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Categoría: Instantánea

Bernardo Gamboa

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Bernardo Gamboa

41 años / Ciudad de México

 

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Taller de teatro en la secundaria.
Básicamente me apasiona crear experiencias que sacudan, diviertan y movilicen algo en el otro. Quizá la verificación de tu propia existencia es más clara cuando regresa desde aquel al que tu trabajo ha tocado.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Es difícil seleccionar unas cuantas preguntas cuando nuestro trabajo justamente está poblado de cientos de ellas y las necesita para ser interesante.
Una pregunta angular siempre debería ser: ¿Qué le es único a la teatralidad? ¿Qué es capaz de hacer el teatro que no es capaz de hacer otro medio de expresión, convivio o experiencia? ¿Cuál es nuestra química particular? Esa pregunta básica es capaz de desatar tormentas creativas interesantes.
¿Anhelos? Seguir dando respuestas escénicas como experiencias particulares, extraordinarias y de intensidad para los que invitamos a compartir en nuestros actos.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Experimentos sui géneris deconstructores.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

No mucha. El teatro, sumado a otros medios de expresión, coopera en la movilización colectiva de imaginarios y experiencias que no necesitan verificarse como moralmente positivas para verificarse simplemente como vitales.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

¿Cuál modelo? ¿El modelo creativo existe? ¿El modelo administrativo es homogéneo o cambia según la institución que administra y produce? ¿Hay modelos curatoriales dominantes? ¿Hay modelos independientes contrastantes? El análisis sociológico para contestar lo anterior me sobrepasa, pero creo que son preguntas interesantes.
Contesto con preguntas: ¿Existe la tendencia institucional a simular los espacios de riesgo teatral que dice disponer y apoyar en términos de presupuesto? ¿Existe la tendencia a copiar desde la creación modelos casi aritméticos y ya probados para satisfacer a priori deseos fáciles y alcanzar éxitos relativos? ¿Es importante fortalecer una identidad teatral nacional, equilibrada frente a una diversidad creativa heterogénea?

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que sean capaces de sacudirnos y enseñarnos eso que nuestra generación no haya sido capaz de ver en términos de potencialidad teatral para poder sumarnos en un movimiento colectivo.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

La enfrento diseñando aquellos momentos en donde podamos volver a estar juntos. Intento no desesperarme ansiosamente porque considero que es mejor tener calidad en los encuentros que cantidad de encuentros. Imagino experiencias teatrales y no virtuales en medio de esta experiencia, que decidiré o no disponer pero que abrazan teóricamente el momento que vivimos. Pensar sirve también.
Deseo principalmente volver a estar juntos y sorprenderme de los regalos que nuestro gremio prepara.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Didanwy Kent Trejo

