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El misterio de Molly

0.

Un potente reflector ilumina a MAGDA, mujer trans (36), hermosa, teñida de rubio, lleva un vestido de lentejuelas tipo halter, el cabello recogido en un chongo monumental que deja escapar la sensualidad de unos caireles. El reflector la sigue, Magda se pasea entre los espectadores.

Magda: En este tren llamado vida, hay quienes nos quedamos esperando en el andén. Las historias de amor y desamor son las más corruptas. Los verdaderos enemigos son íntimos. Los sentimientos siempre son cruzados. Lo puro no existe en el ser humano y lo único que nos da un poquito de valor, es cumplir las promesas que hacemos.

El reflector se apaga.

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1.

Mediodía.
Living comedor de departamento.
En el centro una mesa ratona, sillones y una biblioteca. Atrás una puerta doble que da a la habitación y baño. A la derecha una mesa pequeña con 4 sillas y una puerta que da a la cocina.
A la izquierda una puerta ventana que da al balcón por la que entra la luz del día.

Un caballete con un dibujo. Es un retrato a medio hacer de Carolina.
Todo se encuentra limpio y reluciente.
El silencio que predomina en el ambiente se rompe con el sonar de un despertador. Se interrumpe.

Silencio.
Vuelve a sonar, luego el ruido seco de algo que cae en el piso.
Silencio.

Se escucha el crujir de una cama, después una caminata de pasos cortos y arrastrados.

Por la puerta que da a la habitación ingresa Carolina (39) viste un pantalón ancho gris y una remera blanca algo gastada.
Se despereza. Bosteza con la boca bien abierta.
Arrastra sus pies hasta la puerta ventana entrecerrando sus ojos por el sol.

Mira el departamento vacío, vuelve a estirarse y sale.

Silencio.

Suena nuevamente el despertador, cada vez el sonido es más fuerte.

Carolina (en Off): Te escuche, ya te escuche.

Golpe seco. Silencio.
Crujir de la cama.
Aparece Carolina con un cepillo de dientes en una mano y el celular en la otra.

Carolina: ¿Te hago jugo de naranja? ¿o café directo? (pausa) Si queres te puedo hacer una especie de panqueque de avena.

Pausa.

Cruza el espacio hacia la derecha saliendo por la puerta de la cocina.

Carolina (en Off): ¡Cruz! (pausa) ¿Cruz me podés responder? ¡Son más de las 12, dale!

Sale de la cocina cepillándose los dientes, cruza el espacio hasta la puerta de la habitación.

Carolina: Vamos, arriba, arriba que el día está hermoso. Es de no creer tener tanto sol de corrido.

Silencio.
Sale por la puerta.
Crujido de cama. Risas.

Carolina (en Off): No no no señorito, ahora a desayunar. DE-SA-YU-NAR.

Empecemos el día bien, dale.

Entra con el pelo recogido, unos lentes, un libro, y su celular. Lo mira detenidamente.
Comienza a escucharse por lo bajo “Hacelo por mi” de Ataque 77.

Carolina: (Tarareando) Si aún te queda algo de amor
dentro de tu coraz
ón……

na na na na na na
yo me muero, yo me muero de doloooor.
¡Hacelo por mi!

Cruz: (30 años, ingresa interrumpiendo) ¡Pará! Baja un poco ese volumen, ¡POR FAVOR!

Carolina lo mira y baja el volumen totalmente.

Cruz: Espera que me despierte un poco

Carolina: Pongámosle onda, ¿dale?.

Cruz: Como quieras.

Se sienta en uno de los sillones.

Carolina: Como quiera no. Me acabas de pedir que lo baje.

Cruz: Podés poner algo más ameno.

Carolina: ¿Ameno? ¿En serio?

Cruz: Te acepto los panquequitos.

Carolina: (sonriendo) No sabés lo que sondelicia.

Cruz: ¿Avena y delicia? No son dos palabras que se lleven muy bien, pero dale. ¡Le ponemos onda! (sonríe)

Carolina: Son MUY ricos.

Cruz: ¿Si?

Carolina: Sí, la receta la saqué de instagram.

Cruz: ¿Los comiste muchas veces?

Carolina: Que gracioso sos. (Saliendo a la cocina) Y si, los comí un par de veces.

Sale a la cocina.

Cruz: Es rarísimo esto del clima. (Pausa breve) Hace mucho que no tenemos tantos días lindos juntos. Parece a propósito.

Carolina (en Off): ¿Viste?

Cruz: Es un complot por mi llegada.

Carolina (en Off): ¿Café?

Cruz: (Mirando la puerta ventana) Si, por favor.

Silencio.

Carolina (en Off): ¿Podés poner un poco de música?

Cruz agarra el celular que quedó arriba de la mesa ratona, lo mira en detalle deslizando su dedo por la pantalla.
Comienza a sonar “Spending My Time de Roxette.
Cruz mueve la cabeza siguiendo la melodía y se estira.
Carolina ingresa con un plato en una mano y una taza en la otra riendo.


Carolina: Ah, no! Si tu selección musical es ¡FANTÁSTICA!

Cruz: Esto es más acorde a la hora.

