×

Categoría: Instantánea

Haydeé Boetto

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Haydeé Boetto

47 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Mi madre es maestra y trabajó durante más de 40 años en la educación a través del arte, especialmente del teatro. Mi padre, un tiempo de su vida se dedicó a la música, así que desde que era niña estuve cerca de los escenarios.
Estudié Teatro en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y empecé a actuar desde muy joven. Tuve la suerte de trabajar con creadores escénicos muy generosos (directores, actores, dramaturgos) de los que pude aprender mucho y paralelamente me desarrollé con mi propia generación, inventando un montón de proyectos que nos emocionaban y nos divertían. Así me fui formando y así me sumergí en un eterno romance con las tablas, del que ya no pude escapar…

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Hay tantas preguntas que aparecen todo el tiempo en los procesos de creación… ¡Son muchas!…
«¿Cuántas lecturas podría tener esto? ¿A quién está dirigido esto? ¿Esto es interesante? ¿Esto es universal? Sé que esto parece una cosa, pero en realidad esconde algo más…¿Qué es? ¿Por qué esto me moviliza? ¿Movilizará a los espectadores? ¿Esto construye o destruye? ¿Cómo se desenreda esta madeja de ideas revueltas? ¿Cómo poner en palabras esto? ¿Cómo poner en acción estas palabras? ¿De qué material es mi idea? ¿Este lenguaje tiene que ver con esta idea?…»
Y sobre los anhelos por vivir dentro de las artes escénicas: yo diría que simplemente seguir disfrutando cada proyecto, seguir investigando, poner el corazón, dialogar en el respeto y tratar de compartir, de formar a otros y de construir cosas de la mano de los demás.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Actriz Creadora Multitarea.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro salva, asombra, confronta, desarma, desnuda, revela. Pero, sobre todo, provoca el encuentro. Y eso es lo más importante hoy: El encuentro.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Creo que tenemos que interesarnos en las miradas de otros. También tratar de involucrarnos en ese universo interior enorme que esconde cada creador o trabajador del teatro, en sus historias, en sus motivos.
Rastrear. Encontrar coincidencias y objetivos comunes. Entender las partes para poder ver el cuadro completo.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que se asombren siempre, que se emocionen, que generen ideas, que inventen proyectos propios, que descubran rápido y aprovechen la sabiduría que guardan los viejos, que observen mucho, que se acerquen a otros oficios y aprendan cosas diferentes, que identifiquen los caminos que les hagan felices y que transiten por ellos con mucho compromiso.
Que festejen sus logros. Que amen de verdad su profesión.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Esta emergencia ha revelado muchas cosas, buenas y malas. Es una gran lupa con la que ha podido verse lo mejor y lo peor de cada uno. Ha hecho que todo se mueva, explote y gire. Todo eso será bueno para la profesión, nos obligará a replantearnos algunas cosas, a redimensionarnos y a redescubrirnos.
Cuando volvamos a estar juntos, creo que nos volverá a conmover el cuerpo vivo de nuestros compañeros actores, su calor. Creo que tendremos un bello y amoroso reencuentro con los espectadores y también creo que sabremos más cosas de nosotros mismos. En esencia, tal vez volvamos a acercarnos a la esencia del teatro, que ahí sigue y seguirá, resistiéndolo todo.

Más participantes

Irene Akiko Iida

¿Cómo mantenerme actual "contemporánea" y ligada a lo clásico a la vez? Siempre atenta y aprendiendo de otros creativos para crear lo propio y recrear...

Leer más

Flavio González Mello

En este momento, me pregunto -entre otras cosas- cuál es el futuro del teatro ante la revolución tecnológica que estamos viviendo, qué tanto llegará a...

Leer más

Maribel Carrasco

Me pregunto mucho sobre lo que estamos haciendo los artistas por construir diálogos e imaginarios inteligentes y provocadores, que estén a la altura y a...

Leer más

Gustavo Gerardo Suárez

¿Se está haciendo un teatro congruente con el contexto social actual? ¿Se debe crear en ese tenor? ¿Reconocemos adecuadamente a las nuevas teatralidades? ¿Evolucionamos hacia...

Leer más

Daniel Primo

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Daniel Primo

37 años / Apizaco, Tlaxcala

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Por ahí de los veintiséis años, después de estudiar Física y Comunicación Visual sin hallar rumbo, conocí a una persona que me enseñó el camino de las artes vivas y que se convirtió en mi maestro querido.
Durante los años que trabajé con Alain Kerriou conocí a muchos creadores técnicos y artistas de los que aprendí buena parte de lo que sé ahora. Creo que decidí tomar y seguir caminando ese camino por las personas que lo caminamos, porque con ellas es donde mejor encuentro el despliegue de mi creatividad.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

La verdad es que mi aproximación a las artes vivas es muy reciente y todavía intento responder preguntas súper básicas como qué son y cómo funcionan los dispositivos, sobre todo porque la tradición escenográfica en México está desvinculada del lenguaje del video escénico, que es una de las principales directrices de mi investigación creativa.
Por otro lado, me es difícil renunciar al anhelo adolescente de querer cambiar el mundo. Pienso que hoy ese anhelo es más vigente que nunca y una de las actividades más importantes de mi proceso creativo es la de concebir proyectos críticos de las ficciones y los dispositivos que perpetúan las relaciones de opresión.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

[espacio-documento-símbolo]
Pienso mucho en el lenguaje escenográfico como motor de transformación de las ficciones. Me interesa crear dispositivos que modifiquen la forma en la que vemos y habitamos el mundo.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

En primer lugar, considero que lo más importante del teatro en este momento histórico son sus cualidades de reunión. De acercar a las personas y ponerlas en un mismo lugar y potenciar su fuerza vital en ese intercambio de los cuerpos.
Al mismo tiempo, lo irrelevante que le resulta el teatro a la hegemonía de los capitales culturales es sumamente importante, puesto que potencializa sus cualidades transformadoras y críticas y nos permite crear sin el yugo de la plusvalía.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Los modelos de ficción que perpetúan los arquetipos de violencia y el empeño de su defensa.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Les deseo un futuro y la voluntad de luchar por él.
Que consideren factible su quehacer como creador de la realidad de todos más allá de la de ellos mismos.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Personalmente estoy viviendo esta emergencia como una oportunidad para pensar y para estudiar a una velocidad diferente. Los modos de producción artística de nuestro tiempo son muy agresivos con el tiempo y con la vida de los creadores, y esta pausa obligada me está permitiendo reflexionar sobre mi propio quehacer en vías de un futuro implausible.
En este sentido, me gustaría volver a una realidad mejor pensada y con mejores y más conscientes oportunidades para reunirnos.

