Necesito pedirles un favor. Una cosa de nada, sencilla y sin chiste. No se vayan...
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En la mesa sigue el parqués
por Tania Yabel Mayrén Degollado y José Emilio Hernández Martín
PERSONAJES
AZUL-HERMANO -> ES MEDIO BRUTO
ROJO-MADRE -> POCO PACIENTE, PERO DECIDIDA. LE GUSTA SHAKIRA
VERDE-PADRE -> AUSENTE
AMARILLO-HERMANA -> FEMINISTA
EL REFRIGERADOR-CIERTAMENTE, UN REFRIGERADOR -> POCO QUE AGREGAR
REGLA ÚNICA
TODA VEZ QUE UN MISMO PERSONAJE TENGA DOS LÍNEAS DE DIÁLOGO CONSECUTIVAS, SE CONSIDERA QUE UNA DE SUS FICHAS AVANZA UNA CASILLA. GANA QUIEN ACUMULE CUATRO PUNTOS, ES DECIR, QUE SUS FICHAS AVANCEN CUATRO CASILLAS. ES DECIR, QUE JUNTEN CUATRO VECES LÍNEAS DE DIÁLOGO CONSECUTIVAS A LO LARGO DE ESTE TEXTO.
EJEMPLO.
AZUL. Hola, cómo estás
[silencio]
AZUL. Si nadie me va contestar, díganme: no te vamos a contestar.
AHÍ, EL JUGADOR AZUL SUMA UN PUNTO O LO QUE ES LO MISMO, AVANZA UNA CASILLA. GANA QUIEN AVANCE CUATRO CASILLAS PRIMERO.
YA SABEMOS QUE ASI NO SE JUEGA PARQUÉS, PERO QUÉ LE VAMOS HACER. ESTE ES NUESTRO JUEGO, HÁGANSE EL SUYO.
PRIMERA PARTE
[Un cuarto vacío, una mesa, cuatro sillas y un refrigerador. Sobre la mesa hay un juego de parqués a medio jugar. En la esquina descansan repletos con agua y croquetas los trastes de Gat-ell, el perro de la familia con complejo de gato. ROJO, 60 años está sentada, espera. Después de una pausa larga entran por el refrigerador AZUL, 27 años y AMARILLO, 35 años. Es 2040]
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CERO-2040
AZUL [entrando por el refrigerador]. Yo soy azul.
AMARILLO [entrando por el refrigerador]. Yo soy amarilla.
AZUL. Mamá es…
ROJO [levantándose]. Roja. Llevo horas, días, meses, tiempo que pasa años aquí. Esperando.
AZUL. ¿Y papá…?
ROJO. Su papá sería la ficha verde, pero su papá no está.
AMARILLO. ¿A dónde fue?
ROJO. Le dieron luz verde, como su color, y se fue a la mierda. No me pidió ni que les dijera adiós. No dijo nada. Se fue. A la mierda. Esto que sigue se lo voy a decir al público, denme un minuto: Hay muchas formas de jugar parqués, primero/
AMARILLO. Pero mamá, estamos solos.
AZUL. Nadie vino a ver la obra y debemos quince mil pesos en taquilla.
ROJO. Me vale. Primero: hay cuatro jugadores. Azul, amarillo, rojo y verde. Cada jugador tiene cuatro fichas de su color. Hay 無限 en el tablero y sólo puedes avanzar si en el dado te cae número par, el reto es llevar a toda tu familia de fichas a la meta porque sí, este es un juego familiar y tiene que ver con el trabajo en equipo. El color que llegue con todas sus fichas al centro es el ganador porque siempre alguien tiene que ganar, no lo digo yo, lo dice la vida y la biblia, creo. Es un juego colombiano que deriva de un juego de la india y también existe una versión española. En 1979 cuatro chamacos ridículos se pusieron el nombre de la versión española, “Parchís” y Shakira lo menciona en la mejor canción que pudo haber creado/
AMARILLO. ¿Ella?
ROJO. Me dejas terminar. En la mejor canción que puedo haber creado alguien en el Mercosur. Inevitable, quinto verso, primera estrofa: Juego mal hasta el parqués…”
AZUL. Creo que lo va hacer de nuevo.
AMARILLO. Capaz que se le va olvidar.
AZUL. La esperanza muere al último.
ROJO. Manos arriba y un, dos, tres.
AMARILLO. Ahí vamos otra vez.
ROJO. Si es cuestión de confesar/ no se preparar café y no entiendo de futbol/ Creo que alguna vez fui infiel/ juego mal hasta el parqués y jamás uso reloj
AZUL. Y para ser más franca/ nadie piensa en ti como lo hago yo
AMARILLO. ¡El cielo está cansado ya de veeeeeer la lluvia caeeeeeer!
