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Autor: teatrounam

Elizabeth Pedroza

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Elizabeth Pedroza

36 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz, creadora escénica, docente, productora ejecutiva

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Cuando estalló la huelga del 99, en la UNAM, llevaba varios meses trabajando como actriz en un montaje con el grupo de teatro Los Trashumantes, de la Escuela Nacional Preparatoria # 3 Justo Sierra. Mi maestro estaba renuente a las clases extra muros, y lo que satisfizo mi hambre escénica fue ser espectadora. Devoré la cartelera de los recintos culturales. Abrir mi campo de visión en conjunto con la falta del taller estudiantil me dio la certeza de una profesión: decidí ser Actriz. ¿Y dónde se estudiaba eso? En el Centro Universitario de Teatro, aunque para llegar ahí faltaban varios años, el horizonte durante aquella pausa obligada, se había vuelto nítido y poderoso.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Me intriga la complejidad de la condición humana, los fractales tan diversos que la componen, la resonancia en lo colectivo, el acto tan puro y amoroso que es el encuentro con la otredad.
La capacidad que tenemos como creadores de universos, de orquestar ese acontecimiento, su vulnerabilidad y la mística que encierra la relación con el/la espectador/a que es creador/a también.
Mi anhelo y trabajo continuo es ser actriz/creadora todo terreno hasta morir viejita. Llegar a la última meditación, de la última noche con la satisfacción de seguir haciéndome preguntas sobre mi hacer y seguir trabajando en ellas.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Trabajo, empatía, disciplina.
Entendiendo disciplina como particular, cada uno/a tiene la suya.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Al no darse la posibilidad de encuentro hay una oportunidad privilegiada para reflexionar, para repensar, justo como este espacio.
Se abre otro espejo, no sé si más sensible pero sí más consciente de la teatralidad en lo cotidiano, de sus alcances, de su poética y la revaloración de todo lo que lo compone. No sabremos la repercusión social que los acercamientos en línea han tenido hasta dentro de algunos años, quizá, por distintos factores; incluso los algoritmos de nuestras redes sociales son una implicación directa para acotar o expandir ese universo donde, por ejemplo, antes solo el teatro de calle llegaba.
Estamos en transición, a dónde, no lo sé. Habrá que asirse fuertemente al Presente como la única vela permanente de nuestro quehacer.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Me parece que es cuestión de perspectiva, no podría generalizar un modelo teatral, no sé si exista, sería deseable que no existiera, algo muy cliché como «cada cabeza es un mundo», es la respuesta a la riqueza y diversidad de trabajos, de espacios, de exploraciones, y hay lugar para el/la que quiera, solo hay que querer y trabajar por ello.
Lo que sí reconozco es una «convención» donde un grupo de personas se juntan para crear, eso le da finitud a un proyecto, hasta develamos placas y las colgamos en los cementerios que se han vuelto las paredes de los recintos, como una necesidad de dejar huella donde todo es efímero. Sin embargo, eso no da fin al Teatro y no necesariamente a equipos de trabajo.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Pagos justos en tiempo y forma, acceso a los servicios de salud pública, unidad que no es lo mismo que comunidad. Unidad.
Que se encuentren con grandes cómplices en el camino, donde prevalezca el respeto, la honestidad, la empatía, la escucha, el enriquecimiento creativo y el desafío para hacerles crecer hasta donde quieran.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Le he dado espacio a otras inquietudes creativas que hace tiempo me daban vuelta en la cabeza como la escritura, volví a la docencia, emprendí un proyecto de libretas hechas a mano, y le estoy dando lugar a mi ser actriz en el terreno audiovisual, también.
Que encontremos nuestro lugar dentro del Teatro, que los recintos, el espacio público, estén llenos como nunca antes de público nuevo ávido de presenciar historias, que el público de siempre vuelva con más ganas, todos los días, porque mientras haya un ser humano, habrá Teatro, ese valiente ente vivo que se transforma y ha sobrevivido a todas las plagas, crisis, catástrofes, guerras mundiales.
A todo invierno llega su primavera, es el orden natural, simple y bello de las cosas.
Volveremos, volveremos con todo lo que somos ahora y con todo lo que eso implique.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Gastón Yanes