Más participantes

Daniel González Moreno

La fotografía captura un instante que no se repetirá, siempre me pregunto cómo detener ese momento en que el artista entrega su talento, detener el...

Leer más

Adriana Olivera

Mi pregunta existencial ahora es: parece que la forma en la que yo acostumbraba a trabajar ya no es, mi nueva realidad es el desempleo,...

Leer más

Ana Beatriz Martínez

Anhelo ser nadie. Me parece que en estos tiempos tan envenenados de narcicismo, deseos de fama, éxito, premios y seguidores, ser nadie puede ser un...

Leer más

Arizbell Morel Díaz

Preguntas: ¿Existe una identidad compartida? ¿Qué es el teatro? ¿Puede el teatro, lo humano, ser realmente universal? ¿Qué diferencias existen en la expectación de acuerdo...

Leer más

Emmanuel Lapin

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Emmanuel Lapin

26 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Originalmente quería ser músico y el plan maestro era profesionalizarme como violinista o pianista en el Conservatorio Nacional de Música, pero mi primera maestra de teatro en la preparatoria, Brisa Rossel, me dijo que era «carne de escenario» y me cambió la vida.
Yo no entendía muy bien la expresión, pero le hice caso y continué estudiando Teatro profesionalmente.
Soy teatrero pero la música nunca me deja.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Quién es el otro? ¿Quién soy frente al otro? ¿Cómo escuchar en escena? ¿Cuál es el ritmo de la escena?
Con los años he descubierto que las preguntas más sencillas son las más difíciles de responder y eso funciona como catalizador en mi actividad como creador, un investigador nunca deja de preguntarse. No hay certezas para actuar (ni arriba ni abajo del escenario) sin embargo el escenario, como una lupa, revela y amplifica nuestros deseos y dolores más profundos. Y eso es bello e importante.
Definitivamente anhelo crear en comunidad, con equipos de trabajo que disfruten de estar ahí y sepan que amar es justamente su potencia creadora.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

¿Tres nada más?

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro nos revela, aunque no queramos ver, aunque queramos esconder la verdad, aunque queramos trastocarla o negarla. Los griegos sabían que el teatro era el espacio idóneo para contemplarse.
Actualmente estamos alejados de ser una sociedad con la capacidad de mirarse, sobre todo por la sobre estimulación a la que estamos acostumbrados, pero justamente, y en contraste, el teatro surge con potencia a partir de una palabra, una mirada o una respiración.
El arte del encuentro no desaparece pese a lo fortuito e impersonal de nuestras relaciones actuales. Tampoco quiero sonar como un detractor de nuestra actualidad, ya que soy un hijo de este tiempo y creo que hasta en la virtualidad la ficción encuentra la manera de aparecer e inesperadamente revelarnos.

Cuando pienso en el teatro y lo virtual me sorprendo pensando: «¡Es 2020, tenemos internet y hablamos de teatro!» Probablemente lo más punk y outsider que alguien puede hacer en estos tiempos. Que nunca muera esa conversación.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Me cuesta trabajo pensar en un solo modelo teatral en México porque he visto muchos, desde el que produce sin un peso hasta los que producen con mucho y aspiran a un teatro que se parezca más a un concierto de Madonna que a una obra de teatro.
Creo que debería cambiar la inequidad, los discursos de poder que legitiman a dos o tres y especialmente los prejuicios que se siembran desde las escuelas de teatro, esto se conecta de nuevo con los discursos de poder absurdos que generan seguidores, no creadores.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Deseo que sus hermanos mayores del teatro no les hagan bullying, esto traducido en que si acaso hay muchas cosas para desmotivarse no sea lo único a tomar en cuenta en el panorama actual de nuestro teatro.
Les deseo condiciones favorables de parte del gobierno y sus instituciones culturales.
Les deseo inspiración, profundidad y preguntas que enriquezcan su arte.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Son tiempos extraños, pero todo lo que nos saca de nuestra zona de confort nos sirve para reestructurar nuestros sistemas de pensamiento. Tengo la fortuna de poder quedarme en casa y darme el tiempo de pensarme a partir de lo doméstico, a lo cual no estaba muy acostumbrado.
Reflexiono sobre mi salud física y mental y leo libros atrasados, escucho mucha música y fantaseo en que todo lo aprendido en esta cuarentena tendrá efecto en el teatro que vendrá.

Más participantes

Karla Rodríguez Lira

En cada nuevo proyecto me hago nuevas preguntas que me llevan a involucrarme con personas, saberes, lugares y existencias diversas y esto es lo que...

Leer más

Sandra Noëlle Rosales Depraz

Mis preguntas son variadas, giran en torno a la comprensión de las nuevas teatralidades y principalmente a la creación del teatro para niñas y niños...

Leer más

Jaime A. Rosales D.

¿Qué tanto el desplazamiento del pensamiento crítico acerca del teatro y las artes escénicas está relacionado con un modelo de difusión que privilegia la comercialización...

Leer más

Zabdi Blanco

Como artista, me pregunto constantemente si lo que estoy haciendo es vigente, si es útil para la sociedad, si lo que estoy diciendo es lo...