ROJO. No, no, no viene lo de: Aunque te de lo mismo y después lo de: Si es cuestión de confesar/ nunca duermo antes de diez ni me baño los domingos. Es así, suavecito
AZUL. No puede ser que todavía no te la sepas.
AMARILLO. Es que esa es la parte que más me gusta. Igual, eso ahora no tiene nada que ver, estamos hablando de otra cosa.
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UNO-2040
AZUL. Hace veinte años hubo una epidemia.
AMARILLO. Una pandemia. Bruto.
AZUL. Bueno, existió una enfermedad horrible en todo el mundo.
AMARILLO. Por eso se llama pandemia, bruto. Ash.
AZUL. Bueno, ya.
AMARILLO. Yo tenía quince años.
AZUL. Y yo tenía siete.
AMARILLO. Y eras insoportable. Todavía.
AZUL. ¿Y tú no?
AMARILLO. Todos tuvimos que quedarnos encerrados en nuestras casas a morir de aburrimiento…
AZUL. Lo mejor fue dejar de ir a la escuela.
AMARILLO. Sí, porque la miss no podría regañarte desde la computadora/
AZUL. Jugar videojuegos… Y COMER, CARAJO. Y COMER TODO EL DIA.
AMARILLO. A los quince días de que declararon cuarentena, corté con mi novio…
AZUL. Pero sólo el inicio fue divertido. Después/
AMARILLO. Me di cuenta de que me gustaba mi vecina.
AZUL. Nos cortaron la luz y/
AMARILLO. Me di cuenta de que ni la pandemia ni cortar con mi novio eran lo peor. Lo peor. Lo peor no era tener luz o no. Lo peor era no tener internet.
AZUL. A ti era lo único que te importaba.
AMARILLO. Y la vecina.
AZUL. El internet.
AMARILLO. El internet. Y la vecina. Me acuerdo de que la escuchaba bajar las escalera y rápido corría a verla por la mirilla y suspiraba/
AZUL. Y yo comí como diecisiete gansitos. Una locura.
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DOS-2020
AZUL. Faltan dos días para que finalice la cuarentena. Ahí. Par. Me anoto uno.
AMARILLO. Qué.
AZUL. No, nada.
AMARILLO. Papá no ha regresado.
AZUL. Ya. Quita esa estúpida lista de reproducción.
AMARILLO. ¿Cuál?
AZUL. No te hagas.
AMARILLO. ¡¿La de SHAKIRASHAKIRA?! No, me da vida.
AZUL. Me desintegro.
AMARILLO. Además, no hay internet. A ver tú por otra cosa.
ROJO. A mí también me gusta. No la quites.
AZUL. Voy a jugar con Gat-ell.
AMARILLO. Esta bien que esto lo diga al público, ¿nadie tiene problema?
[Silencio]
AMARILLO. Gat-ell es SU perro. Ahí. Par. Avanzo
AZUL. Pero se porta como un gato.
AMARILLO. Un gato necio y huraño… Súper mamón.
AZUL. Gat-ell mi perro no muerde. Rasguña.
AMARILLO. No maúlla, pero jamás lo hemos oído proferir un ladrido.
AZUL. Jugamos con su bola de estambre o yo me duermo y él se hace el dormido. No se cansa de estar contigo.
AMARILLO. Es porque ya no te soporta. Bruto.
ROJO. Ya déjalo…
AZUL. Sí odiosa. Déjame. Es mi perro y a los perros les encanta estar con sus dueños.
ROJO. No le digas odiosa a tu hermana. Por favor. Respétense, si no lo hacen entre ustedes que son hermanos, imagínense si la otra gente los va respetar. Respeto en esta casa.
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TRES-2040
AZUL. Creo que todo fue culpa mía. Cuando Gat-ell llegó a la casa yo era muy chiquito y mi mamá dice que yo en lugar de decirle perro, le decía gato.
ROJO. Un primor, mi niño.
AZUL. Gat-ell, Gat-ell Gato él. Mis primeras palabras, según mi mamá.
ROJO. Luego desapareció. El perro.
AZUL. El día que cortaron la luz.
ROJO. Se perdió adentro del departamento.
AZUL. Adentro.
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CUATRO-2020
ROJO (grito ensordecedor). La luz. No puede ser. Par, me anoto uno.
AZUL. Desapareció Gat-ell.
AMARILLO. Qué
AZUL. Mami, ¿no has visto a mi perro?
ROJO. No, Rey. Hija, ve a ver si la vecina tiene luz
AZUL. Va, así como viene, aunque no hay nadie. Oigan, sí. Me llamo Rey. Prohibido burlarse, ok
[Silencio]
AZUL. Va mi par y me anoto. Llevo dos. Truchas ¿Gat? ¿Gaty? Bichito ¡Gat-ell!
AMARILLO. De seguro ya está harto de jugar contigo y de que lo trates como gato ¿Te gustaría que te tratara como perro?
ROJO. Aquí nadie ve tratar a nadie como perro. Se están en paz.
