él murió cuando yo tenía diez años y creo que en el intento por traerlo de regreso, empecé a sentir que el escenario era también mi lugar, me sentí autorizada por ser su hija. Así fue como empecé a hacer teatro y a descubrir mi propia relación con él, más allá de mi papá.
Diré que como inicio profesional considero el momento en que hacer teatro me trajo preguntas concretas sobre cómo dar forma a lo que imaginaba. Fue en el año 89, cuando estrenamos una obra en el foro del Centro Universitario de Teatro,
La noche del naufragio, dirigida por Hugo Hiriart. No recuerdo el todo sino las partes, los breves cruces de situación que me hacían sentir viva, la necesidad de acción frente a la mirada del otro. La responsabilidad de estar ahí. No sabía cómo hacía lo que hacía pero amaba, como hasta ahora, ir al encuentro del otro y jugar a saber lo que no sabía.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

La posibilidad de activar el presente en escena es siempre un acertijo a resolver. Es mi resistencia y mi fascinación. Cuando el presente se activa en ese encuadre que habitamos, los hechos trascienden la anécdota y asistimos a una experiencia irremediablemente humana.
El presente es algo inasible, que viaja a velocidad, no se dibuja previamente y desaparece justo después de suceder. Con los años los actores contamos con una experiencia que casi siempre resulta estorbosa, lo digo por esa adquisición inevitable de supuestas certezas que limitan el juego vital en el escenario. Por eso se ha ido volviendo importante para mí, descreer de la resolución que tengo a la mano y abrirme a lo que no conozco de aquello que pretendo activar. ¿Cómo se hace eso? Esa es la pregunta que cada vez alimenta mi práctica.
Mi anhelo en las artes escénicas es seguir probándome en ese acertijo, cada vez con mayor libertad.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Lo que ha ido haciéndose una constante (cada vez más consciente) en mi trabajo, es eso que el cuerpo cuenta del personaje y que no está escrito en el texto. Mi cuerpo resuena y es mucho más fiel al tránsito que el intelecto. Mi cuerpo asimila el conflicto más integralmente y no puede evitar modificarse llegado el momento. Mi cuerpo es la manera con la que reconozco el encuadre que tengo que habitar en escena y es mi posibilidad más plena para contar lo que cuenta mi parte. Exploro entonces lo que lo activa, asumiendo al texto como pista e intento, nunca resolución, porque las personas siempre vamos de camino, aunque creamos haber llegado.
No sé si esto hace mi practica singular y distinta, finalmente -cada uno siendo quien es- resulta singular y distinto; solo hay que insistir en el despliegue cada vez más pleno de lo que cada uno trae.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

La importancia del teatro es siempre la misma: discutir lo que nos desconcierta, lo que no encuentra respuesta. Es una herramienta de conocimiento del ser humano. Una herramienta que pide no solo presencia y contacto sino distancia de mirada del creador para no quedar tomado por la experiencia y poder ir más allá de lo evidente. El teatro es una mirada para mirar, que antes que nada necesita haber mirado.
Lo que pasa es que en este momento no sabemos dónde estamos parados ni sabemos qué es lo que realmente nos está pasando. ¿De qué y cómo podemos decir algo? Muchos somos los que hemos intentado generar proyectos de teatro en pandemia. Pero en mi experiencia, no termina de suceder. Querer hacer teatro como lo hemos hecho en este momento es negar lo que sucede. Y el teatro se rebela cuando algo de la realidad no es incluido en la experiencia. Aclaro que no estoy diciendo que haya que hacer una obra sobre la pandemia. Hablo de que tenemos que integrar la transformación que estamos viviendo para descubrir el teatro que necesitamos hacer. Eso toma tiempo.
Tal vez la importancia del teatro en este momento pudiera ser contribuir a ese cierre de ciclo que la humanidad vive. Volviendo a contar lo contado con los ojos del que ya no encuentra sentido.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

