Obra ganadora del XXII Premio SGAE de Teatro Infantil 2021,
que convoca anualmente la Fundación SGAE con sede en Madrid, España.

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Esta es la historia de Ele y un no monstruo. Porque tenemos el derecho de contar nuestros recuerdos, cambiarlos o rehacerlos, Ele cuenta un poquito de su infancia, ubicada en los ochentas para el deleite de aquellos adultos que disfrutamos de vagar por las calles en bici y sin ciberacoso, pero rodeados de mentes cerraditas y cuadradas.

Se trata de una obra con perspectiva de género que aborda el tema de las familias diversas y la inclusión a través de una historia de amor entre mujeres. Está dirigida a jóvenes audiencias y subraya la importancia de hablar de diversidad sexual con las infancias, así como el respeto a todas las personas y sus diferencias.

La historia cuenta cómo cambia la vida de Ele cuando su mamá lleva a vivir a casa a un “No monstruo” sin previo aviso. Con la ayuda de su mejor amiga Be, Ele se embarcará en una aventura para descubrir los misterios de este terrorífico ser. Juntas aprenderán la importancia de la honestidad, la amistad, la familia, el perdón, la comunicación, el respeto y el amor.

Esta obra habla de la diversidad de familias a partir de una pareja de mujeres que deciden vivir juntas, las críticas que esto desata y todo lo que tuvieron que enfrentar para poder estar juntas, visto desde el punto de vista de una pequeña niña. Las cuestiones son básicas y al mismo tiempo lógicas y profundas: la gente no entiende que dos mujeres se amen y ella cuestiona por qué no lo entienden.

La compañía El Pollo Matemático, que se estrena con este montaje, trabajó el texto de Sara Pinet, galardonado con el XXII Premio SGAE de Teatro Infantil 2021 que convoca la Fundación SGAE con sede en Madrid, España, pues “Un no monstruo que no vuela” explora cómo deberían ser las familias y cómo son en realidad, destacando las diferentes maneras de unirse y de amar; además, señala la importancia de la amistad y sororidad y cómo esto puede ser un apoyo fundamental.

Este es el primer proyecto que realiza la directora Valentina Sierra en el que todo el equipo está conformado por mujeres, desde creativas, actrices, directora, dramaturga, escenógrafa; incluso la iluminadora trabaja con su bebé lactante. «Hay muchas mamás en este proceso. Nunca prohibimos la participación de hombres en la obra, simplemente fue algo orgánico y natural, pues estamos rodeadas de mujeres talentosas».

Además, la obra está envuelta en otra obra porque «decidimos hablar de los recuerdos y de cómo evitarlos, es decir, cómo a partir de lo que ya nos ha pasado y de lo que hemos vivido, podemos cambiar las cosas que no nos han gustado y recrear el universo que nos gustaría».

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