AZUL. A público: Ella es mi hermana y por si no se habían dado cuenta piensa que soy un inútil.
AMARILLO. Eres un bruto y un inútil. Inútil porque no sirves ni para criar a un pobre cachorro. Y bruto nada más porque estás bien bruto.
AZUL. Claro que no.
AMARILLO. A ver quién descubrió América.
AZUL. Hernán Cortés, mensa.
AMARILLO. ¿Y Cristóbal Colón qué hizo, las Cruzadas? Bruto.
ROJO. Ya. Uno se pone a buscar al gato, digo, al perro y la otra se va preguntar si la vecina tiene luz.
ROJO. La comida. Abran ese refrigerador. No puede ser. Nos vamos a tener que acabar toda la comida o se va echar a perder ¡Ahhh! El refrigerador está lleno todavía. Es la comida para un mes.
AMARILLO. Tranquilízate. Cortaron la luz.
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CINCO-2040
ROJO. Nos cortaron la luz a los quince días de la cuarentena. Me di cuenta de que cuando te cortan la luz de algún modo ya tocaste fondo. Te cortan la luz, y tientas el abismo un poquito. Inmenso. Duro, como obsidiana y punzante y filoso. La verdad ya llevábamos más de un año de no pagarla, desde antes de que se fuera él. Y no la pagábamos no porque no pudiéramos, trabajábamos los dos, pero de algún modo yo. Yo no podía. Algo en mí no podía, estaba deprimida, detenida. No entendía muy bien lo que había hecho con mi vida y no podía pensar en otra cosa ¿Era madre o era mujer? Yo lo daba todo por él, por mi hija, por mi hijo. Pero ella creció y me hizo darme cuenta de otras cosas.
ROJO. Ese 2020 fue un año muy diferente a todos, antes de la pandemia fue la revolución feminista. Mi hija tomó su prepa con otras compañeras y se quedaban a dormir ahí y yo, bueno yo empecé a tener problemas con su papá porque la apoyaba a ella, a mi hija. A nuestra hija. Tampoco me gustaba que no llegara a casa, pero entendía lo que estaban pidiendo porque yo también lo pedía en el fondo, pero no sabía ni cómo ni/ ¡Pues obvio que la iban a cortar! Tarde o temprano la iban a cortar, pero jamás pensé que se atrevieran en plena cuarentena. Infelices. Cerraron las oficinas. No podía hacer la re-conexión. Una mierda. Ahí está mi par. Llevo dos.
AMARILLO. Y yo tenía que cargar mi celular en el estacionamiento del edificio y colgarme del internet de la vecina, quien no tuvo problemas con darme su clave del wifi, que anoté mal a propósito dos veces con el pretexto de volverle a tocar. Tres veces fueron, ya me acordé.
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SEIS-2020
AZUL. Préstame tu teléfono.
AMARILLO. ¿Para qué lo quieres?
AZUL. Para buscar a Gat-ell.
AMARILLO. Y dale con ese perro.
AZUL. Ándale.
AMARILLO. ¿Cuántos días lleva perdido?
AZUL. Tres.
AMARILLO. Siempre me lo dejas todo cochino.
AZUL. Préstamelo, ya lo andaría buscando.
AMARILLO. Te vas acabar la pila.
AZUL. Te prometo que yo bajo a cargarlo al estacionamiento, ¿sí?
AMARILLO. Me lo limpias, eh.
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SIETE-2020
AMARILLO. El 8 de marzo de 2020 ocurrió una de las manifestaciones de mujeres más grandes de la historia de nuestro país, al día siguiente, el 9 de marzo, se hizo un paro feminista nacional en el que todas las mujeres nos ausentamos por un día. Mi par y me anoto uno. Empate.
ROJO. Mi hijo se fue a casa de mi hermano con sus primos y mi cuñada, mi hija y yo, fuimos a la manifestación. Enorme, y luego llegamos a casa de… ¿cómo se llamaba la chica?
AMARILLO. ¡Fátima!
ROJO. Fátima. Fíjate que ya no me acordaba de eso. Prima de mi cuñada.
AMARILLO. No eran primas. Bueno, el caso es que pasamos la noche en la casa de la mejor amiga de mi tía. Una guitarrista de punk guapísima que nos enseñó a sembrar marihuana y hacer hot cakes con/
ROJO. Pero bueno. Sí, pasamos con ella el 9. En paro. Todo el día.
AMARILLO. Celulares apagados.
ROJO. Todo. Incomunicadas. Ni el radio prendimos ni la tele. Hasta el día siguiente, el diez.
AMARILLO. Regresamos a la casa y mi papá no estaba.
ROJO. Él se había ido. Se fue, no sé, quizá entendió todo al revés. Nos dejó.