40 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Hasta donde mi memoria alcanza, desde muy pequeña me sentí seducida por el mundo de la escena (jugar al teatro siempre fue mi juego favorito y estar como espectadora en un teatro siempre ha sido mi lugar favorito del mundo), mi iniciación en la disciplina teatral de manera profesional se dio hace relativamente poco, en mi vida adulta, a partir de mis intereses como investigadora por comprender los procesos de las artes escénicas.
Decidí dedicarme a ella porque me apasiona la capacidad humana de crear mundos paralelos al mundo y es en el teatro donde esto sucede con más frecuencia. Me gusta armar rompecabezas y resolver acertijos imposibles, para mí la escena es una caja de resonancias con ecos y reverberaciones infinitas: imaginarlas, sentirlas y pensarlas con otras y otros es una tarea apasionante.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Alimentan mi práctica muchas preguntas, actualmente sobre todo las que se enuncian desde el territorio de las relaciones vibratorias entre los distintos planos de la escena, de manera especial entre los cuerpos y las dimensiones sonoras de la escena. Las preguntas que tienen como motor entender las relaciones entre las y los espectadores con la escena; las que se fundan en la comprensión de las imágenes como síntomas sociales, políticos y culturales, en las que se mantienen como cargas energéticas perviviendo las emociones fundamentales de lo humano; me interesan de manera especial las preguntas que tienen como inquietud los tránsitos y cruces que se dan en el lenguaje de las artes vivas con otros lenguajes artísticos; todos los días surgen nuevas, me alimentan esas que aún no he pensado y que solo frente a un acontecimiento surgen intempestivamente y se quedan en el cuerpo agitando hasta que de pronto un día el lenguaje me permite nombrarlas como interrogantes.
Anhelo participar en procesos creativos que me representen desafíos no sólo intelectuales sino que atraviesen y pongan en crisis mis modos de pensar y sentir. Anhelo también ser testigo de un proceso de crecimiento en la vida de la investigación teatral en nuestro país en el que se termine de manera radical con las divisiones entre praxis y teoría que han llevado a hacer del territorio de la investigación un territorio mucho menos fértil del que debería ser. Anhelo seguir teniendo el privilegio de compartir las aulas con alumnas y alumnos en formación para nutrir mis procesos de investigación y para contagiar y contagiarme de las potencias infinitas que las artes vivas regalan en sus procesos de enseñanza y aprendizaje.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Respectadora con picazón cognitiva.
Lo que hace de mi forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a otras es que me sitúa siempre en la dimensión de mi cuerpo con el mundo. Es decir, que me lleva de manera directa a una conciencia de mi cuerpo sensible, a la vida de mis emociones y sensaciones, a la pregunta sobre los modos de estar en el mundo y la responsabilidad ética y política que implica cada día lo que digo y lo que hago.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Por ser el teatro un mirador de lo humano, caja de resonancia en donde se expresa la vida social, cultural, y política de nuestra sociedad, y por lo tanto tener una potencial actividad transformadora, dislocante y capaz de provocar cambios en los modos de sentir y pensar de los que estamos tan claramente necesitados, considero que tiene una importancia sustancial.
El teatro permite ensayar formas otras de establecer las relaciones en la vida humana, no sólo entre los géneros y las múltiples diversidades que en este momento conviven en nuestra sociedad; sino también en nuestras prácticas de cuidado en relación a la Tierra, y en general a la capacidad de escucha y modos de mirar desde múltiples perspectivas las crisis que enfrentamos, esta capacidad de ensayar la vida, en el mundo paralelo al mundo que el teatro ofrece, que además necesariamente se sostiene en la reunión convivial indispensable para la vida de la escena, sin duda tiene una importancia y una responsabilidad para el momento histórico que estamos viviendo.
¿Si no es en el teatro y en sus procesos de laboratorio donde ensayamos la vida desde los cuerpos vivos, en dónde más podríamos hacerlo?

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Los modelos teatrales en México tienen un desafío de cambios urgentes, desde mi punto de vista para que sucedan deben cambiar:
La prácticas embrutecedoras en los procesos de formación que siguen perpetuando esquemas de sometimiento y jerarquías de dominación física, intelectual y afectiva en donde se reflejan aún formas de violencia camufladas de erudición y necesidades artísticas ficticias.
La prisa en los procesos; las ansias de protagonismo y poca disposición a espacios genuinos de diálogo en los que quepa el disenso; la práctica condescendiente que anula el espíritu crítico; la falta de cuidado hacia los procesos que muchas veces no permiten verdaderos espacios de experimentación; las decisiones estéticas basadas en modas; la falta de apertura a otros lenguajes artísticos; la formulación de preguntas necias que bajo la lógica de una supuesta preservación de una tradición decimonónica buscan encasillar al teatro en ciertas fórmulas; la falta de hospitalidad a discursos que no posean un lenguaje acorde al status quo del momento; la simulación de trabajos colaborativos que en sus procesos creativos y en sus formas de producción aún sostengan formas de trabajo en las que habite la hostilidad y la toma de decisiones unilaterales; la escisión entre los haceres técnicos de la escena como si no fueran una parte sustancial e imprescindible del quehacer escénico; la falta de atención a las motivaciones, intereses y pasiones que las y los espectadores poseen para dejar de pensar en los públicos solo como consumidores pasivos.