Carolina: ¿La hora? Esto es…….

Cruz: ¿Qué?

Carolina: No sé, ¿viejo?

Cruz: Clásicos; pensé que era tu onda.

Carolina: Bajá un poquito tu clásico, ya sabés cual es mi onda. (Dejándole la taza) ¿Azúcar?

Cruz: No, así está bien.


Carolina sale a la cocina y vuelve a entrar con otro plato y un vaso de jugo que deja sobre la mesa ratona, sentándose en otro sillón.

Carolina: ¿Ya probaste?

Cruz: No.

Carolina: Y dale (Cortando un poco de panqueque y comiendo). Mmmm

Cruz se pone a cortar y con el ruido de los cubiertos se escuchan un pasos cortitos y apurados que vienen desde la habitación.
Entra Molly, una perra mediana, camina pausado, ya no es una cachorra; tiene un aire familiar a un golden pero con pelo un poco más corto y duro.

Cruz: ¡Molly!

Carolina: Es un detector de comida esta perra. (pausa) ¿Y?

Cruz: Sí, huele la comida.

Carolina: El panqueque.

Cruz: Ah, sí, ahí va. (Come un pedazo. Lo mastica y abre bien sus ojos)

Carolina lo mira expectante.

Cruz: Bien (levantando su dedo pulgar).

Carolina: ¿Bien? ¿Eso solo?

Cruz: Sí, que se yo. No soy muy fan de la avena.

Carolina: Bueno, es lo que quedó y se me ocurrió resolver el desayuno así. Dáselo a la perra si no te gusta.

Cruz: ¡Ey! Tranqui, no dije que no me gustara.
Carolina: Y cambiá Roxette de una vez. No me gusta.

Cruz: Okey, okey.

La música deja de sonar. Molly se sienta al lado de Cruz y mira fijo el panqueque.
Carolina come rápidamente lo suyo.
Silencio.


Cruz: ¿Querés que hoy vaya a hacer las compras?

Carolina: (Con la boca llena) Me encantaría, y también que resuelvas vos de vez en cuando las comidas.

Cruz: No empecemos
Carolina: Lo único que empecé o intenté empezar es bien el día, pero parece que no se puede. ¿Por qué no te vas de una vez a hacer las compras?

Cruz: …Está bien.

Carolina se levanta, agarra su plato y su vaso y sale a la cocina.

Carolina: (Desde la cocina.) ¡Lavas tu plato!


Cruz pone los ojos en blanco y toma café. Molly se acerca lentamente a la mesa ratona. Cruz le da el resto del panqueque a Molly que se lo engulle sin hacer ruido.

Cruz: ¡Eso bonita!

Cruz le da a Molly unas palmadas en la cabeza.

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2.

Mismo living comedor.
Cruz viste un equipo deportivo. Tiene dos bolsas reutilizables extra grandes.

Cruz: ¿Tenes alguna lista?

Carolina (en Off): No. No hice ninguna, fijate lo que falta y armala.

Cruz: No, está bien. Voy comprando mientras pienso en las comidas.

Carolina (en Off): ¡Hace lo que querás!

Silencio.

Cruz da unos pasos a la derecha cruzando el espacio para salir.

Cruz: Caro.

Carolina (en Off): ¿Qué pasa ahora?

Cruz: Estaba bueno el panqueque, en serio.
Sale.

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3.

Mismo Living.

Carolina está sentada en uno de los sillones. Lee un libro mientras toma un café.

Mira el departamento vacío y vuelve a su lectura silenciosa.

Lentamente casi como si no se notara entra Molly. Se queda al lado de Carolina.

La mira fijo. Ladra.

Carolina: ¡Ay! La puta madre perra, me vas a matar de un susto. Fuera, fuera, a la cucha. (Haciendo gestos con sus manos)

Molly no se mueve. Ladra.

Carolina: ¿Qué querés?

Molly ladra.

Carolina: No ladres.

Molly sigue ladrando.

Carolina: Por favor Molly, quiero leer.

Silencio.

Carolina la mira y levanta su pulgar hacia arriba y vuelve a la lectura.
Molly se sienta a su lado. La mira, camina al sillón.
Se acerca un poco más al sillón casi pegándose a Carolina. La empuja con su cabeza.

Carolina: ¿Ahora qué?

Molly insiste dando golpecitos en las piernas de Carolina con su cabeza.

Carolina: Ahora viene Cruz, dejame tranquila. ¡Cucha!

Molly insiste.

Carolina: Cuanta demanda para ser un perro. (La mira a los ojos y frena con su mano la cabeza de Molly) No me molestes, mimos a tu dueño.

Estira las piernas apoyándolas sobre la mesa ratona. Vuelve al libro.
Molly no se mueve.


Carolina: No puedo. No puedo leer si me miras así. Anda a tu cama y dejame tranquila.

Molly estática

Carolina: (gesticulando por demás cuando habla) ¿EN-TEN-DES? A TU CU-CHA, CU-CHA, CA-MA, LO QUE SEA.
Molly da unos pasos hacia atrás.

Carolina: Así me gusta, parece que entendimos el lugar de cada una.