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OCHO-2040
AZUL. Creo que estar confundido es parte de mi naturaleza y mi madre, un ángel, siempre me celebró mis confusiones en lugar de corregirlas. Decía.
ROJO. Ésta siempre va ser tu casa, hijo. Eso decía.
AZUL. Ésta, esta casa, sobre la que estás parado. Siempre vas a ser bienvenido.
ROJO. Siempre
AZUL. Y aquí sigo. Tuve un perro al que llamé Gato… Gat-ell se le quedó cuando la cuarentena, por el éste, el subsecretario, ¿quién era?
AMARILLO. El secretario de salud.
AZUL. No era subsecretario.
AMARILLO. ¿Importa?
AZUL. Se llamaba López-Gatell. Gatell. Gat-ell, como mi perro.
ROJO. Yo le pude haber dicho: No, Rey, cómo Gat-ell, es un perro no se puede llamar Gat-ell porque es un perro. Pero no lo dije.
AZUL. Y cuando le pregunté por mi papá, ella pudo decirme:
ROJO. No sé dónde está, Rey. Tu papá se fue y no sé cuándo va a volver.
AZUL. O pude haberle preguntado: ¿Por qué se fue mi papá?
ROJO. Y yo pude hacer contestado: No sé.
AZUL. Pero no dijo nada. cerró la puerta de su cuarto y ahí se quedó hasta que declararon la cuarentena y salimos al supermercado a comprar de todo, hasta lo que jampas habíamos necesitado. Lo guardamos todo en el refrigerados y volvió a encerrarse en su cuarto hasta que cortaron la luz y todo se quedó oscuro.
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NUEVE-2020
ROJO. ¿Han comido huevos divorciados? Son como los rancheros, pero a un huevo se le pone salsa verde y al otro huevo salsa roja. Los dos van montados en tortilla de maíz frita. Los dos van estrellados. Para quien se los come son deliciosos, pero para los huevos no es tan divertido. Algo así es el matrimonio, como los huevos divorciados. Las salsas están juntas, pero cada una habita su lado del plato. Cada salsa baña su propio huevo. Ablanda su propia tortilla. Están juntos, pero viven completamente separados.
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DIEZ-2020
AMARILLO. Entonces te vas a esperar a que cargue toda la pila allá abajo.
AZUL. Sí.
AMARILLO. Otra cosa.
AZUL. ¿Qué?
AMARILLO. Tu te encargas de limpiar el refrigerador con mamá.
AZUL. Ok.
AMARILLO [Prestándole su teléfono). Ya sabes como funciona.
[Pausa]
AZUL. ¿Por qué se habrá ido?
AMARILLO. ¿Quién?
AZUL. Todo, todo lo que quiero se va. Mi perro, mi papá.
ROJO. Ese refrigerador apesta ¿Cuándo demonios lo vamos a limpiar?
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ONCE-2020
AMARILLO: Los primeros días del fin del mundo se trataron de ostracismo, de atardeceres en la azotea y de robarle a mi mamá los antidepresivos. Té por las tardes, café por las mañanas. Empecé a fumar cigarrillos y a sembrar mi propia hierba. El fin del mundo sin luz sabe a silencio y a atún enlatado, huele a parafina y a fleco quemado, el apocalipsis personal de la vela en extinción dentro del frasco de mayonesa industrial. No saber hacer ni mayonesa casera. El ser humano contemporáneo es una vergüenza para la especie.
A falta de luz tuve que hacerme un estricto itinerario de ave: despertar al amanecer y dormir cuando se mete el sol. El sol es un ser curioso, extrañamente honesto, solo deja verse de frente dos veces al día, en el amanecer y en el ocaso. Si lo ves en cualquier otro momento te lastima la vista. Te hace que te duelan los ojos.
INICIO DEL INTERMEDIO MÚSICAL
ROJO. Amiga, tengo el corazón herido/ el hombre que yo quiero se me va/ lo estoy perdiendo/ estoy sufriendo/ llorando de impotencia/ no puedo retenerlo
AMARILLO. Amiga, mientras quede una esperanza/ Tú tienes que luchar por ese amor/ Si es el hombre de tu vida/ No te des nunca por vencida/ Que vale todo si se lucha por amor.
ROJO. ¿Cómo puedo hacer?
AMARILLO. Entrega todo.
ROJO. Todo se lo di.
AMARILLO. Intenta un modo.
ROJO. No es posible que se pueda querer más.
AMARILLO. Pensando así lo perderás.
ROJO. Y si él se va.
AMARILLO. Lo habrás perdido.
ROJO. Qué me quedará.
AMARILLO. Lo que has vivido.
ROJO. Tu consejo no me aleja del dolor
AMARILLO. Son cosas el amor.
FIN DEL INTERMEDIO MUSICAL
SEGUNDA PARTE
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DOCE-2020
ROJO. ¡Arriba holgazanes! Ese refrigerador no se va limpiar solo.
AMARILLO. Vamos.