Dejar de pensar en la dimensión de la expectación como un función exclusiva del público y entregarse a la vida teatral más allá del ámbito del quehacer propio, es decir, alimentarse del trabajo que se está haciendo en México, más allá de los colegas cercanos o las obras en las que uno está involucrado.
Debe cambiar todo aquello que asfixie el espíritu libre, rebelde e inquieto, que el teatro desde su centro ofrece como energía viva y palpitante.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Deseo que sean capaces de sostener la inquietud, que les acompañe siempre una necesidad de cambiar el estado de la cosas, que se emancipen de los esquemas caducos que no les permitan crear con libertad; que no se conformen nunca con responder un par de preguntas encontrando una fórmula que mantengan por el resto de sus vidas; que tengan una disciplina férrea que huya de la violencia pero no esté exenta del rigor; que encuentren en la vida teatral un modo de estar en el mundo que nunca sea tan excluyente para no mirar su entorno, ni tan poroso como para dejarse devorar por él; que se pregunten de manera constante sobre su praxis desde la ética de sus acciones cotidianas, y no desde falsos modelos de comportamiento social; que tengan la habilidad de hacer de las incomodidades o limitaciones que su vida en la escena les presente una potencia, un lugar fértil para hacerse preguntas y no un obstáculo para crear; que no dejen de mirarse y escucharse las unas a los otros, las otras a los unos para hacer de sus acontecimientos teatrales procesos de aprendizajes honestos y en los que el cuidado mutuo sea la base de todo los demás; que los temores que sientan no tengan como origen la falta de seguridad económica, médica, ni las ideas incubadas por una formación deficiente que algún profesor o profesora les haya metido en la cabeza y el cuerpo; que les resuenen con vibración poderosa las palabras amorosas que en su vida creativa les hayan dejado sus aliados en el camino; que nunca desprecien el pasado como un lugar para generarse preguntas pero también certezas de que otros y otras han pasado por ahí y han hecho del teatro un buen lugar para vivir.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Enfrento este aislamiento social como una oportunidad valiosa para reflexionar sobre nuestro quehacer, como una pausa necesaria que me permite mirar a la distancia (ser respectadora) de las formas de relación que se establecen en la vida cotidiana. Enfrento la emergencia desde su potencia de cambiar radicalmente y cuestionar las prioridades y necesidades que parecieran inamovibles en el cotidiano y que a la luz de esta falta de contacto físico con las y los otros se reconfiguran. La pienso como un laboratorio social en donde las reacciones ante la posibilidad de contagio por un virus devela una sociedad en una crisis profunda en la que se manifiestan sin reservas tanto las miserias humanas como las enormes capacidades que tenemos de crear comunidad incluso bajo circunstancias tan adversas como las que imperan en estos momentos.
Deseo que pensar detenidamente en que somos una sociedad en la que las desigualdades económicas, los privilegios de pocos y la falta de conciencia hacia nuestro entorno están normalizadas, no sea solo un pensamiento pasajero sino una constante que nos haga cambiar nuestras formas de relacionarnos tras esta crisis.

Deseo también que cuando nos volvamos a encontrar no sea el miedo al contagio lo que haga que tengamos una distancia física, sino que nunca más nos acerquemos a los cuerpos de los demás sin preguntarnos desde qué lugar lo estamos haciendo, pero sobretodo que no sea el miedo el que rija nuestras relaciones sino el respeto profundo a la vida de nuestro planeta y la vida de todos los seres que lo habitamos. Deseo que cuando volvamos a estar juntas y juntos en un convivio teatral nos miremos a los ojos y sepamos reconocer el milagro, el regalo ancestral, que nos da la reunión del mundo de la escena.

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Tizoc Arroyo

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Tizoc Arroyo

45 años / Puebla, Puebla

 

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Descubrí el Teatro en un taller de arte en la preparatoria en la Ciudad de Puebla. Vi la actuación de una alumna del Centro Universitario de Teatro (CUT) de la UNAM en un trabajo y eso cambió mi percepción sobre la actuación. Investigué todo lo referente a la escuela donde había estudiado. Era el momento de decidir qué carrera estudiar y actuar era lo que más feliz me hacía en la vida. Al acabar la preparatoria viajé a la Ciudad de México a audicionar al CUT y fui seleccionado. Soy egresado del Centro Universitario de Teatro.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Qué quiero decir con cada trabajo qué hago? ¿Qué me resuena en la mente y el corazón para compartirlo? ¿Qué me apasiona y cómo puedo apasionar al otro? ¿Qué me divierte o me conmueve profundamente? ¿Cómo puedo hacer la imaginación tangible a través del signo teatral? ¿Qué hacer para no perder jamás la capacidad de sorprenderme para lograr no dejar sorprender al espectador? ¿Cómo contribuyo con mi oficio para el bien común?
¿Qué anhelos tengo por vivir en las artes escénicas? Es muy compleja esa pregunta porque en el teatro todo puede suceder. Además, los anhelos van mutando según tu experiencia vital y profesional. Pero un anhelo al día de hoy es crear y/o trabajar en un montaje de teatro poético.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Actor autogestor artístico.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Necesario. Justo en los momentos de crisis es cuando el ser humano debe verse a sí mismo y recordar que no está solo. Saber cuan efímera es la vida. Y el teatro es eso, un acto vivo, que habla de la vida misma en un acto en comunión que es efímero. Nadie puede hacer teatro solo.
Vivimos momentos desoladores, violentos y voraces, inmersos en una sociedad deprimida. El teatro nutre el alma y la conciencia de la sociedad. Conecta con los espectadores sensorialmente, les recuerda que existe la belleza, los sueños y la esperanza. Arte contra la barbarie.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Que la combinación del modelo de producción de las instancias correspondientes y la autogestión otorgue a los creadores teatrales la oportunidad para desarrollarse artísticamente con continuidad.