No sé cuál es el modelo teatral al que se refiere la pregunta. Solo diría que me gusta más el teatro como arte que como producto.
Espero del teatro una activación profunda de mis lugares más aquietados, muchas preguntas, muchos inicios. El producto se agota pronto, el arte es una fuente interminable que nos interconecta. El arte desactiva la separación, la trampa, el cuento de la víctima y el victimario. El producto es solemne, se mira a sí mismo. El arte es incorrecto y se ríe.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que descrean, que duden, que puedan volver a empezar, siempre.
Que se atrevan al abismo. Que no quieran llegar aun llegando. Que permanezcan abiertos y sensibles.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Enfrento esta situación con paciencia y curiosidad. Me acompaño y reorganizo “la casa”. La Covid-19 puso en primer plano la muerte y nos obliga a mirar. Considero este momento como una oportunidad. Habrá un tiempo donde creamos que volvemos a estar juntos pero como ya no seremos los mismos, tal vez ahora si podamos ser fieles al encuentro.
Espero que ya no podamos evitar lo que se nos juega en una mirada. Espero que estemos disponibles a la vida como nunca antes, sin anteponer el reclamo ignorado de siglos, porque adentro nos estamos ya encargando. Comunicación insospechada, conciencia expandida, aliados a nuestro cuerpo desenmascarado.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Óscar Armando García

62 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Profesor, investigador

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Desde adolescente comencé mis primeras incursiones en la escena y en su estudio. Primero como actor y luego como director de escena. Me inquietaba mucho cómo el acto teatral era, en realidad, un gran acto de magia, en donde podemos sorprender al público, tanto desde el trabajo actoral como en el diseño de lo que sucede en la escena. El entrenamiento en los cursos con Enrique Ruelas, Héctor Azar, José Luis Ibáñez y Héctor Mendoza me permitieron conocer el amplio espectro y valor del texto con respecto a la acción, pero primordialmente la claridad que el intérprete (o el director) debe ofrecer ininterrumpidamente al espectador, el elemento más importante del hecho teatral. Aprendí que la continuidad en la escena es uno de los valores más importantes de la técnica teatral. Hubo también en el camino mi experiencia en Commedia dell’Arte con Juan Felipe Preciado, donde valoré sin duda el arte del actor y confirmé que es el actor el máximo responsable de la escena, el dramaturgo de su propio oficio. Tiempo después incursioné en la docencia y, finalmente, en la investigación teatral.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Como principal preocupación podría establecer el conocimiento que las nuevas generaciones de estudiantes deben tener del teatro, desde los más remotos testimonios hasta lo que ahora sucede en el teatro contemporáneo, las diversas orientaciones técnicas para su elaboración, sin dejar de lado el vasto panorama de expresiones escénicas con las cuales convivimos en la cultura cotidiana y que, probablemente, no hemos valorado en su justa dimensión (teatro de calle, teatro religioso, danzas dialogadas, teatro comunitario, expresiones performáticas de colectivos políticos y sociales, etcétera).

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Poder habitar un espacio convocado para ofrecer una verdad desde la ficción, difícilmente localizable en el entorno cotidiano.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro siempre se ha desarrollado como un proceso de resistencia, de allí su permanencia. Su singularidad efímera ha sido su mayor fortaleza y, tal vez, su mayor condena. El estado, el poder, difícilmente podrá asirlo en un edicto censurable o en un texto fijo.