Leer más

Mariana Moyers

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Mariana Moyers

29 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Mi papá nos llevaba a mi hermana y a mí al Anfiteatro Simón Bolívar donde se presentaba cada semana un espectáculo para niños, no necesariamente teatral, pero esas primeras experiencias como espectadora me marcaron. Luego empecé a decir poesía en voz alta y escribir algunos cuentos con ayuda de mi mamá que también se sabía de memoria muchos poemas y le gustaba escribir. Así que el hecho de ser espectadora asidua y el cariño por contar historias fueron ocupando mi mente y mi tiempo.
No creo haberlo decidido con precisión en algún momento… no sé si lo hubiera hecho igual de haberlo pensado a cabalidad.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Siempre hago giros de investigación y pensamiento acerca de la vitalidad del fenómeno teatral ¿qué tiene esto que sigue estando vivo? ¿Qué del teatro seguiría estando vivo aún si desaparece como lo conocemos? ¿Qué había de teatro en las vidas de las personas que no lo llamaban o llaman así?
Y en torno a esas preguntas me interesa seguir descubriendo mi camino en las facetas que sean necesarias para responder a esas cuestiones.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Estoy segura de que mi manera de habitar el teatro no es singular. Hay muchas creadoras y creadores que me han inspirado y siguen inspirando, afortunadamente. Pero si pudiera elegir algunas palabras, sean o no particulares de mi quehacer serían: Antropocentrista – Investigación – Utópico.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

He pensado mucho acerca de que el origen del teatro es la necesidad humana de traducir y comunicar el universo a otros seres humanos. Así que, en este momento de híper comunicación y aislamiento, donde aquella fábula de la cueva de Platón se vive a un máximo nivel, el fenómeno teatral está jugando un papel central en el manejo de esa información.

Y nos toca a nosotros, los que nos damos cuenta de ese fenómeno, observar y cuestionar la manera en que la teatralidad está jugando… y no de manera neutral. Esto sin duda debe cambiar los paradigmas de “hacer teatro”.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Creo que todo debe cambiar (que no en todos los casos es desaparecer); no solo los discursos, los modos de producción y la estructura misma de “las ficciones” sino las condiciones de trabajo bajo las que se hace teatro. Esta última es, sin duda, la necesitad de cambio más urgente y reclamada dentro del gremio.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que cuestionen ferozmente a sus escuelas desde y dentro de las escuelas.
Que sepan que al aprender teatro ya están haciendo teatro y por eso desde ahí deben cuestionar el orden de las cosas.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Estoy viendo teatro en los lugares más insospechados y “poco ortodoxos”, según la doctrina tradicional del edificio teatral. Eso reconforta mis ansias. El fenómeno teatral sigue, aún sin nosotras.
Lo que deseo es que cuando volvamos a estar juntos, le demos cabida a ese estado de “no-normalidad” que va a continuar. Que no queramos retomar un mundo que ya no existe, sino generar modos y discursos que dialoguen con ese nuevo estado de las cosas.

Más participantes

Mahoalli Nassourou

Si no me cuestiono mi hacer, sentir y lo que pasa a mi alrededor no sabría cómo posicionarme. Yo me alimento mucho de las situaciones...

Leer más

Sergio Salinas Martínez

Me gustaría poder seguir desarrollándome en el teatro, pero las condiciones laborales no son favorables para vivir al 100% de ello. Podría pensar en reformas...

Leer más

Rodrigo Castillo Filomarino

¿Cómo puede ser la música un sujeto dramático? ¿Cómo crear de mejor manera espacios, ambientes, lugares, tiempos y espacios a través de la música? Creo...

Leer más

Alberto Ontiveros

¿Cómo articular un discurso para esta región, el noreste de nuestro país, detonado desde el arte contemporáneo? ¿Cómo hacer que nuestro trabajo sea un punto...

Leer más

Yuriria Fanjul

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Yuriria Fanjul

37 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Respuesta corta: ¡Por accidente!
Respuesta larga: Tenía 24 años y estaba terminando mi Licenciatura en Filosofía y Música y un verano me inscribí a un curso de canto como un taller para terminar mi tesis que era sobre improvisación musical y filosofía contemporánea francesa. Cuando llegué a ese taller, resultó no ser una escuela de música como yo creía, sino una escuela de voz para actores, Royhart Artistic Center. Al entrar al salón de ensayos de teatro el primer día, me sorprendí muchísimo porque algo más grande que yo, que no puedo explicar, me poseyó. Fue casi una experiencia espiritual espontánea. Al sentir el espacio escénico supe en ese instante que había nacido para estar allí. Sentí que ese espacio era lo que más sentido me hacía y que intuitivamente ya lo conocía. Fue como un reconocimiento. Sin embargo, dejé pasar esa experiencia al terminar el taller, la ignoré un poco, y luego la olvidé. Volví a mi mundo de la filosofía y la música pensando que yo seguiría en la vía intelectual y musical, terminé mi tesis, y hasta me fui a vivir a un centro de meditación durante dos años… Y un día, caí en cuenta que llevaba un año cantando una canción en la mente que no me dejaba en paz; era una canción que había aprendido en la primera obra de teatro que hice en la primaria, a mis diez años. Por alguna razón, mi subconsciente me estaba llamando a recordar que el teatro había sido mi mundo desde niña. ¡Y llevaba dos años ignorándolo! De pronto, gracias a esa canción, ¡me acordé! A lo que más jugaba de niña era a hacer obras de teatro, había actuado un poco en la escuela, pero sobre todo actuaba regresando de la escuela, encerrada en mi cuarto, frente al espejo…. Los fines de semana incluso escribía obras de teatro con mis primos y sentábamos a mis papás en la sala y les cobrábamos 50 centavos el boleto para vernos actuar…
Hacía teatro todo el tiempo. No sé por qué lo interrumpí en la adolescencia y lo olvidé durante tanto tiempo. Finalmente, a mis 26 años, me admitieron en la Maestría de Jacques Lecoq en Londres y nunca más lo pude dejar. Siento que el teatro me encontró a mí y no yo a él.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Qué es lo que permite la conexión entre el artista escénico y el público? ¿Entre el artista escénico y el personaje? ¿Cómo le hace un buen actor para siempre ser buen actor?
Mis anhelos son seguir nadando en el teatro para siempre, visitar las obras clásicas que son perfectas y poder interpretar a los personajes más entrañables, pero también hacer teatro nuevo. Me gustaría actuar a la par de grandes actores, en los grandes teatros. Como directora de escena anhelo poder ser más clara, asertiva y valiente.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Búsqueda, emoción, liberación.
Cuando habito el teatro me siento en un estado de consciencia expandido. Es como si yo me desplegara en mil «yos»: en mi esencia como humano, en mi individualidad y en todos mis potenciales al mismo tiempo.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