El trabajo del actor y los creativos son empleos eventuales, no generan antigüedad ni garantizan ninguna prestación de ley ni previsión social. Derecho que todo trabajador de este país debe tener, según la Ley Federal del Trabajo.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

El desarrollo de su trabajo artístico en plena libertad creativa. No quiero decir que ahora no exista, pero creo que el proceso creativo en libertad es lo más valioso que el hacedor de teatro debe cultivar.
Salas llenas, espectadores ávidos de reflexionar y confrontarse a través del teatro.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Intento enfrentar la emergencia creando, leyendo, imaginando, escribiendo. Gestando un proyecto para llevar a escena con un discurso que me significa. Convocando a colegas y creativos para poder gritar desde el escenario. En un futuro no muy lejano (espero).
Deseo que cuando la emergencia termine podamos crear juntos. Me viene a la mente (siendo yo estudiante) aquel Ciclo de Teatro Clandestino que surgió como respuesta a ese colapsado 1994 del levantamiento zapatista donde los hacedores teatrales crearon ese entrañable ciclo que correspondía a la crisis que vivía el país.

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María del Mar Náder Riloba

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

María del Mar Náder Riloba

26 años / Teziutlán, Puebla

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

A los 14 años me acerqué a Saúl Landa, el mejor maestro de teatro en Teziutlán, Puebla, mi tierra natal y fue ahí donde comencé a dialogar con la mística del teatro.
Elegí el teatro y la actuación por miedo a la soledad, por miedo a vivir una sola vida. Pero también por anhelar habitar algo más que mi propio yo. Por querer huir de una realidad. Por hacer sentir algo a los demás, por hacer sonreír o llorar a alguien.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Cuál es la diferencia entre ser una actriz y ser una artista? ¿Cuáles son los límites de la realidad y la ficción? ¿Qué tanto juega mi vida personal en cada proyecto? ¿De qué manera se va transformando el entrenamiento de un actor? ¿Cuál es el proceso mental que me lleva a la construcción de un personaje? ¿Personaje o persona escénica? ¿Cómo dialogar con el público hoy en el siglo XXI? ¿Qué tipo de teatro hacer hoy?
Tener un entrenamiento físico que me lleve a proyectos donde pueda explorar y explotar los límites de mi cuerpo. Perfeccionar mi técnica de voz cantada. Viajar por el mundo. Poder trabajar con directores extranjeros. Compartir el escenario con actores de otros países y conocer sus técnicas actorales.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Placer, descubrimiento, encuentro.
En cada proceso, me acompaña un libro distinto y cuando empieza la temporada de funciones, antes de entrar a escena lanzo una pregunta y al azar escojo una página y la leo… ahí está mi respuesta.
Creo demasiado en la magia sin abandonar el trabajo real que tiene que ver con el entrenamiento y la práctica diaria. Deseo encontrar la mezcla perfecta entre lo mágico y lo real y concreto para hacer que en cada función bajen los duendes a inundar el espacio de actuaciones y representaciones sublimes.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro y el arte en general han estado presentes a lo largo de la historia de la humanidad. Es la manera que tienen las mujeres y los hombres, consciente o inconscientemente de habitar el mundo a través de sus emociones, de dialogar con sus pasiones, de trasformar su dolor.
La actual situación que vivimos mundialmente es la oportunidad para los que nos dedicamos al teatro y a las bellas artes de encontrar los mecanismos para seguir creando y lograr que el teatro siga en movimiento, siga llegando a la gente.

