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Departamento 4B

Ésta es una historia de ficción y permanecerá como tal hasta el fin de los tiempos.

Los personajes y las situaciones aquí planteadas tienen prohibido intervenir la realidad.

PERSONAJES

DIANA

JULIA

SEÑORA MAGOS

MANU

El departamento al que Diana se acaba de mudar.

CERO

Se compran colchones,

Nunca imaginé

Tambores, refrigeradores

Que el inicio de la peor tragedia de mi vida

estufas, lavadoras, microondas

Iba a sonar exactamente así

o algo de fierro viejo que venda

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UNO (VIERNES)

DIANA: Sí, mamá, sí estoy comiendo bien. Compré cosas. Ahorita me estoy haciendo un sándwich. Sí, sí tengo verduras. Me hablas como si fuera el primer encierro que paso sola. Además, déjame decirte que te estás preocupando por mí en el quinto día, ¿qué estabas haciendo que no se te había ocurrido preguntar si tu hija estaba bien? Seguramente viendo tus telenovelas turcas, ¿verdad? No, no, no. El año pasado porque estaba muy triste, no puedes juzgarme entera por cómo fui el año pasado, no se vale.

Abre la puerta del refrigerador y el frasco de mayonesa sale volando. Se rompe.

Carajo. Nada, que abrí el refri y… ahorita te llamo, espérame tantito. Es más, deja como y te llamo. Adiosito. Me lleva la chingada. ¿Pero qué no…? Trapo. Un trapo, trapo, trapo.

Limpia con el trapo, su dedo toca una de las puntas filosas del frasco. Se corta.

No puede ser. No, no, no, no, no. Sangre no. No sé dónde están los curitas, sangre no.

Tocan la puerta. Diana Abre. Es Julia.

JULIA: Hola, soy Julia, del departamento 5B, de aquí arriba. Estás sangrando.

DIANA: Yo soy Diana del 4B y estoy sangrando.

JULIA: ¿Quieres ayuda con eso?

DIANA: ¿Un curita tendrás?

JULIA: Dame un segundo.

Julia va a su departamento. Mientras, Diana sigue conteniendo la sangre con el trapo, que ya está completamente rojo. Antes de que Julia regrese es probable que la sangre ya esté chorreando por el suelo.

JULIA: Está profunda.

DIANA: Un poquito.

Diana se pone el curita, la sangre deja de salir.

JULIA: ¿Con qué fue?

DIANA: Ese frasco de mayonesa. Es raro porque yo siempre pongo la mayonesa en la puerta, y estás de acuerdo en que no hay mucha oportunidad de que se caiga si la pones en la puerta. Pero salió disparada, como si…

JULIA: Ajá…

DIANA: Nada, iba a decir una tontería. Como si el refrigerador me la hubiera aventado.

JULIA: El refrigerador. Qué simpática. Oye, Diana que ya no estás en peligro de muerte, pues primero que nada bienvenida al edificio. Te escuché cuando te estabas mudando pero no había venido a saludar. Ya ves que con esto de la semana de encierro todo se pone raro y hay que comprar cosas, entretener a los niños… en fin. Me da mucho gusto conocerte y me preguntaba si de casualidad tendrías un poquito de canela, que quería hacer yo un arroz con leche y no tengo canela.

DIANA: Canela. Sí, déjame la busco.

JULIA: ¿Vives sola?

DIANA: No. Con Tristán.

JULIA: ¿Tu esposo?

DIANA: Mi pez. Ese es Tristán. Saluda, mi amor.

JULIA: Mucho gusto.

DIANA: La siguiente semana cumplimos un año juntos. Me sugirieron tener una mascota después del encierro pasado. Al parecer no sé estar sola. Aquí tienes.

JULIA: Ahorita que esté listo te bajo un platito.

DIANA: No te molestes, la leche me hace mal.

JULIA: Bueno, pues nos estamos viendo.

DIANA: Gracias por el curita.

JULIA: Ya no hagas enojar al refrigerador.

Diana cierra la puerta.

En la radio empieza a sonar Piel canela.

Diana se saca de onda. Es una radio vieja, quizá se prende sola. La apaga.

La radio se vuelve a prender. Diana la apaga.

Se arma su sándwich sin mayonesa y la radio se vuelve a prender.

Diana desconecta la radio. Vuelve a la mesa. Le da la primera mordida a su sándwich.

Y la radio se vuelve a prender.

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DOS (SÁBADO)

DIANA: Wey, me pasó otra cosa. Con la aspiradora. Isabel, es en serio, algo tiene la instalación eléctrica. Nunca me había tocado vivir en estos edificios viejos, yo creo que le hace mal que tenga tantas cosas conectadas al mismo tiempo. Pues sí, ya ves que tienen como tres contactos en todo el departamento, está cabrón. Ajá. Pues acomodé la última caja de ropa, quería limpiar todo el polvito… y la madre esa empezó a sacar polvo en lugar de aspirarlo. Un cagadero. No, y espérate, que descubrí que llevo no sé cuánto tiempo usando los datos de mi celular porque se murió mi módem. Pues ahora hasta pasado mañana que acabe el encierro. No sé cuánto me quede de internet con los datos, pero pues siempre nos quedará llamarnos. Como los cavernícolas. (Tocan la puerta) Te llamo al rato. Salúdame a tu marido. Gracias.

