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Categoría: Instantánea

Horacio Almada Anderson

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Horacio Almada Anderson

55 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Director de escena, profesor de teatro

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Un día llegué a casa de José Luis Ibáñez -yo no sabía quién era- con Arturo Aldama, un amigo compañero de la preparatoria. Desde ese momento, un 18 de marzo de 1983 decidí, sin reservas y sin saber por qué, que me dedicaría al teatro.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Qué hago ahora? ¿Qué necesita/quiere el espectador? ¿Qué quiero y cómo lo quiero? Si yo fuera el primer espectador, ¿qué quisiera escuchar/ver en este espectáculo?
Mi vocación por la docencia es tan poderosa como la de la actuación o la dirección. Quiero pasar lo que en mi vida me ha enseñado el teatro. Comunicar la pasión que implica, la disciplina que se requiere.
Anhelo un mundo con más teatro, que sea escuchado y visto por más espectadores, para que nos enseñe, nos muestre, nos revele… y seguir haciéndolo

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Pasión, disciplina, rigor.
Creo que la perspectiva de todo en la vida es particular y subjetiva. Uno puede dar lo que tiene, al final nadie lo tendría como yo (lo que tenga y comparta). Eso lo vuelve siempre particular, siempre único, si se juega con honestidad y humildad.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Más que en ningún otro momento que me ha tocado vivir, es más urgente la comunicación, la identificación, la creación de comunidad.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Todo, todos los días. Así como cambiamos nosotros, como cambia la cultura que nos cobija, la realidad que -como el mar- siempre es el mismo, siempre re-iniciado.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que lo hagan con entereza, con honestidad, con urgencia. Que se comprometan con la verdad y con los deseos de armar comunidad.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Deseo que estemos juntos ahora. El teatro se transforma, puede cambiar, modificarse, reinventarse para estar unidos, para compartir espacios y tiempos. Para ser uno y poder ser otros. ¿Para qué esperar? Re-unámonos hoy.

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Isis García Estrada

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Isis García Estrada

42 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Productora teatral

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Inicié en el teatro en la preparatoria, jugando. En un principio decidí estudiar teatro guiada por mi intuición, cuando conocí más a fondo el mundo teatral, encontré mi lugar dentro de la producción.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

El anhelo es tocar los sentimientos o la conciencia de las personas. Me doy cuenta que para ello primero hay que ver a esas personas, conocerlas. Un anhelo grande en este momento es lograr que haya espacio para el desarrollo de las mujeres y que se acaben las violencias contra nosotras. Estamos es ese camino.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Buscando honestidad y autenticidad.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Creo que solamente cuando las necesidades de salud, seguridad, alimentación, etc. están resueltas, entonces el teatro o el arte tienen relevancia. Como creadoras y creadores nos cuesta aceptarlo. El teatro no puede estar por encima de las personas. Esto no quiere decir que el teatro se quede de lado, pero es lógico que su frecuencia baje, que se alente. Suena a una buena oportunidad para realizarlo con más profundidad.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Una cosa que debe atenderse urgentemente es la precarización de las, los artistas, las condiciones de incertidumbre en las que vive la mayoría no son aceptables. Durante esta pandemia se ha visto claramente la vulnerabilidad en la que se encuentran muchas, muchos creadores y el nulo respaldo que les brinda el estado.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que sean libres, que encuentren sus propios lenguajes. Que se logre valorar socialmente su trabajo. Les deseo, sobre todo, un mundo equitativo con las mujeres.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Enfrento la emergencia con agradecimiento, la asumo como una oportunidad para parar y pensar, observar, ayudar, ubicar las prioridades y poner el teatro en su lugar. Cuando volvamos a estar juntas, juntos, espero que valoremos los hallazgos que hemos tenido al explorar las vías de expresión que ofrecen las redes y plataformas.
Me encantará poder seguir escuchando sobre los procesos creativos, los desmontajes, las charlas. Y poder regresar a estar juntas, juntos pero más cerca de la «compartencia» que de la competencia.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Nydia Parra

25 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz, músico

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Siempre me imaginé en el escenario. Tuve la fortuna y oportunidad de pisar escenarios desde los tres años bailando, tocando instrumentos, cantando y actuando. Pasaron los años y llegó el momento de escoger una carrera, quería algo que me diera la posibilidad de aprovechar y explotar toda la danza y música que había practicado a lo largo de mi vida sin excluir ninguna disciplina.
El teatro me dio y sigue dando la posibilidad de hacer lo que me apasiona ya sea actuando, componiendo música para la escena, danzando y, últimamente, escribiendo para jóvenes audiencias.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Qué más puedo seguir aprendiendo? ¿Qué nuevo conocimiento puedo emplear en el teatro? ¿Qué otras técnicas hay? Nunca dejar de aprender ni de entrenar el cuerpo, la mente, el alma.
Se me hace indispensable la búsqueda y el aprendizaje día a día para alimentar el ser creativo, tener herramientas para llevarlas a cabo con conocimiento y brindarle lo mejor al público.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Música, danza, sueños.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Una importante ancla a la realidad tanto del creador como del espectador.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

