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Categoría: Instantánea

Zheyra Sofía Vera Castillo

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Zheyra Sofía Vera Castillo

36 años / México, Oaxaca, Oaxaca de Juárez

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): Oaxaca

Oficio: Actriz, docente e investigadora escénica

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Desde que estudié en el Centro de Educación Artística decidí estudiar teatro por lo que me fui a otro estado a hacerlo.
En el teatro encontré un refugio para expresarme, sanar y poder transmitir un mensaje a través del arte.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

En estos momentos serían: ¿Cómo podemos relacionarnos con el teatro virtual? ¿Qué caminos tomará el teatro? ¿Cómo llegar al público?
Me gustaría que en Oaxaca hubiera una escuela pública de teatro. También anhelo una biblioteca especializada en teatro y enfocada a la investigación escénica.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Contemporánea, inquisitiva, diversa.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

En esta época de contingencia ha sido de gran importancia el teatro y las artes para llevar la cuarentena en casa.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

La forma de organizarnos, la comunicación con las instituciones, la transparencia de las becas y la ética del gremio.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Resistencia y compromiso.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Ahora por la contingencia estoy realizando obras y performance en video. Los teatros deben de tomar varias medidas sanitarias para que el público se sienta con la confianza de regresar al teatro. Y también dar esa seguridad a los artistas. Es un trabajo en equipo que todos nos cuidemos.

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David Luciano Ruiz Durán

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

David Luciano Ruiz Durán

51 años / México, Oaxaca, Oaxaca de Juárez

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Oaxaca, Oaxaca de Juárez

Oficio: Director, actor, titiritero, realizador de producción

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Acercándome al taller del Bachillerato y luego a la Casa de Cultura.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Quiénes somos y cómo funcionamos en la sociedad?
Cada vez que me subo, comparto escenarios y espacios, me reafirmo como ser Humano comprometido con la sociedad a la que pertenezco y puedo contribuir a mejorarnos a nosotros mismos.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Identidad, cosmogonía y pertenencia.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Como siempre es el lugar, el sitio donde podemos manifestar temores y esperanzas, para mí no es mero entretenimiento, es el sitio donde podemos recurrir para enfrentar nuestra realidad histórica, llorarla, reírla y superarla.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Para mí el teatro siempre evoluciona, pero en este momento en particular debemos vincularlo nuevamente a su raíz humana de recuperación en esa comunicación simple y sencilla del uno con el otro.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Más bien deseo tener la fortaleza para poder transmitir mis experiencias y que la siguiente generación pueda superar nuestros errores y no desvincular nuestra realidad humana.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Poder mirarnos con una nueva visión, más humana y comprometida, llena de participación y trabajo conjunto.

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Tania Rodríguez

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Tania Rodríguez

47 años / Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México

Oficio: Escenógrafa, iluminadora, directora técnica

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Por una amiga que me pidió ayuda con la luz y el audio en una función. Me enamoré de la iluminación viendo un espectáculo.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Cómo traduzco en espacio y luz mi visión de una puesta en escena y que ésta fluya con los intérpretes? ¡Uff! Muchos.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Espacio, luz, tiempo.
El teatro es mi casa, me siento totalmente libre en él.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro sucede en vivo y cada presentación es diferente.
Lo que sucede en cada espectador derivado de presenciar un acto escénico es único.
Esta relación debemos valorarla.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

La forma de programar. Darle más importancia a la calidad de los trabajos y con esto me refiero a darles el tiempo para llegar a un estreno en mejores condiciones. Considerar tiempos de montaje, ensayos, etcétera.
Poder diseñar realmente en beneficio del proyecto y no pensando en que hay 5 obras en la misma semana y que tienen a veces menos de dos horas para cambiar de escenografía. Crear más públicos y que las obras tengan más vida.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que disfruten cada momento del proceso para llegar a una puesta en escena, que tengan el tiempo para crear y que las obras tengan larga vida.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Con paciencia. Sé que esta situación es temporal y estoy convencida de que vamos a volver al teatro. Deseo que todos disfrutemos más nuestro quehacer y valoremos más el privilegio de hacer teatro.