Abre la puerta.

JULIA: Otra vez yo. Vas a decir que qué fijada, pero es que ayer que vine por la canela vi tu horno de microondas y yo no tengo horno de microondas. Por el cáncer y esas cosas, ya sabes. Y te quería pedir si me dejabas derretir este chocolate porque vamos a hacer un pastel.

DIANA: No funciona. Se me descompuso el martes.

JULIA: ¿Pooor?

DIANA: Había una moneda adentro.

JULIA: Nena, no debes meter cosas metálicas a los hornos de microondas, eso lo sabe todo el mundo. Hasta el mundo que no tiene horno de microondas.

DIANA: Sí, ya sé. Oye, ¿Tienes un minuto?

JULIA: Sí…

DIANA: ¿Tú sabes si esta radio es recargable? O sea, si guarda energía.

JULIA: Esa radio es como de los 70s.

DIANA: Entonces no.

JULIA: No.

DIANA: Ayer la desconecté y seguía sonando.

JULIA: Raro.

DIANA: ¿Te acuerdas de lo que pasó con mi mayonesa?

JULIA: Que saltó.

DIANA: Me la aventó. El refrigerador me la aventó. Bueno, pues me están pasando cosas desde el lunes. Cosas raras. Y no tengo a quién contarle, soy nueva en el edificio y mi amiga se ríe de mí cuando le cuento por teléfono; y yo quiero reírme con ella, pero la verdad es que no me da mucha risa que digamos.

JULIA: Ok.

DIANA: El lunes puse la cafetera y solamente salió agua.

JULIA: Te faltó poner el café.

DIANA: No. Puse el café. Prendí la cafetera, una cafetera que tengo desde hace un año, porque Emmanuel se llevó la grandota… había funcionado perfecto todo este tiempo. Y el lunes sacó pura agua caliente. ¿Por qué?

JULIA: No sé.

DIANA: Martes. Caliento agua en el horno de microondas para hacerme un té. Empieza a tronar, salen chispas, no sé qué chingados está pasando, desconecto esa madre, abro la puerta… y hay una moneda de cinco pesos. Una moneda que yo no puse ahí.

JULIA: Habrá caído en la mudanza.

DIANA: No: me hice unas palomitas el día que llegué. Miércoles. Pongo una carga en la lavadora y todos mis calcetines salen sin par.

JULIA: Ay, bueno, eso nos pasa a todas.

DIANA: Le llamo a la señora Magos, que había prometido prestarme su taladro para poner la tele…

JULIA: Ajá…

DIANA: Y qué rara es la señora Magos.

JULIA: Es adorable.

DIANA: Jueves. La televisión. No tengo cable ni nada, solo la tele abierta… y en todos los canales estaba la misma película.

JULIA: ¿Cuál?

DIANA: Rápido y furioso.

JULIA: ¿Cuál?

DIANA: La seis.

JULIA: ¡Virgen santísima!

DIANA: Reviso la programación en internet y ningún canal tenía esa película programada. Viernes. El refrigerador me lanza una mayonesa. Y hoy no tengo internet y la aspiradora…

JULIA: Estos días pueden ser muy difíciles para algunas personas.

DIANA: ¿Quién vivía aquí antes?

JULIA: Un médico, casi nunca estaba. Se llamaba Hugo.

DIANA: ¿Cuánto tiempo vivió aquí? ¿Le pasó algo raro?

JULIA: Creo que un mes.

DIANA: ¿Un mes? ¿Y antes de eso?

JULIA: Cuando yo llegué estaba desocupado, luego estuvo Hugo, luego desocupado otra vez… y después tú.

DIANA: ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

JULIA: Veinticinco años.

DIANA: ¿Qué?

JULIA: Cuando iba en la universidad mis papás me compraron ese departamento. El tuyo siempre ha estado vacío. Bueno, tenía algunos muebles y la radio, el refrigerador… y la tostadora.

DIANA: Esa ya no funcionaba. Traté de hacerme un pan tostado el día que llegué y lo quemó.

JULIA: ¿La guardaste?

DIANA: La vendí.

JULIA: ¿A quién se la vendiste?

DIANA: Al fierro viejo Vendí la tostadora y mi frigobar. Yo antes tenía un refri de los chiquitos, pero como aquí estaba éste…

JULIA: No debiste venderla. Era del departamento.

DIANA: Ya no funcionaba. Era viejísima. No creo que la haya dejado Hugo, seguramente estaba aquí desde antes.

JULIA: ¿Es agua eso que suena?

DIANA: ¡Mierda!

JULIA: No suena como mierda.

DIANA: ¡La lavadora!

Diana sale de escena porque su lavadora está en otro lado que no alcanzamos a ver. Se le escucha lamentarse.

