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Categoría: Instantánea

Gabriela Pescador Hernández

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Gabriela Pescador Hernández

33 años / México, Jalisco, Puerto Vallarta

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Jalisco, Guadalajara

Oficio: Actriz, directora de teatro

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Inicia a los 17 años, entré al grupo de teatro en Puerto Vallarta dirigido por Arturo Ortega y la primera vez que me subí al escenario y escuché las risas de público decidí que quería hacer esto toda mi vida. Y desde ese día no he parado de hacer teatro.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Hacer teatro te hace una mejor persona, te sensibiliza. El alimento es la conexión con el público, la mirada y todas las preguntas que te generas de la vida, el teatro me las contesta.
Anhelo seguir teniendo la pasión por hacer teatro, que los problemas de la vida cotidiana no me detengan, que lo que haga sirva para alguien o simplemente sirva para divertirse. Anhelo un teatro que sea para todos y todas, con un lenguaje universal donde las barreras y las etiquetas no existan.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Sensibilizar, incluir, jugar.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Arte Sana

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Las etiquetas, las barreras y pensar más en comunidad.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que no se tomen demasiado en serio las cosas, que jueguen más, que exijan más y que se unan más. Porque un teatro sin comunidad tiene el peligro de volverse frívolo y banal.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Perder el miedo, pues no es la primera vez que el teatro vive algo apocalíptico. Que generemos espacios seguros y confianza para que el público no tenga miedo sino pida regresar. El teatro es necesario para sanar las heridas del alma.

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Ana Lucía Ramírez

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Ana Lucía Ramírez

35 años / México, Veracruz, Xalapa

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México

Oficio: Actriz, dramaturga

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Desde que tengo uso de razón, siempre quise ser actriz. Me apasionaba contar historias, escucharlas, reproducirlas. Opuesto a esto, extrañamente, fui una niña solitaria y bastante tímida por lo que mi imaginación fue el mundo que habité durante mis primeros años. Mi familia no era afecta a las artes, a mí nunca me llevaron al teatro, sin embrago, crecí rodeada de historias, historias que mi abuelo me contaba, mientras mi cabeza se llenaba de imágenes, personajes, ideas, que hoy por hoy construyen mi paisaje interior. Así que en mi caso la pregunta no era ¿qué quería ser de grande? sino, ¿cómo conseguirlo?
No sabía que existía una licenciatura en teatro y mucho menos que había una en mi ciudad. Fue hasta la adolescencia, cuando entré a los talleres libres del
Ágora, que me enteré de toda la oferta teatral y cultural de Xalapa y en cuanto cumplí 18 comencé la Licenciatura en Teatro en la Universidad Veracruzana con perfil de actuación y fue hasta después de egresar de la carrera que entré a un taller de escritura dramática y comencé mi camino por la dramaturgia. Me apasiona estudiar y el estudio siempre termina por mostrarme un nuevo camino para mi creación.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Me interesa cuestionar el lugar desde donde creo, los por qués y para qués de cada una de mis obras. Cuestionarme todo y cuestionarlo todo. Gestar proyectos que me impliquen personal, filosófica y políticamente.
Me (pre)ocupa encontrar mecanismos que generen el convivio, el encuentro con el otro. Hacer un teatro que tenga la capacidad de comunicarse pero que sea complejo, que invite al espectador a pensar y cuestionar el mundo. Un teatro que desafíe al espectador, que no le dé lo que busca pero que le sea cercano.
¿Qué pertinencia tiene en el presente lo que quiero contar?
¿Qué necesita ser dicho y no está siendo pronunciado?
En este momento tengo un especial interés en volver a aquellas historias que de alguna forma u otra diagraman nuestra identidad. ¿Quiénes somos? ¿Qué nos constituye? Así como todo lo que pueda surgir en torno a los conceptos de Ausencia y Silencio.
Anhelo seguir haciendo teatro hasta el final. Nunca perder las ganas de estar en constante búsqueda y renovación. Sueño con encontrar la forma más sencilla de expresar realidades muy complejas.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Pasión, pensamiento, memoria.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

La misma que ha tenido desde sus inicios: cuestionarnos. El teatro nos confronta, nos permite observar la otredad y su compleja existencia. El teatro es un espacio también para el convivio, para la reflexión y el debate de asuntos individuales y colectivos. Un constante recordatorio de lo que es capaz de hacer el ser humano en todos sus matices.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