El teatro no se ha detenido para rendir ninguna pleitesía a nadie; sigue siendo un reflejo confiable para una comunidad que necesita dialogar con sus propios conflictos representados en escena, como espejo crítico. En la escena se vislumbra la corrupción de manera más diáfana que en cualquier púlpito político, pero también podemos asomarnos a las pasiones humanas, a las contradicciones personales, a las ambiciones del poderoso, a la fuerza de una comunidad, desde los primeros vestigios clásicos hasta las voces contemporáneas.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Si por «nuestro» quiere decir la escena en México, definitivamente democratizar la participación de todas las posibles voces que están en este momento generando teatro y romper estructuras verticales de organización, desde el Estado hasta las comunidades independientes. También fortalecer los estudios teatrales en el nivel superior de manera más horizontal, es decir, romper también con el falso dilema de la «práctica» separada de la «teoría», en momentos en que epistemológicamente esa barrera está ya más que superada.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Atender la voz de la comunidad que los rodea, ser sensible a las necesidades de un público que necesita informarse, ser críticos, divertirse y tener como aliciente un momento de dos horas de su vida cotidiana donde pueden encontrarse universos que no le ofrecen otros medios.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Veo con interés la manera en cómo la comunidad teatral ha desarrollado con imaginación la posibilidad de no perder el contacto con las audiencias, pero al retorno es preciso tener especial cuidado con los nuevos tipos de convocatoria que vamos a articular con nuestros espectadores, quienes han tenido que vivir experiencias de gran violencia, pérdida y aislamiento. Ni ellos ni nosotros seremos los mismos. No es la primera vez que la humanidad vive una circunstancia parecida; la diferencia ha sido la conciencia inmediata y universal del hecho.
¿Ahora qué ofreceremos como material dramático, como narraciones de sucesos, como preguntas, como diversión, como reflexiones desde la escena?

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Mishell Ordóñez

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Mishell Ordóñez

41 años / México, Monterrey, Nuevo León

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz, productora

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Inicié en un taller de Teatro Musical en la preparatoria. Después decidí estudiar otra carrera y cuando estaba en la maestría nuevamente el teatro se cruzó en mi camino y ahí supe que lo que quería hacer el resto de mi vida no tenía nada que ver con las empresas y sus medios de producción; quería ser actriz, acumular experiencias día a día, expresar lo que pensaba y sentía, era una intuición que se cristalizó cuando años más tarde entré a la Escuela Nacional de Arte Teatral, ahí inició oficialmente mi camino en el Teatro.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Ahora, de las principales preguntas que me hago son ¿Cómo compartir mis propuestas artísticas con el público? ¿Cómo hacer que esas propuestas generen experiencias empáticas para las y los espectadores? ¿Cómo crear un interés y acercamiento por el arte escénico a nuevas audiencias? ¿Qué herramientas y conocimientos nuevos necesito para actualizarme como actriz y productora? ¿Qué puedo aportar a la sociedad desde mi trinchera como creadora? ¿Qué modelo de producción funciona más para nuestra cultura, para nuestro ser mexicano?
El principal anhelo es que no se pierda la necesidad de crear, a pesar de los pros y contras que día a día se pueden presentar (como ahora la pandemia). La necesidad de compartir las propuestas e ideas, tanto con el espectador como con todas y todos los colegas que hacen posible el hecho escénico. La necesidad de que los espectadores asistan y sean partícipes del hecho escénico.
Anhelo que como artistas podamos generar estrategias y modelos nuevos de producción para la realización de nuestros espectáculos, que nos permitan ser poco a poco sustentables y dejar de depender del Estado; y que el Estado provea políticas y herramientas factibles, amigables, viables, eficientes, para buscar y hacer posibles otros medios financieros que no sólo vengan de ellos.
Anhelo que podamos generar equipo como comunidad artística, que nos apoyemos, compartamos conocimientos y experiencias en favor de seguir fortaleciendo nuestro quehacer y sobre todo que juntos generemos nuevas audiencias.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Mi quehacer teatral en tres palabras: Creación, movimiento, reestructura.
No sé si sea diferente, pero es algo que me inquieta y que he estado en esa búsqueda, a veces me pierdo y me voy con la inercia; sin embargo, me motiva la necesidad de encontrar una metodología que acerque la creación y la producción de tal manera que para nosotros los artistas no sea complejo entender y aplicar metodologías que nos ayuden a realizar nuestros proyectos de una forma más organizada, con estructura financiera y administrativa; sobre todo nuestros proyectos independientes.
La idea de generar empresas culturales y de esta forma fortalecer las propuestas, lograr objetivos claros y medibles; generar proyectos que se visualicen en un mediano y largo plazo, y no solo a corto plazo, es decir, que desde el inicio un proyecto pueda plantearse tener más temporadas, giras nacionales e internacionales, ser parte de un repertorio, etc.
Que los artistas también podemos ser empresarios, es decir, ser sustentables, generadores de empleos y de propuestas artísticas claras, competitivas y de gran calidad.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro es reflejo, comunicación, empatía de unos con otros, de nosotros con la sociedad y de uno con uno mismo. Una ventana que da la posibilidad de mirar más allá de nosotros mismos y de lo que pensamos que somos. Por ello creo que en este momento en que pareciera que estamos suspendidos, parados, aislados, pausados, dentro de cada uno siguen sucediendo emociones, pensamientos, conflictos. Con todo eso, el teatro sigue siendo una forma de expresar y compartir. Porque a pesar de estar atrás de una pantalla de computadora, celular o dispositivo, se da el encuentro; las personas, el público sigue buscando historias que ver y escuchar, en donde se vea reflejado o no, en donde se olvide quizá por un instante la situación en la que estamos. Pienso que para el teatro es momento de repensarse, reestructurarse, y tomar las oportunidades que se presentan. Por otro lado ahora el teatro ha podido llegar a muchas más personas que nunca habían tenido la posibilidad de ir al teatro y que ahora les es posible; quizás, sea también el momento de hacer nuevas audiencias.
El teatro no morirá, por ahora aprenderemos a usar y familiarizarnos con nuevas herramientas que nos hermanan con el Cine y la Televisión. Sin embargo, va a llegar un día en que las salas estén abiertas y podamos realizar el teatro como es, cara a cara, convocando al encuentro.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