JULIA: ¿Todo bien?

DIANA: Se mojó todo.

JULIA: ¿No le pusiste el tubito de desagüe?

Diana regresa.

DIANA: No la puse.

JULIA: Es importante, si no se te sale toda el agua.

DIANA: ¡Ya sé! Sé cómo funcionan las lavadoras. Lo que digo es que no puse ninguna carga. Yo no la encendí. No tiene ropa.

JULIA: ¡Oh!

DIANA: ¿Podrías hacerme un favor? ¿Podrías llamar a la señora Magos?

JULIA: Tengo que regresar a hacer el pastel.

DIANA: Solo llámale.

JULIA: De acuerdo.

Julia sale. Diana va por su celular.

DIANA: Wey, tengo que hacer algo, la lavadora se prendió sola y me inundó el baño y la recámara. En serio. Y la vecina de arriba dice que estuvo desocupado muchos años y se puso súper rara cuando le conté que había tirado la tostadora. ¡La tostadora! La que te dije que me quemó un pan el día que llegué. Acuérdate, que estabas bien emocionada de que iba a venderle algo a los del fierro viejo y que me dieron veinte pesos por el frigo bar y cinco por… la tostadora. Cinco pesos. Me lleva el carajo. A ver, espérame, es que esta porquería ya se va a quedar sin pila.

Diana va por el cargador. Lo conecta en uno de los tres contactos del departamento (ella exagera, hay más de tres). Explosión pequeña. El celular está en llamas.

¡No! ¿Qué carajos? ¡No! ¡Por favor, no!

Lo mete a la pecera de Tristán.

Entra la señora Magos.

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TRES

MAGOS: La del 5B me dijo que me estaba buscando.

DIANA: Algo le pasó a la lavadora.

La señora Magos entra al departamento con un profundo respeto por el espacio. Va a echar un vistazo a la inundación. Mientras, Diana seca su celular.

MAGOS: Se inundó.

DIANA: Sí.

MAGOS: ¿Tiene cubetas? ¿Jergas?

DIANA: Sí.

MAGOS: Bueno, pues lo que tiene que hacer es poner las jergas sobre el agua y exprimirlas sobre las cubetas. Una y otra vez hasta que lo seque todo. ¿Algo más?

DIANA: Necesito hablar con la señora Mendieta. Mi celular se descompuso.

MAGOS: La señora Mendieta es difícil de localizar en la semana de guardar. Es una mujer sumamente amable y sumamente trabajadora, que aprovecha estos días de silencio para ir a su casa en el campo. No tiene teléfono allá. No creo que sea urgente, puede resolverlo el lunes temprano.

DIANA: Es urgente.

MAGOS: La señora del 5B también me comentó que se deshizo de la tostadora.

DIANA: Sí.

MAGOS: ¿Por qué?

DIANA: Porque no servía.

MAGOS: Y dígame usted, señorita Solís: si se presenta conmigo y yo juzgo que su pie izquierdo no me sirve para nada, ¿cree que sería justo que yo le cortara el pie?

DIANA: Por supuesto que no.

MAGOS: Esa tostadora era del departamento.

DIANA: ¿Quién vivía aquí antes?

MAGOS: El doctor López.

DIANA: ¿Y antes?

MAGOS: Me parece que usted no había nacido, ¿por qué quiere saber?

DIANA: ¿De quién son todas las cosas?

MAGOS: Del departamento. ¿Le contó la señora del 5B por qué se fue el doctor?

DIANA: No.

MAGOS: El doctor López creyó que el refrigerador estaba viejo, que era anticuado. Y una mañana llamó a un amigo y lo bajaron. Me pidió que se lo diera al fierro viejo y me dijo que podía quedarme con el dinero. Pasó el fierro viejo unas horas después, y yo no les di el refrigerador. El doctor López volvió esa noche y se lamentó de que el refrigerador siguiera ahí. A la mañana siguiente, llamó al mismo amigo y volvieron a subir el refrigerador.

DIANA: ¿Qué pasó?

MAGOS: Usted debería saberlo mejor que yo, señorita Solís. Buenas noches. Que resuelva pronto lo de su inundación.

La señora Magos se va. La radio se enciende. Suena “Esta tarde vi llover”.

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CUATRO

Diana y Julia están sentadas en el sillón. Diana se está comiendo una rebanada de pastel cubierto de chocolate.

DIANA: ¿Cómo lo derritieron?

JULIA: En baño María.

DIANA: Está muy rico.

JULIA: Me hubiera gustado venir a ayudarte.

DIANA: No, está bien. Con el pastel es más que suficiente.

JULIA: ¿Qué te dijo la señora Magos?

DIANA: Que no debí tirar la tostadora. Y me contó de cuando el doctor quiso sacar el refrigerador.

JULIA: Cómo gritaba esa noche… se fue a la semana siguiente. Ni me pude despedir.

DIANA: Y yo que pensé que mi encierro del año pasado había sido el peor.