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Zabdi Blanco

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Zabdi Blanco

31 años / Salina Cruz, Oaxaca

Lugar principal de trabajo: México, CDMX

Oficio: Actor

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Comencé estudiando música desde pequeño, después decidí ser cantante de ópera y en el camino me topé con el teatro, y me atrapó. Me gustaba la magia que envolvía a los actores: la entrega y pasión que mostraban a la hora de imaginar y jugar, se comprometían verdaderamente con lo que hacían en escena, y a la vez se veían naturales con todo lo que ocurría.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Como artista, me pregunto constantemente si lo que estoy haciendo es vigente, si es útil para la sociedad, si lo que estoy diciendo es lo que pienso y hago, si es lo que quiero decir.
Como Actor, me pregunto ¿hasta dónde puedo llegar?, tal situación ¿realmente se siente así? ¿qué estaría pensando realmente? ¿estaría pensando o solo reaccionaría instintivamente?…
He buscado estar en proyectos que me digan algo, también me gusta sentirme parte del equipo, así todos crecemos, aprendemos, nos divertimos y la creatividad fluye. Me gusta sentir la reacción casi inmediata del público: la risa, el asombro… quizás por eso me gusta el teatro de calle y la comedia. Si además de todo esto hay música en escena, maravilloso.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Recibir, proponer, mutar.
El otro es lo más importante, el Teatro es Equipo.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Necesitamos vernos en el otro. Necesitamos saber que no estamos solos, que no somos los únicos que pensamos o actuamos o decimos tal cosa. Todos somos uno, y en algún punto de la vida todos coincidimos.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Yo creo que en México el teatro sigue siendo un lujo al que no todos tienen acceso financiera o culturalmente. Podríamos hacer del teatro una expresión popular, como lo es la música, o la danza.
El teatro sigue siendo elitista y no representa a la población en su totalidad. Sigue habiendo muchas jerarquías, por tanto, no en todos los equipos se tiene plena libertad creativa. Y siempre podemos jugar y alucinar más.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Deseo que todos encuentren su lugar en esta sociedad. Somos muy valiosos y no se nos puede olvidar. Somos juego, fuego, locura, resistencia, somos los que nos aventuramos a vivir a la deriva y realizar nuestros sueños.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Es duro darse cuenta de que tu arte no tiene ningún sentido sin la presencia del otro; por un momento nos volvimos innecesarios, dejamos de existir. Si a esto le sumamos el poder de los dispositivos audiovisuales, las aplicaciones, el individualismo, podríamos decir que el teatro está en peligro de extinción.
Yo creo que este tiempo en soledad y encierro nos está haciendo revalorar la cercanía, el encuentro, la comunidad, la naturaleza. Ojalá cuando esto acabe ocurra un despertar creativo, y tengamos más curiosidad por contemplar la vida más de cerca.

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José Juan Sánchez Aguilar

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

José Juan Sánchez Aguilar

33 años / San Luis Potosí, S.L.P.

