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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Sabrina Tenopala

27 años / México, Estado de México / Michoacán

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Creadora escénica, cabaretera, docente

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

La verdad es que inicié sin la menor idea de nada, pero deseando encontrar algo -aún lo deseo-. No sabía qué, ni por qué, ni por dónde empezar. Mucho menos me pasó por la cabeza que a partir de ese momento me dedicaría al teatro y empezaría un camino lleno de búsquedas y resistencias. Cuando entré al Centro de Estudios Artísticos todo me fascinaba y llenaba de emoción.
Conocí el teatro y la actuación desde la curiosidad, la disciplina y el juego, pero uno que se jugaba muy en serio, tan en serio que era un asunto sagrado. Un juego al que había que entrarle sin certeza alguna y con un montón de preguntas. Un juego que tenía reglas muy claras, pero que a su vez, era cambiante, emocionante y misterioso. Nada de lo que había vivido antes se le parecía, claro que a los 15 años tampoco se ha vivido demasiado, pero desde el primer día que salí al escenario a dar función, supe muy bien que eso no era cualquier cosa, que afuera eso no se vivía, que era un extraño privilegio y que por eso había que cuidarlo. Por ello quise dedicarme a esto, porque el teatro implica cosas que me hacen sentido, porque no hay ninguna certeza, hay un montón de preguntas compartidas, y eso me parece emocionante, conmovedor y extraordinario.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Pienso que mis preguntas nacen y ordenan según mis circunstancias, mis inconformidades, mis deseos y las prioridades de mi curiosidad. Cambian, se mueven o se reformulan. Las preguntas que alimentan mis prácticas van desde: ¿Por qué carajos estoy haciendo esto? hasta ¿A quién va dirigido? ¿Qué me interesa decir? ¿Qué sería necesario hacer? ¿Algo es necesario? ¿Por qué seguimos insistiendo en el teatro? ¿Es el teatro lo que nos importa o es nuestro ego? ¿Dónde están las poéticas, las propuestas, la técnica en nuestro teatro? ¿Qué están viendo los y las espectadoras? ¿Alguien más que la gente de teatro va al teatro? ¿Los y las creadoras hacemos teatro porque nos da sentido o lo hacemos mientras esperamos que nos llamen a una serie? ¿Cuál es el lugar del teatro en estos tiempos? No tengo ninguna respuesta, ni siquiera pienso que sean tiempos para tenerlas, pero lo que sí pienso es en la necesidad de preguntarse cosas, de cuestionar y ser críticos y críticas frente al panorama que tenemos en la actualidad, el cual nos implica a todos y todas y a nuestras prácticas dentro del teatro.
Mi anhelo dentro de las artes escénicas sería el de un día presenciar un teatro con sentido ritual, que se haga sin inmediatez, sin pretensiones, donde no haya que exponer grandes ideas ni discursos, donde se apele a la convivencia, al misterio, a la duda. Donde ocurra el teatro y nadie tenga que explicar nada.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Las tres palabras serían: PONER EN DUDA.
Honestamente no pienso que mi manera de habitar el teatro sea singular o distinta. Me gusta más bien pensar en que yo formo parte de una comunidad, que a su vez forma parte de ciclos históricos en donde no somos singulares, sino que venimos de compartir cosas a través de las tradiciones y maneras de hacer teatro que nos conectan, y que aunque cada uno y una agrega o aporta cosas, no somos tan importantes como sujetos particulares, somos importantes en el colectivo.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

La de apelar a la memoria. El teatro existe porque reunirse es importante, y aunque ahora no sea eso posible, el teatro nos recuerda la importancia de vivir en comunidad, de compartir historias, de contar cosas, de imaginar y construir juntos y juntas. Y mientras sigamos buscando maneras de hacerlo, seguiremos haciendo del teatro un espacio de convivencia e indagación.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Pienso que deberían cambiar un montón de cosas: la falta de compromiso en el quehacer teatral, los discursos forzados en las obras, la corrupción en las instituciones culturales, el recorte y el mal uso de los presupuestos para el teatro institucional, la precariedad del teatro independiente, los abusos de poder y la misoginia en el teatro, el adultocentrismo en el teatro para niños y niñas, la falta de sentido crítico y el exceso de frivolidad en los y las creadoras escénicas y la centralización del teatro en la Ciudad de México, entre otros.
Sin embargo, pienso que algo que urge cambiar en nuestro modelo teatral cotidiano es el dar por hecho. Dar por hecho que no pasa nada, dar por hecho que no hay nada que hacer, dar por hecho que se acabaron las preguntas, dar por hecho que tenemos la razón, dar por hecho que nuestro pensamiento o nuestras ideas son importantes solo porque son nuestras. Dar por hecho que el teatro es una herramienta que está para servirnos y complacernos hasta exprimirlo.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Les deseo que encuentren los medios, la fuerza y la imaginación para seguir creando desde el amor, el deseo y la curiosidad, y nunca desde la precariedad, el conformismo o el fastidio. Que puedan vivir dignamente de su trabajo. Que todos los días escriban algo, vean algo, imaginen algo. Que lleven sus vidas y sus carreras con inquietudes, descubrimientos y sorpresas. Que formen comunidades. Que hagan teatro y crean en el arte.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Enfrento la emergencia haciendo lo que puedo para volver al teatro y para no perder la cabeza. Escribo, estudio, doy clases, leo, imagino cosas, cuento cosas que me imagino, trabajo en cosas que nada tienen que ver con el teatro, vuelvo de nuevo a leer, salgo a patinar, se me va la esperanza, veo cosas, vuelve la esperanza y así cada día.
Deseo que ocurra que el teatro vuelva a tener un lugar sagrado y que un día me toque participar de ello.

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