50 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actor

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Inicié desde la infancia. De manera paralela a mi educación primaria, mis padres me inscribieron en clases de música (piano) y Teatro en la academia DO-RE-MÍ. Tuve la fortuna de formar parte de un pequeño grupo de niños guiados por las visionarias maestras Erika Kubacsek (música) y Susana Wein (teatro), quienes tenían la clara convicción de formar artistas profesionales desde la infancia. Concluí la primaria, secundaria y preparatoria, pero por mi experiencia de niñez, digamos que «el bicho» del teatro ya me había picado de manera contundente y definitiva.
Cursé mis estudios profesionales de Teatro en México (en el Núcleo de Estudios Teatrales) y en Estados Unidos (en Dell’Arte School of Physical Theatre, CA) y si bien he incursionado en otras disciplinas como el video documental y la producción escénica y audiovisual (que también me han dado grandes satisfacciones), es en el teatro donde «me dejo perder» del todo (para bien, por supuesto) y nada más importa.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

El cuestionar «¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica?» da por hecho que tengo dichas preguntas, pero en mi caso no es del todo así. Si bien a lo largo de tantos años de dedicarme a lo que me dedico he adquirido experiencias que me han nutrido y hecho crecer, la realidad es que en cada nuevo proyecto me siento como un cachorro perdido, comenzando de cero. No tengo preguntas del todo claras, y si las tengo no siempre son las mismas, lo que sí tengo son potentes convicciones que me empujan hacia adelante.
¿»Anhelos»? Muchos. Creo que el principal tiene que ver con tener más seguido el privilegio de trabajar en equipo en donde se generen complicidades y hermandades. Es de todos sabido que el fenómeno teatral se da en grupo, todos hablan de la importancia de un «equipo»; lo que también es muy sabido, pero no dicho por todos, es que la cohesión grupal REAL se da muy pocas veces. No nos hagamos tontos: muchos dicen desear trabajar en equipo, pero veladamente el interés particular es brillar o anteponer deseos o necesidades personales desequilibrando las grupales. Adoro trabajar en grupo y en más de 35 años de trayectoria profesional, la auténtica potencia y fortaleza grupal la he sentido poquísimas veces.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Equipo, compromiso, inmersión.
No deseo (ni creo) que mi manera de habitar el teatro haga de mi práctica algo singular o distinta a las demás. Por el contrario, lo que deseo es unificar, encontrar sintonías y resonancias, adaptarnos los unos a los otros, apoyarnos todos, nadie impone nada, nadie copia nada. El cardumen se mueve junto de manera instintiva y reaccionando en bloque al mínimo estímulo.
Al escuchar la palabra «habitar» el teatro, invariablemente me remito a las veces que el personaje ha habitado en mis entrañas, ese delicioso instante, casi inasible, en el que uno se pierde controladamente, enloquece con cordura, acaricia con fuerza y golpea con delicadeza. El lograr «habitar» es lo que hace que todo haya valido la pena.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Las artes en general son fundamentales para generar cultura en los pueblos. Un pueblo inculto es un pueblo ciego, un pueblo ciego es un pueblo peligroso. El teatro es un diente más en el engranaje artístico, y por ende, cultural.
El teatro en particular es importante en todo momento histórico, lo es siempre.
Pero hoy vivimos con paranoia y aprehensión, han logrado meternos en la cabeza el miedo, nuestra maldita nueva normalidad es pariente cercana de la desconfianza. El teatro, hoy, es de valientes, tanto de artistas como de público. La paranoia, el miedo y la desconfianza también son enfermedades, se propagan más rápido que cualquier virus. Por extraño que suene, estoy convencido que la magia del teatro también genera anticuerpos.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Es una pregunta amplísima, con miles de vertientes y ramificaciones y que también tiene que ver con modelos culturales y de educación en general a nivel nacional que, a mi juicio, deberían de cambiar. Pero intentaré mantenerme en el ámbito teatral, aunque me vienen a la cabeza muchos temas, abundaré sólo en uno:
Partiendo de la base de la importancia de «trabajar en equipo», pienso que dicho equipo va mucho más allá de los creativos y actores; incluye también a funcionarios, técnicos, seguridad y un muy largo etcétera. Regresando a los anhelos de preguntas anteriores (casi utopías) me permito hablar de niveles de sentidos de compromiso con el quehacer artístico que son muy dispares entre sí, alejados de objetivos comunes, o incluso inexistentes. No hay equilibrio.
¿Que «qué debería cambiar en nuestro modelo teatral?» A riesgo de parecer que estoy pateando un avispero (¡pero no lo estoy haciendo!), abiertamente pienso que los sindicatos se han desvirtuado de su sentido original de defensas laborales y han llegado al extremo de lastrar y lacerar proyectos enteros y estructuras completas. Sin duda existen derechos a cuidar y defender, soy el primero en pedir cosas justas, pero justas para todos por igual (y en congruencia con realidades nacionales) y no sólo para algún gremio u otro olvidándose por completo que forman parte de un todo. Se han desangrado a instituciones generando desbalances por exigencias que nada tienen que ver con la realidad. Muchos de los que exigen no predican con el ejemplo y, sobre todo, no dan a cambio desempeños laborales acordes a lo que dicen defender. Buscan y logran beneficiarse a la gandalla amparados por la impunidad que un poderoso sindicato «intocable» les otorga.
¿Qué debería cambiar en nuestro modelo teatral? Acabar con miles de absurdos y sinsentidos provocados por años de anquilosados vicios sindicales y generar un ambiente laboral sano, sumamente creativo, justo, lógico, congruente, eficiente, perfecto, luminoso, sin quejas, en el que TODOS estemos de acuerdo, gozosos y satisfechos con lo que nos toca hacer y lo que recibimos a cambio. ¿Utopía? Sí, sin duda, pero hablo de anhelos alcanzables.
No se me mal entienda, estoy hablando de algo bueno para todos, sindicalizados o no. Hay mucho por hacer.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que nunca dejen de soñar. Me lo desearon a mí en mi juventud y me ha servido, lo sigo haciendo. Lo sigo gozando.
Les deseo fuerza y sentido de colaboración. Que sepan que la potencia de la juventud es fuente de inspiración y también de enseñanza para «generaciones anteriores».
Pero, por arriba de todo, deseo que se sumen al equipo, al gremio; que se suban al barco y borren brechas generacionales.
Cuando actúo y conecto, a mis 50 me siento como de 20: en ese sentido, me gusta pensar que todos somos una única gran generación.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Por supuesto que lo enfrento con toda precaución, cuidándonos entre todos pero sin miedo. El teatro sólo es teatro cuando A acude a ver presencialmente a B. Hay mucho de lo que ocurre hoy en día en línea que es muy bonito, valioso y emocionante, lleno de esfuerzos y logros atractivos (unos más que otros); tienen elementos teatrales adecuados al trabajo tras improvisadas pantallas caseras, pero no es televisión, mucho menos cine y por supuesto tampoco teatro, es otra cosa, digital, virtual y muy valiosa también, pero no es teatro. Eso está más que dicho por todas partes.
Lo enfrento haciendo lo que sé y amo hacer: dar funciones (actualmente con
Fariseos en el Centro Nacional de las Artes) sin miedo. Predicando con el ejemplo. Agradeciendo la presencia del respetable y valiente público que hace que la ecuación mágica del teatro se dé.
Cuando volvamos a estar juntos, deseo la existencia de multitud de proyectos luminosos que nos inviten a reír, reflexionar, llorar y colaborar con el país.
Que así sea.