Lugar principal de trabajo: México, CDMX

Oficio: Actor, productor

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Descubrí el teatro haciéndolo. A los 15 años me integré al grupo de teatro de mi preparatoria, en San Luis Potosí. Participé en una audición y formé parte de la puesta en escena de ese año. Me cautivó el proceso de trabajo, la manera en la que mis compañeros disfrutaban del quehacer, la escucha que naturalmente existe en un equipo artístico.
Intenté no dedicarme al teatro. Mi familia y el mundo entero me advirtieron que era un oficio muy complicado. Ingresé a la Facultad de Derecho de mi ciudad, pero no pude concluir el primer semestre. Dejar de hacer teatro por un tiempo fue, para mí, la prueba más contundente. Extrañaba sentirme escuchado, sentirme útil. El escenario siempre me ha traído una enorme alegría y al sentir que me hacía mucha falta, busqué formarme de manera profesional.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Siempre son las mismas preguntas, todo el tiempo vuelven, el que cambia soy yo. En algunos momentos las puedo responder con más claridad que en otros. ¿Para qué estoy haciendo esto? ¿De verdad es importante? ¿Sirve de algo? ¿Alguien me está escuchando?
Anhelo una vida digna, para mí y para todos los creadores de arte. Anhelo un mundo en donde nuestro oficio no tenga que justificarse con estadísticas, un campo laboral real, con igualdad de oportunidades.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Para mí, lo más bello del teatro es la imposibilidad de practicarlo a solas. Siempre se necesita de los otros y de lo otro, que quien sabe qué sea eso otro.
He tenido la enorme fortuna de trabajar con gente desmesuradamente talentosa. Primero en la universidad y después en la vida profesional. Todos esos encuentros me han marcado permanentemente, me construyen día con día. Esta experiencia de vida hace que mi trabajo escénico sea distinto, pero construido, cachito a cachito, por lo que los otros me han dado.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Mi oficio es lo que me ha permitido estar entero estos días. Esto soy.
El teatro es una forma de vida, lo sé porque también lo veo en las experiencias de mis compañeros. Por eso infiero que todas las afirmaciones de vida son importantes, los momentos históricos enmarcan temporalmente, pero lo verdaderamente importante es la vida y no hay manera de priorizar ninguna de sus manifestaciones.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Muchas cosas. Sufrimos de carencia de espacios, de presupuesto, de condiciones dignas de trabajo, de desigualdad. Pero particularmente creo que necesitamos dejar de romantizar nuestro oficio, revisar la manera en la que competimos unos creadores con otros y buscar la construcción de una comunidad.
Sí, el teatro lo hacemos con los otros, pero ¿si consideramos a los otros? Nos gusta la idea de pertenecer a una “familia” artística, pero ¿Qué necesitamos de esa comunidad? ¿Estamos dispuestos a dar algo a cambio?

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Les deseo mucha determinación para escucharse entre ellos. No nos damos cuenta, pero todo el tiempo dejamos de escucharnos. Los artistas tenemos ese «pequeño lugar interno» lleno de vanidad, en el que nos refugiamos cada que podemos. Se necesita mucha fuerza y mucha atención para romper ese individualismo que tanto daño le hace al teatro.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

La presencia del otro, incluso en su forma de ausencia, es algo que siempre me contiene y hace que superviva. En todas las etapas históricas los teatreros hacemos eso, supervivir. Creo que debemos procurar, cuidar y atesorar nuestra existencia. Me gustaría que encontremos la forma de ser necesitados por el público.
Anhelo un tiempo en el que no seamos pobres de audiencia. El teatro mexicano tiene mucho para dar, pero el encuentro con la gente siempre ha sido una batalla con muchos obstáculos y no siempre podemos librarlos.

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Araceli Rebollo

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Araceli Rebollo

46 años / México

Lugar principal de trabajo: Ciudad de México

Oficio: Directora de escena, académica

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Profesionalmente inicié a los 19 años, creo que antes sólo lo hacía por diversión. Empecé con el pie derecho, por una parte pertenecía a un grupo que se presentaba en zonas marginadas del entonces Distrito Federal y por otro lado participaba en el montaje de La vida es sueño en el Teatro Juan Ruíz de Alarcón, también hice teatro de calle y circo y eso me permitió tener un panorama muy amplio de lo que es hacer teatro como oficio, como profesión y desde el ámbito académico.
La verdad lo decidí por instinto, tenía el pase reglamentario de la prepa de la UNAM, así que, a una persona de entregar mi registro, cambié el orden de mis opciones y eso cambió mi camino. Mi papá es un amante de la historia y el arte, mi mamá ama la música y por ella estaba siempre en los festivales escolares y demás actividades artísticas al alcance para una niña de «provincia».
Los libros, el circo y el cine estuvieron siempre cerca como entretenimiento, así que creo que la selección de estudiar la licenciatura fue instinto natural. Sigo hasta ahora gracias a las enseñanzas de mis maestros, ellos me dieron las bases para poder llevar a cabo los estudios y las tareas de este oficio. Mi elección se ha ido reforzando gracias a ellos, mis compañeros y mis alumnos. Aprendo mucho compartiendo con otros creadores escénicos y descubriendo con mis alumnos nuevos caminos y formas.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