La misma de siempre: seguir celebrando las interacciones humanas y hacerlo para darnos cuenta de que la vida humana ya es un teatro: nuestra vida es una obra dentro de una obra. Habrá que ir al teatro para seguirlo recordando… se nos olvida.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

La sobreactuación. Pareciera que no hemos entendido que el teatro y la actuación es algo inherente al ser humano y que no hay que hacer ningún esfuerzo para sentir emociones y recrearlas.
Los teatreros tendemos a siempre hacer de más y perdemos la verdad, y nuestro teatro es malo. Por eso en México no tenemos tanto público y nuestra industria carece de apoyo y no es rentable. Eso tiene que cambiar urgentemente para que podamos seguir viviendo del teatro. Tenemos que hacer mejor teatro y yo creo que eso empieza en dejar de sobreactuar, en dejar de ser falsos.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Mejores presupuestos, más inteligencia corporal, más sentido del humor y expandir la capacidad de reírse de uno mismo.
Deseo que las generaciones teatrales tengan el valor de ver su propia verdad y que dejemos de crear cosas no interesantes y sin imaginación, sin poesía.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Cualquier gran artista, científico o creador, alcanzó cosas grandes por pasar tiempo en soledad. Cualquier artista, incluido el artista teatral, se puede beneficiar de este tiempo de aislamiento para profundizar en su ser artista. Sin embargo, ¿si podremos hacer teatro virtual o no? Sí podremos, pero no bastará. Tendremos que seguir buscando la representación en vivo y espontánea, aunque por un tiempo ésta tenga que ser filmada.

Más participantes

Rodrigo Castillo Filomarino

¿Cómo puede ser la música un sujeto dramático? ¿Cómo crear de mejor manera espacios, ambientes, lugares, tiempos y espacios a través de la música? Creo...

Leer más

Lorea Montemayor

En este momento me cuestiono e investigo mucho acerca de nuestro instrumento actoral ¿Qué tanto lo conocemos? ¿Lo utilizamos a nuestro favor o en nuestra...

Leer más

Omar Esquinca Sánchez

¿Por qué hacer teatro? ¿Para qué hacer teatro? Creo que son las esenciales y continuas preguntas. ¿Cuál es nuestro rol e importancia para la sociedad?...

Leer más

Álvaro Cerviño

¿Qué quiere ver el público? ¿Qué puedo mostrarles? Mi anhelo imposible: una réplica del Corral de Comedias de Almagro en México y montar todos los...

Leer más

Juan Carlos Franco

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Juan Carlos Franco

30 años / Querétaro

 

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Fui al teatro. Siempre que me preguntan, respondo eso: fui al teatro. Ahí me enamoré, aunque no sé bien de qué cosa. Quizás tenga que ver con la última pregunta de este cuestionario, un placer por conectar, o quizás sólo tuve la suerte de ver piezas que atesoré y sigo atesorando: un «Pedro y el lobo» de sombras, la primera obra que vi; un complejísimo musical sobre el sistema digestivo en el auditorio de la primaria; «La importancia de llamarse Ernesto», con una Mariana Hartasánchez mucho más grande que el teatrino en donde se presentaba; decenas y decenas de lecturas dramatizadas en el Festival de Joven Dramaturgia, donde, quizás, me di cuenta que esos que hablaban de sus obras, siempre fachosos, eran relativamente cercanos a mí en edad y en intereses, y que quizás yo podría ser uno de ellos años después. Acá estoy, años después.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

He pensado mucho en esto últimamente. En cierto modo, el momento que vivimos (en el país, en nuestra cultura, en los terremotos políticos del mundo) ha cambiado muchas de las preguntas que me hago como creador, pero sobre todo ha aclarado mis anhelos.
Deseo, en pocas palabras, poder vivir una vida plena ejerciendo mi profesión con libertad y sin precariedad. Ya no es viajar profesionalmente, poder trabajar con creadores que admiro o poner un negocio para sostenerme en tiempos difíciles: es poder acceder al mínimo de dignidad. Y eso me parece, si bien un poco esclarecedor, también sumamente triste.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

No creo que mi trabajo sea singular o distinto. Estoy seguro que ha sido influido por los creadores que admiro, y también por los que no.
No es que la originalidad no exista, sino que es verdaderamente rara de encontrar. Y sin embargo, me siento afortunado por poder hilvanar algo cercano a un estilo a través de elementos de otros. Para mí, los elementos centrales son la ironía, la indagación y la complejidad humana. Sin ellos no concibo hacer teatro, o al menos no el placer con el que lo relaciono, y los tres me los han dado otros creadores, en distintas formas y en momentos muy variados, desde los trágicos (traducidos, sin embargo, según nuestra visión del mundo) hasta los más innovadores creadores actuales.
He descubierto que asumir esta contaminación perpetua es mucho más fructífero como creador que una persecución eterna de la originalidad.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

