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Autor: teatrounam

Rodrigo Hernández González

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Rodrigo Hernández González

39 años / México, Michoacán, Uruapan

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Oaxaca, Oaxaca de Juárez

Oficio: Director artístico de La Locomotora Foro Escénico, actor, gestor, productor en la compañía Trilobite Teatro

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

A los 15 años me enamoré del teatro. Fue un amor de prepa.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Seguir haciendo y promoviendo teatro desde la autonomía, la descentralización y en pertenencia a una familia escénica. En este caso es Trilobite Teatro.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Pienso en palabras como auténtico, colectivo y en resistencia.
No me interesa pensar mi quehacer como algo que aspira a ser distinto.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Es el único arte que todavía no se puede bajar de internet. Y no me refiero a las experiencias virtuales… sabes a lo que me refiero ¿no?

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

El ego, las prácticas basadas en fórmulas patriarcales y eurocéntricas.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que crean en lo que somos como comunidad y se sientan orgullosas de pertenecer a este grupo de kamikazes.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Aquí en Oaxaca eso ya sucedió. Lo que ocurrió es que al escuchar el aplauso recordamos porque hacemos y amamos al teatro con tal profundidad.

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Susana Romo

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Susana Romo

47 años / México, Jalisco, Guadalajara

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México

Oficio: Directora de escena, actriz

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Inicié por curiosidad, quería saber qué era la actuación y cómo podía tejer lo que era estar en escena con mis estudios profesionales en Ciencias de la Comunicación, aunque cuentan que desde los 4 o 5 años ya decía que el teatro sería mi hogar y así es.
Decidí dedicarme a las artes escénicas porque encontré un espacio para decir de otra manera lo que en momentos fueron silencios, encontré un refugio en donde a veces también me escondo. Ahora después de más de 25 años, es el espacio para encontrarme con los otros, reivindicar la ternura y saber que no estoy sola.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Las preguntas que alimentan mi práctica vienen del vínculo con el espectador, de entender lo que hago como un servicio al otro, de la mirada de un bebé, del tiempo demorado.
Quiero encontrar la manera de normalizar las actividades escénicas dirigidas a los primeros años de vida en todo el territorio nacional.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Vínculo, ternura, encuentro.
Entiendo el teatro como un vehículo para el encuentro con la mirada del otro, no como un fin en sí mismo. Defiendo la alegría y la ternura como la única posibilidad de enfrentar los tiempos que nos tocan vivir.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro es la posibilidad de reencontrarnos con la esencia de lo humano, es una oportunidad de conexión, de tejido, de apostar por la esperanza en tiempos en donde pareciera que todo está perdido. Es el espacio en donde la inclusión y las relaciones horizontales pueden pasar de un ideal a una práctica concreta que nos regala una oportunidad de relacionarnos con los otros y con la realidad de formas más amorosas y dignas.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

La idea de que hacer teatro se trata de competir entre nosotros. De pensar que solo existe una forma de hacer teatro y que esa forma, descalifica a las demás.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que puedan integrar a sus prácticas la idea de que el valor de un espectador no se mide por su edad y que el valor del teatro no se mide por la edad de sus espectadores.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Buscamos formas seguras de seguir encontrándonos de manera presencial con las familias para las que trabajamos, desarrollando una experiencia escénica a partir de la idea de la serenata. Visitamos a los bebés, niños y niñas en sus VENTANAS, durante varios meses del confinamiento.
Trabajamos también en el desarrollo de experiencias escénicas virtuales que nos permitieron encontrarnos con familias de todo el país y el extranjero.