Nos enfrentamos a nuevas formas de comunicarnos a través del teatro. El reto es buscar los mecanismos para un nuevo público. Para una nueva teatralidad, la virtual.
Me cuesta trabajo, porque como sabemos el teatro es acto presencial entre actor/espectador. Pero el mundo avanza veloz y habrá que subirse al tren de ésta nueva era.
No hagamos que el teatro sea importante, hagamos que la gente extrañe al teatro y su experiencia sea importante.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Más opciones para las nuevas teatralidades. Que no se convierta el teatro en algo aburrido. Cómo hacer que el público tenga una mayor participación dentro de los espectáculos sin que se sienta expuesto.
Buscar que el teatro tenga más alcance de número de personas que asisten o hacer que el teatro viaje mucho más y así ampliar su público. Mayor inversión al arte y la cultura como una prioridad social. Y que los artistas puedan vivir dignamente de lo que hacen.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que volvamos a estudiar el origen del teatro, el cómo se ha ido transformando. Estudiemos, analicemos bien las formas para así poder destruir los modelos arcaicos y poder construir unos nuevos y mejores.
Deseo que las salas de los teatros estén llenas.
Deseo que el gobierno considere vital las actividades artísticas y de ese modo se le dé el apoyo necesario para generar cada vez más y mejores proyectos artísticos.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Con dificultades, estoy creando un plan de vida que de alguna manera me mantenga activa con lo que amo hacer que es actuar.
Entre colegas se han planteado mecanismos para seguir creando cosas; por ejemplo hacer cápsulas, videos con textos teatrales, subiendo poemas, entrenamientos actorales, etc.
Deseo que valoremos como seres humanos la importancia del contacto real y presencial que se está perdiendo en la actualidad, donde cualquier motivo es bueno para no tener ningún tipo de contacto, ni diálogo con la gente.

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Ursula Pruneda

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Ursula Pruneda

49 años / Ciudad de México

 

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Porque en el escenario podía sentir emociones que en la vida real no.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

La escena es un universo inmenso. La ficción es muchísimo muy poderosa para indagar en el sí mismo, en el otro, en lo que nos hace humanos.
Aplicar los saberes y la teoría crítica en la escena de forma práctica y consciente es mi siguiente proyecto.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Mi persona
Mi particularidad
Mi singularidad
Mi historia
Lo que me confirma

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

La gente va a volver a querer ver teatro porque será el último lugar donde puedan tener una experiencia humana cercana y viva en el momento presente.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Está en sí mismo siempre cambiando.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Profundidad, cultura general, visión, millones de preguntas.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Reflexionar sobre lo que hemos vivido en lo individual y en lo colectivo.

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Patricia Gutiérrez Arriaga

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Patricia Gutiérrez Arriaga

49 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Inicié dentro de esta disciplina por Destino. Cuando estaba por terminar mis estudios de arquitectura me entró una crisis respecto a si había escogido bien. La carrera tiene muchas salidas. Es ciencia, arte, historia, técnica… pero yo sentí que no encajaba del todo. Mientras me debatía en este dilema asistí a una conferencia sobre diseño de iluminación arquitectónica impartida por el arquitecto Gustavo Avilés, y entonces se abrió para mí una enorme puerta. Descubrí que la arquitectura también es luz. Colaboré unos años en su empresa. Para entonces yo buscaba sin éxito encontrarme con el maestro Alejandro Luna. Yo venía de Veracruz y conocía poca gente en la ciudad, así que no logré en todo ese tiempo dar con él. Posteriormente estudié un posgrado en Barcelona y pasé un año con una beca de la SEP en París y fue cuando en mi vuelo de regreso conocí a una persona que resultó ser la prima de Jorge Ballina, quien finalmente me puso en contacto con Alejandro Luna. Por eso siento que llegué a esto por cuestiones de Destino. Si no hubiera sido por mi crisis al final de la carrera, la conferencia de iluminación, mi trabajo con Gustavo Avilés, el posgrado en Barcelona, la beca en París, el encuentro con Regina como compañera de viaje en el avión a México, el contacto de Jorge y la generosidad de Alejandro al permitirme ser su asistente por 7 años… tal vez yo no estaría hoy aquí.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Suelo preguntarme mucho de qué sirve la pequeña parte [escenografía o iluminación] que yo hago para que una puesta en escena se levante. A veces he pensado que somos prescindibles, que el teatro puede hacerse aún sin nuestra participación. Pero más de una vez he recibido respuestas inesperadas, como palabras, aplausos, reconocimientos que me revelan que se puede, pero que también es importante que estemos aquí… como el dibujo de un niño que asistió a ver una función, en el que plasmó no solo lo que vio en el escenario, sino también la cabina de iluminación conmigo dentro mientras operaba la consola o como cuando vi a un técnico en función haciendo una foto de lo que logramos juntos o escuché a la persona de traspunte decir » qué bonito se ve». Así que me gusta cuestionarme eso, si vale la pena lo que hago y si alguien se fija en ello, y trabajo para que sea así.
De mis anhelos creo que se han cumplido muchos. Hacer lo que me gusta. Conocer nuevas historias y equipos de trabajo en cada proyecto. No aburrirme. Dar todo lo que pueda. Transmitir mi pasión por el diseño con quien quiera compartirla. Divertirme. Poder jugar mientras trabajo. Ayudar a que algo enorme se levante gracias a la participación de cada uno de los que estamos ahí. Viajar… Efectivamente creo que todo se ha cumplido.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Poesía, ciencia, colaboración.
Intento dotar a la luz de un carácter especial en la puesta. Busco resignificar cada haz de luz que se enciende en escena. Trato de atribuirle un lenguaje capaz de intervenir en el espectador para que salga afectado por la luz, para que la sienta. Y extiendo esa búsqueda a las otras áreas del quehacer teatral. Siento que no se puede decir que sea singular y distinta sin decir lo mismo de las demás áreas que componen el milagro del teatro.
Porque la luz no sería nada sin la palabra, sin la música, sin el movimiento, sin el espacio, sin la gente que participa en la práctica teatral.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Creo que el arte en general es un importante medio de reconstrucción, que alimenta la sensibilidad de las personas. Estamos en un momento de grandes crisis humanitarias que si quienes las vivimos estamos un poquito más sensibles y empáticos con los demás, podremos ayudar a disolver.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