AZUL. Otro ratito.
AMARILLO. Hago yoga y ya…
ROJO. AHORA HOLGAZANES DESOBLIGADOS BUENOS PARA NADA MALOS PA TODO ÓRALE ARRIBA.
[ROJO abre la puerta del refrigerador]
AMARILLO. APESTA.
ROJO. Sí, apesta. A ver, pásame una bolsa de plástico.
AZUL. Qué asco.
ROJO. Ay sí, qué asco, qué asco. Mañana va estar peor. Entonces o nos ponemos ahorita o dejamos que nos devoren las criaturas del refrigerador.
AMARILLO. La ensalada.
ROJO. Te dije que te la comieras.
AZUL. Guácala.
ROJO. ¡Rey!
AZUL. Qué.
ROJO. ¿Qué hace esto aquí muerto de la risa?, te dije que se lo pusieras a tu perro no que lo dejaras enfriar. Condenando muchacho, ahorita vas a ver.
AMARILLO. El collar de Gat-ell.
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TRECE-2040
AZUL. El collar de Gat-ell apareció dentro del refrigerador. Pero solo el collar. Mi perro no estaba. A los siete años -obviamente- lo primero que pensé fue que se lo había tragado el refrigerador o que se había perdido por ahí adentro y se había vuelto agua en la caja de las verduras, junto a las lechugas y los jitomates. Pero no. Mi perro estaba desaparecido, como mi papá. De mi papá no encontramos no encontramos ninguna pista en el refrigerador.
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CATORCE-2020
ROJO. ¡Estoy harta!
AMARILLO. Qué.
ROJO. Gatell.
AZUL. ¿Mi perro?
ROJO. No, el secretario de salud.
AMARILLO. ¿Ahora qué?
ROJO. Otro mes.
AMARILLO. Ya lo sabía.
ROJO. Ay, tú. Sabelotoda.
AMARILLO. Lo dije con furia y estupefacción.
ROJO. Voy a ver qué onda con la luz. No podemos seguir así.
AZUL. No salgas, no queremos que te enfermes.
AMARILLO. No podemos estar otros cuarenta días sin luz. Yo te acompaño.
AZUL. No vayan.
ROJO. Vamos a ir los tres y se están sosiegos. Necesitamos salir ya.
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QUINCE-2040
AZUL. Fue divertidísimo.
ROJO. Fue el único día que salí, no solo de la casa, fue el único día que salí de mi recámara.
AMARILLO. Primero nos hiciste unos cubre bocas con unas playeras viejas, ¿verdad?
AZUL. Sí. Me acuerdo que le pediste que le cosiera un pedazo de encaje de tus calzones.
AMARILLO. Para gustarle a la vecina.
AZUL. La verdad es que estaba muy guapa
ROJO. Bueno, hice los cubre bocas a mano. Salieron horribles, pero a mis hijos les gustaron
AMARILLO. Y salimos de la casa,
AZUL. Salimos a la calle.
ROJO. Ya tenía varios días que todo lo teníamos que pedir para llevar.
AMARILLO. Para traer.
[Pausa]
AMARILLO. La verdad sí parecía el fin del mundo. Me anoto uno, por ese par que me acaba de salir.
AZUL. Nos subimos al metro.
ROJO. Vacío.
AMARILLO. Pero no fue el fin del mundo.
ROJO. Llegamos a las oficinas de electricidad y arreglamos el asunto.
AMARILLO. ¡Luz!
AZUL. ¡Comida!
AMARILLO. Internet.
AZUL. Cálmate, si nunca dejaste de tener.
ROJO. Regresamos a la casa y encendí todo. Todas las luces los aparatos. Conecté el refrigerador. Prendí la licuadora y licué agua simple y después me solté a llorar. Pienso que fue por la luz, cuando las luces están prendidas una se da cuenta de las cosas que faltan.
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DIECISÉIS-2020
AZUL. ¿Cuándo va regresar mi papá?
AMARILLO. No sé.
ROJO [llorosa]. ¡Y Gat-ell! Tampoco ha aparecido él, eh.
AZUL. Yo creo que se lo tragó el refrigerador.
ROJO. Cómo crees que el refrigerador se va tragar a tu perro, qué eres bruto o qué te pasa.
AMARILLO. Es tu hijo, ¿por qué te pones así?
ROJO. Yo creo que se te salió cuando no había luz y no te diste cuenta.
AZUL. Podríamos hacer cárteles.
AMARILLO. Eso hubiera estado bien el día uno.
ROJO. Y pegarlos dónde, en el baño para que los vea el inodoro.
AMARILLO. Ya no te tienes que poner así.