JULIA: Las cosas siempre pueden ir peor. Siempre. La desgracia es algo que nunca deja de sorprendernos ¿Qué te pasaba hace un año?

DIANA: Emmanuel me dejó. Habíamos sido novios desde la secundaria.

JULIA: Eso es mucho tiempo.

DIANA: Estuvimos más años juntos de los que estuvieron casados mis papás.

JULIA: Lo lamento mucho.

DIANA: Por eso me compré a Tristán. Para no sentirme sola.

JULIA: Claro.

DIANA: Hace un año quise matarme. Me corté las venas, pero yo no sabía que había que cortarlas a lo largo y se me cerraron las heridas. Es que siempre he cicatrizado muy rápido.

JULIA: Como ayer con la mayonesa.

DIANA: Claro, ya te tocó. Pues eso me pasó, perdí la confianza de todo mundo y apenas me estoy acostumbrando a esta vida sin él.

JULIA: ¿Se hablan?

DIANA: Tengo una orden de restricción. Si me acerco a un kilómetro de él, me arrestan.

JULIA: Ya.

DIANA: Me han arrestado tres veces.

La radio se enciende. Suena “Sin ti”.

DIANA: Muy chistoso.

JULIA: ¿Tiene control remoto?

DIANA: No. Se prende solo y se burla de mí.

JULIA: Oye, qué rico huele, ¿qué estás cocinando?

DIANA: ¿Yo? No estoy cocinando nada. Me iba a hacer un sándwich, pero me trajiste el pastel y creo que puedo tomarlo como una comida completa.

JULIA: Huele a pescado.

DIANA: Yo no como pescado. Por Tristán. ¿Dónde está Tristán?

Tristán no está en su pecera.

JULIA: No debe estar muy lejos. A veces los peces saltan. Yo de chiquita tenía uno que se salía todo el tiempo.

DIANA: ¡Tristán! Mi amor, ¿dónde estás?

JULIA: Diana… el horno.

Diana va hacia el horno eléctrico, lo abre y un rico olor a pescado horneado inunda el departamento.

DIANA: ¡No! ¡Tristán! ¡Nooooo!

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CINCO (DOMINGO)

JULIA: ¿Cómo dormiste?

DIANA: No dormí, estuve llorando.

JULIA: Qué mal. Oye, te quería preguntar…

DIANA: ¿Qué necesitas?

JULIA: Hoy queremos hacer platanitos fritos con lechera.

DIANA: ¿Quieres lechera?

JULIA: No. Los plátanos.

DIANA: Arriba del refrigerador.

JULIA: Eres lo máximo. ¿Quieres que te ayude con algo al rato?

DIANA: ¿Qué día es hoy?

JULIA: Domingo. A las seis ya podemos salir.

DIANA: ¿A las seis? ¿Y qué hora es?

JULIA: Las cuatro.

DIANA: ¿Y a las seis ya podemos salir?

JULIA: Sí.

DIANA: ¿Y ya no tenemos que estar encerradas?

JULIA: No, hasta la próxima semana de guardar, el siguiente año. Creo que va a caer en mayo. ¿Entonces? ¿Vas a querer salir al rato?

DIANA: Necesito un celular.

JULIA: Podemos ir por tu celular. ¿Quieres que te preste el mío para que le llames a tu mamá?

DIANA: No me sé su número.

JULIA: ¿No lo tienes en una agenda?

DIANA: En la agenda del celular.

JULIA: Ya.

DIANA: Y hay que llevar a Tristán al veterinario.

JULIA: Diana…

Diana llora. Es un momento muy triste.

JULIA: Voy con los niños y al rato te traigo platanitos.

DIANA: Gracias.

JULIA: De nada, vecina. Para eso estamos.

DIANA: Julia… sí sé que Tristán está muerto.

Julia se va. Diana va a la cocina, desconecta el horno y lo pone sobre la mesa. Va a su recámara y regresa con un martillo. Empieza a destruir el horno.

DIANA: ¡Esto es por Tristán!

Diana golpea el horno hasta destruirlo todo.

Se sienta en el sillón con el martillo en las manos.

La radio se enciende. Ahora toca “Sombras nada más”. Pasa la parte de “abrir lentamente mis venas, mi sangre toda verterla a tus pies” y luego vuelve a empezar. Está en loop esa primera parte.

DIANA: No es chistoso. Ya déjenme en paz, ¿no? ¿Por qué no me dejan en paz?

La lámpara se prende. Diana va a apagarla y se prende el ventilador. Apaga el ventilador y se enciende la lámpara.

DIANA: Voy a irme de aquí. A las seis me voy a largar y no voy a regresar nunca, ¿me escuchaste? Departamento de mierda. No vas a ganarme.

La lámpara y el ventilador se apagan. La radio deja el loop. Suena una noticia vieja.

RADIO: Y en noticias más tristes, esta mañana fue hallado muerto en su departamento el doctor Hugo López, célebre epidemiólogo del Hospital General. El doctor falleció cuando trataba de mover su refrigerador y éste lamentablemente le cayó encima. Mandamos condolencias a los amigos y familiares, esperando que encuentren pronta resignación.