En realidad son muchas y persistentes. El ser humano es un universo interminable, mostrar a profundidad cada parte de él sería algo muy deseable. Las preguntas son muchas y por un tiempo una se manifiesta más que otras y es así que surge un montaje o un proyecto. Además de preguntas creo que tengo una gran necesidad de compartir las respuestas que logro vislumbrar y que estas se conviertan en nuevas preguntas para mí o para otros.
Un anhelo es que ver a todos mis alumnos haciendo lo que les gusta, que encuentren su propia voz. Otro es saber que el teatro puede cambiar el pensamiento de las personas y estas a su vez pueden mejorar el mundo. Una utopía, más que un anhelo, es que seamos capaces de ser una comunidad a través del reconocimiento y respeto por el trabajo del otro.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Intenso, complejo, apasionante.
Soy de una generación donde los modos de producción no eran reconocidos como necesarios. La idea del arte por el arte permeaba gran parte de la enseñanza. Inicié en el teatro como actriz, pero poco a poco me fui interesando por la producción y la dirección. Mi formación como directora fue a través de grandes personalidades (Mendoza, Margules, Ibáñez, Ruíz, Valencia, Castillo) que levantaban proyectos desde su visión de vida.
La figura del director era hegemónica, a pesar de eso conocía pocas mujeres que se dedicaran a la dirección. La historia del teatro en México ha dado prioridad a figuras masculinas y creo que mi generación es un parteaguas en ese sentido.
La producción y la gestión la sigo aprendiendo sobre la marcha.
Con respecto a mi trayectoria y trabajo personal en mis montajes siempre encontrarás música, danza y versos. Me gusta jugar con la tradición y encontrar la conexión de textos clásicos con formas y modos contemporáneos. Y más recientemente intento que los proyectos como festivales, coloquios y demás lleguen gratuitamente a muchas personas y que su encuentro con el teatro sea pleno y honesto, no importa si es desde lo escénico, lo académico o el mero entretenimiento.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro cobra relevancia en tanto dejamos que él sea el que se manifieste, no sólo como arte, sino como medio de comunicación y fenómeno social. El espectador cautivo buscara su encuentro, regresará a su butaca ya sea presencial o virtualmente en tanto nosotros seamos capaces de brindarle ese espacio de reconocerse en nuestras historias, montajes, propuestas.
El teatro siempre será sinónimo de encuentro con el otro, si no lo olvidamos, puede ser también un medio de sanación. Pienso que esa es la importancia no sólo del teatro sino de las artes en general.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Creo que el teatro siempre encuentra su lugar y forma en cada época y lugar. Ahora nos preocupa la apertura de los grandes teatros, pero fuera de las grandes instituciones el teatro no ha parado, se sigue manifestando desde las aulas y los intentos de llegar a través de las pantallas a las casas de los espectadores con compañías independientes.
También pienso que una vez que tengamos un conocimiento más profundo y amplio de la cultura digital el teatro tendrá nuevas herramientas para manifestarse dentro y fuera de los escenarios y las pantallas.
Tal vez es momento de transformar la caja negra en un espacio abierto, libre, con un espectador que se acerca por curiosidad y se queda por necesidad.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que encuentren su voz y su modo de hacer teatro. Que piensen en lo que les dejamos como herramientas para labrar su propio camino y no necesariamente seguir el nuestro. Que vean al teatro como una forma de vida y no sólo como una profesión. Y que confíen en que lo que hacen siempre será lo mejor, pues sale desde su impulso creativo, si nace desde la honestidad el espectador estará ahí siempre. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte, así que espero verlos más fuertes y plenos.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Pues no la enfrento, la vivo, la acepto y busco las herramientas necesarias para adaptarme a ella. Ahora ensayo un montaje por video llamada y no avanzamos a la velocidad que el capitalismo exige, pero el trabajo se hace y puedes extrañar el contacto físico, pero el encuentro se da.
Creo que este virus nos mueve de nuestra zona de confort y eso no nos gusta, pero a la larga nos dará la experiencia para enfrentar cualquier cosa, como teatristas y seres humanos. Nos está cambiando la mirada y eso a mí me gusta.
Por otra parte a nivel de proyectos también cambiamos la programación del
Festival de Teatro Clásico MX y vamos a experimentar con otros medios. No sabemos si será bueno o malo, pero será, es nuestra primera emisión en medio de una pandemia, así que sólo nos resta dar lo mejor. El Coloquio de teatro y fútbol espera la luz verde en Monterrey para llevarse a cabo en las condiciones que sean posibles, así que seguimos trabajando.
El teatro también es transformación.
Como todo reencuentro después de mucho tiempo creo que estará lleno de sentimientos encontrados, así que espero que sea con dudas pero amorosamente, que este lleno de sorpresas por la transformación ocurrida de ambas partes (teatro y espectador), pero también con aceptación mutua. Sin duda será un reencuentro lleno de vida.

