La pregunta que intentó nunca perder de vista es: ¿Para qué desarrollar un proyecto? ¿Cuál es la pertinencia del mismo en el contexto actual mexicano?...
Leer másInstantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.
José Humberto Trejo Calzada
30 años / México, Ciudad de México
Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Chiapas, Comitán de Domínguez
Oficio: Director Artístico de la Compañía Bezbeco, Gestor Cultural
¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?
Desde niño jugaba a «actuar», inventaba «historias» -de hecho, las dictaba, antes de aprender a escribir- y «dirigía» a mis peluches. Pero fue en la secundaria, con la maestra Laura Furlán, donde aprendí que el escenario tenía -y tiene- un poder de comunicación brutal, como nada que hubiera visto antes: mi voz hacía que toda la compleja diversidad de identidades, que conformaban al público, se unieran en un mismo acto, el cual implicaba observar, escuchar e imaginar al mismo tiempo; el teatro trascendía las barreras de los prejuicios para hablarle, directamente, a los seres humanos frágiles que se escondían detrás de sus «máscaras sociales»; nada más bello, nada más peligroso.
Después, en la adolescencia, me acerqué a Casa del Teatro, donde la guía de Norah Manneck, Marco Norzagaray y Jorge León, me permitió darme cuenta que el primer «escenario», desde el cual se construye la ficción, es el cuerpo del intérprete; un espacio poético capaz de evocar y recrear todo. Así, estudié un tiempo la Carrera de Actuación; luego descubrí que, en realidad, me atraía más la posibilidad de estructurar el «mundo de la obra»; en lugar del «mundo interno» de los personajes, por lo que me cambié a la licenciatura de Literatura Dramática y Teatro para especializarme en Dirección Escénica, un campo inagotable donde he aprendido de grandes maestros, como Horacio Almada, Iona Weissberg y Mónica Raya.
¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?
Mis preguntas son sobre el público para el cual me gustaría dirigirme: ¿Qué tema quiero comunicar a las niñas y los niños y no encuentro en otros productos culturales que consumen? ¿Cuáles son los personajes de mi sociedad que no veo representados en escena? ¿Cómo visibilizar las periferias? ¿Cómo hacer una puesta en escena inclusiva, sin segregar a nadie? ¿Qué nos une como mexicanos, considerando las profundas desigualdades del país? ¿Cuál es nuestra identidad o identidades?
Me gustaría escenificar obras de teatro novohispano porque me parece que existe una deuda con nuestra historia. Pienso que es importante redescubrir el pasado desde otra óptica, para que cada quien pueda hacerse de un criterio propio, respecto a las narrativas que le dan sentido. En el teatro novohispano se pueden encontrar personajes arquetípicos que siguen presentes actualmente en el imaginario popular, y que no están en ningún otro teatro. Además, las puestas en escena populares integraban elementos de los pueblos originarios (vestimentas, instrumentos musicales, danzas) e, incluso, de los afrodescendientes que habitaban estos territorios, por lo que también pueden verse desde un enfoque de inclusividad, decolonialidad, performatividad e interdisciplinariedad, lo que me parece muy pertinente en estos momentos dentro de las artes escénicas.
Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?
Respeto, escucha, cuidado.
Cuando hago teatro intento ser la mejor versión de mí mismo como ser humano, porque asumo la responsabilidad de guiar a otras personas hacia un objetivo común, que está más allá del propio «ego», esto es: construir ficción, la cual, en el caso del teatro, es un gesto de enorme humildad, porque aquello que tarda tanto tiempo en crearse, en un parpadeo, se deshace. Hago teatro para servir a otros; espero que mi trabajo les sea útil en algún sentido, tal vez, simplemente, pasar un momento de diversión.
Por otro lado, encuentro en la acción de dirigir la belleza de organizar y crear orden en donde antes no había; diseñar estructuras ficticias que enriquezcan la realidad de los espectadores; colaborar con los intérpretes para materializar juntos un ritmo en común que llene el tiempo y el espacio de la escena (ritmo, por cierto, que se modifica con la presencia del público). Creo que dirigir es un ejercicio positivo de empoderamiento, si se hace con escucha, empatía y comprensión del otro.
¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?
Quiero pensar que tenemos la oportunidad de utilizar las herramientas del teatro para relacionarnos con la sociedad desde un lugar diferente al escenario. En este sentido, destaco los talleres de rehabilitación pulmonar impartidos por docentes de voz; las clases en línea de escritura creativa que han dado muchos dramaturgos y que pueden apoyar a la salud mental de las personas; los intérpretes que se graban en formatos de video o podcast, y comparten su contenido en internet, contribuyendo a democratizar el arte; entre otras actividades que llegan cada vez a más personas, por medio de las redes sociales.
¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?
En el caso particular del modelo de producción subvencionado por el Estado: 1) El gobierno federal puede generar estrategias para descentralizar los recursos, ya que más de la mitad suelen concentrarse, únicamente, en la Ciudad de México (específicamente, en tres alcaldías: Benito Juárez, Cuauhtémoc y Coyoacán). Fomentar la participación de los ciudadanos para la selección de proyectos, por ejemplo, consultando cuáles son los temas que les gustaría ver representados. 2) Los gobiernos locales deben asumir el compromiso de fomentar el acceso al teatro. Podrían conformar compañías de repertorio que se presenten en casas de cultura o auditorios al aire libre, ayudando así a subsanar el tejido social. Programas de este tipo se han llevado a cabo en algunas alcaldías y municipios, pero suelen desaparecer en cada cambio de administración. 3) Las compañías de teatro requieren ampliar sus redes de colaboración con otras, para fomentar alianzas laborales estratégicas que les ayuden a crecer artísticamente, capacitarse continuamente y configurar su identidad. Además, hacer estudios de mercado para atender a públicos específicos. 4) Las universidades públicas y privadas que oferten estudios de teatro necesitan colaborar más entre ellas para actualizar sus programas según las necesidades laborales, crear bolsas de trabajo e incentivar el intercambio de docentes de manera que todos los estudiantes adquieran herramientas sólidas de producción y gestión teatral.
Más allá de los modelos teatrales, considero que el mayor problema es la desigualdad del acceso al teatro (recordemos que el 67% de los mexicanos nunca ha visto una obra, según la Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales 2010), para lo cual la sociedad civil organizada podría demandar que se incluya “teatro” como una materia transversal en los programas de educación básica -y media superior-, ya que es una parte del desarrollo integral del ser humano. Por otro lado, el gremio teatral, desde diversas plataformas, debe vincular sus agendas de trabajo con los Derechos Humanos; el teatro puede servir como una herramienta que complemente, al mismo tiempo, diversos derechos, por ejemplo, el derecho a la cultura, a la educación, al espacio público e, incluso, a la salud.
¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?
Que valoren el teatro, más allá del teatro. Y que logren construir puentes de colaboración con otras áreas, como la industria audiovisual, las empresas culturales, el sector privado, la diplomacia cultural y la educación, por mencionar algunas.
Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?
En tiempos de crisis el teatro ha logrado adaptarse y resistir; eso me motiva para seguir adelante, sabiendo que siempre puedo imaginar un mundo mejor. Espero que todos, tanto espectadores como intérpretes, volvamos a crear y creer en la poesía; en la belleza de la vida.
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