No creo que haya un modelo, creo que son muchos modelos, sin embargo, considero que hay factores que impiden el florecimiento y fortalecimiento teatral. En este sentido creo que hace falta luchar aún más por la descentralización.
Establecer políticas culturales que respondan al contexto de los creadores y a sus necesidades. Buscar que las compañías sean autosustentables, que exista todo un andamiaje que lo permita. Establecer mecanismos de creación horizontales que potencien al colectivo y no al individuo. Hace falta propiciar espacios y condiciones que permitan procesos de creación y no de producción.
De una vez por todas dignificar el quehacer teatral, que existan condiciones dignas para los trabajadores del teatro, seguridad social, espacios seguros y sororos para todas.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que nunca pierdan la pasión, que no se instalen en producir por producir, que no vendan su arte. Que se cuestionen, que se revelen contra los que estamos y “la correcta forma de hacer las cosas”. Que se escuchen y sigan su propia voz (única y particular). Que nadie les diga que sus sueños no son posibles. Que no crean que todo se les dará, TODO necesita empeño, trabajo y constancia. Que estudien, que se informen, que tengan hambre por crear. Que no claudiquen.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Adaptándome, repensándome, cuestionando hacia dónde iba y qué sigue ahora.
¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos? Que algo cambie. Que seamos conscientes de nuestra fragilidad, que es común a todos.

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Rafael Paz Camacho

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Rafael Paz Camacho

30 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Michoacán, Morelia / San Luis Potosí

Oficio: Director, investigador, docente

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Tuve la fortuna siendo muy niño de subirme a un escenario, tenía entre seis y siete años, la escuela en donde estudiaba montaba obras de teatro y las programaba en un auditorio para 500 personas que se llenaba en su totalidad. Recuerdo la emoción que tenía cuando estaba frente a ese monstruo de mil ojos y la libertad que me atravesaba el cuerpo, cada vez que pisaba la tabla. Más tarde me mudé a Morelia y comencé a estudiar en el Centro de Educación Artística Miguel Bernal Jiménez, este fue sin duda un tiempo de aproximación y de apertura a un lenguaje que me permitía conocerme mejor, encontrarme con personas afines y traer a la mesa las primeras inquietudes. Recuerdo que había un aire profundamente heroico en cada descubrimiento sensorial, trabajábamos a partir de los elementos naturales y su relación con el cuerpo, la energía y la voz. Aquí aprendí a soltar la mente y a hacerle caso a la intuición. Finalmente, decidí cursar la Licenciatura en Teatro, en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Michoacana, fue un tiempo de escucha, lectura y atenta observación de mi entorno, pero sobre todo, un momento para reconocer la importancia de la disciplina personal, cuestionar las pedagogías y hacerme por primera vez, las preguntas qué teatro y para quién.
Por estos años, nació la compañía teatral
Parasubidas Teatro en Morelia, y durante los 8 años que duró este encuentro, pude trabajar con personas increíblemente talentosas, de las que aprendí muchísimo. Con el trabajo en compañía, pude construir una poética propia, ensayarla, cometer miles de errores y afinarla con el tiempo. También me dio la certeza de que el teatro nunca se hace en soledad. Los cimientos y el desarrollo creativo implican siempre un esfuerzo colectivo.
En cada proceso de montaje he tenido la oportunidad de confirmar la potencia que otorga la creación escénica, de descubrirme, de sorprenderme, de depurarme. Creo que decidí dedicarme al teatro porque siempre ha sido una forma de encontrarme a mí mismo a través de las y los demás.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Las preguntas han cambiado a lo largo del tiempo, van cambiado conmigo. Creo que es fundamental reconocer que nunca somos lxs mismxs, que replanteamos y nos resignificamos constantemente, que ese flujo en el tiempo, le otorga potencia a nuestras búsquedas como creadores.
Con esto en mente, hoy por hoy, creo que todo parte del cuerpo, que el cuerpo es la primera coordenada, el cuerpo en relación al espacio, al territorio, a la memoria, a los afectos, al tiempo mismo. Me pregunto sobre la presencia, la reescritura de imaginarios en las artes vivas, la composición plural, los procesos indentitarios y colectivos. ¿De qué está compuesta nuestra memoria? ¿Cómo la fuerza vulnerable de la memoria potencia los procesos creadores y les da identidad en el presente? ¿En dónde y con quién encuentro resonancias que me atraviesan el cuerpo? ¿Cómo construir desde la escena y la pedagogía, pactos de vida? ¿A qué mundo me gustaría volver cuando todo esto pase? ¿Cuáles serán aquellas cosas que lleguen a nuestras narrativas del futuro? ¿Cómo hacerle frente, desde las artes vivas, a esta realidad tan avasalladora?
Anhelo encuentros, movimiento y tejidos en común. Cruces interdisciplinarios, otros lenguajes, muchas más preguntas, construir narrativas y nuevos imaginarios. Deseo que otro teatro sea posible.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