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Jorge Ballina

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Jorge Ballina

51 años / Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Desde muy niño mis papás me llevaban al teatro, a la ópera y al ballet. También de mi papá heredé el gusto por la arquitectura. Desde adolescente comencé a hacer maquetas de escenografía de mis versiones escenográficas para un teatro de juguete que tenía. Fue una vocación extraña muy temprana. Después estudié arquitectura sabiendo siempre que lo aplicaría profesionalmente a escenografía teatral.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Como escenógrafo, es raro que yo levante los proyectos con obras que quiero hacer. Por lo general me invitan a proyectos elegidos por los directores o los productores.
He aprendido a descubrir en cada proyecto las preguntas. Cada obra y cada equipo creativo plantea cuestionamientos nuevos, problemas nuevos a resolver y soluciones espaciales para esos problemas. No hay manera de repetirse y aburrirse cayendo en fórmulas y recetas personales impuestas como un estilo personal. Cada obra debe ser diferente.
En cuanto a anhelos que tengo por vivir en las artes escénicas: están las ganas de volver a dirigir la escena. Hace más de diez años que no lo hago. Quiero intentar generar mis propios proyectos como algunas veces lo he hecho.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

La frase «Espacio en movimiento» se ha usado algunas veces para describir mi obra escenográfica. Siempre parto de la acción dramática. Comienzo con analizar lo que pasa en escena y hago un espacio para alojar de la mejor manera a cada acción. Y como las acciones suceden en la dimensión tiempo, mis espacios tienden a transformarse mientras las acciones cambian. No como espacios estáticos sino como un continuo que no se detiene. Como música visual que fluye constantemente sin parar. Eso podría definir mi manera de trabajar, aunque cada obra es diferente.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro, como cualquier arte, tiene la función de ayudarnos a entender qué hacemos dentro del mundo. Creamos universos inventados y limitados para poder aprehender la realidad y entenderla. A veces con la cabeza, a veces con los sentidos y las emociones. El teatro sigue teniendo ese objetivo y lo seguirá teniendo. En cualquier momento histórico. El teatro de cada época cambia, pero su sentido fundamental no.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Y no creo que tengamos un solo modelo teatral. Yo trabajo en producciones institucionales, privadas, mixtas, pequeñas y grandes. En México y en el extranjero. Los modos de organización, producción, difusión, etc. son diferentes y todos son perfectibles, pero el proceso creativo, que es el que más importa, es similar en todos los casos.