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Ana Isabel Esqueira

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Ana Isabel Esqueira

34 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Inició como una actividad extraescolar y siempre supe que quería ser actriz.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿De qué depende que nos conmovamos frente a la obra de arte? ¿Sigue siendo el teatro el lugar para la verdad? ¿El teatro se disipa en el mar de ofertas del entretenimiento?
Quiero desarrollarme dentro de la creación y la investigación escénica con mi proyecto
Descenajenarte que ha tenido como resultados una obra escrita, un audiovisual y talleres de teatro.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Palabra, acción, fisicalidad.
La relación entre estas tres ha sido fundamental en mi búsqueda artística respecto a entender y depurar mi proceso actoral para conseguir momentos significativos que conmuevan al espectador, lector, asistente.
Todo pasa por el cuerpo: del que habita, del que se permite ser habitado.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro será el refugio de lo humano. El lugar para el encuentro subversivo con la otredad y con uno mismo, los resquicios del pensar crítico, de la conmoción de las almas universales, del eterno instante inscrito en los sentidos de los asistentes a la reunión. Ahí iremos cuando cansados de filtros y algoritmos queramos recordar el momento en que nos perdimos.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Creo que debería ser más incluyente y menos vertical. No estaría mal recuperar un poco la mística y el respeto a los escenarios y a las ficciones que creo se ha ido diluyendo.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Congruencia y voluntad.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

A través de la pantalla podemos encontrarnos afortunadamente incluso a kilómetros de distancia. En las experiencias audiovisuales por streaming he percibido que se puede dar el juego, el encuentro, la ficción, pero todo se ciñe a ser compartido a través de un encuadre y supeditado a que exista conexión a Internet.
Deseo que al volver a los escenarios revaloremos ese sentido que son los sentidos mismos, el abrirnos a la experiencia física del suceso, con el valor de quien se vulnera y la responsabilidad de quien lo presencia. Deseo que volvamos enamorados y devotos al teatro.

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Rodrigo Hernández González

Seguir haciendo y promoviendo teatro desde la autonomía, la descentralización y en pertenencia a una familia escénica. En este caso es Trilobite Teatro.

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Catalina Jiménez

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Catalina Jiménez

29 años / México, Zacatecas, Zacatecas

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Jalisco, Guadalajara

Oficio: Productora

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Mi encuentro con las artes fue en la secundaria y el bachillerato del Centro de Estudios Artísticos, desde ahí conocí y me enamoré del teatro y decidí dedicarme a ello.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Mi práctica es alimentada siempre por las nuevas experiencias, sobre todo con relación a las jóvenes audiencias y a la profesionalización del área a la que me dedico.
Mi anhelo es poder generar espacios dedicados específicamente a las jóvenes audiencias, así como generar escuelas especializadas en producción escénica.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Respeto. Servicio al otro.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El encuentro presencial con el otro para generar espacios de convivencia sana y respetuosa.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

La poca importancia en generar nuevos públicos y puestas en escena para públicos específicos.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que su arte sea respetuoso y respetado. Que se le dé a la cultura la importancia que en realidad tiene.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Buscando estrategias para generar encuentros seguros, aunque sea de puerta en puerta a dos o tres personas.
Deseo que se impulse la cultura y se le dé el respeto y la importancia que merece.

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Ramón Verdugo

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Ramón Verdugo

36 años / México, Baja California, Tijuana

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Baja California, Tijuana

Oficio: Director escénico, docente, productor

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Me inicié como niño espectador que fue pocas veces al teatro, pero suficientes para intuir que algo le gustaba aunque no sabía el por qué; después lo revivía en constantes intervenciones en actividades artísticas en la escuela y ya en la adolescencia al tomar talleres de teatro. Después se abrió la puerta para estudiarlo “formalmente” y di el paso.
Fue justo en ese proceso de estudio que (re)afirmé que quería dedicarme a vivir y construir esas experiencias con los otros y para los otros. Ahí hubo posibilidad de articular un pensamiento racional de por qué quería hacerlo más allá del ímpetu y la emoción, y entonces tomé la decisión consciente de dedicar mi tiempo, energía y vida a una actividad que me permitía ser parte de experiencias que ponían en perspectiva paralela mi propia voz como ser humano, la colaboración con otros y una tradición teatral que apenas comenzaba a comprender. Fue una apuesta por una intuición racional que, siempre pienso, estoy ganando.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Mi pregunta fundamental es cómo construir experiencias escénicas que sean significativas para nuestros equipos de trabajo y para las personas que comparten como espectadores. De ahí se derivan otras relacionadas con mi quehacer diario: ¿Cómo construir caminos creativos y retadores? ¿Qué quiero compartir con y a través del teatro? ¿Qué temas desconozco y me interesa profundizar? ¿Por qué y para qué hago lo que hago? ¿Quiénes son nuestros espectadores ahora?
De esas posibles respuestas surgen mis anhelos a corto y mediano plazo, que son mis nuevos proyectos de creación, mis deseos de explorar en la dirección de otras disciplinas de las artes escénicas, mi necesidad de escribir más sobre mis prácticas escénicas y también encontrar una voz desde la escritura.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Acción, territorio, necesidad.
Es un reto pensar nuestra singularidad en toda la historia y tradición teatral a lo largo de los siglos, así que ensayo pensarme como un creador que intenta, desde sus múltiples necesidades y contextos (personales, artísticos, sociales), generar acciones compartidas que abran caminos para construir/transformar (nuevos) territorios posibles. Y de esos procesos se desprenden experiencias, prácticas y conocimientos que hacen singular el camino.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