El cambio siempre será una constante en nuestras vidas, para nuestro modelo teatral la aceptación de nuevas herramientas que más allá de pensar que nos aleja del espectador, nos une. Repensar, eso sí, los tiempos de duración de las propuestas, asesorarnos con nuestros compañeros de cine y televisión, indagar más en las diferentes plataformas en donde sea amigable este nuevo hecho escénico.
Generar experiencias empáticas y fáciles con los espectadores, desde que compran los boletos, hasta que entran en la sala digital. Arriesgarnos a probar nuevas formas, técnicas y propuestas. No tener prejuicios ante la resolución de seguir haciendo teatro. Y por supuesto, seguir buscando estrategias para la seguridad de las y los artistas, tanto en la salud como en lo económico.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que se cuestionen más, que nada den por hecho. Arriesgarse siempre a emprender, hacer las cosas diferentes. Buscar la retroalimentación del público. Generar verdaderos equipos de colaboración y redes, donde el intercambio de conocimientos sea la base.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

¿Cómo he enfrentado esta situación? La principal motivación es que pronto volvamos a la normalidad que teníamos antes de marzo del 2020. He tenido que adecuar y usar la tecnología al 110% o más. En esta nueva «normalidad» he dado clases, he tenido ensayos, funciones, juntas, realizado pre-producción a distancia, participado en festivales internacionales que han migrado al formato digital… en realidad he seguido trabajando y creando, sin embargo las peleas conmigo misma, con la tecnología y el cansancio no han sido fáciles. Tampoco he estado sola, he caminado con compañeros y compañeras que al igual que yo preferimos seguir, indagar, buscar y aprender, antes que quedarnos a la espera. Como todo, uno sigue adelante, porque siempre regresamos a la pregunta inicial, ¿por qué decidí dedicarme al teatro? y ahí vienen todas las respuestas.
¿Qué deseo cuando volvamos? Hermandad entre todas y todos los creadores. Que no se nos olvide todo lo que hemos vivido, que nos fortalezca y fortalezca nuestro quehacer escénico. Nuevas complicidades con el público. No perder la oportunidad de diálogo a través de las plataformas digitales.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Mahoalli Nassourou