DIANA: ¿Me estás amenazando?

La licuadora se enciende. Algo metálico suena adentro.

Diana se acerca. La licuadora se apaga.

DIANA: ¿Otra vez los cinco pesos? Ya déjame en paz con eso. ¡Perdón! Yo no sabía que era tan importante, la señora Mendieta no me lo dijo. Pero voy a buscar la tostadora, te lo prometo. Mañana, cuando pase la camioneta del fierro viejo, le voy a pedir al señor que me lleve al lugar donde juntan todo y no volveré hasta que no haya encontrado la tostadora. Te lo juro. Pero ya déjame en paz.

La licuadora se enciende. El sonido metálico es insoportable. Diana pone la licuadora sobre la mesa. No está conectada y de todos modos está encendida. Diana quiere separar el vaso, no puede. La licuadora se apaga. Diana quita la tapa y voltea la licuadora. La moneda no se cae. Vuelve a tapar la licuadora. La licuadora se enciende.

DIANA: ¡Ya cállate!

El ventilador y la lámpara se encienden. En la radio empieza a sonar “El Reloj”.

Así se queda un rato y luego todo se calla de repente. Suena el celular de Diana.

DIANA: ¿Bueno? ¿Quién habla? ¿Quién está ahí? ¿Qué quiere?

En el celular se escucha el sonido de la licuadora con la moneda adentro.

Diana cuelga.

Se enciende la licuadora.

DIANA: ¡Que ya te calles!

Diana va hacia la licuadora, aprieta el botón para apagarla y la licuadora se apaga. Quita la tapa, mete la mano para sacar la moneda y la licuadora se enciende con la mano de Diana adentro.

Gritos y un baño de sangre.

En la radio sigue sonando la misma canción.

La licuadora finalmente suelta a Diana. Le destruyó toda la mano.

DIANA: Yo cicatrizo rápido. Los doctores siempre dicen que cicatrizo muy rápido. No me vas a ganar con esto, en cinco minutos ya se habrá cerrado la herida y vas a quedar como un estúpido.

El refrigerador se abre. Le lanza un frasco de mermelada. Diana queda inconsciente.

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SEIS

Han pasado algunas horas. Diana está sobre un charco de sangre y en la radio suena “Lágrimas negras”. Tocan a la puerta.

JULIA: Diana, ya son las seis, ¿quieres ir por tu celular? ¿Diana? ¿Estás ahí? Bueno, si prefieres ir mañana igual puedo acompañarte. Me avisas. ¿Quieres platanitos? ¿Diana?

MAGOS: ¿Todo bien?

JULIA: Había quedado de acompañar a la vecina del 4B a comprar un celular.

MAGOS: Pero a esta hora ya no abren las tiendas, hasta mañana.

JULIA: Ya sé, pero quizá está bien que le diera un poco de aire. Tuvo unos días difíciles.

MAGOS: A todas nos cuesta estar encerradas. Yo la vi salir en cuanto dieron las seis.

JULIA: Son las seis con tres.

MAGOS: Hace tres minutos que la vi salir. De hecho, estaba esperando detrás de la puerta desde las 5:57.

JULIA: ¿De verdad?

MAGOS: Se lo juro.

JULIA: Pero se escucha que hay música.

MAGOS: Es esa radio vieja que se prende sola.

JULIA: Bueno, pues ya la buscaré cuando regrese.

MAGOS: Ándele, que le vaya bien.

Julia sube las escaleras. Magos abre la puerta del departamento. Entra con una bolsa.

MAGOS: ¿Ahora qué tanto hiciste criatura? Ve nada más cómo te dejaste el suelo. Y las paredes. Si ya sabes que la sosa te hace re mal al azulejo.

La radio le sube al volumen.

MAGOS: Mira lo que te traje.

Magos saca de la bolsa la tostadora vieja.

La radio le pone “Bonita”.

MAGOS: Vas a hacer que me sonroje.

Toma una cubeta y una jerga y empieza a recoger la sangre.

Se empieza a hacer oscuro.

Lo siguiente empezará escuchándose normal y poco a poco irá tomando un tono más grave, de ésos que irremediablemente hacen que una se inquiete:

Se compran

Colchones

Tambores, refrigeradores

Estufas, lavadoras, microondas

O algo de fierro viejo que venda

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SIETE (LUNES)

Mayo.

Exterior del departamento 4B. Desde dentro suena, a todo volumen, “El lado oscuro” de Jarabe de palo. Julia con la oreja pegada a la puerta. Magos se acerca con una maleta en mano dispuesta a entrar.

JULIA: Señora Magos. ¿Cómo le fue con sus hijos en el encierro?

MAGOS: Terrible, hubiese preferido quedarme en casa.

JULIA: Pero se hubiera quedado solita.

MAGOS: Mejor sola que mal acompañada. Permiso. (Intenta abrir el departamento sin éxito.)

JULIA: Cambió la chapa.

MAGOS: ¿Quién?