La importancia radica en la propia auto-observación de la práctica teatral que se pregunta por qué/para qué continuar; ya que en la medida de sus respuestas (singulares y genuinas) encontraremos los caminos que debemos transitar ahora. Todo ello en un marco social e histórico que ha permitido repensar la convivencia y la relación con el otro como algo que nos hace ser humanos.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Primero, reconocer que existen modelos, en plural, porque de ello se desprende una complejidad para afrontar los retos de un país diverso y de un mundo aún más amplio. Aunado a ello, es deseable generar diálogos fundamentados en la práctica escénica y el valor de cada territorio geográfico, que priorice la calidad de las experiencias no sólo en los resultados sino también en los procesos de creación; y que a su vez, permitan reconocer todos los agentes que intervienen en los modelos de creación y producción teatral.
En ese sentido, es importante no sólo ampliar y fortalecer los esquemas de formación y profesionalización artística, sino también, que los creadores asumamos una auto-observación ética para construir discursos artísticos y modelos de producción que sumen y construyan un territorio nacional más sólido.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Fuerza y energía para seguir construyendo condiciones laborales dignas en el trabajo escénico.
Conocimiento y generosidad en su quehacer para formar un territorio teatral sólido.
Capacidad de auto-observación para trabajar con ética en su accionar cotidiano.
Libertad para generar voces y experiencias artísticas significativas.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Creo que la emergencia nos invitó, primero, a repensar nuestra relación y encuentro con nosotros mismos, en nuestro intento de comprender qué estaba pasando y cómo podíamos abrazarlo a pesar del temor y la situación adversa. Después vino una necesidad de seguir conectado con el otro; para ello buscamos múltiples plataformas para mantener viva la llama del convivio y el contacto aunque fuera a distancia, sorteando de manera paralela los nuevos retos laborales y económicos que vivimos.
Y así transcurrieron los meses, en una búsqueda incesante por mantener un nuevo arte del encuentro a distancia, que permitía por momentos darle la vuelta a la emergencia, para construir, cada día y con mayor fuerza, un deseo colectivo de encontrarnos en los espacios habituales con aquellos que queríamos abrazar nuevamente, para sonreírnos cara a cara y compartir la energía de los cuerpos presentes.

