La verdad sospechosa es, quizá, la comedia más famosa de Juan Ruiz de Alarcón. Sin embargo, esa parece ser sólo una de las verdades sospechosas del dramaturgo novohispano. Su fecha de nacimiento, como la de Sor Juana Inés de la Cruz, ha abierto preguntas, lo mismo que el lugar en que vio la primera luz, como en los casos de Carlos Gardel y Agustín Lara. Sabemos que Alarcón mismo dijo tener “treinta años poco más o menos” en un documento legal de 1611 que Francisco Pérez Salazar publicó en 1940. A partir de esa declaración –acaso otra alarconiana verdad sospechosa— se estableció la fecha de nacimiento entre 1580 y 1581. En el libro de matrículas de la Universidad de Salamanca se registró “Juan Ruiz de Alarcón, natural de Méjico, en Indias”. A mediados de la década de los setenta del siglo pasado, el cronista de Taxco, Leopoldo Carranco Cardoso, dio a conocer una fe de bautismo de un niño de nombre Juan, bautizado en la Ermita de la Santa Veracruz, del entonces Real de Minas de Tetelcingo, en la región de “Tachco”. El niño fue bautizado el 27 de diciembre, era el día de San Juan Evangelista y ese fue el nombre con que bautizaron al niño: Juan. Su padre y su madre, Pedro Ruiz de Alarcón y Leonor de Mendoza habían contraído matrimonio nueve meses antes, justo hace 450 años, el 9 de marzo de 1572. En su libro Juan Ruiz de Alarcón, ante la crítica, en las colecciones y en los acervos documentales, Margarita Peña (1937-2018), ejemplar alarconista mexicana y profesora emérita de nuestra Universidad, sugirió “que Alarcón pudo haber falseado la realidad respecto a su edad porque los años se le venían encima y él se mantenía ‘pretendiendo’ en la corte virreinal sin resultados positivos” (90). A la luz de estas verdades sospechosas ¿qué nos sugieren títulos de comedias alarconianas como Los empeños de un engaño, El desdichado en fingir o Mudarse por mejorarse?