El teatro está sufriendo muchos cambios extraños, ésta cuarentena fue un laboratorio de exploración de posibilidades. Espero que de esto surja un nuevo modelo nacional renovado, potenciado y que cautive a más público con una chispa llena de esperanza, que a pesar de las medidas de sana distancia nos acerquemos a las personas y que no nos alejemos más.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Más que deseo es una postdata: Cree, siente, vive tus sueños, trabaja en ti para poder llegar a los demás.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Ha sido un encuentro conmigo misma, con las personas que me rodean. Es una nueva manera de leer la vida sin contacto físico, con cubre bocas y careta que tapan las «micro expresiones» pero dejan al descubierto «macro expresiones» que en algunos casos se ven incompletas o extrañas.
Estamos encontrando nuevas maneras de conectar físicamente con el otro y aprendiendo un nuevo lenguaje físico.
Deseo que encontremos un punto medio entre lo que era nuestra normalidad y los nuevos retos que presenta la situación actual y que podamos salir adelante apoyándonos unos a otros.

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Dorte Jansen

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Dorte Jansen

35 años / Alemania, Baja Sajonia, Hannover

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Investigadora, dramaturga

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

A los 19 años me operaron la rodilla y fue un freno inesperado. Justo había comenzado a estudiar mi Licenciatura en Enseñanza del Francés y del Español en Marburg, Alemania. Recién curada la cicatriz, una amiga me invitó a actuar en un grupo de estudiantes y presentamos en alemán Después de la lluvia de Sergi Belbel. Desde entonces el virus teatral no me ha soltado.
A continuación hice teatro en diversos lados, casi siempre con un cruce de idiomas y culturas: un taller de teatro en Sevilla (España), teatro en lengua española en mi facultad alemana y dos semestres en la facultad de
Arts de spectacles-théâtre en Montpellier (Francia). En 2010 fundé un grupo de teatro con estudiantes de francés en Alemania y descubrí mi gusto por la dirección. Ya en mi país natal me nació el deseo de escribir mis propias obras, pero mi primer intento fracasó. Ya habíamos comenzado a ensayar mi texto, cuando la misma amiga que me invitó a actuar años atrás se convirtió en la principal opositora de mi trabajo. Después viví unos tres años desconectada de mi pasión y la volví a descubrir hasta llegar a la Ciudad de México. Recuerdo a una persona que se burló de mí porque ningún texto mío (hasta entonces) se había quedado en Microteatro. Fue a partir de mi primer reconocimiento por Los güeros no me excitan que comencé a creerme mi papel de dramaturga y creer es crear.
Escribo y sueño en una lengua que no es mi lengua materna, pero que me conecta con mis emociones más profundas. El español se ha convertido en el idioma de mi corazón.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Siempre me pregunto hasta dónde las artes escénicas son una verdadera necesidad. ¿Hasta dónde lo que hago está inspirado en una voluntad intrínseca y hasta dónde hago las cosas por reconocimiento? Cuando el motor es exterior se vuelve un motor pobre. En cada investigación, en cada obra de teatro, se requiere de pasión. Mis procesos más bellos fueron aquellos cuando sentí un cosquilleo o una inquietud que no me dejaba en paz hasta terminar la obra. En su mayoría mis escrituras han sido procesos de sanación: Sana, sana alita de murciélago, obra para niños para abrazar la amistad y la confianza; Acuña el de Laura Méndez, para disputar la idea del amor romántico; Los güeros no me excitan, para sacar enojo y rabia frente al patriarcado; Libélulas hembras, para sobrevivir la violencia de género en un país feminicida, Historias de carriolas, para luchar por un lugar digno siendo madre soltera; Amor para consumo inmediato, para criticar a nuestra sociedad “líquida” y a mí misma; Gerd loco: backstage de un maníaco permanente, para rendirle un homenaje a quienes viven con una enfermedad mental como mi padre.

Nuestra sociedad está enferma; la Covid-19 es un síntoma más en un planeta que lleva tosiendo desde hace mucho. (Olvidadas las islas flotantes de plástico, olvidada la carencia del agua potable, olvidado el cambio climático).
Mi anhelo principal en el teatro es seguir sanando juntos, reflexionar y volvernos seres más conscientes y empáticos.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Pariente de la familia de las (auto)ficciones.
En busca de una voz directa, honesta e íntima.
¿Una terapia grupal?