39 años / Francia, Malabry, Chatenay

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz, performer, investigadora

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Mi primer acercamiento fue con la danza contemporánea. Sin embargo, siempre estuve interesada en la fotografía y encontrar medios con los cuales contar historias. Creo que también influyó el teatro que hacían en mi familia cada año, el cual implicaba montar una obra de algún ¨gran autor¨, quiero decir Shakespeare o Alexandre Dumas, por ejemplo. Pero debo confesar que yo me imaginé que iba a ser productora porque a veces le tengo un poco de aberración a la escena y el ambiente que se genera en los círculos de teatro.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Si no me cuestiono mi hacer, sentir y lo que pasa a mi alrededor no sabría cómo posicionarme. Yo me alimento mucho de las situaciones sociales, de la investigación sociológica y antropológica. Las artes visuales son un fuerte referente para mí. Las preguntas van desde: ¿Cómo expresar situaciones de opresión? ¿Qué otras prácticas artísticas pueden estar involucradas en el hecho teatral? ¿Con qué medios me interesa experimentar? Me interesa mucho abordar lo sonoro.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

La performance, imagen. literatura.
El cuerpo, el movimiento, las imágenes que llevan a construir una narrativa. La palabra vía para la imaginación.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Un espacio donde podremos acoger al otro y confortarlo, pero también confrontarlo. El teatro es también un lugar de denuncia.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Creo que hay que adaptarse, sin embargo, siempre abogaré por el encuentro cuerpo a cuerpo.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Investigar, sentir, no buscar likes, escucharse sin jugarse a sí mismos, sin intentar agradar a los demás o al circuito teatral, a las vacas sagradas. No dar por hecho nada, pero si escuchar y aprender del camino de los otros. No solo recurrir al mundo teatral para hacer teatro.
Empapémonos de lo que el mundo nos ofrece desde las múltiples disciplinas humanísticas e historias personales.
Escuchemos al que tenemos a juntito nuestro.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Reinos, obras de teatro entrañables que nos conmuevan y nos lleven a la reflexión y al diálogo.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Víctor Rivera

30 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actor, productor

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Recuerdo que cuando estaba en el Colegio de Ciencias y Humanidades, tuve una mala experiencia cuando fui a presenciar una puesta en escena de un texto de Jodorowsky, por lo que decidí nunca más ir al teatro. Afortunadamente la vida dio muchas vueltas y yo le di una nueva oportunidad a lo escénico. Hoy agradezco que eso hubiera sucedido porque pude ver montajes que cambiaron mi percepción de lo que era el teatro y me dieron ganas de vivirlo de una forma más cercana. Elijo carrera y me aceptan en la Licenciatura en Literatura Dramática y Teatro. En mis primeros meses de carrera vi El playboy del oeste del Carro de Comedias de la UNAM y al terminar la función recuerdo que sonreí y me dije a mí mismo: estás en el lugar correcto, ahora vívelo y disfrútalo.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Las preguntas que siguen resonando en mi ser son muchas y van desde las clásicas ¿de dónde vienes? y ¿a dónde vas?, pero también ¿Qué deseo comunicar con mi quehacer teatral? ¿Qué quiero provocar en el espectador? ¿Qué quiero que el público se cuestione? ¿Qué temas quiero manifestar en escena?

