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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Vincent Company para actores y no actores fracasados

34 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Compañía teatral

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Por azar.
Por tedio.
Y como todo lo que importa, por uno de esos descubrimientos grandes y silenciosos que sólo vienen con los gestos que no se piensan mucho.
Nuestra compañía se gestó por las mismas razones que se gesta todo: Las cosas necesarias se juntaron en el lugar necesario. Un escritor tenía un monólogo y tenía un amigo filósofo que quería interpretarlo. Esos amigos llamaron a otros amigos que tenían unas guitarras y esos amigos a otros amigos que se las daban de artistas plásticos. Pusimos unas sillas en un departamento y llamamos a nuestros amigos para que se sentaran en esas sillas. Así se montó el primer proyecto. Así nació una necesidad singular de decir y hacer que no requirió muchas más razones. Y fue ahí, en el acto, donde encontramos una dicha en el trabajo. Un placer escondido en el teatro. Tal vez sólo porque nos hace más felices que otras cosas. De la felicidad por el hacer después nació la intención de profesionalizarse y poco a poco el camino empezó a labrarse.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Cómo llevar el fracaso a escena? ¿Cómo usar la escena para no deprimirse? ¿Cómo diversificar públicos? ¿Sólo los que estudian teatro pueden hacerlo? ¿Cómo hacer teatro con gente que nunca lo ha hecho? ¿Cómo desmantelar la jerarquización de papeles dentro del teatro? ¿Cómo profesionalizar algo que se hace por placer? ¿Cómo tomarse en serio sin tomarse en serio?

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Animismo, cosa, fracaso.
Animismo: Espíritus, fantasmas, apariciones, almas en pena. (Formas de conexión:
ouija, libro rojo de Mao, Ganjah)
Cosa: “Ahí está la cosa”, “Mira nomás qué cosa”, “Una cosa muy hermosa”, el tío cosa, “la cosa, señores la cosa”, “¿qué cosa?”, “pues la cosa, hermano. La cosa.”

Fracaso: Error, tropiezo, expectativas fallidas, odio al éxito, una vez me rasuré mal el bigote, nadie llegó al estreno, debemos los dos mil de renta del teatro. Pues a darle, señores,
pa’ fracasar peor. Del fracaso se aprende mejor.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El encuentro vivo. En estos tiempos, la comunicación se conjuga cada vez más en soportes a distancia. Mediaciones virtuales, realidades evanescentes. Humo. Pero el cuerpo vivo es insustituible. Hay una mirada directa; un sudor, una presencia que alimenta el espectáculo. Creemos también que en tiempos de indigencia, el teatro funciona como un ritual comunitario, un espacio religioso que transpira. Es también un espacio para abandonar la solemnidad: Permite no tomarse en serio a uno mismo y descubrir, al mismo tiempo, que no hay nada más serio que eso.
El placer culposo dentro de los dolores comunes.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Cambiar los modos de legitimación del artista.
La centralización de la producción teatral en un puñado de nombres.
La organización jerárquica de las estructuras teatrales que dicta la importancia del que habla.
Romper con la idea de las generaciones. Todos aprendemos y trabajamos en conjunto.
Romper con la idealización de la palabra y el acto sobre el espacio.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que se organicen más allá de las instituciones. Que dejen de perseguir las sombras de los grandes maestros y de los grandes edificios donde se supone que se hace el teatro. Que abandonen la idea de las obras maestras. Que incorporen el error. Que estén tristes, pero que nunca se depriman.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

La verdad es que no soportamos el teatro en pantalla. Esto sin ánimo ortodoxo: Sabemos que el teatro y la peste siempre han ido de la mano. Para nosotros, la apuesta estriba más bien en padecer este momento, hacer consciente el temor por el cuerpo, resignificar la idea de la enfermedad y del contagio. Todas esas cosas tienen que ver con el teatro, porque al final lo que está en juego es nuestro cuerpo.
Son aprendizajes y revelaciones para desarrollar cuando volvamos a los escenarios. Por último, creemos que hay ciertos procesos que se activaron y que no hay que olvidar: Fortalecer la comunidad teatral, no afilarse los codos. No dar por sentado el trabajo, ni las ideas.
Recordar, también, que antes que ser buenos teatreros, importa ser buenas personas.

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