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Coincido en que son tiempos de reflexión y de introspección, para detenernos. Por ejemplo, está ahí un David Gaitán que (por fin) encuentra tiempo para escribir/pensar/meditar e intercambiarse cartas con Gabino Rodríguez. Una Micaela Gramajo de repente comienza a estudiar alemán y a la vez regresa a la locura de ensayar tres obras al mismo tiempo. Una Nora Coss se encierra para avanzar en su segunda novela. Una Gabriela Román termina su tesis. Una Conchi León explora el teatro virtual en todas sus dimensiones. Una Valeria Fabbri gana un premio en el Helénico con Excepto un pájaro y experimenta en las formas híbridas: ni tele, ni teatro.
La Compañía Nacional tiene el privilegio de abrir los foros institucionales del INBAL. Surgen nuevas convocatorias y con ellas nuevas voces como la de Iliana Muñoz u otras más antiguas e incesables como la de Mariana Hartasánchez. Ahí están
Los habladores de David Olguín y Hombruna de Richard Viqueira. Se inaugura Teatrix. El teatro sigue, se transmuta, se reinventa. El teatro es ahora de quienes necesitan continuar.
El teatro ha sido siempre un pastel peleado, pero ahora lo es un poco más por la menor capacidad en los foros, las temporadas aplazadas, etcétera. A falta de espacios para representarse, ahora todo el mundo agarra la pluma y escribe. Quizás es un instinto de sobrevivencia, un “necesito volcar mi sentir en un algo”. Las redes sociales, más que antes, se han convertido en un escenario para exponer o exhibir la permanente productividad (intelectual y creativa). Las convocatorias se han llenado de textos, (¡pobres jurados!). Las voces se han diversificado y se siguen diversificando.
No obstante, este confinamiento ha agarrado a las madres de una forma especial. Nuestro enfoque está en los hijos, en el teatro de la vida, es decir, en la familia. Imposible seguir fabricando teatro, cuando la mayor obra está en casa: sacar adelante a los hijos.
En este preciso momento me encuentro más en una fase reflexión y no de creación. En estos tiempos poco previsibles para las artes escénicas me vuelven las ganas de investigar y analizar el teatro. La investigación es una tarea noble porque dirige la mirada hacia el otro. Es una actividad que se sale del ensimismamiento. En estos tiempos pandémicos me parece más vital que nunca que escuchemos al otro y que nos preguntemos: ¿Cómo te sientes? ¿Qué estás haciendo tú?

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Si nosotros estamos cambiando como sociedad, también el teatro se tiene que adaptar a estas circunstancias. La pregunta es cómo repartir este pastel peleado de manera justa. No tengo la respuesta. De hecho, siento que he escrito muchas recetas de pastel, pero no tengo horno para hornearlos, ni tengo el presupuesto para pagar los ingredientes. Cada vez me parece más importante crear condiciones dignas para los creadores. Puedo enseñar a escribir recetas. ¿Quién me enseña a hornear?

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Creo que algo que escribí en mi ensayo Feliz nuevo siglo de dramaturgas (2018) ya se está cumpliendo: la emancipación de los artistas. El que todos tengamos una voz y sepamos articularla, tanto hombres como mujeres. Un sistema teatral democrático.
Horizontalidad en la forma de relacionarnos. No deseo a nadie maestros arrogantes y humillantes.
Les deseo un medio con menos envidias y más trabajo en equipo.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

El encuentro con el otro no ha cesado, solo se ha trasladado. Entre tantos mensajitos a veces se nos olvida que podemos hacer llamadas. Los proyectos que pude acompañar u observar a lo largo de este año se tuvieron que repensar de pies a cabeza, sobre todo aquellos que ya tuvieron un compromiso con una institución por ser beneficiarios de alguna beca. Por ejemplo, Oscar Serrano Cotán sostiene: “De lo que menos quiero hablar ahora es de un hombre encerrado, kafkiano, ahora mi personaje tiene que viajar”. La pandemia hizo que Irene Repeto se confrontara al tema de la muerte y enfermedad tanto en España como en México. Su monólogo Mi hermana extranjera adquirió un tono más sombrío. ¡Se estrenó en Youtube! La cabaretera Leticia Pedrajo replanteó su unipersonal a última hora y lo adaptó por completo al formato audiovisual. De esta forma su espectáculo grabado Cómo deconstruirse del patriarcado y venirse en el momento queda disponible para la posteridad y eternidad.
El único taller al que pude asistir fue
Juego y Encuentro, principios de creación escénica para los primeros años impartido por Susana Romo. Se trató de un acto muy amoroso y cordial, en el cual se tejieron vínculos afectivos entre los participantes. Estos lazos afectivos son los que tenemos que seguir fortaleciendo entre los creadores.
Los pocos re-encuentros que he vivido en el teatro presencial fueron sumamente cordiales, cargados de cariño. Nos hemos extrañado y nos seguimos extrañando. He observado una mirada más profunda tanto en los creadores como en los espectadores. Como si nos valorásemos un poco más. El tener que renunciar a tantas cosas durante la pandemia nos ha hecho madurar y crecer. Para nosotras, las mamás, la cuarentena no representó una renuncia tan repentina como para otros. Desde antes hemos vivido en una cuarentena. En esta pandemia he tenido muy poca terapia, es decir, muy poco teatro. Deseo a las mamás que pronto recuperen su “cuarto propio” y que tengan otra vez el espacio y tiempo para desenvolverse en el quehacer artístico.