El cuerpo como eje de la creación, el espacio-territorio en su dimensión política como lugar de enunciación y la memoria como ejercicio colectivo que crea sentido.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro fractaliza la realidad, disloca el tiempo y el espacio, y nos sitúa en el presente. Nos estimula a dibujar nuestros propios mapas, a apropiarnos de nuestros sueños, deseos, necesidades y voluntades. Este momento histórico nos ha demostrado que podemos encontrarnos a la distancia, aunque no compartamos físicamente el mismo espacio. El encuentro telemático no sustituye a la presencia, pero abre otras posibilidades. Al menos en mi experiencia, he podido cartografiar este periodo de transición acompañado de personas que habitan distintas latitudes, no hemos necesitado estar físicamente en el mismo lugar para dejarnos tocar y conectar con lxs otrxs, tal vez la clave está, en no aferrarnos a que la escena se sienta igual en la pantalla como en el escenario, para mí la pregunta va en cómo trasladar la potencia política del encuentro que nos otorgan las artes vivas a estas medialidades, reimaginar al mundo colectivamente y ponerlo en movimiento para navegar la incertidumbre.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Pienso que esta pregunta se podría contestar desde diferentes perspectivas. En principio, no creo que haya un solo modelo, la realidad cultural del país tiene matices particulares, estos modelos están en constante transformación.
Necesitamos sin duda alguna, seguridad social, atención médica y mejores condiciones laborales. Por otro lado, es urgente replantear los procesos formativos y sus prácticas pedagógicas dentro de las escuelas. A nivel institucional, la meritocracia pone en tensión constante a la práctica artística y termina confrontando inevitablemente a las y los creadores. La competencia es atroz cuando se intentan repartir los recursos y los apoyos son insuficientes.
Ojalá cambiaran la burocracia interna y los autogoles que las mismas instituciones se meten cuando publican programas que son incapaces de operar, pues solo obstaculizan y desgastan los procesos de producción.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que no se vuelvan kamikazes del teatro, es decir, que tengan la certeza de que el teatro no es lo más importante en la vida, hay más vida por explorar y mucha teatralidad por descubrir en ella. Que no romanticen la precariedad. Que no se autodefinan, que recuerden siempre podemos ser muchas cosas al mismo tiempo. Que nunca esperen sentados a que alguien les llame, que busquen, que exploren su propia voz y que cuando no sepan por dónde comenzar, comiencen a hacerse preguntas. Que nunca cedan sus poéticas a las modas institucionales. Que recuerden que la auto observación es fundamental y que cuando se descubran cómodos, exploren otras formas de creación, que conozcan otros lenguajes. Que duden. Que cuestionen. Pero lo más importante es que vuelvan a comenzar las veces que hagan falta.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Para responder a esta pregunta invité a Cuauhtémoc Lara Razo a contestarla conmigo. Durante los primeros meses de cuarentena comenzamos a generar dispositivos simples de colaboración donde pudiéramos articular una mirada a lo que nos rodeaba en los espacios de nuestro nuevo cotidiano; ensayamos pequeñas intervenciones textuales y audiovisuales que nos ayudaron a desafiar la distancia y, simultáneamente, descubrimos que nos otorgaban otras formas de escritura/lectura de los lugares que habitamos por separado.
Después de un tiempo de intercambio, decidimos invitar a otro grupo de artistas a acompañarnos en este viaje. Las cartas se volvieron balbuceos, textos y fotografías que, de cierta manera, intentaban ordenar un pensamiento en caos, el naufragio de nuestra sensación de entendimiento al mundo que nos rodeaba.
El miedo y la soledad del aislamiento estaban presentes, pero inauguramos una hoguera virtual, que con relatos nos llenó de luz, esta fogata se llama
La memoria del instante, un ejercicio de auto-observación, que tiene carácter de archivo, que vive y camina con la transformación constante de este tiempo que habitamos y se construye a través de la mirada de distintas creadoras y creadores que se van sumando a la mesa. Pero sobre todo es la certeza, de que la investigación y la creación son engranes inseparables de la misma maquinaria.
Deseo que podamos abrazarnos sin miedo, reconocernos detenidamente, que nuestras miradas sanen, que logremos frenar el primer impulso de que todo regrese a lo que era antes. Que recordemos el alivio que sentimos cuando paramos, cuando nos dimos cuenta del cansancio que habitaba en muchxs de nosotrxs por producir, producir y producir. Deseo que el impulso reflexivo sobre lo que ha sucedido no se agote pronto, para que el teatro se mueva en múltiples direcciones.