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Noé Morales Muñoz

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Noé Morales Muñoz

43 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Dramaturgo, director ocasional

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Sin antecedentes personales o familiares, entré al teatro por una mezcla de azar e inconsciencia; me he quedado porque me ofrece el desafío constante de descubrir cuál es el modo de representación más adecuado para cada historia que se me atraviesa y el de indagar en las resonancias sociales que esos relatos pueden tener.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Me da por buscar relaciones, vínculos, cruces entre cuerpos, temas, narrativas, disciplinas, campos del conocimiento. Mi concepción de la escena es la de un territorio de conversación híbrida, móvil, inestable.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Misterio, memoria, rebelión.
Lo que me hace habitar el teatro como lo habito es la certeza de que en cualquier momento lo puedo dejar porque, al final de cuentas, me interesa más la vida en todos sus estratos.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Que ofrece la posibilidad de coincidir, convivir y reconocernos de una u otra forma, distinta a cómo nos relacionamos en la prisa del día a día.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

En lo político y lo relacional, que dejemos -yo el primero- de replicar en el teatro los esquemas y jerarquizaciones injustas que se dan fuera del teatro. Y en lo estético, que ese modelo -cualquiera que sea- deje de ser modelo y se siga fragmentando y desplazando hacia la diversidad.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Menos conservadurismo y prejuicio adquirido de sus maestrxs. Más diversidad temática y representatividad de la diversidad social, racial, sexual y biopolítica que nos conforma.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Siendo honesto, creo que la pandemia sólo ha reconfirmado la precariedad de nuestra profesión, cada vez más marginal y menos importante para mucha gente. No somos esenciales por más argumentos con que nos queramos convencer.
La realidad nos lo ha dejado claro y eso es un hecho que no adjetivaría. En ese sentido, y sin purismos pero también sin idealizaciones, creo que ciertos emprendimientos virtuales y/o híbridos señalan un camino posible que a mí, quizás porque el mismo teatro y algunas personas que he conocido en él me han enseñado a no ser categórico, me interesa y me interpela. Prefiero pensar en acción a esperar que todo se restituya como era antes.
Ojalá que, cuando toque volver, seamos un poco más solidarixs, más sensibles y más empáticxs.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Dafne Itzamná Fuentes