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Graciela Cázares Hernández

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Graciela Cázares Hernández

38 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Gestora cultural, productora de teatro

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

No vengo de familia de artistas. Curiosamente comencé a conocer las bellas artes, a través de mi estancia en un coro de iglesia. Ahí descubrí la música, el canto y el teatro. Para mí fue un encuentro revelador y que definitivamente me cambió la vida. Me ayudó a saber que quería a las artes en mi vida.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Más allá de dudas, tengo certezas: No veo mi vida sin el arte. Creo en la importancia del arte en la vida de la gente porque nos hace otros seres humanos, nos da herramientas para ser mejores personas.
Trabajo por él, porque creo en su capacidad de transformación de la sociedad y del ser humano.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Honestidad, lealtad, pasión.
No me veo en el teatro sin estas tres cualidades. Creo que son necesarias para una práctica sana y un buen trabajo en equipo.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Es mucha. Hoy en día nos dimos cuenta la importancia de las artes, no sólo del teatro, para llegar a la población, desde Netflix, hasta las clases en casa.
Las herramientas que tenemos y de las que nos hemos hecho hoy en día los creadores, no debemos dejarlas del lado, cuando las cosas «regresen a la normalidad». También tenemos que hacer valer la importancia de nuestro quehacer en la sociedad.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Creo que hay modelos teatrales para todos. Y que nosotros los vamos inventando o reinventado según sea el caso, que no podemos limitarnos a lo que está establecido, la pandemia nos vino a enseñar eso a punta de golpes. Entonces creo que jamás dejemos de inventar o crear.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Lo anterior: que jamás dejemos de inventar o crear. Que lo importante es llegar al público, crear nuevos públicos, que más gente se contagie del arte, pues de verdad transforma y ayuda a crear una mejor sociedad.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Hoy en día presento una obra (presencial) que produzco, ese término que jamás pensamos que se diría hace tiempo.
El teatro es el contacto con el otro, sea digital o en vivo, así que lo que espero es que sigamos creando a pesar de la pandemia o de lo que venga. El mundo necesita del arte o estaremos perdidos como humanidad.

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Elizabeth Pedroza

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Elizabeth Pedroza

36 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz, creadora escénica, docente, productora ejecutiva

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Cuando estalló la huelga del 99, en la UNAM, llevaba varios meses trabajando como actriz en un montaje con el grupo de teatro Los Trashumantes, de la Escuela Nacional Preparatoria # 3 Justo Sierra. Mi maestro estaba renuente a las clases extra muros, y lo que satisfizo mi hambre escénica fue ser espectadora. Devoré la cartelera de los recintos culturales. Abrir mi campo de visión en conjunto con la falta del taller estudiantil me dio la certeza de una profesión: decidí ser Actriz. ¿Y dónde se estudiaba eso? En el Centro Universitario de Teatro, aunque para llegar ahí faltaban varios años, el horizonte durante aquella pausa obligada, se había vuelto nítido y poderoso.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Me intriga la complejidad de la condición humana, los fractales tan diversos que la componen, la resonancia en lo colectivo, el acto tan puro y amoroso que es el encuentro con la otredad.
La capacidad que tenemos como creadores de universos, de orquestar ese acontecimiento, su vulnerabilidad y la mística que encierra la relación con el/la espectador/a que es creador/a también.
Mi anhelo y trabajo continuo es ser actriz/creadora todo terreno hasta morir viejita. Llegar a la última meditación, de la última noche con la satisfacción de seguir haciéndome preguntas sobre mi hacer y seguir trabajando en ellas.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Trabajo, empatía, disciplina.
Entendiendo disciplina como particular, cada uno/a tiene la suya.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Al no darse la posibilidad de encuentro hay una oportunidad privilegiada para reflexionar, para repensar, justo como este espacio.
Se abre otro espejo, no sé si más sensible pero sí más consciente de la teatralidad en lo cotidiano, de sus alcances, de su poética y la revaloración de todo lo que lo compone. No sabremos la repercusión social que los acercamientos en línea han tenido hasta dentro de algunos años, quizá, por distintos factores; incluso los algoritmos de nuestras redes sociales son una implicación directa para acotar o expandir ese universo donde, por ejemplo, antes solo el teatro de calle llegaba.
Estamos en transición, a dónde, no lo sé. Habrá que asirse fuertemente al Presente como la única vela permanente de nuestro quehacer.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Me parece que es cuestión de perspectiva, no podría generalizar un modelo teatral, no sé si exista, sería deseable que no existiera, algo muy cliché como «cada cabeza es un mundo», es la respuesta a la riqueza y diversidad de trabajos, de espacios, de exploraciones, y hay lugar para el/la que quiera, solo hay que querer y trabajar por ello.
Lo que sí reconozco es una «convención» donde un grupo de personas se juntan para crear, eso le da finitud a un proyecto, hasta develamos placas y las colgamos en los cementerios que se han vuelto las paredes de los recintos, como una necesidad de dejar huella donde todo es efímero. Sin embargo, eso no da fin al Teatro y no necesariamente a equipos de trabajo.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Pagos justos en tiempo y forma, acceso a los servicios de salud pública, unidad que no es lo mismo que comunidad. Unidad.
Que se encuentren con grandes cómplices en el camino, donde prevalezca el respeto, la honestidad, la empatía, la escucha, el enriquecimiento creativo y el desafío para hacerles crecer hasta donde quieran.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Le he dado espacio a otras inquietudes creativas que hace tiempo me daban vuelta en la cabeza como la escritura, volví a la docencia, emprendí un proyecto de libretas hechas a mano, y le estoy dando lugar a mi ser actriz en el terreno audiovisual, también.
Que encontremos nuestro lugar dentro del Teatro, que los recintos, el espacio público, estén llenos como nunca antes de público nuevo ávido de presenciar historias, que el público de siempre vuelva con más ganas, todos los días, porque mientras haya un ser humano, habrá Teatro, ese valiente ente vivo que se transforma y ha sobrevivido a todas las plagas, crisis, catástrofes, guerras mundiales.
A todo invierno llega su primavera, es el orden natural, simple y bello de las cosas.
Volveremos, volveremos con todo lo que somos ahora y con todo lo que eso implique.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Gastón Yanes