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La Compañiasauria

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

La Compañiasauria

4 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Colectivo teatral

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Todo comenzó con el montaje de Litoral de Wajdi Mouawad, fuimos convocadxs por Simón y después de varios ensayos y encuentros, comenzamos a ser amigxs, comíamos juntxs, bailábamos, llorábamos, y de repente cuando el montaje estaba casi que terminado peleábamos y nos enojábamos. Fue en esos momentos de caos, incertidumbre y risas que decidimos ser un colectivo, lo que pasa es que descubrimos la palabra compañerx, y nos quedamos clavados ahí dándole vueltas a su significado, a lo que para nosotros significaba compartir el pan y más que una “obra”, intentábamos ensayar otras formas de vivir juntxs.
Hubo algunxs que se fueron y otrxs se unieron hace poco, pero siendo dinosaurixs ya llevamos como 4 años juntxs.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Cómo vivir juntxs? ¿Cómo hacer del teatro nuestra forma de vida? Es decir, ¿cómo jugarnos la vida en cada ensayo, función, encuentro? ¿Cómo conquistar una autonomía económica, laboral y artística de cara al estado de crisis que vivimos? ¿Cómo hacer para que nuestros discursos y posturas (artísticos, políticos y éticos) no solo estén en nuestras obras sino también en nuestros procesos? Es decir, ¿que la forma en que nos relacionamos en nuestros procesos creativos y fuera del colectivo sea atravesada también por esos discursos y posturas?
Anhelamos viajar haciendo teatro, sobrevivir y resistir al desempleo, disfrutar y compartir nuestra juventud, nuestro idealismo. Crear un espacio rebelde, autónomo, lejano de las metrópolis y su imperio, en el que nuestra forma de vida esté pensada en torno al teatro que queremos y a las alternativas que nos hemos planteado para enfrentar la catástrofe en la que vivimos. Tal vez nuestro anhelo más grande es hacer del teatro (más en sus procesos que sus resultados) un lugar para ensayar la existencia, para configurar otros mundos posibles. Más que un oficio es una forma en la que queremos vivir.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Una Compañía Sauria.
La Compañíasauria es en sí misma nuestra forma de habitar el teatro y la vida. La singularidad es que buscamos ser un soporte de vida más allá de los escenarios. Sin ser solemnes ni serixs, sino ligerxs y saurixs.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Ninguna, y he ahí su fuerza, ya que se nos ha enseñado que cualquier práctica, acción o cosa tendrían que tener una utilidad y por lo tanto una comercialización: “esto sirve, esto no, esto funciona, esto no”, pensar de esta manera solo ha hecho de este mundo una fábrica gigante que sigue acumulando cadáveres y desechos.
Ahora más que nunca el mundo no tiene sentido, tal vez es momento de abandonarnos a lo inútil e innecesario. Tal vez valga la pena insistir en algo tan absurdo y arcaico, no será la primera vez que apostemos todo a cambio de nada, no será la primera ni la última vez que intentemos apagar una fogata a punta de escupitajos, pero en fracasar nos hemos vuelto cada vez mejores. Nos enorgullece hacer teatro mientras todo arde.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Esta pregunta nos abrumó demasiado. Hay tantas cosas que nos molestan que nombrarlas parecía una tarea imposible, pasamos horas y horas intentando decir algo coherente, algo en serio, pero una vez más fracasamos, incluso espiamos las respuestas de otrxs, pero nuevamente escribíamos cosas agobiantes, aburridas y tristes. Finalmente decidimos afirmar de manera sauria: La Sombra, nuestro modelo teatral (si es que existe tal cosa) ha perdido u olvidado su sombra y para explicarlo nos apoyamos en las letras de alguien más:
“El intelectual (teatrerx), por su parte, puede ser un fervoroso defensor del Estado o un crítico del Estado. Al Estado no le importa. El Estado lo alimenta y lo observa en silencio. Con su enorme cohorte de escritores más bien inútiles, el Estado hace algo. ¿Qué? Exorciza demonios, cambia o al menos intenta influir en el tiempo mexicano. Añade capas de cal a un hoyo que nadie sabe si existe o no existe. Por supuesto, esto no siempre es así. Un intelectual puede trabajar en la universidad o, mejor, irse a trabajar a una universidad norteamericana, cuyos departamentos de literatura son tan malos como los de las universidades mexicanas, pero esto no lo pone a salvo de recibir una llamada telefónica a altas horas de la noche y que alguien que habla en nombre del Estado le ofrezca un trabajo mejor, un empleo mejor remunerado, algo que el intelectual cree que se merece, y los intelectuales siempre creen que se merecen algo más. Esta mecánica, de alguna manera, desoreja a los escritores mexicanos. Los vuelve locos. Algunos, por ejemplo, se ponen a traducir poesía japonesa sin saber japonés y otros, ya de plano, se dedican a la bebida. Almendro, sin ir más lejos, creo que hace ambas cosas. La literatura/el teatro en México es como un jardín de infancia, una guardería, un kindergarten, un parvulario, no sé si lo podéis entender. El clima es bueno, hace sol, uno puede salir de casa y sentarse en un parque y abrir un libro de Valéry, tal vez el escritor más leído por los escritores mexicanos, y luego acercarse a casa de los amigos y hablar. Tu sombra, sin embargo, ya no te sigue. En algún momento te ha abandonado silenciosamente. Tú haces como que no te das cuenta, pero sí que te has dado cuenta, tu jodida sombra ya no va contigo, pero, bueno, eso puede explicarse de muchas formas, la posición del sol, el grado de inconsciencia que el sol provoca en las cabezas sin sombrero, la cantidad de alcohol ingerida, el movimiento como de tanques subterráneos del dolor, el miedo a cosas más contingentes, una enfermedad que se insinúa, la vanidad herida, el deseo de ser puntual al menos una vez en la vida. Lo cierto es que tu sombra se pierde y tú, momentáneamente, la olvidas. Y así llegas, sin sombra, a una especie de escenario y te pones a traducir o a reinterpretar o a cantar la realidad.” Roberto Bolaño

