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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Dafne Itzamná Fuentes

25 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz, dramaturga

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Me es difícil encontrar el verdadero origen de mis deseos por dedicarme a la escena. Entre la enredadera de mis primeras memorias, aparecen pequeños montajes escolares y el placer inmenso de crearme otra versión de mí para presentarlo frente a muchas otras personas.
Hasta ahora me cuestiono cada día el por qué sigo decidiendo dedicarme a la escena. Sin embargo, la neblina se despeja un poco en el momento que desde el escenario puedo sentir la conexión con quien me mira, ese instante en el que respiramos a la par, viajamos y nos emocionamos juntes a través de esa historia; cuando encuentro en la creación una oportunidad para decirle al otre «no estás solite, acá andamos».

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

La gran pregunta: ¿Y esto como pa’qué y pa’quién?
Aunque es encantador deleitarme en las aguas del imaginario propio, cuando vuelvo a poner las plantas de los pies sobre la Tierra tengo que sentarme a escuchar a los seres que comparten planeta conmigo, sobre todo a los que llevan menos tiempo en este espacio/tiempo: les niñes.
¿Desde dónde estoy creando? Es otra gran pregunta, considero cada vez más importante crear desde el otre y no para el otre. ¿Estoy escuchando? ¿Estoy observando? ¿Estoy?
Anhelo seguir aprendiendo cada día y pisar bien fuerte, tomando la mano de todes les colegas con los que voy dando mis primeros pasos.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Juego, exploración, sensibilidad.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Para empezar, en este momento, cualquier encuentro con la otredad, con seres de la misma especie me parece de suma importancia. Es cierto que las circunstancias nos niegan la posibilidad de habitar los mismos espacios físicos, pero nuestra era nos ha regalado la posibilidad de recibir señales humanas en tiempo inmediato, desde la digitalidad y la virtualidad, aunque «no se siente igual», como dirían por ahí.
Creo fielmente que el arte debe ser un refugio de encuentro con las preocupaciones del espíritu individual y grupal, ya sea una trama de confrontación o esperanzadora, cualquier representación de la vida, alimentada de sensibilidad y metáforas, pueden ser un gran abrazo para el alma. Yo sé que me repito mucho pero: ¡No estamos solos en esto!

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Pienso que es momento de empezar a cuestionar la verticalidad, desde la organización dentro de las producciones hasta la manera en que se mira al espectador.
Buscar espacios para crear desde la libertad y la confianza, mirando a les otres como colaboradores valioses. Siendo el espectador el mar en el que desembocan las ideas y las experiencias estéticas, siempre a la escucha de sus necesidades (sobre todo cuando creamos para niñes).
Además de sacar al teatro del edificio y buscar espacios donde se pueda intervenir la cotidianeidad para ponerle condimentos (dulces o salados) a los días empapados en chapopote de rutina capitalista.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Les deseo dulces y grandes sueños. Con esto no quiero decir que se vayan a dormir; o sí, porque los jóvenes artistas han (¿hemos?) romantizado las pocas horas de sueño; quiero decir que crean y que luchen, que imaginen todos los universos posibles, que no se rindan, que escuchen, que sientan y sobre todo que busquen la libertad.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Yo no diría que he «enfrentado» la emergencia, creo que la he recibido y me he dejado derribar, sin embargo, también pienso que ha sido una gran oportunidad de encontrarse con ese otre que está dentro de nuestra cabeza, se abrió la caja de Pandora para muches y está bien, necesitábamos una pausa.
Fue duro ver caer cientos de telones frente a nuestros ojos, pero la luz siempre encuentra la salida y se encontraron nuevas maneras de conectar, de crear; las recámaras y los jardines se volvieron escenarios capaces de ser vistos por miles de millones de espectadores en todo el mundo, las señales wifi se volvieron boca escenas, los clics se volvieron tickets…
¿Deseo con el corazón en la mano volvernos a encontrar? Por supuesto, deseo aún más que en el momento que logremos estar a salvo recordemos lo valiosa que es cada vida, cada pisada sobre la tierra y el pavimento, que cuando estemos cara a cara nos regalemos risa, llanto, silencio, plenitud.

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