50 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actor

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Inicié desde la infancia. De manera paralela a mi educación primaria, mis padres me inscribieron en clases de música (piano) y Teatro en la academia DO-RE-MÍ. Tuve la fortuna de formar parte de un pequeño grupo de niños guiados por las visionarias maestras Erika Kubacsek (música) y Susana Wein (teatro), quienes tenían la clara convicción de formar artistas profesionales desde la infancia. Concluí la primaria, secundaria y preparatoria, pero por mi experiencia de niñez, digamos que «el bicho» del teatro ya me había picado de manera contundente y definitiva.
Cursé mis estudios profesionales de Teatro en México (en el Núcleo de Estudios Teatrales) y en Estados Unidos (en Dell’Arte School of Physical Theatre, CA) y si bien he incursionado en otras disciplinas como el video documental y la producción escénica y audiovisual (que también me han dado grandes satisfacciones), es en el teatro donde «me dejo perder» del todo (para bien, por supuesto) y nada más importa.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

El cuestionar «¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica?» da por hecho que tengo dichas preguntas, pero en mi caso no es del todo así. Si bien a lo largo de tantos años de dedicarme a lo que me dedico he adquirido experiencias que me han nutrido y hecho crecer, la realidad es que en cada nuevo proyecto me siento como un cachorro perdido, comenzando de cero. No tengo preguntas del todo claras, y si las tengo no siempre son las mismas, lo que sí tengo son potentes convicciones que me empujan hacia adelante.
¿»Anhelos»? Muchos. Creo que el principal tiene que ver con tener más seguido el privilegio de trabajar en equipo en donde se generen complicidades y hermandades. Es de todos sabido que el fenómeno teatral se da en grupo, todos hablan de la importancia de un «equipo»; lo que también es muy sabido, pero no dicho por todos, es que la cohesión grupal REAL se da muy pocas veces. No nos hagamos tontos: muchos dicen desear trabajar en equipo, pero veladamente el interés particular es brillar o anteponer deseos o necesidades personales desequilibrando las grupales. Adoro trabajar en grupo y en más de 35 años de trayectoria profesional, la auténtica potencia y fortaleza grupal la he sentido poquísimas veces.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Equipo, compromiso, inmersión.
No deseo (ni creo) que mi manera de habitar el teatro haga de mi práctica algo singular o distinta a las demás. Por el contrario, lo que deseo es unificar, encontrar sintonías y resonancias, adaptarnos los unos a los otros, apoyarnos todos, nadie impone nada, nadie copia nada. El cardumen se mueve junto de manera instintiva y reaccionando en bloque al mínimo estímulo.
Al escuchar la palabra «habitar» el teatro, invariablemente me remito a las veces que el personaje ha habitado en mis entrañas, ese delicioso instante, casi inasible, en el que uno se pierde controladamente, enloquece con cordura, acaricia con fuerza y golpea con delicadeza. El lograr «habitar» es lo que hace que todo haya valido la pena.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Las artes en general son fundamentales para generar cultura en los pueblos. Un pueblo inculto es un pueblo ciego, un pueblo ciego es un pueblo peligroso. El teatro es un diente más en el engranaje artístico, y por ende, cultural.
El teatro en particular es importante en todo momento histórico, lo es siempre.
Pero hoy vivimos con paranoia y aprehensión, han logrado meternos en la cabeza el miedo, nuestra maldita nueva normalidad es pariente cercana de la desconfianza. El teatro, hoy, es de valientes, tanto de artistas como de público. La paranoia, el miedo y la desconfianza también son enfermedades, se propagan más rápido que cualquier virus. Por extraño que suene, estoy convencido que la magia del teatro también genera anticuerpos.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Es una pregunta amplísima, con miles de vertientes y ramificaciones y que también tiene que ver con modelos culturales y de educación en general a nivel nacional que, a mi juicio, deberían de cambiar. Pero intentaré mantenerme en el ámbito teatral, aunque me vienen a la cabeza muchos temas, abundaré sólo en uno:
Partiendo de la base de la importancia de «trabajar en equipo», pienso que dicho equipo va mucho más allá de los creativos y actores; incluye también a funcionarios, técnicos, seguridad y un muy largo etcétera. Regresando a los anhelos de preguntas anteriores (casi utopías) me permito hablar de niveles de sentidos de compromiso con el quehacer artístico que son muy dispares entre sí, alejados de objetivos comunes, o incluso inexistentes. No hay equilibrio.
¿Que «qué debería cambiar en nuestro modelo teatral?» A riesgo de parecer que estoy pateando un avispero (¡pero no lo estoy haciendo!), abiertamente pienso que los sindicatos se han desvirtuado de su sentido original de defensas laborales y han llegado al extremo de lastrar y lacerar proyectos enteros y estructuras completas. Sin duda existen derechos a cuidar y defender, soy el primero en pedir cosas justas, pero justas para todos por igual (y en congruencia con realidades nacionales) y no sólo para algún gremio u otro olvidándose por completo que forman parte de un todo. Se han desangrado a instituciones generando desbalances por exigencias que nada tienen que ver con la realidad. Muchos de los que exigen no predican con el ejemplo y, sobre todo, no dan a cambio desempeños laborales acordes a lo que dicen defender. Buscan y logran beneficiarse a la gandalla amparados por la impunidad que un poderoso sindicato «intocable» les otorga.
¿Qué debería cambiar en nuestro modelo teatral? Acabar con miles de absurdos y sinsentidos provocados por años de anquilosados vicios sindicales y generar un ambiente laboral sano, sumamente creativo, justo, lógico, congruente, eficiente, perfecto, luminoso, sin quejas, en el que TODOS estemos de acuerdo, gozosos y satisfechos con lo que nos toca hacer y lo que recibimos a cambio. ¿Utopía? Sí, sin duda, pero hablo de anhelos alcanzables.
No se me mal entienda, estoy hablando de algo bueno para todos, sindicalizados o no. Hay mucho por hacer.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que nunca dejen de soñar. Me lo desearon a mí en mi juventud y me ha servido, lo sigo haciendo. Lo sigo gozando.
Les deseo fuerza y sentido de colaboración. Que sepan que la potencia de la juventud es fuente de inspiración y también de enseñanza para «generaciones anteriores».
Pero, por arriba de todo, deseo que se sumen al equipo, al gremio; que se suban al barco y borren brechas generacionales.
Cuando actúo y conecto, a mis 50 me siento como de 20: en ese sentido, me gusta pensar que todos somos una única gran generación.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Por supuesto que lo enfrento con toda precaución, cuidándonos entre todos pero sin miedo. El teatro sólo es teatro cuando A acude a ver presencialmente a B. Hay mucho de lo que ocurre hoy en día en línea que es muy bonito, valioso y emocionante, lleno de esfuerzos y logros atractivos (unos más que otros); tienen elementos teatrales adecuados al trabajo tras improvisadas pantallas caseras, pero no es televisión, mucho menos cine y por supuesto tampoco teatro, es otra cosa, digital, virtual y muy valiosa también, pero no es teatro. Eso está más que dicho por todas partes.
Lo enfrento haciendo lo que sé y amo hacer: dar funciones (actualmente con
Fariseos en el Centro Nacional de las Artes) sin miedo. Predicando con el ejemplo. Agradeciendo la presencia del respetable y valiente público que hace que la ecuación mágica del teatro se dé.
Cuando volvamos a estar juntos, deseo la existencia de multitud de proyectos luminosos que nos inviten a reír, reflexionar, llorar y colaborar con el país.
Que así sea.