Molly la mira fijo a la distancia.

Carolina: Vos allá y yo acá. Mantengamos la distancia mínima para que esto no se convierta en una invasión del espacio personal.

Vuelve a su lectura.
Suena el celular.

Carolina: ¡Por el amor de Zeus! No se puede tener un rato en paz. (Atiende) Hola,Cruz. (pausa) No sé, dijiste que vos ibas comprando en base a las comidas (pausa) Al final decís que vas a hacer algo y lo termino haciendo yo. Siempre todo a medias vos (pausa) No, no, no estoy peleando, te estoy diciendo que entre hacer la lista… y que te diga qué comprar por teléfono es lo mismo. (Pausa) Cosas básicas. ¿Qué comemos generalmente?. Pensá eso y compralo. (pausa) Estaba intentando leer pero parece que ni el silencio ni la soledad alcanzan (pausa) Bueno está bien, soledad no, está tu perra también. (Pausa breve) Si, que no me deja tranquila, me da cabezazos en las piernas y me mira fijo. (pausa) No, es tu perra, hacele mimos vos cuando vuelvas. (Pausa) Ok, sí.(Silencio) Perfecto. A todo eso agregale una caja de avena. (Pausa breve) ¡A mi me gusta! Y los panqueques los voy a implementar en mi desayuno diario. (pausa) Sano. Saludable. (Pausa) Sí, sí, palabras que no te suenan mucho a vos (pausa. se ríe) ¡Si sos el rey de la papa frita! ja (pausa) Dale. (pausa) Si…Yo también. Beso.

Deja el celular en la mesa ratona y vuelve al libro. Cambia de opinion, deja el libro y vuelve al celular, pone la canción de Roxette donde se había quedado. Mira el espacio vacío y empieza a cantar bajito la canción:

Carolina: This silly game of love,

you play you win only to lose.

Ohhhh…..

I’m spending my time.

Molly llora.

Carolina: (Saliendo de su inspiración) ¿Es en serio?

Molly llora un poco más bajo.

Carolina: Te escucho igual. (Carolina pausa la canción de Roxette.) A ver si queda claro, Cruz vuelve en un rato, y a mi me gustaría poder estar tranquila. Y si ladras, lloras, o me das golpecitos con la cabeza… no puedo. Vos me caes bien, compartimos hogar, pero una cosa es eso y otra… ¿Para qué me gasto en explicarte si no me entendes una palabra?

Carolina vuelve al celular. Está a punto de reanudar la canción.

Molly: ¿Segura?.

Carolina tira el celular y se queda tiesa.

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4.

Carolina está de pie al lado de la mesa, tiene una escoba en su mano derecha, la sostiene amenazando a Molly. Carolina avanza con mucho cuidado hasta donde quedó su celular. Lo recoge del suelo de un movimiento. Por momentos estira la escoba hacia Molly para que esta no se acerque.

Carolina: Es imposible. (Pausa) ¿Es imposible? (Pausa) No me mires así, basta. Sos un perro. Atrás Molly.

Silencio.

Carolina: Lo que genera tanto silencio… (Se ríe para sí). Cucha, fuera Molly, ¡a la cucha!

Molly la mira, da unos pasos atrás.

Carolina: ¿Ves que cuando queres sos obediente? (Baja la escoba y respira profundo) Meditación, voy a empezar con las meditaciones guiadas que me sugirió mamá, eso.

Da unos pasos hacia la puerta que da a la cocina.

Molly: Todo lo que puedas imaginar es real.

Carolina gira sobre su eje y niega con la cabeza.

Molly: Si, es así, y esto ya lo escuchaste.

Carolina: ¡Basta! ¡Basta! ¡Basta! No es real.

Molly: Pero me estás viendo y escuchando.

Carolina: Ya mismo voy a llamar a Cruz. (Tiempo. Para sí) No, no no. Es una locura. Pensá Carolina, pensá. ¡Foco! (Se da un golpecito en la cabeza)

Molly: Te vas a lastimar.

Carolina: (levanta la escoba amenazante) ¡SIT! ¡SIT Molly!

Molly se sienta y la mira.

Carolina tiene la cara desencajada.

Carolina: Muy bien. Ahí quieta.

Tiempo.


Molly: Soy yo y por diversas razones te niegas a aceptarlo. Entiendo, es difícil, siempre pasa la primera vez. Digamos entonces/

Carolina: Nada. Digamos nada.

Molly: (interrumpiendo) No tiene ningún sentido que te pongas así, la negación no lleva a nada. Tampoco hay que dudar de la salud mental. Te propongo/

Carolina: Shhhhh. ¿Comida? Querés comida, eso es.

Molly: Podría ser, pero no. Ahora quiero que me dejes hablar, el tiempo es oro.

Carolina mira para todos lados. Se mira las manos, se toca la cara.
Molly avanza. Carolina tira todo su cuerpo para atrás.

Molly: ¿Tanto te sorprende? (pausa) Por favor Carolina, seamos adultas. Relaja ese cuerpo, después te hace mal y hay que llamar a la kinesiologa. Sabemos que no es tiempo para esas cosas, no ahora. ¿no?