ROJO. Perdón, ya no sé qué hacer. No sé. Su papá. No se dónde está su papa. Eso dije, aunque me hubiera gustado decir: Me siento triste y asustad, ya no sé qué hacer. El estrés se me instaló en la espalda e hizo de ella su trinchera y allí caen las bombas y se refugian los soldados anémicos. Me duele la cabeza de angustia. Me siento sola y sé que no debería porque están ustedes aquí, mis hijos. Mis hijos. Eso pude haber dicho.
AZUL. Pero no lo hizo.
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DIECISIETE-2040
AMARILLO. Y pues sí, todo estaba detenido, esa noche mi mamá se volvió a encerrar y este mocoso a sus siete inútiles año no tenía mucho qué hacer. No me quedó otra, me puse los tres tapabocas juntos y me fui a reportar la desaparición de mi papá al MP. Yo sola, de quince años. Los policías se sorprendieron de que llevara más de un mes desaparecido: ¿Cómo? Somos una familia rara. Nos tomamos muy en serio todo. A mi papá le tocaban las fichas verdes en el parqués y el parqués sigue en la mesa de la casa. Mi mamá sigue encerrada en su cuarto y mi hermano sigue buscando a su perro que, por cierto, también está desaparecido y se llama como el secretario de salud. Se rieron, pero me levantaron el acta. Lo buscamos. Un par y una más para mí. Cuatro.
AZUL. De mi perro Gat-ell no hicimos carteles. Al final, me convencí de que quizá sí estaba harto de mí y me abandonó.
AMARILLO. Un perro siempre quiere estar con su dueño, tú dijiste eso.
AZUL. Como sea, no apareció y mi papá tampoco.
AMARILLO. Pero de él sí que hicimos carteles. Los difundimos en las redes sociales, por internet. En la calle ya no había alma que los viera.
AZUL. La dichosa cuarentena duró más de lo que todos creíamos.
AMARILLO. Y cuando acabó todo era tan raro.
AZUL. Fue tan raro empezar otra vez.
AMARILLO. Que decidimos volver a nuestras casas. Primero unos pocos se aferraron a estar en la calle.
AZUL. Intentaron normalizar todo de nuevo, pero. Solo no se pudo.
AMARILLO. Nosotros volvimos a quedarnos encerrados, esta vez por propia mano, unas semanas después de que se levantara la cuarentena.
AZUL. En menos de un mes las calles estaban vacías de nuevo. Hicimos nuestra vida en casa. Creamos un hábitat interior.
AMARILLO. Una geografía, un mapa que nos dejara desplazarnos dentro de nuestra casa. Nos volvimos un terrario.
AZUL. Mamá estaba de buen ánimo, sobre todo los primeros años. Decía que, si papá decidía volver, encontraría todo tal y como cuando lo dejó cuando se fue.
AMARILLO. Pero era una esperanza ingenua como todas las esperanzas. Y rota.
AZUL. Y mamá envejeció de tanto esperarlo.
AMARILLO. En cuanto a nosotros, pues nosotros qué íbamos hacer. Esta era nuestra casa, además, seguimos jugando y voy ganando.
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DIECIOCHO-2020
ROJO. Siéntense ahí, ustedes van hacer mi público y de paso les digo cosas que me pasan por la cabeza. Era lógico que se fuera. O no era lógico que se fuera. Es pregunta, ¿habrá tenido otra mujer? ¿O un hombre? No creo, bueno, no sé. Desde que se fue vivo en mi recámara, ésta se volvió mi casa dentro de mi casa y pongo todos los días la misma canción: Inevitable, de Shakira. A él y a mí nos gustaba mucho Colombia porque ahí fuimos de luna de miel y nos gustaba harto todo lo relacionado con Colombia, por eso jugábamos parqués y nos gustaba Shakira. Me da vergüenza que sepan estas cosas, ya sé que eres feminista, hija, pero es lo que siento. No puedo evitarlo, como la canción, todas las tardes y las noches y las mañanas la pongo en mi celular y la oigo con los audífonos. Canto bajito, entre las cobijas. La susurro quedito: “El cielo está cansado ya de ver la lluvia caer/ y cada día que pasa es uno más/ parecido ayer…” Y luego esa parte que nadie entiende bien. Aquí Shakira dice algo así como: yoshabadinoséqué. Y lo que en realidad dice es: y todo sin ti es tan aburrido. Luego, más adelante lo vuelve hacer y dice: ya buscaré qué hacer conmigo, lo busco en letras.com y todo cobra sentido. Empiezo a levantarme.
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DIECINUEVE-2040
ROJO. Sí pasó tiempo, me costó trabajo. Cuando salí de la recamara hasta vi a mis hijos más grandes. Cambiados. Me dio susto, el mundo también, diáfano, les había pasado por encima. Habían reportado la desaparición de Antonio y se habían hecho cargo de sus vidas. Sin mí. Entonces pensé que tenía que hacer algo. Lo que sea, algo que me hiciera sentir una emoción. Mis hijos tenían una estructura propia en la casa, habían dividido en partes iguales el departamento. Hicieron su vida en el interior y yo me había quedado años y años en mi propia madriguera como un topo. Escuchando una y otra vez la misma canción. Interpretando los ruidos del afuera, poniéndole nombres a las cosas y escuchando, en silencio, como mis hijos crecían. Entonces decidí salir y hacer algo. Ir a Colombia, por ejemplo. Ese es un par. Y me anoto uno. empate.
