Tras una época en la que viajar fue relegado a una añoranza… a un recuerdo, nos vimos en la terca necedad de viajar como pudiéramos. La ficción fue nuestro fiel refugio, el viaje de quienes cuentan historias.

Cuatro viajantes a la deriva en una estación de tren. Imposible evitar la evocación: los viajes, la distancia, la nostalgia, la emoción, la despedida, el regreso… el porvenir. El hastío de esperar, les empuja a la convivencia, al juego. La mejor manera de pasar el tiempo es contar una historia: escenificarán Los empeños de una Casa de Sor Juana Inés de la Cruz. Cuatro intérpretes con apoyo de la convención teatral y el humor, transformarán la estación de tren para viajar al universo que nos presenta la Décima Musa en su obra:

• Un cantante/locutor emitirá con su voz todos los sonidos que la puesta en escena requiera. Contará con referentes que nos recuerden a los sonidos de las caricaturas​.

• Una locutora/actriz leerá e interpretará las voces de todos los personajes, evocando el doblaje de las películas.

• Una actriz y un actor representarán los cuerpos, las máscaras y las partituras corporales de todos los personajes y situaciones que la obra plantea.

Un experimento escénico que requerirá de toda la excelencia interpretativa del elenco.

Esta obra nos transportará directamente a su propio espacio y, aunque los artistas/viajantes seguirán en la estación de tren, gracias al juego, a la convención y a la imaginación con la que el público jugará, este viaje será posible.