Silencio.

Molly: Cada vez que podés me preguntas bien pausado si te entiendo y quiero decirte que si. Entiendo TO-DO. (pausa) ¿Te vas a quedar callada?

Carolina: (entrecortado) Voy a esperar que venga Cruz.

Molly: Las compras llevan tiempo. Y por estos días, más de lo habitual.

Tiempo.

Molly: ¿Nos sentamos? (Camina hacia los sillones).


Molly sube a uno de los sillones y mira a Carolina.

Carolina: (moviendo sus brazos) Abajo. Bájese de ahí.

Molly: Siempre respondo a todo porque soy obediente, pero ahora no. ¡Sentate, Carolina! Vamos a hablar.


Carolina da unos pasos tímidos hacia los sillones.

Molly: En este momento adivino todo lo que pasa por tu cabeza, o gran parte. No nos va a llevar a ningún lado. Es necesario que sepas que todo este tiempo sirvió para conocernos.

Carolina: No te conozco.

Molly: Eso crees ahora, pero si. Necesito, que me escuches.

Carolina: Esto es una broma

Molly: Intento ser respetuosa, pero/

Carolina: (Levantando la voz como buscando algo.) ¿Es una broma?

Molly: (Con vos gruesa y fuerte.) ¡Silence! (Aúlla). Ante todo, mantengamos la calma. Silence s’il vous plait. (Agita su cabeza) Pardon. No quise. (Respira profundo) Por última vez te voy a invitar a sentarte. Por favor.

Carolina casi como en trance se sienta lentamente en un sillón enfrentada a Molly.

Molly: Gracias. Como antes dije, el tiempo es oro.

Carolina: ¿Francés?

Molly: Oui. Pero no es lo importante.

Carolina: Ah, ¿no?

Molly niega con su cabeza.

Carolina: Estoy soñando, es eso. ¡Seguro! O será que los días tienen las horas cambiadas… o será el alcohol… las pocas horas de sueño. ¡Sos un sueño, perra!

Molly niega con su cabeza.

Carolina se pone de pie y se ríe fuertemente.

Carolina: ¡Sos un sueño! ¡Un sueño!

Molly salta del sillón.

Carolina: Y debes estar ladrando, como siempre, por algo que te pareció ver/

Molly: ¡BASTA! ¡BASTA! CANSADA ESTOY, CANSADA! Todo el tiempo es ¡Molly sit! ¡Molly a la cucha!, ¡Molly comida!, medida, escasa, siempre lo mismo. Y cuando puedo probar otra cosa, es esa mezcla horrible de avena seca sin sabor. ¡Harta estoy! ¡Harta! (Pausa) Y no estoy ladrando, estoy hablando, tengo una voz, y está para ser escuchada. ¿ comprends? (elevando más la voz) ¡¿Tú COMPRENDS?!

Carolina sale corriendo por la puerta que da a la habitación. Se escucha un portazo fuerte.

Molly: Pardon, pardon. Je no quise. (Sacudiendo la cabeza) En espagnol Molly, en español.

Respira profundo y camina hasta la puerta doble que da a la habitación.
Molly: Pardon. C’était une erreur de ma part.

Tiempo.

Carolina (en Off): (con la voz quebrada) ¡No entiendo francés!

Molly: Fue mi error. Tranquilidad ante todo.

Silencio. Molly vuelve a los sillones se echa en el piso junto a uno.

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5.

Mismo living. Carolina sale de la habitación y atraviesa el espacio más relajada, avanza sin quitarle los ojos a Molly de encima, recoge los platos de Molly que están en una de las esquinas, entra a la cocina y se alcanza a escuchar el ruidito de las croquetas cayendo al plato. Carolina sale de la cocina con los trastes de Molly, uno repleto de croquetas y otro con agua. Los coloca con cautela en la esquina.

Silencio. Se miran.

Carolina: Prometo prepararte cosas más ricas además de las croquetas.

Silencio. Molly la mira.

Carolina: ¿Entonces…? Vos… sabés hablar.

Molly: Otra vez.

Carolina: Perdoname.

Silencio.

Molly: Sé que puede ser complicado. Es una historia larga… o corta, pero sencilla.

Carolina: ¿Y es que…?

Molly: Necesito tu ayuda.

Carolina: ¿Yo? ¿Para qué?

Molly: Tengo una promesa que cumplir.

Carolina: ¿Qué?

Molly: ¡Escuchá! Antes de estar con Cruz viví con Magda muy poco tiempo.

Carolina: ¿Cómo era?

Molly: ¿Magda?

Carolina: ¡Cruz! Antes de venir aquí. ¿Cuando vivían ustedes juntos… Cruz, cómo era?

Molly: Cruz siempre ha sido así como lo ves. Esos pensamientos absurdos tuyos de que va a cambiar algún día es una necedad de vos.

Carolina: Cruz es bueno.

Molly: No he dicho que fuera malo; pero vamos de vuelta al tema, que las promesas no se cumplen solas; y si me ayudas, yo te ayudo con tu Cruz, ¿Dale?

Carolina: ¡Dale!

