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La tintorería, el negocio de mi madre, ya está cerrado, estoy entre la ropa escribiendo

Ironías de la vida

¿Cómo estoy? 

Verguiado, me caí de la bicicleta. Nadie me tiró, ningún taxista abrió su puerta descuidadamente, ni caí dentro de un bache. Sencillamente iba jugando con mi manubrio pendejamente a poca velocidad y embarré la jeta en el concreto. No sé qué pensar, o más bien tengo que dejar de pensar y ser más precavido. 

 

Bitácora.

 

Raúl nos propuso una nueva plataforma, un escenario virtual donde la gente va a entrar con un avatar y se moverá en ese mundo digital. Como entendí, nuestra obra va a suceder ahí. Me emocionó que Raúl se emocionara, a Paty no le gustó tanto la idea, la noté dudosa. Entré desde mi celular, así que me costó trabajo moverme en ese espacio, temo que las personas que entren les pase lo mismo que yo. En ese espacio vamos a subir todo el material y los espectadores van a poder verlo según su voluntad. La idea es arriesgada, pero emociona, no sé si alguien ya lo hizo antes.