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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Gabriela Lozano

47 años / Facultad de Filosofía y Letras, UNAM

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Mi gusto por el mundo del teatro y la danza surgió desde muy pequeña, sin embargo, no fue hasta nivel preparatoria que pude enfrentarme a mi padre que desde niña a cualquier manifestación artística le rechinaban los dientes, argumentando que eso era una pérdida de tiempo y de dinero.
Al escoger mi carrera en la UNAM, él ya no pudo hacer nada… pero le estoy infinitamente agradecida pues, aunque nunca comprendió mi decisión, jamás dejo de apoyarme.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Al terminar mi carrera como actriz y directora en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, la vida me llevo a conocer activamente a mi comunidad y el mundo del teatro desde lo institucional: en el Centro Cultural Helénico como funcionaria y después trabajando con muchos directores ya consolidados, que me llamaron como asistente de dirección. Este período fue muy enriquecedor y gratificante. Sin embargo, nunca dejó de existir en mí la necesidad profunda de contar, desde mi óptica, las historias que a mí me conmovían e interesaban. Y aunque durante este periodo me di los espacios para hacerlo, hasta hace algunos años la tarea como directora y productora de mis propios proyectos se apoderó de la totalidad de mi tiempo y mi energía.
Y la única pregunta que me mueve a seguir en mi quehacer escénico es: ¿Cómo hacer que mis sueños, sensaciones y emociones puedan traducirse escénicamente para generar en el otro algo que lo conmueva e inspire?

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Vivir mis sueños.
El teatro es mi forma de vivir, expresar y transformarme en la eterna tarea de ser un mejor ser humano. Yo no creo ser una artista, me considero un artesano, aquel que conoce su oficio y trabaja mucho con un grupo de personas que tienen intereses similares para lograr contar una historia conmovedora y que inspire al que la ve y escucha.
Es un trabajo de equipo en el que todos aportamos algo y puede ser un trabajo muy divertido y gratificante.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Este momento es de incertidumbre e introspección. Creo que mi tarea principal ha sido cuestionarme personal y socialmente muchas cosas.
No sé qué va a resultar de este cuestionamiento, pero quiero pensar que saldremos transformados y nuestra visión del mundo y de lo que significa habitar este tiempo y cada espacio será otra. Así como el valor de cada acto y cada gesto tendrán dimensiones y significados distintos.
Habrá que re-configurar nuestro estar en este mundo y re-valorar cada cosa desde otra óptica. El teatro, como eterno espejo de la vida, tendrá la tarea de reajustar los filtros para contar historias desde una nueva y re-configurada visión.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Yo no considero que el modelo teatral, entiéndase “público observando un hecho escénico” tenga que ser modificado.
Será un proceso de adaptación lento y cuidadoso, tendremos público con tapabocas y con distancia entre cada asiento, pero deseo que con el tiempo la cercanía y el contacto humano retome su curso natural.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Ha sido palpable ver que las nuevas generaciones de hacedores de teatro han tomado un modelo de trabajo mucho más horizontal y me parece excelente.
Cuando yo inicié en este mundo las jerarquías eran muy marcadas, era algo que a mí no me gustaba, pero había que jugar el juego bajo esas reglas. Hoy percibo las tareas de cada integrante con el mismo valor y sin ego. Lo que importa es el resultado y ahí el teatro se fortalecerá, en la unión y la equidad.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

En cuanto a mis deseos para el día que regresemos al teatro: no puedo responder nada claro pues depende del día que vivo; como puedo tener sueños alegres y optimistas como puedo tener un día con una visión muy pesimista… Por lo que me gustaría compartir lo que dice el Maestro Eugenio Barba que me parece inspirador y un gran deseo: “Puede ser que la pandemia sea un regalo de los dioses y corresponda al trastorno que representó la fotografía para los pintores, y el cine para los teatreros al comienzo del siglo XX, con el consiguiente descubrimiento de inimaginables funciones y expresiones artísticas. Puede ser que la pandemia sea el presagio de una vuelta a la humildad, a la esencia y a la potencialidad interior de nuestro oficio. Tengo una única certeza: el futuro del teatro no es la tecnología, lo es el encuentro de dos individuos heridos, solitarios, rebeldes. El abrazo de una energía activa y una energía receptiva.”

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