25 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz, dramaturga

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Me es difícil encontrar el verdadero origen de mis deseos por dedicarme a la escena. Entre la enredadera de mis primeras memorias, aparecen pequeños montajes escolares y el placer inmenso de crearme otra versión de mí para presentarlo frente a muchas otras personas.
Hasta ahora me cuestiono cada día el por qué sigo decidiendo dedicarme a la escena. Sin embargo, la neblina se despeja un poco en el momento que desde el escenario puedo sentir la conexión con quien me mira, ese instante en el que respiramos a la par, viajamos y nos emocionamos juntes a través de esa historia; cuando encuentro en la creación una oportunidad para decirle al otre «no estás solite, acá andamos».

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

La gran pregunta: ¿Y esto como pa’qué y pa’quién?
Aunque es encantador deleitarme en las aguas del imaginario propio, cuando vuelvo a poner las plantas de los pies sobre la Tierra tengo que sentarme a escuchar a los seres que comparten planeta conmigo, sobre todo a los que llevan menos tiempo en este espacio/tiempo: les niñes.
¿Desde dónde estoy creando? Es otra gran pregunta, considero cada vez más importante crear desde el otre y no para el otre. ¿Estoy escuchando? ¿Estoy observando? ¿Estoy?
Anhelo seguir aprendiendo cada día y pisar bien fuerte, tomando la mano de todes les colegas con los que voy dando mis primeros pasos.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Juego, exploración, sensibilidad.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Para empezar, en este momento, cualquier encuentro con la otredad, con seres de la misma especie me parece de suma importancia. Es cierto que las circunstancias nos niegan la posibilidad de habitar los mismos espacios físicos, pero nuestra era nos ha regalado la posibilidad de recibir señales humanas en tiempo inmediato, desde la digitalidad y la virtualidad, aunque «no se siente igual», como dirían por ahí.
Creo fielmente que el arte debe ser un refugio de encuentro con las preocupaciones del espíritu individual y grupal, ya sea una trama de confrontación o esperanzadora, cualquier representación de la vida, alimentada de sensibilidad y metáforas, pueden ser un gran abrazo para el alma. Yo sé que me repito mucho pero: ¡No estamos solos en esto!

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Pienso que es momento de empezar a cuestionar la verticalidad, desde la organización dentro de las producciones hasta la manera en que se mira al espectador.
Buscar espacios para crear desde la libertad y la confianza, mirando a les otres como colaboradores valioses. Siendo el espectador el mar en el que desembocan las ideas y las experiencias estéticas, siempre a la escucha de sus necesidades (sobre todo cuando creamos para niñes).
Además de sacar al teatro del edificio y buscar espacios donde se pueda intervenir la cotidianeidad para ponerle condimentos (dulces o salados) a los días empapados en chapopote de rutina capitalista.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Les deseo dulces y grandes sueños. Con esto no quiero decir que se vayan a dormir; o sí, porque los jóvenes artistas han (¿hemos?) romantizado las pocas horas de sueño; quiero decir que crean y que luchen, que imaginen todos los universos posibles, que no se rindan, que escuchen, que sientan y sobre todo que busquen la libertad.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Yo no diría que he «enfrentado» la emergencia, creo que la he recibido y me he dejado derribar, sin embargo, también pienso que ha sido una gran oportunidad de encontrarse con ese otre que está dentro de nuestra cabeza, se abrió la caja de Pandora para muches y está bien, necesitábamos una pausa.
Fue duro ver caer cientos de telones frente a nuestros ojos, pero la luz siempre encuentra la salida y se encontraron nuevas maneras de conectar, de crear; las recámaras y los jardines se volvieron escenarios capaces de ser vistos por miles de millones de espectadores en todo el mundo, las señales wifi se volvieron boca escenas, los clics se volvieron tickets…
¿Deseo con el corazón en la mano volvernos a encontrar? Por supuesto, deseo aún más que en el momento que logremos estar a salvo recordemos lo valiosa que es cada vida, cada pisada sobre la tierra y el pavimento, que cuando estemos cara a cara nos regalemos risa, llanto, silencio, plenitud.

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