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

No sabemos. Nos sentimos muy jóvenes para ponernos en ese lugar, con suerte podríamos considerarnos parte de esa “siguiente generación”. Entonces, cambiando la pregunta a ¿qué nos deseamos?
Nos deseamos devenir autónomos e ingobernables en un sentido amplio, nos deseamos encontrar formas de vida más fuertes que el “mundillo del arte”, nos deseamos estar juntxs, nos deseamos volver a un encuentro más humano, nos deseamos romper y quemar todo lo que sea necesario, nos deseamos recuperar y habitar las calles que siempre fueron nuestras y, cómo diría Pedro Lemebel, deseamos que nuestra revolución (cualquiera que sea) tenga un pedazo de cielo rojo para que podamos volar.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Ha sido terriblemente difícil, sobre todo porque el ambiente generalizado terminó por afectar el estado anímico de todxs en el colectivo, por todxs ha pasado la idea de dejar esto que hacemos, porque si nos ponemos serixs, el teatro no sirve de nada y hacerlo es una terquedad que nos va matar de hambre. Entonces, la única forma que hemos encontrado para hacer frente a esta crisis ha sido estar juntxs, no dejarnos caer en la tristeza y la desesperación, o por lo menos acompañarnos en la caída. Hemos sobrevivido a meteoritos, glaciaciones, cavernícolas que nos cazaban y aun así aquí seguimos.
Hoy gritamos desde la ruina.
No nos han extinto, nuestra revolución es estar vivxs.
¿Que deseamos? Tirar por la ventana el Zoom, el Facebook, el
Whats App, el Google, y a todos sus siniestros compañeros que ahora rigen nuestras vidas. Deseamos un mundo, como dirían Mujeres Creando, “Sin Dios, sin amo y sin Facebook”.
Deseamos compartirnos como un lugar de investigación de la libertad.
Deseamos volver a ensayar, frente a frente. Ensayar la vida, el encuentro, ensayar otros mundos posibles. Ensayar nuevas formas de emancipación con la misma intensidad con la que ellos ensayan nuevas formas de opresión. Ensayar el teatro como una trinchera contra el nuevo orden cibernético que se avecina.
Ensayar, equivocarnos y volver a ensayar.

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Irina González

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Irina González

40 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): Canadá, Quebec, Quebec