La prisa con la que ahora tenemos que trabajar. Pienso que todo se ha visto acelerado, que cada vez hay menos tiempo para levantar un montaje. Muchos teatros están sobre-programados. Eso termina explotando a la gente que trabaja en esos espacios y haciéndonos olvidar justamente el por qué estamos haciendo teatro.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Mi deseo es que puedan disfrutarlo mucho desde cada área en la que participen y entendiéndolo como un arte colaborativo, en el que uno no existe sin el otro.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

El enfrentamiento a esta emergencia nos hace replantearnos muchas cosas. Gracias al momento en que vivimos a nivel tecnológico, a pesar de todo, esto no se ha detenido. Y tenemos juntas y enviamos fotos y podemos seguir escuchándonos y colaborando.
Ha sido muy triste y duro en muchos aspectos tener que suspender proyectos empezados y otros que se quedaron por estrenar. Pero todo esto es por el bien común.
Es como estar participando en una gigantesca puesta en escena global, en la que estoy esperando mi «pie» para volver a entrar. Ahora toca guardar silencio y esperar a que salgan los demás, pero al final vamos a entrar todos a hacer una gran reverencia por poder regresar.
Lo que más deseo es que cuando volvamos a estar juntos honremos nuestra existencia haciendo las cosas que nos dan vida. Que se llenen nuestros espacios y que todos, los que hacemos teatro y los que vienen a verlo, lo podamos volver a disfrutar.

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Jaqueline Ramírez Torillo

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Jaqueline Ramírez Torillo

33 años / Ciudad de México

 

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Me inicié jugando a «hacer teatro» y decidí dedicarme al teatro justo por eso, pues es una forma de no dejar de jugar nunca.
Con el tiempo descubrí que el Teatro es una fuente de conocimiento y autoconocimiento, que es una herramienta social muy poderosa y que siempre tienes una aventura nueva y diferente, pues todo proyecto es diferente así que nunca tendría oportunidad de aburrirme o a ser dominada por la «costumbre».

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Preguntas:
¿Es importante lo que hago?
¿Es congruente con el momento histórico-social que habitamos?
¿Por qué hago lo que hago?
¿Soy feliz haciendo esto?
Anhelos:
Incidir positivamente en la vida de las personas.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Responsable, congruente y gozoso.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro cuestiona y nos invita a la reflexión.
Es un modelo de cooperación y escucha, pues el teatro no se entiende más que en colectivo.
El teatro nos invita a investigar, a escuchar y a observar.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Yo pensaría que la opción es evitar «el modelo» y crear cada quien su forma de hacer y pensar el teatro. Dejar de pensar que tenemos que caber en la caja que nos han puesto y construir nuestra ventana.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que tengan condiciones laborales dignas.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Que realmente estemos juntos, escuchándonos, apoyándonos y colaborando unos con otros. Alegrándonos por los triunfos de los compañeros y dándoles la mano a aquellos que lo necesitan.