TERCERA PARTE
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VEINTE-2020
[El refrigerador empieza a emitir luz propia, se abre su puerta. Ya está vacío]
EL REFRIGERADOR. Guardo más secretos que un baño público. Exagero. Pero soy el galán de la cocina y me cabe todo. Para la cuarentena me llenaron a tope. Full. 25 kilos de comida como mínimo. Sentía que se me acababa el aliento. Jamón, queso y mayonesa como para hace run millón de sándwiches. Mermeladas de fresa y de chabacano, pastel de pollo, pizza fría, leche deslactosada, leche entera, leche fría, como el gusta a Rey. Después del apagón, la mitad de la verdura se me pudrió adentro. Los jitomates fueron los primeros en perecer, las papas se salvaron. Los muchachos decidieron freírlas a la francesa. Las lechugas y las espinacas que se empezaron a pudrir en la caja de vegetales, me dieron un peculiar aroma como a ciénaga. En un refrigerados pueden vivir infinidad de ecosistemas y la química de los alimentos puede hacer cosas extrañas si se combinan los ingredientes necesarios. Por ejemplo, si se mezcla una lechuga con el jitomate desaparece un perro y se va a otra dimensión. Si se mezclan los ingredientes tóxicos de la salsa verde y la salsa roja cuando se echan a perder desaparece el papá de Rey. Si se mezcla yogurt de fresa con restos de atún, Andrea perderá la virginidad y si se mezcla esto con lo otro y las lactosas se dan vuelta sobre los nabos, igual una combinación difícil, se cumple un deseo. El que sea. Yo no soy un refrigerador cualquiera. Aparte de hacer magia y combinaciones que pueden alterar el orden cósmico, me gusta mucho cantar. Shakira, me gusta cantar las canciones de Shakira. Un fenómeno, la muchacha, verdaderamente, una fuera de serie. Pero si alguien se entera de esto, si alguien me escucha hablar. Me botan. Y eso es lo peor que le pueden hacer a un refrigerador, echarlo a la calle. Porque un refrigerador es como un perro, siempre quiere estar a lado de sus dueños.
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VEINTIUNO-2040
[La luz del refrigerado se intensifica y empieza a emitir ruidos muy extraños, se escuchan ladridos. Por el refrigerado entran VERDE y GAT-ELL]
VERDE. Se preguntarán qué hace ese juego de mesa ahí, en la mesa. Perdón, seguimos jugando. Espero. El siete de marzo de 2020, sábado por la noche, estábamos jugando hasta que Martha se levantó harta y se fue a dormir. Ya llevaba varios días así. Al otro día ellas se fueron a la manifestación. Claro que me hubiera encantado ir con ella, pero respeto su espacio. A ellas las respeté siempre, claro que no podía estar de acuerdo con que mi hija se quedara a dormir en la prepa, estamos hablando de su seguridad, pero, ¿la marcha? Iba con su tía y su mamá. Mi hijo se quiso quedar con sus primos y yo me quedé solo en la casa el día del paro. Me compré unas cervezas y me puse a reflexionar sobre el tema ¿Cómo hombre, ¿qué podía hacer yo? ¿Cuáles eran mis privilegios? ¿Cuál era mi posición como hombre en un movimiento feminista, cómo y cuándo apoyar? Saqué mi teléfono y me puse hacer unas notas de voz. Estaba convencido de que iba a escribir un ensayo al respecto. Era padre de una feminista o soy padre de una feminista, ya no sé cómo decir las cosas. Y claro que iba a estar con ella, pero no sabía cómo y sentía que todo lo que decía o hacía estaba mal.
VERDE. Me había tomado ya dos cervezas e iba por la tercer. Concluí una idea y fui al refrigerador pensando en lo que escribiría para terminar mi ensayo. Y fue en ese momento que pasó. Abrí la puerta y me succionó. Pasé por el valle de la ensalada de atún y por el reino del cátsup y la mostaza. Atravesé la tierra de las carnes congeladas, donde encontré a Gat-ell igual de confundido que yo. Recorrimos juntos el valle pastel y el continente pútrido. Toda la inmensidad que devoramos: leche, huevos, la canasta básica, la canasta no tan básica, la canasta clase media y la canasta premium. Mundo olivo. Bosque verdura. Villa quesadilla. Suit manchego. Balneario gaseosa. Toboganes de PET. Para Gat-ell y para mi pasaron veinte años en veinte segundos y ya no podemos regresar. Un par. Me anoto una.