En la práctica, ninguna. No estoy siendo cínico: el mundo, en todas sus batallas a vida o muerte y las complejas luchas en contra de un sistema injusto a punto de morir, no tiene mucha razón para voltear a ver a las artes. Pero hay en él un elemento desbordante, un exceso que, de hecho, es el que ha permitido que el teatro, junto con todas las otras disciplinas artísticas, hayan sobrevivido durante tanto tiempo, a pesar de guerras, enfermedades y cambios radicales en el pensamiento y la ciencia: nos dan perspectiva humana.
En debates tan complejos como los actuales, de la pandemia al sistema del capital, las artes nos permiten pensar con un espejo grande y brillante frente a nosotros. El teatro, además, lo hace en presencia, en convivio y en ficción, tres de las cosas que más atesoramos ahora mismo. La importancia del teatro ahora, me parece, la misma de siempre: difícilmente podemos confiar que ayudará a cambiar algo de facto, pero no por ello disminuye su relevancia, que es más bien reflexiva. Y la reflexión es el cimiento de un vuelco en cualquier paradigma. Ojalá lo sea también para el nuestro.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Tantas cosas. Para empezar, todos entendemos algo distinto por «modelo teatral», y de ahí se desprenden cientos de problemas que, en apariencia, nos distancian irremediablemente. Por eso creo que lo más importante es la unión entre los creadores.
El modelo teatral actual en México -me parece- tiene siempre como característica central la competencia. No hay espacios suficientes de programación, no hay presupuesto para todos, no existen los lugares necesarios en las escuelas de teatro ni extensión para aparecer en los medios de comunicación. Eso nos predispone, incluso antes de salir de la escuela, a una competencia feroz que no nos deja ver que, unidos, esos problemas que nos hacen competir (o al menos los más urgentes) se podrían criticar para diseñar y proponer en conjunto soluciones que, además, tendrán más posibilidades de cobrar realidad porque tienen el respaldo de todos.
Si nos organizamos, entre otras cosas, podemos conseguir (y lo hemos hecho) más presupuesto, más espacios, mejores condiciones de trabajo, reglas que se ajusten a la comunidad y no al aparato burocrático, medidas educativas, fiscales y sociales que acerquen a la población a las artes y, en consecuencia, generen más empleo…
La posibilidad está ahí: la de reconocer y aprovechar la potencia política del encuentro, que no significa el consenso total. Eso es una comunidad y nosotros aún no lo somos.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que no se dejen distraer. Los consejos así de generales siempre son una simplificación y es imposible que les hablen a todos, pero algo que he sentido conmigo y con mis colegas de generación es la enormidad del abismo de distracciones que nos ataca todo el tiempo. Muchas son las mismas que tiene, digamos, todo mundo: el Smartphone (¡todas esas apps!), los eternos estímulos para consumir, y tantas más.

Otras son distracciones necesarias, como la salud, la familia, el medio ambiente, la lucha contra la precariedad y el interés en el futuro en general. Pero hay muchas que son propias de nuestro campo de trabajo: la fama, el poder, la lucha egoísta por los espacios y los presupuestos, la visibilidad y la viralización por encima de todo.
El problema no es tanto que nos distraigamos, sino que esas distracciones se empiezan a volver nuestro oficio. Hablar de nuestra obra, mostrarnos en redes, cabildear nuestros proyectos, encontrarnos en las fiestas son parte de lo que hacemos, pero no deben convertirse en ello. Al final, lo que importa en una carrera teatral es todo lo que, honesta y sensiblemente, podemos poner en escena. El mundo hace mucho ruido y es cada vez más ensordecedor, pero nosotros podemos -y quizá debemos- resistir celosamente a ese escándalo.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Me gustaría que lográramos comunicarle a la gente, a esos espectadores que piensan a veces en el teatro pero nunca se deciden a llegar, que la ausencia que sentimos ahora al dar o tomar clases en Zoom, al ofrecer un live para quien quiera verlo, o mandando todo tipo de mensajes por nuestro celular, es justo la del contacto, la de la presencia del otro alimentándonos, y ESO es el teatro. Parece romántico, casi utópico. Pero me gustaría decirles: ese momento primal y tan simple sin el cual nos sentimos desvalidos, ajenos, es eso. Es lo que tanto nos apasiona del teatro a los que lo hacemos, lo sepamos o no. Es lo que, invisible, se vuelve adictivo para los espectadores asiduos. Es lo que nos conecta en la vida social, claro, pero es también lo que nos da tanto placer en el escenario y desde las butacas: poder sentirnos conectados, en relación implacable con un ser humano que no somos nosotros, con su dolor, su esperanza, su placer.
Y entonces el deseo, en última instancia, sería ver a gente con ganas de reconectar tratando de hacerlo de nuevas maneras, aunque al menos una de ellas sea tan antigua como la historia. Y no tenemos que ser optimistas o pesimistas con esto: tenemos que hacer que las cosas se muevan.

Más participantes

Tania Rodríguez

El teatro sucede en vivo y cada presentación es diferente. Lo que sucede en cada espectador derivado de presenciar un acto escénico es único. Esta...

Leer más

Osvaldo Sánchez Valenzuela

¿El teatro es una herramienta de transformación social? Si es así, ¿por qué no le apostamos a nivel comunidad, con hacer una campaña nacional? Una...

Leer más

Frida Chacón Huicochea

El cómo desarrollar, reinventar y repensar nuevos modelos de producción, gestión y autogestión donde podamos construir diálogos pertinentes y atender las necesidades emocionales y sociales...

Leer más

Jacqueline Serafín

Hoy el teatro sigue teniendo la importancia que siempre tuvo, para las personas que convoca. Es un espacio de reunión, de comunión y de creación...

Leer más

Julieta González

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Julieta González

55 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

¡Realmente fue el azar!

