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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Tania González Jordán

49 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actriz, docente, investigadora

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Inicié en el teatro por intuición, por «casualidad», aunque mejor diría por causalidad. Desde muy joven me atrajo el teatro y recuerdo especialmente un montaje de Sueño de una noche de verano que vi en el Teatro Julio Castillo cuando yo era adolescente y que me marcó profundamente porque me hizo imaginar cómo sería la vida de las actrices y los actores y eso me entusiasmó mucho. Aquella fue mi primera invitación a ver el teatro como posibilidad de vida. De ahí pasaron varios años para que tomara la decisión de dedicarme a la vida del teatro, cuando entré a estudiar al Centro Universitario de Teatro. Fue por intuición que llegué al CUT, muy joven y un poco sin saber qué era lo que buscaba, pero con mucha decisión y vitalidad. Cuando terminé el curso propedéutico sabía que mi vida se había transformado y que deseaba seguir este camino. Pienso que mis pies sabían mejor que mi cabeza, lo que yo quería. Fueron mis pies, mis pasos los que llevaron a las puertas del teatro, seguí a mi intuición.
Hoy en día, si pienso en por qué decidí dedicarme al teatro, diría que es por el deseo de conocer al ser humano desde muchos ángulos, y creo que el teatro ofrece esa posibilidad, conocer al ser humano para conocerme, y conociéndome, entiendo más al ser humano, y eso le da sentido a mi existencia.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Tengo muchas preguntas, pero una pregunta que ha alimentado mi práctica y lo sigue haciendo es la que intenta comprender el camino por el cual la voz es un vehículo de revelación del ser humano. Desde siempre tuve gusto por la voz y como actriz tuve la necesidad de investigar más porque sentía que a mi voz le faltaba expresividad, así que esa pregunta me fue llevando a otras que tienen que ver con el trabajo que hacemos las actrices/actores para encarnar las palabras. Esas preguntas me llevaron a dar clases de voz y ha sido otro aspecto de mi vida teatral que me complementa pues me permite indagar en posibles respuestas con mis futuros colegas, aunque en realidad lo que más aparecen son nuevas preguntas.
Tener preguntas ha sido vital para seguir por este camino del teatro. Y en este sentido anhelo provocar preguntas en las/los estudiantes, activar su curiosidad por los procesos de creación que involucran la voz, abrir límites y permitir el diálogo entre disciplinas, anhelo también más investigación en el tema de la voz por parte de las actrices/actores, y eso me parece que ya está sucediendo, que haya conversación en torno al papel de la voz en el proceso creativo y no como mero ornamento. La voz a veces ha sido vista como un misterio, y creo que hay que dejar de verla así, o en todo caso, acercarnos a ese misterio con ojos curiosos y críticos para develarlo. Y también anhelo que la investigación se abra a reconocer la acción de la escena, a la acción de las/los artistas escénicos, como un hacer que piensa mientras hace, hacer en escena es investigar y quizá lo que nos ha faltado es asumirnos investigadores y productores de conocimiento.
Hay mucha sabiduría en el hacer de quienes están en la escena que hay que empezar a registrar y ordenar.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Intuición en cuerpo-voz.
No sé si esto me haga distinta a las demás, pero creo en mi práctica en el teatro, con la mirada que está enfocada en la voz como un vehículo de liberación, creación y comunicación, la voz como la manifestación más sutil y profunda de la creación de el/la artista escénica; y por otro lado, creo en mi pasión por las preguntas y el deseo de jugar, de investigar esas preguntas en grupo, con otras y otros.
Creo profundamente en el teatro que se da en compañía de otros seres humanos.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Esta pregunta me ha acompañado toda la pandemia. No creo tener la respuesta, pero pienso que la importancia del teatro radica en la posibilidad de abrir un espacio de contacto humano a varios niveles: energético, físico, sensorial y sentipensante.

Mientras el teatro permita y propicie ese espacio de encuentro humano, seguirá siendo una necesidad vital.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Creo que deberíamos escuchar, escucharnos. Las actrices/actores estamos muy acostumbrados a que se nos escuche, pero creo que un momento de silencio para detenernos y escuchar lo que la vida y el pulso humano nos está diciendo, es necesario para descubrir qué queremos y necesitamos decir y para quién hablamos. Creo que más que cambiar, hay que preguntarnos si estamos escuchando, cómo estamos escuchando, volver a recuperar el sentido de escuchar. Eso permitirá que vislumbremos el modelo teatral que se ajuste a los cambios de estos tiempos revueltos.
Quizá haya que recuperar el teatro que sale al encuentro del ser humano y no seguir esperando que el ser humano quiera entrar al teatro. Creo que todos nos estamos haciendo preguntas respecto al sentido de la existencia, entonces el teatro debe escuchar y para eso hay que salir al mundo y dialogar con él, en él.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Les deseo que puedan trabajar en comunidad, que confíen en la vida, que puedan transformar el miedo y la angustia en poesía; les deseo una voz con raíces que pueda soltarse y viajar al mundo, les deseo larga vida en el teatro.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Algo que me ha permitido seguir alimentando la imaginación, que me ha permitido seguir activa y creativa es el contacto con las /los estudiantes a los que doy clase de voz en el Centro Universitario de Teatro. Por eso creo que mientras nos acompañemos unas a otros, seguiremos vigorosos y creativos.
Enseñar es tan demandante y estimulante como una función de teatro. Creo absolutamente que enseñar es parte de crecer y eso me ha mantenido cuerda en este tiempo de emergencia. Encontrar miradas y escuchar las voces de las/los estudiantes me da vida y confianza.
Que deseo que ocurra… que el teatro como Ave Fénix, resurja vigoroso, diverso y humano. Que nos volvamos a encontrar en los escenarios con más apertura, respeto, empatía y gozo.

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