Oficio: Directora de teatro

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Cuando tuve que elegir qué estudiar estaba realmente perdida. Empecé ingeniería biónica, luego comunicación social, pero sentía que me faltaba algo. En mi búsqueda llegué a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. A la entrada del área de teatros encontré un letrero que decía “AQUÍ COMIENZA EL INFIERNO”. Ahí empezó la fascinación que prosiguió cuando entré a mis primeras clases: actuación, dirección, musicalización… Y hasta ahora no he dejado de fascinarme.
El teatro me apasiona, me divierte, me hace sufrir, me hace rabiar, me pone a jugar, me permite reflexionar y aprender y compartir y explorar. Desde entonces mi vida ha girado en torno a la creación teatral como hacedora y también como espectadora. Y, en efecto, es tan divertido y tan lleno de pasiones como imagino que debe ser el infierno.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Desde hace unos años he reflexionado sobre los cambios en las relaciones humanas a partir del uso cotidiano de internet. Comencé por tomar el tema como “contenido” de una obra que escribí y monté. Ahora continúo reflexionando sobre este tema, aunque desde “la forma” o más bien desde la estructura. Es por ello que exploro las escrituras intermediales escénicas actuales.
Anhelo terminar el doctorado que hago en Literatura y Artes de la escena y de la pantalla. Anhelo continuar el desarrollo de mi práctica como investigadora-creadora. Anhelo compartir mis reflexiones tanto en la escena como en la academia. Anhelo seguir disfrutando del teatro como hacedora y espectadora. Anhelo que podamos volver a los teatros sin miedo. Anhelo que todos tengamos ganas de ir al teatro en la nueva cotidianeidad.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Excitante, divertido, loco.
Actualmente puedo decir que la singularidad de mi trabajo es que me tomo el tiempo de explorar los elementos con los que quiero crear. Ahora, por ejemplo, estoy explorando con
videomapping y me estoy divirtiendo mucho y durmiendo poco.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Hacernos convivir de maneras extraordinarias.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Los financiamientos por concursos. Todos merecemos tener trabajo bien remunerado.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Bienestar económico para que puedan crear y reflexionar sin estar angustiados por cubrir sus necesidades básicas. Que estén libres de la violencia patriarcal tanto en la academia como en el ámbito profesional. Que cuenten con el reconocimiento del público y de sus pares. Que se apasionen y se diviertan.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Por ahora hago exploraciones en un foro y con un solo performer. Y asisto virtualmente a las funciones de colegas.
Deseo que volvamos a abrazarnos sin miedo, a encontrarnos en las filas de los teatros antes de entrar, a reírnos a carcajadas o llorar sin preocuparnos, que gocemos las funciones en teatros llenos, que a la salida nos volvamos a encontrar y platiquemos de cómo nos fue, y que nos vayamos de farra juntos para seguir hablando de la obra.

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Karina Miranda

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Karina Miranda

30 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz, cantante, titiritera, promotora de lectura