Creo que el teatro que hacemos en México es en general bastante bueno. A veces nos faltan recursos, a veces difusión, a veces público. Pero creo que pase lo que pase seguiremos encontrando modos de hacerlo.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Les deseo que encuentren la pasión por hacer teatro. Que sea una necesidad personal de expresión. Es la única manera de hacer buen teatro. Tener equipos creativos y elencos apasionados y entregados.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Es muy fuerte lo que estamos viviendo. Los que hacemos teatro no estamos acostumbrados a trabajar individualmente. Nuestro trabajo depende siempre de otros y es generado en equipo. Es muy frustrante no poderlo hacer o intentar hacerlo a distancia. En estos momentos me gustaría ser pintor, escritor o compositor y poder crear una obra completa yo solo. Pero el teatro no es así. Y ese es justamente su encanto. No partir de una lucha de egos e ideas personales, sino crear un arte dependiente de las ideas de los demás. Que nos trasciende como personas al integrarnos en una totalidad mayor que es la puesta en escena.
Sólo espero que esto acabe lo antes posible para poder seguirlo haciendo y que no nos quedemos sin recursos y público debido a la crisis económica que se avecina.

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Stefanie Izquierdo Martínez

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Stefanie Izquierdo Martínez

Ciudad de México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Cuando tenía 10 años tuve la oportunidad de estar en una compañía teatral y ahí descubrí mi vocación. Porque me dio una adrenalina y un disfrute enorme, un enorme juego y risa y enojo, frustración y esperanza.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Hoy hay teatro? ¿Qué tengo que decir? ¿Qué tipo de teatro quiero hacer o quise hacer? ¿Qué modificaré para poder hacer lo que me gusta?
Me gustaría, si volvemos, no bajarme del escenario y pasar todos los días dialogando con un público. Conocer más teatro de todos los rincones del mundo, conocer los lenguajes en los que coincidimos y en los que no.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Preguntar, accionar, gritar.
Que es muy diversa, vengo de una formación muy clásica (realista), muy posdramática, muy cabaretera, muy clown, muy de comedia, muy grotesca, muy absurda, muy femenina, muy de escritura, muy dramatúrgica, muy literaria, muy feminista y a veces muy enojada, de mucho dolor y en otras ocasiones de mucha risa y de mucha voz, de mucho canto.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Hoy no hay teatro, me parece de lo más fuerte que ha dejado la contingencia, nos dejó sin él, no sé si unos meses, un año, dos, no lo sé.
Creo que hay prácticas escénicas y lo que encuentro esencial es el contenido casi siempre político y profundo; la narrativa con el que se dialoga en presente. Las prácticas que se están realizando ahora tienen que ver con lo vivo, en vivo, por todas las redes se busca el en vivo, el ahora, el presente, aún en la distancia.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

No lo sé, creo que el teatro tiene más herramientas para gritar que existe, pero a lo largo de la historia, de las guerras, el teatro ha convivido con la tecnología y es impresionante como la fórmula básica es que el otro vea mientras el otro hace. Hay, o ¿hubo? un teatro muy complejo tecnológicamente y hay o ¿hubo? otro que se sigue haciendo en un espacio vacío sin nada más que la imaginación del que ve y del que hace.