Molly: Entonces… Hace quince años me recogió el papá de Cruz en la estación de tren; me habían dejado a un ladito de la vía.

Carolina: ¿Te abandonaron?

Molly: Para nada.

Carolina: Mmm…

Molly: Así tenía que ser.

Carolina: Ya.

Molly: Magda y yo prometimos volvernos a ver.

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6.

Quince años antes. El reflector se enciende e ilumina MAGDA (21) que atraviesa la noche cargando una caja de cartón en el regazo, su taconeo rompe el silencio. Lleva los ojos llorosos, el rímel corrido hasta el cuello, dentro de la caja que lleva cargando se escuchan quedo los chillidos de un perro pequeño.

Magda: “Siempre confiaré en la bondad de los desconocidos”. ¿Te gusta? Es la mejor frase del personaje; es mi favorito: Blanche Du Bois ¡Ya verás! Un día la voy a ser una gran actriz y la voy a interpretar… Mientras, hoy toca confiar como ella. Confiar…

Magda baja la caja al piso y la abre; desenvuelve un envoltorio de tela y de ahí saca a una cachorra, una hermosa perra color miel con un collar en el cuello que dice Molly. Magda se la lleva al pecho.

Magda: Perdoname, Molly. Sé que esto no está bien, no debería abandonarte aquí en una estación de tren sola y fría; pero… no puedo tenerte conmigo. Si te quedas él me va a matar y a ti también; él no entiende nada de amor y tú eres la cosa más dulce del mundo. Voy a rezar mucho para que venga por ti una mano buena. Solo no vayas a irte hacia las vías. Quedate en la caja de cartón y no salgas; si salís a hacer pipí no ladres, y no vayas a decir una sola palabra hasta que llegue el momento. Vos sabrás cuando sea el momento, porque vos sos una perra genia. Te amo, pequeña Molly. Eres la perrita más increíble que he conocido. Te prometo que voy a ser una gran actriz y una gran escritora. Te prometo que voy a triunfar y algún día voy a volver a encontrarte. Sé obediente, ¿vale? si te dicen “sit” te sientas, si te dicen “quieta” don’t move; pero si te dicen que hables no hables. Con nadie, ¿entendés? Esas palabras tan bonitas que te salen no se las digas a nadie, ¿entendés? Te prometo buscarte. Te prometo encontrarte, Molly.

Magda vuelve a abrazarla y a besarla por última vez. Mete a Molly dentro de la caja y la vuelve a envolver con la tela. Entrecierra la caja, le da una bendición. Magda se va corriendo y se pierde en la noche. El reflector se apaga.

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7.

Mismo living.

Molly: Mis primeras palabras supongo que fueron como las primeras palabras de todos: Agua, beso, ven, amor… Me tomó un tiempo entender por qué Magda me decía que no hablara; pero conocí a los seres humanos y la entendí. (Pausa.) Me gusta existir. (Pausa.) Luego lo que ya sabés: La familia de Cruz en muy callada y ocupada, siempre cada quien en lo suyo; cuando se murió el papá de Cruz, que fue muy poco tiempo después de que lo conocí, todo se quedó muy silencioso, hasta que llegué aquí a tu casa y tú me hablaste. Feo… pero me hablaste.

Carolina: Lo siento…

Molly: Atesoro cada palabra que me has dicho desde que llegué.

Carolina: ¿Y Cruz?

Molly: Él es un caso perdido.

Carolina: No hables así de él.

Molly: ¡Es un pelotudo!

Carolina: ¡Molly!

Molly: ¿O vas a negarmelo?

Carolina: No… pues, algunas veces/

Molly: ¡Algunas veces siempre! Toda la vida; o más bien toda la vida que llevo de conocerlo.

Carolina: ¿Cómo era antes?

Molly: Y dale con la misma canción. Mirá que yo no soy ninguna jovencita; y vos tampoco, eso ya lo sabemos las dos, así que seré sincera.

Carolina: ¡Dale!

Molly: Conozco a Cruz desde hace media vida (de él), media vida de él que son… mis quince años, que es toda mi vida (hasta ahora).

Carolina: Cada año humano son siete años perrunos, cierto.

Molly: ¡No te desvies!

Carolina: Perdón.

Molly: Sí. Tengo 105 años perro. Así que pon atención que estás con un ser mayor de edad.

Carolina: Está bien.

Molly: ¿Recuerdas esa noche de Luna que me sacaste al jardín?

Carolina: No.

Molly: ¡Vamos! ¡Por Dios, niña! No compliques las cosas como si estuvieras hablando con un ser humano.

Carolina: Perdón.

Molly: No pidas perdón, mejor hablame como me hablaste esa noche en el jardín… Con sinceridad.

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8.

Unos días antes.

Carolina está con Molly en el jardín de la casa. Hay unos setos iluminados con pequeñas luces en serie. Carolina enciende un cigarro.

Carolina: ¿Estaría bueno poner el asador ahí no Molly? Se lo estoy pidiendo a Cruz desde que se mudaron acá y nada. ¡Yo no sé como lo soportas! Es un pelotudo. ¡Pendejo, cagón! ¡Claro que no se iba comprometer! Él con nada se compromete, nunca. Eso me pasa por andar saliendo con uno más chico que yo y traérmelo a vivir a MI casa con todo y perra.