Y anhelos, muchos: deseo fervientemente estudiar y/o hacer teatro en Alemania, explorar nuevas formas con diversas compañías, seguir aprendiendo de los demás, crear desde todas las caras del teatro y sobretodo deseo seguir en este barco por el resto de mi vida.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Disciplina, pasión, imaginación.
Para mí, el camino del teatro debe atravesar estas tres variantes, porque con ellas puedo llegar a crear galaxias enteras en este pequeño lugar que habito.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro constantemente está cambiando, está explorando nuevas formas, nuevas plataformas, nuevas vertientes. Actualmente estamos viviendo un tiempo extraordinario en el que nos hemos visto privados del convivio escénico, de lo presencial, del frente a frente; pero hemos desarrollado herramientas que, junto con la tecnología, nos han ayudado a hacer y ver el teatro desde otro punto de vista.
Aprender y aceptar también que el hecho escénico debe transformarse, porque eso también lo hace vivo.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

No sé si hay un modelo teatral como tal, pero lo que me gustaría es que las instituciones culturales dieran oportunidad a quienes hacemos teatro, que hubiera más espacios de exploración y creación, que todos los discursos tuvieran oportunidad de tener voz.
¡Que recuerden que afuera hay miles de personas que constantemente estamos buscando una oportunidad y que trabajamos desde diversas trincheras para lograrlo!

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

No solo a la siguiente generación, sino a todos los que hacemos y han hecho teatro desde hace muchos años: verdaderas condiciones de trabajo, un sueldo digno y mucha pasión para seguir haciendo teatro hasta el último día de nuestra vida.
Y les pediría que sigamos haciendo ruido, que sigamos gritando, que sigamos manifestándonos, que sigamos creando, que sigamos luchando para poder lograrlo.
¡Nunca dejemos de alzar la voz, así se nos vaya la vida en ello!

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Sigo entrenándome, sigo aprendiendo, sigo educándome, sigo experimentando, sigo creando, sigo haciendo, sigo imaginando, sigo sintiendo, sigo pensando, sigo leyendo, sigo recordando, para que cuando volvamos a estar juntos, pueda compartir todo eso con cada una de las personas con las que trabaje y las que presencien esto que llamamos TEATRO.
Y que nos abracemos, nos miremos a los ojos y nos digamos todo eso que no pudimos decir durante mucho tiempo.

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Miguel Ángel López Delgado

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Miguel Ángel López Delgado

45 años / México, Puebla, Tehuitzingo

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Creador escénico

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Jajajajajajajajajajaja, pues recién saliendo de una crisis existencial a los 17 años mi búsqueda inconsciente me llevó a coincidir con una escuela de actuación y encontré en la formación actoral muchas de las respuestas que me estaba haciendo en ese presente.
De alguna manera me salvo la vida y me invito a reconciliarme conmigo mismo.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Uuuuuuuuuuffffffff, es un cúmulo de muchas sensaciones, emociones y pensamientos que obedecen a mi naturaleza íntima y personal. Me lo pregunto justo en este momento y vaya que alimentan mi practica: ¿Para qué lo sigo haciendo? ¿Qué caso tiene continuar haciendo esto? ¿En verdad me es trascendental? ¿Soy feliz haciendo esto? ¿En verdad quiero envejecer haciendo esto? ¿Tengo algo más que hacer en esto?
Jiiiiijooooeeeeelaaaa…jajajajajajajajaja. Son dos muy claros, uno desde que estaba en la escuela:
Macbeth. Y el otro es concluir un proyecto teatral que tenemos mi hermano Carlos Felipe y yo.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Jajajajajajajajajajajajajaja, están chingonas estas preguntas.
Vida, muerte, amor.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

No tengo idea. A mí me inspira a seguir existiendo y para mí eso ya es fundamental.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Híjole, lo que me imagino me lleva a una utopía, por lo cual, y en el momento que estamos atravesando desde hace mucho tiempo, es imposible que se alcance.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Inspiración.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Hoy es viernes 4 de diciembre y son las 22:16 horas. Hace unos días estrené Los empeños de un engaño, incluso tengo la fortuna de justo estar regresando de ofrecer una función con público.
Para mí, volver a estar en un escenario junto con mis compañeros y compartirlo con el público en vivo es una celebración.
Celebremos el tiempo que dure, porque todo parece indicar que nos volveremos a guardar.