Fui parte del Carro de Comedias en el 2018 y mucha gente que asistía veía por primera vez teatro en su vida. La mirada de los primerizos es indescriptible, la sorpresa, como si fuéramos magos. A la pantalla estamos más acostumbrados, hasta la gente que no tiene muchos recursos sabe mirar el cuerpo dentro de una pantalla. No sé si después de esto abracemos más el teatro porque necesitemos el cuerpo real, del otro.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Soy muy apocalíptica, no lo sé. Ya no hay teatro hoy y para mí el teatro es el presente, si creyera que después habrá…me mentiría porque no lo sé, y no hay manera de saberlo, nadie lo sabe. Sólo confío en el presente y hoy no existe. Pero hace unos meses les desearía, que sigan haciendo lo que les permita expresarse con las herramientas que tienen a la mano.
Yo nunca escribí un texto teatral a máquina, yo creo que si hubiera nacido generación de las máquinas de escribir no hubiera podido ser dramaturga y hubiera optado por otra expresión. Borrar las veces que quiera y sin el ruido de la máquina de escribir es algo por lo que agradezco ser parte de esta generación.
Les deseo que sean arriesgados, que apuesten por nuevos lenguajes, poniendo en jaque todo, el mismo presente del teatro. Necesitamos teatreros que filosofen más acerca de qué es el teatro o qué fue el teatro.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

El en vivo es mi respuesta, siempre buscamos la vida, la vida. Estamos lejos de la gente que queremos, es impresionante que no nos podamos abrazar, es casi como si estuviera cancelado el amor, el teatro es amor para mí, muy cursi, pero compartir es abrazar, es amar. Las plataformas nos dan el en vivo, el en directo, el aquí y ahora, pero el teatro nos regalaba el cuerpo del otro.
Deseo que cuando termine esto podamos abrazar el cuerpo del otro, reflexionar acerca del cuerpo, ponerlo más en jaque, más en cuestión, ¿Qué es el cuerpo? Preguntarnos y hacer obras con montones de cuerpos, de seres humanos juntos. Deseo que no nos de tanta hueva salir de casa, que nos arriesguemos, arriesgarse es la posibilidad de morir, que nos arriesguemos más, porque el teatro es como la vida, y no hay vida si no hay muerte. Y hoy la vida la podemos ver menos y a la muerte nos la recuerdan a cada momento.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Rebeca Bravo

33 años / Teatro UNAM / Coordinadora del Carro de Comedias

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

El teatro me invitó a trabajar. Estudié Ciencias de la Comunicación en la UNAM y llegué a él ayudando con algunas cosas en la obra «Otra vuelta de tuerca» que se presentó en el Teatro Santa Catarina. A partir de ahí no pude dejarlo y aunque me ausenté por un tiempo, me mantuve como espectadora para luego renunciar a mi antiguo trabajo en el ámbito del periodismo y poder regresar.
Ahora tengo la fortuna de ser la coordinadora del Carro de Comedias, un proyecto que me ha dado demasiado y al cual espero poder estar dando lo mejor de mí. No me veo haciendo algo distinto que no tenga que ver con el quehacer teatral.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Me gusta pensar hacia dónde está caminando el teatro, hacia dónde lo estamos llevando quienes ahora estamos en él. Me pregunto si lo estamos haciendo bien, anhelando que estemos dando nuestro mejor esfuerzo para que la prioridad sea siempre una calidad impecable, pensando en hacer teatro para quienes no son de teatro, sino para la gente que podría tener un primer contacto con él y que sea suficiente para después tener a esa persona de vuelta en una butaca.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Compromiso, resistencia y satisfacción.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Es complicado responder a esta pregunta ya que los escenarios están vacíos por el momento. Para mí resulta sanador y me levanta el ánimo pensar que esto es pasajero y retomaremos los montajes, recibiremos a nuestros públicos, escucharemos los aplausos, las risas, las reacciones. La importancia del teatro radica en que AHÍ ESTÁ, ansioso tanto como nosotros de que volvamos a estar juntos.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Creo que pensar en hacerlo llegar más lejos. Pensar en hacer más teatro fuera de los teatros, es decir, crear espectáculos de calidad para presentarse en patios, plazas, lugares poco convencionales.
En mi tiempo con el Carro de Comedias he sido testigo de la gratitud de los públicos a los que llegamos en lugares lejanos donde abiertamente nos han dicho «yo nunca había visto teatro». Hay que trabajar mucho más para llegar a ellos, es nuestra responsabilidad.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Deseo que su amor y compromiso por el teatro nunca termine porque la ausencia de ambos factores es algo que se puede percibir en el trabajo realizado.
Que como gremio se mantengan unidos, buscando siempre apoyar creando redes y generando ideas encaminadas a mejorar. El teatro es un lugar amoroso, si se le trata con respeto, él retribuye.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

