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En casa, siempre en casa.

Otoño

Hoy descansé. No había podido descansar. Es raro decir que se descansa, porque en realidad uno no deja de pensar en el proyecto, en los pendientes, en la creación.
Uno no deja de imaginar.
Inicia una nueva etapa, ya no habrá cadáveres exquisitos. Ahora presentaremos la síntesis del cadáver exquisito.
Toño y yo nos reunimos el domingo para ir armando el todo del texto. Ha sido difícil porque el universo que ofrecen los cadáveres pareciera que están en un plano onírico, poco arraigado a la realidad. Es por eso que hemos tratado de definir y decidir de dónde parten esos momentos, qué situaciones reales son las que anclan a ese diálogo que parecieran no tener lógica.
Temo que se vuelva un momento de declamación.
Mañana será otro día.
Mañana volveremos a trabajar.
Antier hicimos un video nuevo.
Estoy agotada, emocionada y me gusta este proyecto.
Siento que hay un rezago de lo que pasó con Raúl y Dania.
Algo que se quedó ahí, como una promesa no cumplida. Un mal sabor de boca.
Ya no le doy vueltas al asunto.
Pero a veces pienso en qué pieza hubiera salido.
Hay que cambiar sus fotos de la página web.
A veces siento que necesito hablar de esto por algún lugar para no quedármelo.
Toño y yo tuvimos que tomar decisiones. Me enorgullece mucho, porque eso demuestra que hemos crecido. Ya no somos los que teníamos 18 años, ahora estamos en los treintas.
Esto sigue, el montaje sigue.
Se está creando algo gozoso, la entrada de los nuevos creativos le ha dado mucho empuje a este proyecto, eso me gusta.

Erika está mandando imágenes que tomó de mi casa, pero intervenidas. Las modifica en photoshop para darnos una idea de lo que se hará en mi casa. Este arte que Erika está creando me gusta mucho. Hay algo vivo en lo que ella plantea, que contrastará con la idea de muerte que tiene este proyecto.
En la parte de lo físico, Toño me ha estado poniendo secuencias físicas, tengo que cuidarme porque tengo una lesión en la cadera, y eso puede ser un problema. Pero creo que ahora lo disfruto mucho, moverme. Mi cuerpo ha ganado peso con la pandemia, y eso fue inevitable, antes de este proyecto estaba en una gran depresión.
Me hacía falta esto, una nueva estación.
Me hacía falta el otoño.
Me hace falta la nostalgia, que es esa alegría de estar triste.
Me hace falta un motivo, un pretexto para crear un personaje.
Es que es mi motor.
No puedo hacer otra cosa.
Escribir, dirigir, el estrés para llegar a una fecha, las ganas de crear en colectivo.

Erika mandó los siguientes links para aportar a la bitácora:

https://www.pikaramagazine.com/2015/06/zapatos-rojos-arte-y-memoria-feminicidio/

https://heraldodemexico.com.mx/orbe/feminicidio-440-zapatos-turquia-arte-instalacion-mujeres-asesinadas/

Ambas referencias aluden a las instalaciones que se han hecho de zapatos. Los zapatos fueron un elemento constante en nuestros cadáveres. Hay algo que los zapatos nos da, la idea de muerte, el símbolo de que alguien estuvo aquí, vivo. Me llama la atención como en una escena del crimen son siempre los zapatos los que salen volando, como si sus dueños se desprendieron de ellos, literal, se desprenden de esta tierra.

Me emocionan estas cosas, cómo se va tejiendo todo.
Hay que seguir trabajando, y abriendo dudas. Ya tenemos los materiales para preparar el pastel, nos los dieron el público, las colaboradoras, nosotros. Ahora habrá que ir haciendo un pastel, esa síntesis, ese cuarto cadáver que pareciera
estar muy vivo.