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Noé Morales Muñoz

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Noé Morales Muñoz

43 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Dramaturgo, director ocasional

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Sin antecedentes personales o familiares, entré al teatro por una mezcla de azar e inconsciencia; me he quedado porque me ofrece el desafío constante de descubrir cuál es el modo de representación más adecuado para cada historia que se me atraviesa y el de indagar en las resonancias sociales que esos relatos pueden tener.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Me da por buscar relaciones, vínculos, cruces entre cuerpos, temas, narrativas, disciplinas, campos del conocimiento. Mi concepción de la escena es la de un territorio de conversación híbrida, móvil, inestable.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Misterio, memoria, rebelión.
Lo que me hace habitar el teatro como lo habito es la certeza de que en cualquier momento lo puedo dejar porque, al final de cuentas, me interesa más la vida en todos sus estratos.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Que ofrece la posibilidad de coincidir, convivir y reconocernos de una u otra forma, distinta a cómo nos relacionamos en la prisa del día a día.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

En lo político y lo relacional, que dejemos -yo el primero- de replicar en el teatro los esquemas y jerarquizaciones injustas que se dan fuera del teatro. Y en lo estético, que ese modelo -cualquiera que sea- deje de ser modelo y se siga fragmentando y desplazando hacia la diversidad.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Menos conservadurismo y prejuicio adquirido de sus maestrxs. Más diversidad temática y representatividad de la diversidad social, racial, sexual y biopolítica que nos conforma.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Siendo honesto, creo que la pandemia sólo ha reconfirmado la precariedad de nuestra profesión, cada vez más marginal y menos importante para mucha gente. No somos esenciales por más argumentos con que nos queramos convencer.
La realidad nos lo ha dejado claro y eso es un hecho que no adjetivaría. En ese sentido, y sin purismos pero también sin idealizaciones, creo que ciertos emprendimientos virtuales y/o híbridos señalan un camino posible que a mí, quizás porque el mismo teatro y algunas personas que he conocido en él me han enseñado a no ser categórico, me interesa y me interpela. Prefiero pensar en acción a esperar que todo se restituya como era antes.
Ojalá que, cuando toque volver, seamos un poco más solidarixs, más sensibles y más empáticxs.

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Dafne Itzamná Fuentes

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Dafne Itzamná Fuentes

25 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz, dramaturga

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Me es difícil encontrar el verdadero origen de mis deseos por dedicarme a la escena. Entre la enredadera de mis primeras memorias, aparecen pequeños montajes escolares y el placer inmenso de crearme otra versión de mí para presentarlo frente a muchas otras personas.
Hasta ahora me cuestiono cada día el por qué sigo decidiendo dedicarme a la escena. Sin embargo, la neblina se despeja un poco en el momento que desde el escenario puedo sentir la conexión con quien me mira, ese instante en el que respiramos a la par, viajamos y nos emocionamos juntes a través de esa historia; cuando encuentro en la creación una oportunidad para decirle al otre «no estás solite, acá andamos».

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

La gran pregunta: ¿Y esto como pa’qué y pa’quién?
Aunque es encantador deleitarme en las aguas del imaginario propio, cuando vuelvo a poner las plantas de los pies sobre la Tierra tengo que sentarme a escuchar a los seres que comparten planeta conmigo, sobre todo a los que llevan menos tiempo en este espacio/tiempo: les niñes.
¿Desde dónde estoy creando? Es otra gran pregunta, considero cada vez más importante crear desde el otre y no para el otre. ¿Estoy escuchando? ¿Estoy observando? ¿Estoy?
Anhelo seguir aprendiendo cada día y pisar bien fuerte, tomando la mano de todes les colegas con los que voy dando mis primeros pasos.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Juego, exploración, sensibilidad.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Para empezar, en este momento, cualquier encuentro con la otredad, con seres de la misma especie me parece de suma importancia. Es cierto que las circunstancias nos niegan la posibilidad de habitar los mismos espacios físicos, pero nuestra era nos ha regalado la posibilidad de recibir señales humanas en tiempo inmediato, desde la digitalidad y la virtualidad, aunque «no se siente igual», como dirían por ahí.
Creo fielmente que el arte debe ser un refugio de encuentro con las preocupaciones del espíritu individual y grupal, ya sea una trama de confrontación o esperanzadora, cualquier representación de la vida, alimentada de sensibilidad y metáforas, pueden ser un gran abrazo para el alma. Yo sé que me repito mucho pero: ¡No estamos solos en esto!