Molly se sienta y mira a Carolina.

Carolina: ¿Qué me miras? ¡Caga! ¡Orina! ¡Perra pelotuda!

(Silencio.)

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9.

Se enciende el reflector, Magda se pasea entre el público, el reflector la sigue.

Magda: En la vida hay que probar de qué se está hecho. Hay quienes están hechos de hierro, de fuego, de cartón. Yo estoy hecha de madera, de blanca madera, estoy hecha de Blanch Du Bois y siempre he confiado en la bondad de los desconocidos, porque los desconocidos jamás me han fallado. Cuando una promesa es verdadera, el tiempo y el espacio se coordinan con el cosmos para que esa promesa pueda cumplirse.

El reflector se apaga.

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10.

El living de Carolina. Molly está echada en el piso, justo donde cae un bañito de sol de mediodía.

Carolina está en la cocina preparando un asado, se ve el humo salir y se escucha el crispar de la carne al fuego.

En la mesa ratona ya está una botella de vino tinto argentino y dos copas.

Carolina (en off): Hay un trozo de carne para ti Molly, ¿te gusta cómo huele? Jamás pensé lo aburrido que sería comer todos los días lo mismo. Además me puedo imaginar que las croquetas no son lo más rico que hay para un canino, ¿cierto? Es como si yo comiera los panquequitos de avena mañana, tarde y noche todos los días…

Carolina sale de la cocina con un bowl de papas guisadas y una tabla de madera, trae puesto un delantal de mezclilla, coloca la tabla de madera y sobre ésta las papas guisadas, saca del delantal un saca corchos y descorcha la botella de vino, sirve en una de las copas, se acerca la taza a la nariz para sentir el buqué y da un sorbo al vino, saca del bolsillo trasero de su pantalón el celular y se hace una selfie; en el fondo de la selfie se ve a Molly echada en el Sol.

Carolina: Se la voy a mandar a Cruz para que ya no tarde, muero de hambre. Quiero que vea que estás hermosa; o la subo directo al instagram.

Molly: No entiendo como para qué, pero haz lo que quieras.

Carolina: ¡Dale que jamás me imagine esto, Molly! ¡Molly la perra parlante! ¿Sabes lo que pensarían? De una te llevan al circo, o a un laboratorio para estudiarte, sacarte sangre y ponerte tubos en el cerebro/

Molly: Me tiene sin cuidado, nadie tiene por qué saber.

Carolina: Pero te imaginas si/

Molly: ¡Basta, Carolina! ¡Hablas demasiado! Ustedes los humanos no pueden con una emoción nueva porque ya quieren salir corriendo a decirle a alguien más su suerte.

Carolina: ¿Querés un poco de tinto?

Molly: Servime antes de que llegue Cruz.

Carolina va a la cocina por un recipiente para servirle vino a Molly. Regresa con un plato de plástico.

Carolina: ¿Está lindo el día, eh?

Carolina sirve en él un poco de vino y lo coloca junto al agua y las croquetas de Molly.

Molly: No en realidad, el calor es excesivo, todo por la crisis del ambiente; en unos años ya nada será igual.

Molly observa el vino y se pone de pie. Se estira como haciendo yoga y va tranquila hasta el plato con vino. Bebe a lengüetazos.

Carolina: ¡Calmáte, che! Ahora sos vos la que está de un humor…

Molly: ¿No me vayas a salir con la chuchada de la regla, está bien? Mirame la edad, niña, a mi ya ni me viene.

Carolina: ¿Cómo sabes que te iba a preguntar eso?

Molly: Pues porque también puedo leer los pensamientos, te lo dije hace un rato pero estabas demasiado alterada. Te falta tanto por conocerme. Pero habrá tiempo. El tiempo… es oro.

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11.

Suenan pasos. Molly los reconoce de inmediato. Molly se levanta y mira a Carolina. Molly empieza a ladrar y va hasta la puerta de entrada, rasca la puerta y mueve el rabo, de pronto se detiene y mira a Carolina.

Molly: (A Carolina.) Ni una palabra.

Carolina: Pero/

Entra la llave en la cerradura, la puerta se abre y ahí está Cruz con los bolsos llenos. Está asoleado y sudado; entra y Molly lo sigue olfateando el contenido de los bolsos, comportándose como típica canina.

Cruz: ¡El calor está durísimo! Yo no sé qué le ves de extraordinario al día. ¡Molly, dejá! ¡Sit!

Molly se sienta y se queda viendo a Cruz.

Carolina: ¿Volviste de mal humor?

Cruz: El supermercado es un asco, che, ¡yo no sé como soportas ir ahí cada semana!

Carolina: Bueno… ¡Ya habrán veces mejores!

Cruz: ¡HUELE A ORTO AHÍ ADENTRO!

Carolina: ¿Viste que descorché un tinto, dale, te sirvo y te relajás un poco, dale? ¡Mejor contáme! ¿Qué hay en esos bolsos que parece que revientan?

Cruz: ¡La puta! Se me olvidó tu avena.