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Sofía Espinosa

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Sofía Espinosa

30 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Empecé cuando tenía 13 años, jugando, tomando talleres de teatro donde el juego era lo más importante. Crecí viendo teatro, viendo intensos procesos de ensayos también y gracias a las maestras y maestros que tuve desde muy chica, y a la primer película y obra de teatro que hice, decidí bastante joven que quería seguir por ese camino.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Creo que las preguntas no se resuelven. Más bien cada proyecto trae nuevas preguntas, nuevos retos, nuevas maneras de entenderse y reflejarse en el otro. Disfruto mucho los procesos del teatro, los ensayos, la manera en que equipos de trabajo con historias de vida y formaciones a veces muy distintas logramos comunicarnos y crear algo nuevo. Y como ese proceso tan intenso e íntimo de los ensayos logra concretarse en algo más, algo que sucede con y para el espectador. Y que está siempre vivo, siempre en movimiento y transformándose.
Anhelos… pues seguir haciendo teatro, tener temporadas largas que permitan que las obras vivan, llevarlas a lugares donde quizá no hay teatro y abrir la conversación hacia otras comunidades y otras maneras de pensar, seguir alimentando el diálogo.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Habitar el presente. Estar con el otro y para el otro. La empatía, ponerse en el lugar del otro y tratar de comprender por qué hace, siente y vive como lo hace.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro refleja siempre una parte de lo que vivimos y somos como sociedad. Invita a la reflexión, provoca, cuestiona nuestra manera de ver el mundo. Pone en duda mucho de lo que damos por hecho.
Hoy en día creo que estamos expuestos a tanta información y es tal la violencia en el mundo que necesitamos espacios de encuentro. Espacios de juego y donde uno pueda empatizar con el otro. Ponerse en el lugar de ese otro que también habita en mí.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

No lo sé, quizá hacen falta más espacios para hacer teatro. Además de los recintos que existen podríamos llevar el teatro a muchos más lugares y adaptarnos a otras condiciones, resignificar los espacios a partir del teatro.
También creo que para tener procesos más intensos y largos sería bueno tener más apoyos del estado, así podríamos concentrarnos en el proyecto y no gastar tanta energía en cómo sobrevivir el día a día.

Y quizá podríamos volver estos procesos algo abierto y más colectivo, que no solo se quede en lo íntimo, lograr expandir la experiencia y llevarla también a algo más comunitario.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que exploren distintas maneras de hacer teatro. Que no tengan miedo a equivocarse y se atrevan a hablar de otros temas que les resulten importantes. Que tengan los apoyos suficientes para poder realmente entrar de lleno en los procesos creativos. Que estén abiertos a mezclarse y combinar distintas maneras de pensar y abordar una puesta en escena. Y que tengan muchas opciones para presentar y llevar las obras a girar por el mundo.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Sin duda la pandemia modificó los planes y la manera de abordar esto que hacemos. Estábamos casi a la mitad de la temporada de la obra «Desaparecer» y tuvimos que suspender por la emergencia. Espero que más adelante podamos retomar y seguir compartiendo este trabajo.
Por otro lado, estaba en proceso de ensayos de otra obra y hemos tenido que adoptar medidas para no parar el proceso. Desde hacer ensayos escalonados y sin contacto físico, a hacer ensayos vía videoconferencia (lo cual resulta muy extraño, pero bueno…)
Esta crisis nos obliga a replantearnos muchas cosas y buscar maneras creativas para no dejar de encontrarnos y estimularnos. Y lo que es definitivo es que cuando podamos volver a la normalidad de nuestros ensayos y temporadas lo vamos a disfrutar muchísimo. Espero que esto haga que como comunidad teatral nos unamos y apoyemos más. Que defendamos también la importancia de nuestro quehacer. Juntos.