No hay teatro si no existe ese encuentro. Enfrento la emergencia manteniéndome informada y ocupada, guardando la calma y manteniendo pensamientos positivos. Deseo con ansias volver a retomar la normalidad, poder estrenar el Carro de Comedias 2020 «El Sendebar: La cruzada de una fémina ilustrada», que el remolque comience a rodar y podamos dar funciones en nuestra casa, la explanada del Centro Cultural Universitario.
Que nuestros teatros retomen la normalidad y el miedo no nos detenga para congregarnos a ese encuentro espectador-creador.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Iona Weissberg

51 años / México

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

No lo tengo muy claro. Creo que me interesó el teatro porque me gusta contar historias y me gusta que me las cuenten. Pero siempre que lo pienso llego a un espacio irracional: para mi dirigir teatro es algo instintivo: estar en un espacio de ensayos y construir un cuento con actores o con diseñadores es el espacio en el que me siento en el ecosistema adecuado para mi especie.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Mis preguntas cambian todo el tiempo, por ejemplo: ¿Cuál es el lugar del teatro en particular y de las artes en general para las personas? ¿Qué determina que un espectáculo escénico se conecte con su público? ¿Cómo lograr que el teatro que se hace en México (incluido el que yo hago) le interese a los mexicanos (incluyéndome como espectadora)?

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

No considero que mi forma de hacer teatro tenga que ser «singular». Creo que el teatro debe ser divertido y conmovedor y emocionante. Creo que es importante respetar su carácter efímero. Y creo que debo trabajar por crear en la escena o a través de los medios escénicos un espacio de comunicación, interacción, empatía y convivencia con el otro. Y eso es lo que me interesa investigar.
Creo que mi labor como profesora me ha permitido ver cómo el teatro ha sido un espacio de transformación, crisis y resiliencia de muchos estudiantes. Eso también es algo que me interesa. El teatro muchas veces permite a las personas abrir una ventana hacia adentro y uno se encuentra con espacios de nuestra casa que desconocía o se había olvidado que ahí estaban.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Con respecto al COVID-19 no lo sé. En cuanto a la realidad que nos rodea creo que el teatro hoy día funciona más como proceso que como resultado: para lo convivencia, para la educación, para otros espacios de entretenimiento, para descargarse, para reírse, para salir de la rutina.
Por otro lado, creo que estamos en un momento de redefinición de paradigmas, ocasionado sobre todo por formas nuevas de procesar las experiencias. Y eso no sé a dónde nos llevará.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Creo que nuestro problema más grande es que no conocemos a nuestro público, ni al que hay ni al que podría haber, que es aún más grave. Los hacedores de teatro damos por sentado qué quiere ver y qué le interesa, sin tener investigaciones sobre los espectadores, sin «dialogar» con ellos e intercambiar opiniones. Creo que esto nos falta.
También nos falta investigar formas de acercarnos al público a través de las obras que hacemos. Y por último, creo que nos falta relajarnos y tomarnos menos en serio.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Mucho trabajo.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

No me gusta hacer proyecciones a futuro. Pienso en qué me está enseñando esta crisis y va en dirección opuesta a la pregunta, porque lo que me está enseñando, si tuviera que sintetizarlo, es a vivir en el aquí, en el ahora y a priorizar a las personas que más amo. No a decirlo, realmente a hacerlo.

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