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Producir Hamilton algún día.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

La producción es el eje comunicador entre los creadores y el público.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro cuenta historias, nos ayuda a vernos y ya escribe nuestras experiencias en este difícil momento desde ahora.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

La separación entre el llamado teatro subsidiado y el comercial. Ambos nos retroalimentamos.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que nunca pierdan de vista al público.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Desde el Colegio de Productores estamos trabajando de la mano de autoridades para crear estrategias que permitan la supervivencia del sector y de la infraestructura teatral; los espacios y la gente que labora en ellos.
Espero que el regreso sea gozoso, extenso y que el teatro sea de nuevo un espacio seguro para todos.

Más participantes

Helena Hernández

Desde niña tuve una fascinación especial por las artes escénicas. Mi juego preferido era organizar la pastorela familiar de fin de año [evento que sigo...

Leer más

Pedro Castellanos Lemus

Me intriga la indagación escénica de las diferentes formas de interacción entre las personas y su mutua transformación en lo corporal, lo intelectual y lo...

Leer más

Stefanie Izquierdo Martínez

Creo que hay prácticas escénicas y lo que encuentro esencial es el contenido casi siempre político y profundo; la narrativa con el que se dialoga...

Leer más

Bernardo Gamboa

Básicamente me apasiona crear experiencias que sacudan, diviertan y movilicen algo en el otro. Quizá la verificación de tu propia existencia es más clara cuando...

Leer más

Antonio Salinas

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Antonio Salinas

44 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Tuve la suerte de estudiar el Bachillerato de Arte y Humanidades en un Centro de Educación Artística del INBA, ese fue mi primer acercamiento al arte. Tenía la disyuntiva de estudiar danza o teatro. Y gracias a una intuición y a la orientación de mis maestros hice primero la carrera de bailarín en la Escuela Nacional de Danza y luego la de actuación en la Casa del Teatro. El cuerpo tiene un tiempo y era importante darse prisa para aprovechar al máximo las posibilidades corporales. Ahora me encuentro muy contento fluyendo de un lenguaje a otro.
Pienso que uno se dedica al teatro por un contagio luminoso. Un día ves alguna obra que incendia tu mente, cuerpo y corazón y quieres ser parte de ese incendio. Ese fue mi caso, vi danza y teatro que me cautivaron. Conocí artistas multidisciplinarios que me inspiraron a crear obra y pensar el arte como una profesión compleja y respetable. Yo me dedico al teatro porque ante todo me provoca un enorme placer.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

La más importante para mí tiene que ver con el milagro y misterio del lenguaje. Los seres humanos hemos desarrollado complejas estrategias y herramientas para comunicarnos, para hablar de lo que inquieta nuestra razón, nuestro sentido de justicia, nuestro malestar emocional y lo sublime que es pensar la vida en sí. ¿Cómo estructurar el lenguaje escénico rompiéndose a sí mismo a la vez que toca al espectador? Para mí el final último del teatro es tocar.
Hay algo que a mi entender ningún arte puede lograr tan claramente como el teatro y es lo que denominamos ficción. La naturaleza puede aludir al canto, a la danza, la plástica e incluso a la arquitectura. Pero el concepto de ficción, según yo, solo pertenece a los seres humanos y eso me apasiona.
De ahí que mi anhelo por vivir en las artes escénicas es tocar y ser tocado. Hacerme y hacer sentir que la vida corre por nuestras venas. Uno hace y va al teatro para matar al monstruo del aburrimiento y recordar que está vivo y que vale la pena vivir.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Esas tres palabras más que una descripción, son un constante deseo: Prenderse en llamas.
Todos mis trabajos tienen implícita una pregunta que tiene que ver con los límites y bordes del lenguaje. ¿Cómo se transita entre la palabra y la acción física por ejemplo? ¿Cómo dialoga lo clásico y lo contemporáneo?

¿Cómo se relaciona lo real y la ficción?
Tuve una formación multidisciplinaria y eso me disciplinó de una manera que valoro y al mismo tiempo trato de romper constantemente. No sé si eso me hace singular porque muchos artistas nos estamos haciendo la misma pregunta. Sobre todo en una era donde lo tecnológico lo atraviesa todo.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro ha sido importante por diferentes razones a lo largo de la historia, hoy me parece que es una especie de resistencia de la experiencia de lo vivido y presencial frente a una sociedad que se torna cada vez más virtual. Actualmente podemos reconocer y entender más o menos la importancia de ambas.
Hoy día es importante porque NO es posible dadas las condiciones de pandemia mundial. Y los “NOs” tan exacerbados derivan en “SIs”.
Hacedores y espectadores, de manera forzada y en algunos casos obligatoria nos tuvimos que encerrar y en algún momento tenemos que ponernos a pensar en qué queremos, quiénes somos, a dónde vamos. Este forzamiento por supuesto que provoca tensiones que generan más preguntas efervescentes que sin duda encontrarán posibles respuestas en el teatro, el arte, la ciencia, la política y un extenso etcétera.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Es una pregunta muy difícil de responder porque vivimos en un país muy grande, con muchos tipos de teatro y por lo tanto múltiples modelos posibles.
A cada lugar que he tenido la oportunidad de viajar le pregunto a los hacedores de teatro sobre las ventajas y desventajas del modelo que usan para crear y todos en muy diversas partes del mundo tienen las mismas quejas, todos creen que sus modelos son perfectibles y que dejan a alguien fuera.
He observado que cada gestión cultural mal o bien trata de incluir a los más diversos tipos de arte, pero ha sido imposible incluirnos a todos.
Lo que pienso que tenemos que revisar, es el modelo de mundo en el que vivimos.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que sean muy felices haciendo teatro, parece una obviedad pero a veces no lo es. Les deseo que conserven su espíritu de cuestionar los paradigmas antiguos de éxito, de ser hombre, mujer, artista y más.
Y que tengan mucha fuerza, amor y valor de vivir un mundo que está cambiando de manera vertiginosa.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Extraño ya estar en el teatro, dando funciones, trabajando en el salón de ensayos, dando clases.
Es muy fuerte, pero comprensible dada la coyuntura no poder hacer la actividad para la que te has preparado constantemente toda tu vida porque tienes la esperanza de que el teatro le hace bien al mundo.