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

He adoptado la certeza de que uno realmente termina siempre llegando al lugar en donde se le espera. Primero cantar con mi padre me llevó a cantar a todas horas. Luego aprender a bailar Tap me llevó a que una amiga de la prepa me viera practicando en todos los rincones y me invitó a mi primera obra de comedia musical. Pisar un escenario y palpar esa magia volvió imposible bajar de ahí y entonces me decidí por estudiar la carrera de Teatro. Literatura Dramática y Teatro. Estar en la carrera me hizo encontrar un lenguaje único al acercarme a los títeres y luego, de un momento a otro, todo se volvió un imparable frenesí de compartir historias, risas y cantos a la menor provocación.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Lo primero que busco responder, es siempre ¿Para qué? y ¿Para quién?
Me es importante darle sentido a lo que hago, con quién lo hago y visualizar con quién he de compartirlo más adelante. ¿Cuál es la historia? También es algo valioso que me sirve como eje y como propósito. Partiendo de ahí, cada proyecto viene siempre como un regalo lleno de más preguntas. Algunas que se responden en el camino, otras que sólo generan más preguntas. Otras que por más incertidumbre que generen, no encontrarán nunca la luz. Pero todas bienvenidas.
Mi anhelo sigue siendo poder contar historias. Por todas las vías posibles. Y tantas como la misma vida, su ritmo, su ánimo, su corazón y su energía me lo permitan.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Mi quehacer teatral es:
Comprometido/Intenso: Siempre, paso firme y decidido.
Diverso: Desde el lenguaje o las reglas para cada juego, hasta el rol que me toque cubrir en cada producción.
Magnético (para ésta me ayudó mi hermana): Por la sonrisa involuntaria y la energía que va y viene con el público. Vínculos entrañables e invisibles que cambian vidas arriba y abajo del escenario.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Elemental.
El teatro siempre será una luz de bengala que nos permita ver, entender y adentrarnos en cada momento y época en la historia de la Humanidad. Justo ahora, vivimos en un capítulo que forzó a todo el globo terráqueo a someterse a un periodo de ajustes por supervivencia: condicionar su cotidiano, encontrar nuevas formas de trabajar, de convivir, de comunicarse, de establecer contacto, de mostrar afecto. Y, por supuesto, nuevas formas de hacer teatro. Formas que pienso, nos han abierto nuevos caminos que ya no han de abandonarse y ahora nos obligan a crear nuevas cepas teatrales.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Pensando que el modelo teatral casi siempre cumple la función de replicar el modelo político-económico y social de su entorno, pienso que romper el pacto patriarcal en la escena sería un acto verdaderamente amoroso y revolucionario.
Se debería anular el ego que en muchas ocasiones es motor de creación.
Se debería generar un espacio con verdadera y genuina cabida a la inclusión, a la diversidad, a la perspectiva de género, al trato equitativo entre colaboradores y colegas.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Principalmente, deseo de corazón que pese a todo, exista una nueva generación de hacedores teatrales.
Les deseo escuelas seguras y una formación libre de violencia, libre de acoso y abuso de cualquier tipo. Un espacio que defienda de forma genuina la integridad humana y la libertad de expresión.
Les deseo un entorno fuera del esquema de falsas pretensiones, egos y superioridades morales. Un espacio fraterno, sonoro, solidario y respetuoso.
Les deseo un público ávido de historias, que abarrote los espacios y camine a casa sintiendo que su vida ha cambiado gracias a esa experiencia estética. Que su vida no será igual.
Les deseo una vida llena de teatro.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Enfrento esta emergencia con fe en que es un momento pasajero. Con la mayor calma posible frente a una incertidumbre de este tamaño. Con gratitud por formar parte de una compañía y una familia que ha buscado la manera de adaptarse y seguir generando contenidos ahora con el apoyo de nuevos lenguajes. Con paciencia y temple, soñando con volver a pisar un escenario pronto y poder compartir historias de viva voz, sintiendo al público respirar y bailar a un solo ritmo.
Y sobre todo, eso: deseo que las salas de teatro vuelvan a estar llenas, como hace mucho antes de esta pandemia no lo habían estado.

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Elvira Cervantes

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Elvira Cervantes

28 años

México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz, titiritera, aerolista

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Antes de estudiar teatro de manera «profesional» -a los 16 años de edad-, tuve la oportunidad de llevar teatro de títeres a una comunidad de Puebla. Mientras caminaba muy cerca de las faldas de Popocatépetl, con una fila de niñas y niños que nos ayudaban a llevar los telones y los títeres a la siguiente comunidad, supe que «eso» era lo que quería seguir haciendo. A los 18 elegí la carrera de teatro en el Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la UNAM.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Qué necesitamos ver, escuchar, sentir? Quiero regresar al origen, caminar sobre mi propio camino.
Tiene que ver con la primera pregunta; al estudiar teatro de manera profesional y académica, me alejé del teatro de la calle, del que se llevaba al hombro escuchando lo que la gente necesitaba ver.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Más que querer ser o hacer las cosas distintas, para mí lo esencial es que sea genuino. Que mi voz, lo que quiero decir, se escuche y que resuene.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El poder de narrar.
Todo lo que se escriba y represente hoy será parte fundamental de la historia del futuro. Tener la capacidad de narrar (no solo informar) la propia historia, la del otrx.
Sanar, sentirse acompañadxs.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

El sistema de pagos: los actores siguen estando muy precarizados, imposible de sostener en una pandemia (hasta sin pandemia) y que tal sistema permea a las clases sociales, haciendo que dedicarse a las artes sea un verdadero lujo, dejando las voces de las clases bajas y de los oprimidos marginados.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que dignifiquen su trabajo, en todos los sentidos.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Que esté al alcance de todxs, existen muchos espacios (teatros, espacios públicos), descentralizar el teatro y que literal y espacialmente esté más cerca de toda la gente.

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