JULIA: El nuevo.

MAGOS: ¿Nuevo?

JULIA: Llegó justo cuando usted se fue, nunca se había rentado tan rápido, sólo pasó un año desde… yo pensé que después de lo que sucedió no se iba a rentar nunca.

MAGOS: ¿Quién le abrió?

JULIA: La señora Mendieta en persona.

Magos toca enérgicamente la puerta.

JULIA: No le va a abrir, no le abre a nadie, ya lo intenté.

MAGOS: Seguro le pasó algo.

JULIA: No creo, se ríe mucho, canta todo el día, pero no abre la puerta.

Magos toca la puerta con más fuerza. La música se detiene súbitamente.

JULIA: ¡Por fin! El escándalo no deja dormir a los niños. La dejo, estoy preparando churros, ¿no tendrá un poco de aceite que me regale?

Silencio.

JULIA: Qué mujer tan rara. (Sale.)

Desde dentro se escucha la voz de Manu, el nuevo inquilino.

MANU: Shh, no hagan ruido. Ríe.

Suena el motor de la licuadora de manera intermitente.

MANU: Shh, nos va a oír.

MAGOS: Señor, puedo escucharlo desde aquí afuera.

Se escuchan varios seguros desbloqueando la puerta. Manu abre, trae una cerveza en la mano.

MANU: Diga.

Magos intenta entrar, Manu le bloquea el paso.

MAGOS: No nos han presentado.

MANU: Déjeme adivinar, usted es la famosísima Magos.

MAGOS: Señora Magos. ¿Usted?

MANU: Puede decirme Manu… ¿Ya es un poco noche para visitar a los vecinos no cree, Magos?

MAGOS: (Intentando asomarse al interior.) Sólo quería presentarme ya que su llegada fue tan inesperada.

MANU: ¡Qué le digo! Un departamento tan hermoso en renta, no se ve todos los días.

La luz del departamento cintila.

MANU: (Coqueto, hacia dentro.) ¡Basta!

MAGOS: ¿Está acompañado? En este departamento no se aceptan visitas.

MANU: No necesito visitas. ¿Algo más?

MAGOS: Me gustaría pasar a revi…

MANU: Buenas noches. (Cierra la puerta.)

Se escucha a todo volumen, desde dentro del departamento, “Luz de día” de Los enanitos verdes.

MANU: (Coqueto) Eres de lo peor.

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OCHO

Interior del departamento 4B. Después de varios días de fiesta, hay botellas de cerveza por todas partes, suciedad y destrucción.

MANU: (Desde el sofá, al refrigerador que esta abierto y completamente vacío.) Yo no sé quién se ve peor, tú o él… (Señala al horno de microondas.) Dime, por piedad, que queda al menos una cerveza, no puedo con esta cruda…

El refrigerador se cierra.

MANU: Para eso me gustabas.

Tocan a la puerta.

MANU: Ay, no.

Vuelven a tocar.

MANU: ¿Quién toca una puerta ajena tan temprano?

Suena en el radio.

RADIO: La hora exacta es 12 con 15 pm

Tocan con insistencia.

MANU: ¡Ya voy!

Se levanta con dificultad y abre. Julia en la puerta.

JULIA: ¡Hola, soy Julia!, del departamento 5B, de aquí arriba. Te ves horrible. (Pasa al departamento.)

MANU: Gracias…

JULIA: Te la has pasado muy bien aquí ¿verdad?

MANU: ¿Te puedo ayudar en algo?

JULIA: Me preguntaba si tendrás algo de leche condensada, estoy preparando flan pero me falta la leche.

MANU: La leche me hace mal.

JULIA: Ya me habían dicho eso antes. La leche condensada no es leche. ¿Te ayudo a recoger?

MANU: (Volviendo al sillón.) Haz lo que quieras.

JULIA: ¿Cómo llegó la licuadora al piso?

MANU: No sé, pregúntale.

JULIA: ¿A la licuadora? Qué simpático. Si la señora Magos viera esto, se infarta.

El ventilador se enciende a toda su potencia.

JULIA: ¿Ves lo que te digo? Este departamento es muy viejo y los años le han pasado factura.

La tostadora saca un pan.

MANU: ¿Quieres pasarme el pan?

JULIA: ¿No quieres algo más sustancioso? Hice caldo de pollo, dicen que nada mejor que un caldo para la cruda.

MANU: Creo que te tomaré la palabra, la cabeza me está explotando.

Se revienta un foco.

JULIA: En éste departamento todo explota. Vamos.

Manu se levanta con trabajo. Julia sale.

JULIA: ¡Oye! ¿No tendrás algo de sal? Es que se me terminó.

De la alacena sale un bote de sal directo hacia Manu que lo atrapa. La puerta queda abierta. El ventilador baja la velocidad, el refrigerador vuelve a abrirse.

Magos se asoma desde la puerta.

MAGOS: ¡Pero, criatura! ¿qué te hizo ese mercenario? ¡Mira nada más tus cortinas!

Pasa, cierra el refrigerador y levanta con amor la licuadora.