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Omar García Sandoval

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Omar García Sandoval

38 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Profesor, investigador, actor, bailarín, psicoterapeuta

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Es fácil para mí responder esto, pero la respuesta no alcanza a ser precisa: cuando era niño, jugaba a que hacía «locuras» para que mis primos y hermanos me vieran, y no para que admiraran mi posible destreza o se asombraran con mi posible fuerza, sino para que les gustara, nada más, para que sintieran «algo», los primeros recuerdos sobre esto se remontan a mis escasos cinco años, luego supe (como a los once años, en la secundaria), que eso «se llamaba teatro».
Ya la iniciación pudo darse formalmente hasta mis quince años en la Preparatoria 3 en el grupo estudiantil de teatro; siento que, como que no inicié en la disciplina teatral, sino que soy Actor desde que tengo consciencia, porque no he sabido (gracias miles a Dios) cómo se siente no serlo. Y eso me lleva a responder que decidí dedicarme a la ejecución actoral teatral porque no tenía otro remedio más que ser yo mismo.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Muchas inquietudes: ¿Cómo conseguiremos los y las ejecutantes actorales establecer novedosos criterios de codificación artística, sin el uso de otros lenguajes y con el uso de otros lenguajes? ¿Queremos y querremos conseguirlo? Y si es con otros lenguajes, ¿cómo sería con las Tecnologías de la Información y Comunicación?
El gran anhelo que contemplo es el de la LIBERACIÓN de todes las y los ejecutantes escénicos -particularmente de quienes somos Actores y Actrices-, cuyo movimiento ha dado inicio en Latinoamérica para el mundo: la Modernidad nos ha colocado en la inapropiada nomenclatura de intérpretes, ¡no somos intérpretes! SOMOS CREADORES, somos ejecutantes, somos constructores de discursos claros y definidos cuyos códigos son inherentes y suficientes al arte u oficio que practicamos.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Presencia presente teatral.
Desde hace quince años vengo realizando una investigación (artística, escénica y teórica) sobre la cualidad de Presente del Teatro, para ello realice estudios de maestría en Investigación Gestalt, impulso que sentí (estudiar Gestalt) desde que fui discípulo del Maestro Rodolfo Valencia en el Colegio de Teatro de la Facultad de Filosofía de la UNAM; si bien tenía el antecedente de mi preparación en licenciatura con mi maestro, al estudiar directa y profundamente Gestalt, se me abrió un panorama vasto sobre la fenomenología, la estética y el arte, esta condición de Presente ha cobrado dimensiones no esperadas y me ha llevado a formular distintos, diversos y diferentes planteamientos sobre lo que mi maestro llamó Especificidad del Lenguaje del Actor, inevitable y dolorosamente he tenido que avanzar sobre las vigentes y actuales investigaciones en Gestalt y además adentrarme en Neurociencias y en Ciencias de la Complejidad, y dejar las enseñanzas de Valencia en su propio contexto, para poder comprender lo que actualmente atravesamos los creadores actorales, todo esto se verá materializado (confío) con mi investigación doctoral, misma que está a un año de concluir en el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (en el DAVEI, Doctorado de Artes Visuales, Escénicas e Interdisciplina) que, en suma, trata del Lenguaje Actoral, fenoménica,
epistemia, arte y estética, cuyo vértice es lo que he llamado Presencia Presente del/a Actor/Actriz.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