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Luis Mario Moncada

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Luis Mario Moncada

56 años / Xalapa, Veracruz / Ciudad de México

 

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Me inicié por «accidente» cuando tuve que elegir una alternativa provisional pues debía esperar seis meses para ingresar a la carrera de comunicación que había escogido. Con la guía de carreras en la mano di con una extraña licenciatura que hablaba de drama y actuación. A la semana de inscribirme en ella olvidé que iba a estudiar periodismo.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Me siguen inquietando las formas que el teatro adopta en su interminable mutación, me siguen ocupando las estrategias para relacionarme con la audiencia.
Relación compleja si te alejas de la complacencia (y la auto complacencia), el anhelo es ejercitar hasta el último día una forma de interlocución escénica en la que, sin perderte en el camino, descubras pequeñas y placenteras desviaciones.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Diseño formas teatrales.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro es el arte del juego colectivo, de la creación de convenciones y reglas temporales, de la aceptación de roles.
El teatro es un laboratorio de comportamientos psicosociales que permite entender en lo micro lo que ocurre en el mundo.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Me parece fundamental que se ensanche el concepto de República teatral, que cada comunidad cuente con los medios para desarrollar sus propios juegos y convenciones teatrales, que la circulación y el intercambio horizontal de experiencias sea el eje de las políticas teatrales, que se aproveche la capacidad del teatro como instrumento pedagógico en todos los niveles educativos, que las producciones privilegien a las personas antes que a los objetos, que se impulse y favorezca la formación de teatros independientes.
En definitiva, creo que hay que pasar a la etapa en que los espacios culturales públicos e independientes estén junto a la panadería del barrio en lugar de formar islas culturales, tal como lo podemos apreciar en la conformación de los teatros públicos de la Ciudad de México.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que se organicen de manera independiente, que adopten la rutina de los viejos rapsodas y que se echen a caminar por el mundo.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Tengo la impresión de que estamos actuando por impulso, nos resistimos a encerrarnos y buscamos casi con urgencia una forma de seguir exponiéndonos desde la distancia. Está bien como impulso, aunque resulte en muchas ocasiones irreflexivo.
Creo que podríamos respirar un poco y tratar de entender lo que nos está pasando, ser menos epidérmicos y reactivos y meditar un poco más hacia dónde vamos. Apenas estamos entrando en la contingencia. Dentro de algunos días o semanas se necesitará de mayor claridad, cuando verdaderamente estemos en el ojo del huracán. Vamos a necesitar una mente reposada y un cuerpo decidido para encontrar las puertas de salida y reencontrarnos.
¿Qué sucederá entonces? Ahora no lo sé, sólo sé que NOS VAMOS A NECESITAR TODOS y para eso tenemos que preservarnos y observar. Nuestra tarea ahora es observar…, aunque si alguien encuentra la forma (la bendita forma) de hacer del confinamiento un acontecimiento «teatral», bienvenido sea.

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Jesús Hernández

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Jesús Hernández

45 años / México / Mérida, Yucatán

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

A través de la arquitectura: en el 2001 me invitaron a un diplomado de teatro escolar para el área de escenografía y decidí continuar en esa disciplina donde inicié en el medio como asistente de Philippe Amand. Yo vivía en Mérida y por el teatro tuve que mudarme a la Ciudad de México en el 2002.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Muchas, pero creo que la que más me empuja es la búsqueda de un lenguaje que sea cada vez más cercano y mimetizado al discurso dramático, más que a la forma y la estética, que eso sea resultado del discurso y el concepto de la puesta. Nada es gratuito, todo tiene un porqué que va al unísono de la puesta en escena y la acción.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Diseñar el espacio de la acción.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Es el momento para seguir, para reflexionar sobre los modos de hacer teatro y no dejar de hacerlo.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Cierta costumbre de modelos de producción sencillos y simples, hay que arriesgar más sobre los modelos, ampliarlos, expandirlos y hacer más conexiones y nexos con compañías e instituciones.
Aprovechar las infraestructuras existentes y reutilizarlas si es necesario y hacer modelos no estandarizados sino hechos para la naturaleza de cada propuesta, que los conceptos e ideas no se ajusten a los modelos, al revés, que los modelos de producción sean capaces de hacerse al modelo y los tiempos de la creación.
Destinar presupuesto para los procesos creativos, los presupuestos no son sólo para la producción, en gran medida son para el proceso de creación de esa producción.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Pensar más, estudiar más, conocer más, ver más, moverse más, profundizar más, escuchar más, para no dejarse llevar por la inmediatez que muchas veces nos envuelve en la inercia de la producción continua o la sobrevivencia.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Pensando, replanteando ideas y procesos de diseño y de producción a distancia. Y al regreso que tengamos los medios económicos suficientes para impulsar la producción de lo que hemos pensado y reflexionado en este tiempo.

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