MAGOS: ¡Es una bestia! ¡Un animal! ¿Qué le hizo a tus paredes?

Corre hacia la lavadora.

MAGOS: ¡Al menos a ti no te ha tocado! ¿Cómo lo permitiste? ¡Tú sabes defenderte! Me sorprende que no le hayas puesto ya un estate quieto a estas alturas. Hubiera venido antes pero cambió la chapa. ¡Le hubieras cortado un dedo!

La luz cintila.

MAGOS: (Al ventilador) ¿Por qué no le cortas la cabeza y terminas con él de una buena vez?

La licuadora se enciende.

MAGOS: No te entiendo. ¿Qué está pasando? ¡Sólo me fui una semana! No lo hice por gusto, es más, me llevaron a la fuerza. Sabes que si por mi fuera no te dejaría solo. Lo voy a reportar, la señora Mendieta no va a permitir que ese barbaján siga viviendo aquí.

Intenta salir, la puerta se cierra y se activan todos los seguros. En el radio suena “La pena o la nada” de Nacho Vegas. La luz se vuelve tenue.

Sé que tiempos más duros

Aún están por venir

Que algunos días de mayo son

Más lluviosos que los de abril

Me clavaste ambos ojos

Y aún recuerdo tu voz

La vida es parte buscar placer

Y parte hallar dolor

Y en tu mirada mojada

Vi que rezabas por mi alma

Oh, señor

Y te vi llorar

Un rio a cada lado

De tu rostro sin desmaquillar

Como la propia Katy Jurado

Con las nubes negras detrás

Te vi llorar

¿Y qué podía hacer? (¿Qué podía hacer?)

Si morir y así poder

Ponerme yo a llorar también”

La música se detiene y la luz regresa a su intensidad habitual. Magos tristísima.

MAGOS: Entiendo. Si eso te hace feliz… fue un placer compartir la vida contigo, querido amigo, ojalá no te arrepientas de tu decisión.

La puerta se abre.

MAGOS: Sólo así…

Manu regresa al departamento.

MANU: Está en propiedad privada, Magos.

MAGOS: La puerta estaba abierta. Bienvenido al edificio. (Sale.)

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NUEVE

Exterior del departamento 4B. Desde dentro se escuchan objetos cayendo, la licuadora encendida, cristales rotos y la voz de Manu.

Julia tocando desesperadamente la puerta. Magos se acerca.

MAGOS: ¿Quería verme?

JULIA: Señora Magos, tiene que hacer algo.

MAGOS: ¿Qué pasa?

JULIA: ¿No escucha? Algo está sucediendo ahí dentro, Manu no contesta el teléfono ni abre la puerta.

MAGOS: No le gusta socializar.

JULIA: No, algo grave está pasando y usted sabe que este departamento tiene historia.

MAGOS: Un par de accidentes, nada de qué asustarse.

JULIA: ¿Qué le pasó a Diana?

MAGOS: Pobre.

JULIA: ¿Cómo se cortó la mano?

MAGOS: Era una niña muy descuidada, le pasaba de todo.

JULIA: ¿Y al doctor?

MAGOS: No debió tratar de mover solo ese refrigerador, es muy pesado, ya no los hacen así.

JULIA: ¿Dos accidentes mortales en el mismo departamento le parecen una coincidencia?

MAGOS: Desafortunada, pero sí, son una coincidencia.

Julia vuelve a insistir tocando la puerta.

MAGOS: ¿Necesita algo más?

JULIA: Es usted una mujer muy rara.

MAGOS: Igual que el departamento, debe ser por los años, ya no los hacen así.

Magos se va. Manu abre la puerta agitadísimo, Julia intenta pasar, él se lo impide.

JULIA: Explícame qué pasa allá adentro.

MANU: Nada, ¿por?

JULIA: Llevo tocando media hora. Escuché gritos.

MANU: Ya sabes que cuando agarro la fiesta las cosas se salen un poco de control.

JULIA: Pero ¿estas bien?

MANU: ¡Claro! ¡mejor que nunca!

JULIA: Menos mal, tuve un mal presentimiento. ¿Sabes lo que le pasó a los otros inquilinos?

Manu sale al pasillo y cierra la puerta.

MANU: Te digo que no está pasando nada.

JULIA: Todo en este departamento es muy raro, en realidad todo el edificio lo es, la señora Magos me da escalofríos. ¿Sabes que no me enteré de lo que le había pasado al doctor hasta que la pobre Diana…? se hizo un escándalo, así me enteré. Dos muertes en el mismo departamento, la pobre murió desangrada. Todo es muy raro porque además ella cicatrizaba muy rápido, a mí me contó que quiso cortarse las venas por culpa del novio pero se le cerraron las heridas.

MANU: Ex novio.

JULIA: ¿Perdón?

MANU: No era su novio, era su ex novio y nada de eso fue su culpa. Él no quería que muriera sólo la quería lejos.

JULIA: ¿Cómo…

MANU: En serio, Julia, aquí no pasa nada. Ya me voy porque se me calienta la chela.