Carolina: Lo único que te pedí que compraras específicamente.

Cruz: Perdón.

Silencio.

Carolina: Hice un poco de asado.

Cruz: ¿Lo querés ya?

Carolina: ¿Cortás unos tomates?

Cruz: ¡Dale! Me lavo la cara y lo hago.

Cruz va hacia el corredor que lleva al cuarto y ve en el suelo un plato de plástico con vino junto al agua y las croquetas de Molly.

Cruz: ¿Le diste vino a Molly?

Molly se alerta, mira Cruz y luego mira a Carolina con los ojos grandes.

Carolina: Le di un sorbito. No me dejaba en paz con que la acariciara.

Cruz: ¿Y le diste vino?

Carolina: Lo que tu perra necesita es amor.

Cruz suspira y niega con la cabeza mirando a Carolina, recoge el plato de plástico y en lugar de irse al cuarto se mete a la cocina. Se escucha que tira el vino en el fregadero y abre la llave del agua. Molly y Carolina se miran. Cruz regresa ya sin el plato, trae la cara y las manos escurriendo agua por el living.

Carolina: ¡Secate que que me vas a hacer lodo el living!

Cruz: ¡Sí, mamá!

Cruz camina hacia la recamara dejando a Carolina a punto de hablar. Sale. Molly y Carolina se miran.

Molly: (Entre dientes) Te dije que era un pelotudo.

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12.

Se enciende el reflector sobre MAGDA. Camina entre la audiencia; si es del gusto de la actriz, puede sentarse en alguna butaca vacía.

Magda: Esa fue la última vez que vi a mi Molly. Cuando la dejé en la estación y prometí buscarla. Encontrarla. No sé si siga viva. Ya pasaron quince años. En aquel tiempo yo era súper joven y vivía en una de las villas más pobres de Buenos Aires. Ahí ni respirar es fácil. Encerrados todos nadie nos ve y por eso cuando salimos nos hacemos notar. Pero yo jamás fui como los pelotudos de mi cuadra, que lo único que les gustaba era puro paco y paco; a mí no… a mí me gustaba cantar y actuar. Pasó el tiempo y dejé la Villa. Aprendí a maquillarme los ojos y los labios y empecé a vestirme como se me daba la gana. Me metí de oyente a las clases de interpretación y escribí mi propio monólogo inspirada en Blanch Du Bois.

Se apaga el reflector.

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13.

Un mes atrás. Atardecer. Un parque.

Carolina y Cruz caminan de la mano. En la otra mano, Cruz lleva a Molly con su correa. Carolina se suelta de la mano y abraza a Cruz por la cintura, Cruz la rodea por los hombros.

Carolina: Entonces te vas a venir a vivir a mi casa. ¡ Es increíble!

Cruz: Nos vamos a ir a vivir a tu casa. ¿Verdad, Molly?

Molly ladra.

Carolina: Va a ser nuestra casa.

Cruz: Yo te voy a ayudar en todo con la mitad.

Carolina: Ahora sí la vida va enserio…

Cruz: ¿Por qué siempre crees que no me puedo tomar nada en serio?

Carolina: No quise decir eso.

Cruz: Tú me conoces.

Carolina: Dame un beso.

Cruz: ¡Maestra!

Carolina: ¡Tarado!

Se besan.

Cruz: ¿Habías salido antes con alguien más joven que tú?

Carolina: No tanto…

Cruz: ¡No es tanto! Eres super joven para dar en el master de artes.

Carolina: Y tú eres super viejo como para no haberte licenciado ni como pintor de brocha gorda. ¡Qué vergüenza!

Molly ladra.

Carolina: Y Molly está de acuerdo conmigo.

Cruz: Mirá que vamos a ser muy felices. Te lo prometo.

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14.

Tiempo actual. Cruz atraviesa el living.

Cruz: Voy por tu avena.

Carolina: Vamos a comer primero.

Cruz sale cerrando de un portazo.

Molly: Caro, escuchame. No digas una sola palabra. No hay tiempo. ¿Te querés sentar?

(Carolina se sienta en un sofá.)

Molly: Cruz y tú van a terminar.

Carolina: ¿Qué/

Molly: ¡Shht! Silence. Pardon. ¡Caro, escuchame! ¡Van a terminar, a romper, break up, c’est fini! No me preguntes cómo lo sé. (Pausa.) Aunque resulta más que obvio, verdad… pero no te das cuenta. En fin. No es eso de lo que quiero hablar.

Hay algo importante: Cuando Cruz y tú se separen yo tengo que quedarme contigo para poder cumplir mi promesa, ¿entendes? Solo si me quedo contigo voy a lograrlo.

Carolina: No entiendo, ¿por qué a mí..?

Molly: Ya sé que no entendes una chucha. Pero escuchame: Vas a conocer a Magda.

¿Recuerdas que te hablé de Magda?

Carolina: ¿Y cómo voy a saber quién es?

Molly: Porque es la persona más amorosa del planeta. Tengo que cumplir mi promesa. Tengo que verla antes de… Ya sabes… ya estoy vieja y… no somos para siempre.