La respuesta es inevitablemente política, porque es mi postura frente al mundo y con lo que al mundo me entrego. No sé nada más que Teatro, luego, desde la singularidad de mi oficio, la importancia es crucial, porque activamos la consciencia sobre el entramado de las circunstancias y las vicisitudes humanas, pero debemos entender esta consciencia no como una reflexión cognitiva, sino como una consciencia de la carne, esa que se asemeja al hambre, pero que no es hambre ni deseo nada más, sino un querer satisfacer la incógnita (lo que de cognitivo no alcanza a reconocer la cognición propia), esa es la consciencia a la que apunto; porque no se trata de atravesar una crisis pandémica global nada más, sino de cómo esa crisis activa políticas económicas y administrativas excluyentes y fascistas; el lenguaje teatral es crucial, necesario, para mí importante y crucial, para otros quizá no lo es.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Las hegemonías heredadas del siglo XX. A medida que actores y actrices tomemos consciencia y avancemos hacia la liberación de nuestro lenguaje, en tanto que sujetos políticos, epistémicos y – ¡claro! – artísticos, derribaremos las hegemonías teatrales del siglo pasado (epítome de la Modernidad), y, por fin, seremos los estructuradores de nuestro ser-en-sí, porque recuperaremos nuestro ser-para-sí, continuando con la apertura para dialogar y discurrir hacia la comunidad (ser-para-otro).

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

¡La liberación creativa!
Ojo… no la Libertad, esa pugna se consiguió y nos colocó en la categoría de intérprete (quien traslada un lenguaje a otro, donde inevitablemente la pureza y la originalidad siempre permanecerá en la
lingua franca o canónica).

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Sigo investigando para la escrituración de mi tesis, y, como soy Actor, pues me pican los dedos por presentar mi oficio, he tenido la fortuna de que pude presentar funciones de mi trabajo en el Teatro de la Ciudad del Sistema de Teatros de la Ciudad de México; imparto actuación en la UNAM, en el Colegio de Teatro de Filosofía, entonces, sigo aplicando las nociones halladas al compartir conocimientos en clases a distancia con los alumnos y alumnas; sé muy bien y de primera mano que el oficio actoral puede aplicarse y dialogar con otros lenguajes, el cinemático, el televisivo, el video gráfico, etc.
También aplico en estos otros terrenos planteando cómo funciona con las Tecnologías de la Información; y, finalmente, respiro y tomo consciencia de la situación, acompañado de mis colegas actores y actrices cercanos y con quienes vamos preparando ya nuestro reencuentro.
Deseo que sea tal cual ha de ser, encontrándome con el/la otre para sentir-nos cerca.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Horacio Almada Anderson

55 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Director de escena, profesor de teatro

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Un día llegué a casa de José Luis Ibáñez -yo no sabía quién era- con Arturo Aldama, un amigo compañero de la preparatoria. Desde ese momento, un 18 de marzo de 1983 decidí, sin reservas y sin saber por qué, que me dedicaría al teatro.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Qué hago ahora? ¿Qué necesita/quiere el espectador? ¿Qué quiero y cómo lo quiero? Si yo fuera el primer espectador, ¿qué quisiera escuchar/ver en este espectáculo?
Mi vocación por la docencia es tan poderosa como la de la actuación o la dirección. Quiero pasar lo que en mi vida me ha enseñado el teatro. Comunicar la pasión que implica, la disciplina que se requiere.
Anhelo un mundo con más teatro, que sea escuchado y visto por más espectadores, para que nos enseñe, nos muestre, nos revele… y seguir haciéndolo

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Pasión, disciplina, rigor.
Creo que la perspectiva de todo en la vida es particular y subjetiva. Uno puede dar lo que tiene, al final nadie lo tendría como yo (lo que tenga y comparta). Eso lo vuelve siempre particular, siempre único, si se juega con honestidad y humildad.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Más que en ningún otro momento que me ha tocado vivir, es más urgente la comunicación, la identificación, la creación de comunidad.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Todo, todos los días. Así como cambiamos nosotros, como cambia la cultura que nos cobija, la realidad que -como el mar- siempre es el mismo, siempre re-iniciado.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que lo hagan con entereza, con honestidad, con urgencia. Que se comprometan con la verdad y con los deseos de armar comunidad.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Deseo que estemos juntos ahora. El teatro se transforma, puede cambiar, modificarse, reinventarse para estar unidos, para compartir espacios y tiempos. Para ser uno y poder ser otros. ¿Para qué esperar? Re-unámonos hoy.

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