Manu entra al departamento y cierra la puerta. Desde dentro se escucha su voz.

MANU: ¿En qué nos quedamos?

Se enciende la licuadora.

MANU: ¡Oye, es por tu bien!

JULIA: ¿Estas acompañado? ¡En este departamento no se permiten visitas!

Julia se va.

___________________________________

DIEZ

Interior del departamento 4B completamente destruido. Manu recostado en el sillón. Tocan a la puerta.

MANU: Está abierto, pase.

Magos entra con cautela.

MAGOS: Está peor que la vez pasada.

MANU: Cierra por favor.

La puerta se cierra sola con todos los seguros, Magos no se inmuta.

MAGOS: Dígame, ¿qué se le ofrece?

MANU: Primero que nada me gustaría disculparme. No soy una persona muy sociable ¿sabe? No quise ser grosero con usted.

MAGOS: Pues no parece que le costara trabajo.

MANU: Lo lamento.

MAGOS: Al grano. ¿Qué necesita?

MANU: Ya que estamos siendo directos, creo que es evidente que me excedí un poco estos días.

MAGOS: ¿Un poco?

MANU: No caí en cuenta que este departamento es algo viejo y no me aguanta el ritmo.

Todos los aparatos se encienden.

MANU: ¿Quieres calmarte? Ya lo habíamos hablado.

Los aparatos se apagan.

MAGOS: Este departamento es único en su especie, señor. Debe ser tratado como lo que es, un tesoro invaluable.

MANU: Me doy cuenta ahora y por lo mismo me angustia saber que por mi culpa ha perdido su esplendor. Quisiera enmendar mi daño. He contactado a los mejores técnicos y restauradores que puedo pagar pero… tengo dificultades para convencer a nuestro amigo de que me permita ayudarlo. Pensé que quizás usted, con los años que lleva de conocerlo podría…

MAGOS: No sé qué decirle, nunca habíamos necesitado algo así.

MANU: Magos, es por su bien…

MAGOS: En verdad luces terrible, criatura.

La puerta del refrigerador se abre.

MAGOS: Digamos que es una visita al doctor, todos necesitamos una visita al doctor de vez en cuando…

Las luces cintilan.

MAGOS: Bien. Acepta. Pero que sea la última vez.

MANU: Se lo garantizo.

Magos se va.

___________________________________

ONCE (DOMINGO)

Interior del departamento 4B que, a excepción del ventilador en el techo, ha quedado completamente despejado. Manu y Julia dentro.

JULIA: Nunca creí verlo así.

MANU: Creo que nunca lo había estado.

JULIA: En realidad entré muy pocas veces, cuando vivía aquí Diana. Ojalá la hubieras conocido, era buena persona, algo loca, pero era buena persona.

MANU: También era muy bonita.

JULIA: Sí lo era… pero, ¿cómo…?

Entra Magos.

MAGOS: ¿Terminaron?

MANU: Sí, sólo falta el ventilador. Están subiendo todo a la camioneta.

MAGOS: Llevaban aquí cincuenta años sin moverse.

JULIA: Señora Magos, ¿cuánto tiempo lleva usted en el edificio?

MAGOS: Cincuenta años, sin moverme.

JULIA: Oiga, y si le gusta tanto este departamento ¿por qué nunca se cambió para acá?

MAGOS: Quería darle su espacio.

JULIA: ¿Al departamento? Qué simpática. Bueno, yo los dejo, estoy preparando agua de jamaica y la dejé en la lumbre. Por cierto, ¿alguno de los dos tendrá jamaica? ¿no? Bueno, será entonces sólo agua.

Julia sale.

MAGOS: ¿Cuándo le entregan las cosas?

MANU: Magos, ¿nunca sintió pena por los “accidentes” de los otros inquilinos? Yo no puedo dejar de pensar en ellos.

MAGOS: Este departamento es viejo y por lo mismo, sabio. Él sabe por qué hace las cosas.

MANU: Pero, usted pudo haberlo detenido ¿no cree?

MAGOS: Quizá. Pero no fui yo sino ellos quienes quisieron desmembrarlo. Merecían lo que les pasó.

MANU: ¡Ni hablar!

Camina hacia la puerta, se detiene en el portal.

MAGOS: ¿Cuándo le regresan las cosas?

MANU: Nunca, el fierro viejo no suele regresar nada, pero me dieron cien pesos, por si le interesa.

El ventilador se enciende.

MAGOS: ¡Manuel! ¡No puede hacerle esto!

MANU: ¿Yo? Según recuerdo, quien lo convenció de esto fue usted, así es que se merece lo que le pase. Por cierto, mi nombre es EMMANUEL.

La puerta se cierra con todos los seguros. El ventilador en el techo aumenta su velocidad.

Oscuro. Se escuchan gritos de Magos que se difuminan ante el peculiar sonido del fierro viejo.

Se compran

Colchones

Tambores, refrigeradores

Estufas, lavadoras, microondas

O algo de fierro viejo que venda

FIN.

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