Carolina: Nada es para siempre.

Molly: ¿Cuento contigo?

Carolina: No sé como voy a hacerle pero… ¡dale!

Molly mueve el rabo y se acerca a lamer a Carolina.

Carolina: Ahora dime, Molly ¿por qué Cruz va a romper conmigo?

Carolina se suelta a llorar.

Molly se acerca a ella y le da golpecitos con la cabeza. Se sienta a su lado.

Molly: El universo es como un niño pequeño que juega a los juegos de azar; para él no existe perder o ganar, porque jamás supo que estaba jugando.

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15.

En el living. Junto a la mesa ratona están dos maletas, el caballete desmontado y el dibujo de Carolina a medio terminar enrollado.

Cruz: ¿Entonces, en serio se acabó? Es el fin.

Carolina: El fin.

Cruz: Mirá, Caro… no me gusta que me controlen, ni que me digan qué hacer, por eso me costá la vida en pareja.

Carolina: Y a mi me costá ser mamá de un pendejo, por eso no tengo hijos, así que los dos estamos de acuerdo. Chao.

Cruz: Nada es para siempre, Caro.

Carolina: Me llamo Carolina.

Cruz: Perdón, Carolina.

Carolina: Gracias.

Cruz: ¿Qué te pico?

Carolina: Por qué me tendría que picar algo. Estoy hablando en serio. ¡A la chucha!

Suenan unas pisadas. De la recamara sale Molly. Los mira alternadamente y se sienta junto a Carolina que está de pie junto a la mesa ratona.

Cruz: ¡Vámonos, Molly! ¡Andá!

Cruz le pone a Molly la correa y la intenta jalar hacia la puerta pero Molly se resiste.

Cruz: ¡Andá, Molly!

Carolina: Molly se queda conmigo, tú te vas.

Cruz: ¡Es MI perra!

Carolina: Los animales no SON de nadie, los animales existen donde quieren existir y están con quien quieren estar; Molly quiere estar aquí. Así que andá tú. ¡Vete ya de mi living! ¡Ah, y destruye ese retrato mío, está espantoso, eres un pésimo dibujante!

Cruz: Estás loca, Carolina. Chao.

Carolina: ¡A LA CHUCHA!

Cruz sale del living azotando la puerta.

Molly: Eres mi ídolo.

Carolina: ¡Ay, Molly!

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16.

Se enciende el reflector. Magda ya está muy cerca del living. Avanza, el reflector la sigue.

Magda: Tener agallas, delinearse los párpados de coraje y pintarse la boca de rojo valentía. Existir. Existir con el valor de ser lo que se es. Eso es estar en el mundo. Molly me lo enseñó; me enseñó a amar mi madera blanca en un bosque de tinieblas. Gracias a Molly decidí ser lo que soy. Existir sin miedo. No todos los días conoces a una perrita que hable, ¿o sí?

El reflector se apaga.

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17.

En el living. Carolina se sienta en el suelo junto a Molly y suspira profundamente.

Carolina: ¿Y bien…dónde vamos a encontrar a Magda, Molly?

Molly: En el teatro.

Carolina: ¿Cómo? En qué teatro, hay muchísimos en Buenos Aires.

Molly: Hay un teatro cerca de la estación de tren en Corrientes, donde me despedí de Magda. Sé que hoy presenta un monólogo por la noche.

Carolina: ¿Cómo es que vos todo lo sabés?

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18.

El reflector se enciende por ultima vez siguiendo los pasos de Magda que se dirige al escenario del teatro.

Magda: Hay misterios que no se pueden entender, se tienen que sentir. Seguro si tenés un perro en casa sabés de lo que hablo. Con ellos existe un lazo muy fuerte, algo que va más allá de la razón humana, que no puede entenderse pero puede sentirse, en cada mirada… cada momento con ellos, es único; en verdad te escuchan.

Magda sube al escenario donde está montado el living; ya la esperan ahí Molly y Carolina.

Magda: ¡Molly!

Molly ladra y va hacia Magda con un ritmo pausado, tranquilo y sereno.

Magda: Las promesas se cumplen, Molly.

Molly ladra y da de lengüetazos a Magda.

Magda: Soy Magda, un placer.

Carolina: Carolina.

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19.

En el living. Carolina, Magda y Molly sentadas en los sillones. Hay dos botellas abiertas y tres copas sobre la mesa ratona.

Carolina: ¿Creen que no me haya entendido con Cruz por una cuestión de edad?

Magda: No en absoluto.

Carolina: Quizás no fue tan buena idea decirle que se viniera a vivir aquí desde el principio. (A Molly.) No lo digo por ti.

Molly: Je sais.

Carolina: ¿Y por qué hablas francés?

Magda: Por que yo estudiaba francés de joven.

Molly: Se la pasaba practicando toute la journée.

Carolina: ¡Ya..!

Magda: Molly…Caro no entiende francés.

Molly: ¡Pas de probléme! I can speak in English too.

Carolina: Vamos con el español primero.

Oscuro final.

Buenos Aires y Ciudad de México a 18 de abril, 2020

#tutextoesmitexto Teatro UNAM.

Textos intervenidos

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