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Pienso que es momento de empezar a cuestionar la verticalidad, desde la organización dentro de las producciones hasta la manera en que se mira al espectador.
Buscar espacios para crear desde la libertad y la confianza, mirando a les otres como colaboradores valioses. Siendo el espectador el mar en el que desembocan las ideas y las experiencias estéticas, siempre a la escucha de sus necesidades (sobre todo cuando creamos para niñes).
Además de sacar al teatro del edificio y buscar espacios donde se pueda intervenir la cotidianeidad para ponerle condimentos (dulces o salados) a los días empapados en chapopote de rutina capitalista.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Les deseo dulces y grandes sueños. Con esto no quiero decir que se vayan a dormir; o sí, porque los jóvenes artistas han (¿hemos?) romantizado las pocas horas de sueño; quiero decir que crean y que luchen, que imaginen todos los universos posibles, que no se rindan, que escuchen, que sientan y sobre todo que busquen la libertad.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Yo no diría que he «enfrentado» la emergencia, creo que la he recibido y me he dejado derribar, sin embargo, también pienso que ha sido una gran oportunidad de encontrarse con ese otre que está dentro de nuestra cabeza, se abrió la caja de Pandora para muches y está bien, necesitábamos una pausa.
Fue duro ver caer cientos de telones frente a nuestros ojos, pero la luz siempre encuentra la salida y se encontraron nuevas maneras de conectar, de crear; las recámaras y los jardines se volvieron escenarios capaces de ser vistos por miles de millones de espectadores en todo el mundo, las señales wifi se volvieron boca escenas, los clics se volvieron tickets…
¿Deseo con el corazón en la mano volvernos a encontrar? Por supuesto, deseo aún más que en el momento que logremos estar a salvo recordemos lo valiosa que es cada vida, cada pisada sobre la tierra y el pavimento, que cuando estemos cara a cara nos regalemos risa, llanto, silencio, plenitud.

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Elías Toscano

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Elías Toscano

34 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actor

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Por imitación. Cuando veía a mi hermano en el teatro con ropa diferente, hablando de manera diferente, haciendo gestos que no hacía en casa: siendo otra persona; me ponía a jugar a lo que él hacía y me gustó mucho el juego.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Como recién egresado vivo un constante debate personal entre lo que disfruto hacer y lo que necesito hacer para continuar con mi práctica profesional. Es una disciplina que reclama tiempo y dedicación y que por ser tan poco valorada no sugiere las condiciones ideales para que la totalidad de sus integrantes logren la sinergia que se espera.
Las circunstancias en las que vivimos nos mantienen en una inestabilidad que cada vez permite menos el convivio en cualquiera de sus versiones. Se tiene que competir con los gigantes del mercado y los frutos de nuestros esfuerzos no cubren siquiera las necesidades básicas personales de cada integrante. Nuestra creatividad se tiene que acotar a presupuestos costeables para que pueda ser tomada en cuenta y aun así el pago por nuestro trabajo llega de manera irregular y poco práctica. Tenemos que ser grandes administradores y buscamos la manera de autofinanciarnos, pero en ese momento el tiempo y la energía se dividen y los procesos creativos sufren. ¿Cómo enfocarte en algo a lo que no te puedes dedicar por completo porque no es valorado como un «trabajo formal»?
Anhelo contar con derechos y garantías laborales legales que amparen nuestra profesión de creadoras y creadores escénicos en el país y entonces sólo enfocarnos en crear los elementos que conforman y dan calidad a nuestro arte.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Respeto, disciplina, entrega.
Disfruto enormemente de las diversas formas de habitar el teatro de mis compañeras y compañeros, aprendo de su disciplina, me divierto y sumo con mis capacidades a lo que en grupo se propone.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El estado de ánimo en el que nos encontramos como sociedad se encuentra alterado. Nos alejamos cada vez más de la realidad para habitar espacios virtuales, desde la lejanía, sin alcanzar a percibir al otro. Nos volvemos máquinas saturadas de información que responden a lo que resulta práctico o cómodo recibir sin cuestionarnos nada. Fingimos que nos preocupamos cada vez más, pero en realidad nos ocupamos cada vez menos, dejamos que la tecnología resuelva nuestros problemas. Nuestra fuerza se queda en las palabras pero deja de resonar en nuestros actos y poco a poco estamos perdiendo la habilidad de la práctica.
El teatro nos trae al presente, nos grita las verdades y nos incita a vivir. Hace que el espectador salga de su cotidiano y lo transporta a situaciones que alteran sus sentidos cuestionándolo respecto a lo que cree y piensa; tiene la cualidad de crear posibilidades y combinarlas, de resolver y transformar. Y hoy en día nos hace falta resolver y transformar mucho.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Se deben establecer derechos y garantías laborales legales que amparen nuestra profesión de creadoras y creadores escénicos en nuestro país.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que las circunstancias las y los impulsen a abrazar y seguir creyendo en lo que hacemos. Tenemos el poder de significar, hagamos que nuestra profesión no pierda su valor ni su mística.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Nos encontramos en un momento de pausa y reflexión, debemos cuestionar y replantear las decisiones que nos han traído a este presente, y resurgir de las necesidades hacia un futuro diferente. Los fenómenos que se nos presentan alteran a todo el mundo y no podemos pretender que todo seguirá igual, los cambios afectan nuestra relación con el todo y los canales se diversifican. La escucha debe estar abierta y el entendimiento dispuesto.
Hay que entrenar la empatía y la tolerancia. Recobrar la alegría por la vida. Son tiempos de valorar y respetar la presencia del otro. Busquemos las maneras de reencontrarnos y volvamos a vernos con la alegría de compartir este espacio. Que nuestro próximo encuentro sea para seguir explorando y que el camino nunca deje de sorprendernos.

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