Pero hoy estar juntos es peligroso y eso impacta de manera muy resonadora en la mente de hacedores y espectadores. Por lo tanto, implica ser muy creativo para mantener la calma y la conexión con la gente que amas y aprecias profesionalmente.
Deseo que cuando volvamos a estar juntos valoremos nuevamente la presencia. El estar unos frente a otros disponibles para compartirnos. Mi deseo utópico es que no solo los hacedores de arte en todas sus áreas reactivemos la actividad cultural, si no que el público haya reclamado para que se abrieran prontamente los teatros porque es importante y porque todo esto ha pasado.

Más participantes

Arizbell Morel Díaz

Preguntas: ¿Existe una identidad compartida? ¿Qué es el teatro? ¿Puede el teatro, lo humano, ser realmente universal? ¿Qué diferencias existen en la expectación de acuerdo...

Leer más

Ingrid Sac

Creo que en un nivel técnico (que es parte de mi quehacer) me pregunto ¿qué más se puede hacer? pero creo que una de mis...

Leer más

Tizoc Arroyo

Vivimos momentos desoladores, violentos y voraces, inmersos en una sociedad deprimida. El teatro nutre el alma y la conciencia de la sociedad. Conecta con los...

Leer más

Emma Dib

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Emma Dib

55 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Siempre quise ser actriz. De niña había participado en obras de teatro escolar y mi madre me llevó al teatro. El impacto de esas experiencias fue contundente para mí. Pero no fue sino después de dos años de haber terminado la carrera de Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, que tomé la decisión.

Considero que llegué justo cuando estaba preparada. Tenía que vivir tres acontecimientos fundamentales en mi vida: Primero, estudiar pedagogía con grandes maestros -mujeres sobre todo- transitando este camino en un equipo de trabajo muy interesante. Segundo, y al mismo tiempo, ser Consejera Técnica Alumna de la Facultad y formar parte activa en el Movimiento Estudiantil del 86, dentro del CEU, Consejo Estudiantil Universitario. Y el Tercero, que catapultó mi decisión, fue trabajar dos años en Educación Tecnológica y Educación para los adultos, eran interesantes, pero no estaba en mi sitio. Estas tres experiencias me permitieron aproximarme a mí misma, a los otros y a un propósito de vida de un modo que no había conocido, intenso, profundo, solidario y comprometido, excepcional. Entonces, me di a la tarea de ver dónde podía estudiar.

«Pero ¿qué estoy buscando? -me dije- tengo que ser una actriz universitaria, si no es en la Facultad -tenía que tomar distancia-, será en el Centro Universitario de Teatro». Recuerdo en mi primera entrevista, cuando Julieta Egurrola me preguntó ¿por qué actuación?, le contesté «no puedo dejar pasar más tiempo». A pesar de que ese proceso fue de un alto nivel de exigencia en todos sentidos, me sentía muy bien. Entonces, recuerdo haberle dicho a mi madre, «estoy en el camino, pero si no es aquí será en otro lado» y cuando me aceptaron le dije «estoy en el camino y estoy en el lugar». Desde entonces el Teatro es mi trinchera y la actuación mi compromiso vital.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Estoy siendo consecuente con lo que siento, quiero y pienso? ¿Estos tres aspectos están en armonía o no? ¿Qué tengo que hacer para encontrar un equilibrio?

Creo que mi anhelo fundamental es aspirar a un crecimiento y un aprendizaje continuos, constantes y consistentes en el Teatro, en lo ontológico, mi ser actriz, en lo axiológico, mi ethos profesional y en lo poético, en mis procesos creativos.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Actuación, pedagogía e investigación, tanto del proceso escénico como del proceso pedagógico.

En mi devenir, he tenido la fortuna de aprehender al lado de grandes maestros y grandes compañeros, tanto en la Pedagogía como en el Teatro, porque a pesar de que cuando inicié en el segundo, en un proceso de autoafirmación medio ingrata e ignorante, quise olvidar y dejar por completo a la primera, pero fueron precisamente dos grandes maestros de teatro quienes me lo impidieron: Esther Seligson y José Ramón Enríquez. Entonces, considero que si en algo es particular mi manera de habitar el teatro es el cruce de ambos caminos. Además de que provengo de una familia muy numerosa y eso me ha hecho entender, vivir y valorar desde siempre, a veces a trompicones, la importancia del colectivo. Por esto último es que, a pesar de que he cometido varios errores en mi vida, creo que soy una persona que tiende a mediar y a cooperar más que distanciar y competir, sin que por ello haya dejado de plantear mi posición.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El Teatro es una de las manifestaciones artísticas más complejas del ser humano. Es un arte que congrega, concilia y confronta. Es un espejo de la naturaleza humana en toda su dimensión, desde la parte más luminosa hasta las zonas más oscuras.

Tiene el poder de develar y revelar hasta los rincones más intrínsecos del ser, no por nada ha sido referente de la Filosofía, la Literatura, la Sociología y la Psicología. Es la unión de los contrarios, es -como dijera Ludwik Margules- una militancia, yo diría vital, poética, estética y discursiva. Es pasión y es vida.

Es y ha sido siempre imprescindible porque es liberador y propicia la consciencia de lo que somos y de lo que somos capaces de pensar, sentir y hacer. En momentos como éste, tan abrumadoramente difíciles, su ausencia de los escenarios ha evidenciado la necesidad invaluable de su presencia, porque en su cualidad efímera, es un presente que deja huellas indelebles.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

No sé bien a bien qué significa «nuestro modelo teatral». Yo creo que no existe una forma sino varias de aproximarse a y hacer teatro y esto es muy sano, porque abre la posibilidad del diálogo.