[VERDE y GAT-ELL vuelven a ser succionados. Por el impulso y la energía del cambio inter-dimensional, el refrigerador da vueltas sobre sí mismo, se eleva, flota, gira de un lado para otro, salta y cae al piso. Entra ROJO con una maleta]
ROJO. ¿Antonio?
[ROJO observa el tablero, identifica la ficha verde en una casilla. Sonríe]
PARTE FINAL
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VEINTIDÓS-2020/2040
AZUL. Esta historia sucedió hace veinte años.
AMARILLO. Esta narración sucederá dentro de veinte años.
AZUL. ¿Hoy es el presente?
AMARILLO. ¿Cuántos atardeceres puede haber en un día?
AZUL. Huele a gansito.
AMARILLO. ¿Tienes hambre?
AZUL. Ojalá todo esto no hubiera pasado.
AMARILLO. ¿Y mamá?
AZUL. Está entre “el público” Sentada en la tercera fila, justo en medio.
AMARILLO. Mamá pudo haber hecho muchas cosas, entre las miles de cosas que pudo o no pudo haber hecho, esto fue lo que sí hizo.
ROJO. Salgo de mi habitación y después salgo de mi casa, llego hasta la primera planta del edificio y camino y camino, atraviesa calles y avenidas con mi maleta a cuestas. Lo disfruto, me encanta sentir el aire en mi cara y escuchar el sonido de los pájaros. Llego al aeropuerto y con parte de mis ahorros compro un boleto de avión a Bogotá, Colombia. No sé qué es lo que pasa por mi cabeza, pero me siento feliz, me siento bien de estar afuera y querer hacer algo con todas mis fuerzas. Nunca me ha gustado volar, ustedes lo saben, siempre he sido una persona de tierra, me siento segura con los pies bien plantados en el suelo. Me pongo nerviosa en mi asiento, escucho atenta el mensaje sobre abrocharse los cinturones de seguridad y abrir la ventanilla. El despegue siempre me toma por sorpresa, no puedo creer la velocidad con la que nos movemos en un avión. Después el cielo, amplio, que se presenta íntegro, en una sola pieza y yo lo veo y pienso que ojalá estuvieran aquí para verlo conmigo, pero sé que están haciendo sus propias cosas y que eso está bien. Llego a Bogotá y camino, solo camino, camino y camino y camino siguiendo, tú dirías que estoy loca, pero nací en otra época, hija, camino siguiendo mi corazón, aunque te suene anticuado. Espero encontrarte. Mientras me registro en un hotel en el centro de Bogotá, pienso en las palabras que te voy a decir cuando te vea. Pienso en los abrazos que le voy a dar a Gat-ell. Subo la escalera del hotel hasta mi habitación. Dejo mi maleta y les llamo.
AMARILLO. ¿Mamá?
ROJO. Hola, hija, ¿todo bien por allá?
AMARILLO. Sí, todo en orden, cómo llegaste.
ROJO. Súper.
AMARILLO. Qué tal Bogotá
ROJO. Es una ciudad preciosa.
AMARILLO. Acá todo está en orden, aunque se dañó el refrigerador. Lo botamos a la calle, parece que no tiene arreglo
ROJO. Qué bueno, hija. Ya estaba muy viejo ese refrigerador. Pásame a tu hermano, quiero hablar con él.
AZUL. ¿Hola? Mamá, ese refrigerador nos ha durado una eternidad, no lo podemos tirar.
ROJO. Yo creo que cumplió su función y está bien que tu hermana lo haya tirado. Creo que es momento de buscar uno nuevo.
AZUL. Y qué tal Bogotá.
ROJO. Le decía a tu hermana que estoy fascinada.
AZUL. Cómo estuvo el vuelo.
ROJO. Tranquilo, ya sabes que me inquieta, pero me fue estupendamente. Llegué bien y solo les quería llamar para decirles que estoy muy contenta
AZUL. Nos alegramos mucho, mamá.
AMARILLO. Pásamela.
ROJO. Voy a cortar ahora, les llamo pronto y les mando fotos.
AMARILLO. Mamá, espera. Tú sabes quién movió el juego. Hay unas fichas verdes, tú sabes qué o quién las puso ahí.
ROJO. No tengo idea de lo que estás hablando, hija, yo creo que habrá sido el aire o alguien por equivocación.
AMARILLO. Es que es muy extraño. En serio.
ROJO. No sé, hija, yo creo que, mira no sé, capaz que fue tu papá, quién sabe.
[Silencio]
ROJO. Adiós, hijos, los quiero mucho. Corto el teléfono y lo dejo en una mesita de noche. Abro las cortinas y corro la ventana. El ruido de la ciudad y de la gente se mezcla con el viento. Alzo la vista y miro el cielo y me distraigo viendo las formas que hacen los pequeños pájaros negros en el aire. Y me anoto una, la última.
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