Todo es preguntas en el teatro. Últimamente me rondan algunas que tienen que ver con la enfermedad, la transmutación, el miedo a lo desconocido, a...
Leer másInstantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.
Teresa Díaz del Guante
33 años / Culiacán, Sinaloa
¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?
Hace 15 años asistí a un taller de Teatro por primera vez, y aunque no encontré mi espacio de inmediato, siempre tuve la certeza de que este era el camino. Anduve de grupo en grupo en Mazatlán, hasta que me tocó ver “Martina y los hombres pájaro” de Mónica Hoth, con un joven grupo de Culiacán. De ahí que decidiera mudarme a la capital a estudiar la licenciatura y desde hace ya 10 años, el TEATRO se convirtió en mi 24/7. No estuve en la mejor escuela, ni lo cercano, pero trate de estar y ser como si fuera la mejor.
Decidí hacer TEATRO -y lo decido cada día- porque es el lugar donde mejor respiro, porque es un conjuro y si hay algo certero en él, es que es un lugar donde no se miente, podrá haber artificios, pero cuando hay verdad, todos lo sabemos.
Me parece que el TEATRO es una pequeña utopía para cada uno, donde se grita, construye, donde se ES. Pero también creo que es la mesa donde todo se tiene que exponer.
¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?
Me cuestiono todo el tiempo. Cada proyecto me responde a las dudas que he tenido en ese momento. Antes decía ¿Teatro para qué?, pero era un cuestionamiento repetido, dicho por los demás. Sin embargo, mi búsqueda o exploración realmente cuestiona desde “dónde” es que debemos hacer Teatro. Desde qué herida, ya sea la propia o la que tengo que indagar, y eso es algo que me mueve.
Si no me produce rabia, si no me inquieta, no le veo sentido, no me muevo, porque creo que el Teatro es ese conjuro y conjunto de voluntades que pueden potenciar a las minorías, exponer dolores y cuando menos gritar y decir en lo que no estoy (estamos) de acuerdo.
Me alimenta saber que el Teatro me permite decir, me permite incluso, construir y reparar un poquito el mundo aunque sea en la ficción.
El Teatro es un lugar para cuestionar y cuestionarse siempre. A mí me mueve mucho cuestionar lo que pasa. Vivo en un lugar de severa violencia y para mí el Teatro además de ser el lugar desde donde cuestiono, es mi resistencia.
Creo en el poder de la escena, y anhelo que cada “verdad” resuelta me empuje a otra y otra, para no parar.
Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?
Memoria, verdad, herida
¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?
TODA, el Teatro tiene toda la importancia.
Pensaba el otro día que los tiempos absurdos que vivimos dan para no pensar en metáforas, que la realidad ya era lo suficientemente irreal, surrealista, y en ese sentido buscar decir la verdad, voltear las costuras, decir lo piensas, se convierte en un acto de valentía, en un acto poderoso.
La metáfora es que no la hay porque la realidad nos rebasa y están tan normalizados todos los males que exponerlos se vuelve necesario, pertinente.
El Teatro tiene que caminar a la par de las denuncias, de las marchas, de la duda, no tiene por qué dibujar o figurar verdades, tiene que ser remanso y cuchilla.
¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?
Creo que deberíamos de deshacernos de los malos hábitos y conductas que me parecen violentas. Es difícil ver el arte como agente de cambio cuando en sus adentros se vive la violencia. Debemos desprendernos de esos modos de operar, donde resulta más complicado el ambiente que encarar el oficio.
Alejarnos de los modelos o fórmulas que por años han estado y que si bien funcionan, no tienen que ser regla para todos, menos para el Teatro, que es un arte vivo, que tiene pulso, que camina con nosotros… si el mundo cambia y además pide a gritos la revolución, pues el Teatro también.
Pensar en un modelo o en un camino diseñado, es contradecirme. Cada proyecto camina distinto, cada creador, se va construyendo así mismo e ira buscando estrategias que vayan a favor de su discurso, de lo que siente y no de un “modelo”.
Yo creo que mientras no se pierda la esencia del Teatro, que es contar una historia, la verdad, la memoria… los modos de llegar serán lo de menos.
¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?
A la generación que sigue, sobre todo la de mi tierra, les deseo que rompan, que se alejen con el modo de operar que hay en el estado, donde es más importante sobrellevar al resto de los creadores que al Teatro mismo.
Yo deseo que sea una comunidad sin competencia, sin temor de hacer. Es que me parece inútil gritar que el Teatro cambia la vida, o propone la paz, cuando es tan duro ser joven creador, es tan duro ser mujer, es tan duro ser creativo y es ahí donde cuestiono el amor que se le profesa al Teatro. De modo que deseo que tengan amor al Teatro y no por cómo se ven al centro de un escenario.
Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?
La cuarentena alejó a mi grupo del estreno del PNTE en Sinaloa, estábamos al hilo esperando si se paraba o no. Nos hemos replanteado el trabajo, pues no se puede ni se debe parar. Nos quedamos con todo, frente al estreno, pero esto nos ha dado un respiro para cuestionarnos desde otro lugar lo que tratamos de decir con el montaje. La pausa me ha dado la posibilidad de pensar, cuestionarme como directora y cuestionar el proyecto mismo, que a veces nos vamos en la prisa del «hacer».
Es claro que el Teatro necesita del otro, del encuentro. Supongo que frenarlo todo y alejarnos, cuando estamos tan acostumbrados al conjunto, nos obligará a encontrar formas de estar con el otro pese a la distancia. Siento que nos hará darnos cuenta de que la mayoría del tiempo estamos cerca pero a prisa. La pausa nos hará pensar, creo, en si solo el hacer y hacer es suficiente.
Veo cómo han surgido estrategias en redes para no dejar de trabajar, sin duda al volver eso enriquecerá ya que el encierro, parece, nos está obligando a acercarnos al otro de diferente manera, de una manera que no queríamos hacer y seguramente nos tendremos que replantear …¿Qué es el Teatro?
Así que espero que cuando “regresemos” sea el Teatro lo que nos una para solucionar y ver por él y no sean los intereses particulares porque además el Teatro es y tiene que ser diverso.
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