Por otro lado, me parece que el Teatro está siempre en constante cambio y nosotros tenemos que estar a la altura de las circunstancias, si no es así, no es él, sino nosotros quienes nos estamos anquilosando.

Estos tiempos nos están enseñando, desde mi punto de vista, que es fundamental que no pierda su esencia viva del presente in situ, pero que puede dialogar, sin que esto se vuelva una condición, con los nuevos lenguajes que ofrece la virtualidad, como en otro tiempo ha ocurrido de maneras muy afortunadas con el cine.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que desplieguen todo su potencial con determinación, pero con humildad, respeto y agradecimiento tanto al Teatro como a todos aquellos que les han antecedido, porque si bien pueden tener -y es deseable- posiciones distintas, innovadoras y hasta opositoras, pueden andar y generar nuevos caminos gracias a todo lo que se ha sembrado con anterioridad.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Digamos que estoy tratando de prepararme para el reencuentro vivo e inexorable del acontecer vital del teatro. Extraño mucho las presencias, la experiencia cuerpo a cuerpo con el otro, pero trato de valorar estos momentos en su carácter excepcional e intento acompañar y sentirme acompañada por mis familiares, amigos y colegas, ya sean docentes, estudiantes y compañeros de montaje en esta dura batalla contra el virus. Estoy segura que algo tenemos que aprehender y escuchar de la Naturaleza, del otro, de lo Otro, del Teatro y de nosotros mismos.

Cuando volvamos a estar juntos espero que hayamos aprehendido lo que a cada quien nos toca y hayamos pasado por una «metamorfosis» que nos haga mejores seres humanos y mejores personas de Teatro.

Más participantes

Teresa Díaz del Guante

Decidí hacer TEATRO -y lo decido cada día- porque es el lugar donde mejor respiro, porque es un conjuro y si hay algo certero en...

Leer más

Daniel Austria

¿Cómo acercar el teatro a cada rincón? ¿Cómo se comparte la emoción que te hace sentir el teatro? Llegará algún día en el que el...

Leer más

Zheyra Sofía Vera Castillo

¿Cómo podemos relacionarnos con el teatro virtual? ¿Qué caminos tomará el teatro? ¿Cómo llegar al público? Me gustaría que en Oaxaca hubiera una escuela pública...

Leer más

Ana Isabel Esqueira

¿De qué depende que nos conmovamos frente a la obra de arte? ¿Sigue siendo el teatro el lugar para la verdad? ¿El teatro se disipa...

Leer más

Javier Malpica

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Javier Malpica

54 años / Ciudad de México

 

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Inicié montando obras de teatro con un grupo de amigos. Primero montábamos obras de autores clásicos, después junto con mi hermano di el salto a convertirme en el creador de los textos que llevábamos a escena. Y desde ese momento decidí que quería seguir por ese camino. La posibilidad de ver a tus propios personajes materializarse en personas reales, así como el proceso creativo que exigía el trabajo de muchos cómplices, me hizo enamorarme del teatro.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Mis motivaciones como dramaturgo están ahora orientadas en los alcances del diálogo y la palabra para materializar mundos y personajes complejos. Estoy en la búsqueda de lo mínimo en lo escénico y lo máximo en lo imaginario.
Mi principal anhelo es poder llevar a escena tanto texto como pueda escribir y conectar con el público, provocarlo y emocionarlo.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Buscar lo entrañable.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

En cada momento de crisis considero al teatro como el arte más crítico y capaz de llevar a la transformación del mundo, a partir de la transferencia que consigue con los espectadores.
Actualmente las crisis sanitaria y económica nos exigen preguntarnos cuáles son los caminos que debemos seguir como sociedad para superarlas.
El teatro siempre es capaz de incitar a la reflexión y a provocar a los creadores y al público a cambiar y mejorar el sistema en que vivimos.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

La primordial necesidad del teatro, así como de todas las artes escénicas, está en la existencia de un público.
El verdadero cambio en el modelo teatral institucional sería aquel que permitiera la creación de públicos fieles y abundantes, de modo que el teatro sea una necesidad para la sociedad y un producto sustentable para sus creadores. Los caminos para lograr esto tal vez estarían definidos a partir de una correcta dirección del presupuesto destinado a las artes escénicas, para que en lugar de que éste se destine en la producción de montajes (a veces excedidos) sea posible garantizar las salas llenas y las temporadas duraderas.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que el modelo teatral permita la inclusión de todos los creadores teatrales, sin que por ello signifique entrar en una competencia descarnada.
Deseo que haya sitio de trabajo para todos.
Deseo que cada actor, dramaturgo, director, escenógrafo, etc., pueda encontrar un lugar de expresión.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Mi modo de enfrentar la cuarentena es a partir de la creación. No necesariamente escribiendo de modo emergente sobre el momento histórico actual, pero si expresándome en textos que sean factibles de llevarse más adelante a escena.
Mi principal deseo es que la crisis económica que será provocada por esta pandemia, no obstaculice el quehacer teatral, que los viejos proyectos sigan adelante, que no se corten presupuestos, ni se rompan compromisos. Y que si cambiamos sea sólo para bien del crear más y mejor teatro.

Más participantes

Elizabeth Pedroza

Me intriga la complejidad de la condición humana, los fractales tan diversos que la componen, la resonancia en lo colectivo, el acto tan puro y...

Leer más

Michelle Betancourt

Creo que cada proyecto o proceso creativo simula un esbozo de respuesta a esta pregunta, imposible de responder del todo. Los procesos actorales o artísticos...

Leer más

Francia Castañeda

Creo que lo que más me entusiasma de las artes escénicas es la indagación desde la interdisciplina. He decidido no creer en las artes puras...

Leer más

Alain Kerriou

Como artista interdisciplinario me pregunto sobre la elasticidad y cruces de discurso entre la escena y el mundo conceptual, así como el mundo conceptual se...

Leer más