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Sergio Bátiz

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Sergio Bátiz

41 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Actor, músico, maestro

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Porque tomé un taller de teatro en la primaria cuando tenía nueve años y recuerdo que era de lo más divertido. Nueve años después, al salir de la prepa había yo decidido estudiar matemáticas, hasta que me enteré de que existían lugares en los que se podía estudiar teatro. No tenía idea de que jugar podía ser una profesión y cuando supe de la existencia de esta posibilidad, no hubo vuelta atrás.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Preguntas:
-¿Qué rincones no hemos explorado de lo que sólo se puede hacer en el teatro, lo que no se puede hacer ni en el cine ni en la televisión, ni en ningún otro medio que no sea el teatro?
-Sinceramente ¿querría yo ser espectador de esto que estoy imaginando/haciendo?
-¿Qué sí vale la pena el esfuerzo y qué no?
Anhelos:
Propiciar el encuentro. Hacer lo posible por desmantelar la pretensión y privilegiar la honestidad; por supuesto que con respeto, responsabilidad y rigor, pero siempre con un esfuerzo gozoso como guía.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Actor, músico, maestro.
Sólo que para lograr la síntesis que están planteando diría esas tres palabras en Lengua de Señas Mexicana.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

El teatro como espacio para la revisión de nuestras prioridades, pero también la revisión de nuestras prioridades para entonces decidir cómo hacer teatro y qué teatro hacer.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Todo lo que lastima. No digo que el teatro no deba confrontarnos, pero hay una diferencia entre sacudir y lastimar.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que encuentren su propia voz, su motivación, sus raíces, y que las dificultades nunca pesen más que su capacidad de imaginar y construir.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Dándole el espacio al encuentro con nuestros círculos más pequeños, la familia y nuestras amistades más cercanas, conmigo mismo.
Deseo que la crisis nos haya ayudado a replantearnos cómo y para qué es que queremos volver a reunirnos.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Rosa Aurora Márquez Galicia

29 años / México, Chiapas, Tuxtla Gutiérrez

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Campeche, Ciudad del Carmen

Oficio: Dirección escénica, creación escénica

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Surge como acto de rezongo/berrinche/refunfuño puberto. Cuando era más joven estaba más involucrada con la música, mi hermana mayor y mi madre me habían prohibido entrar a teatro porque cito: “Se veían ridículos haciendo cosas tan extrañas” y me recomendaron amablemente nunca estar en ese tipo de espacios. Por mera curiosidad adolescente y gracias a esa fase de ir en contra de lo que me prohibían, nace una sed enorme que se convirtió en una esencia permanente.
Hay muchas veces donde he decidido dedicarme a las artes escénicas: 1) Cuando tenía 16 años y fui a una obra de Karen Bernal, creadora escénica yucateca, no dijeron ninguna palabra en escena y yo sentí que me habían dicho el mundo entero. Salí del teatro con lágrimas en los ojos sin explicarme qué me había atravesado. Ahí lo decidí, no había otra opción. 2) Cuando dirigí mi primera obra de teatro entre amigas y amigos 3) Cuando decidí regresarme de Italia porque una puesta en escena que había dirigido fue financiada para realizar una gira en el sur de la República.
Dedicarme a las teatralidades es una decisión construida por numerosos momentos, porque ha sido el lugar donde he tenido la libertad de crear utopías, inventarme lenguajes en común y en comunión hacia la búsqueda de posibilidades, paralelamente a ello; ser parte de algo que se lo llevará el viento.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Preguntas.
Cada cuestionamiento escénico personal, conlleva una experiencia personal, un momento-etapa de mí dentro de la escena o la vida y un encuentro con creadoras de diversas latitudes. Aquí algunos encuentros y preguntas que ahora me resuenan:
Encontrándome con Yuly Moscosa, creadora escénica campechana, hermana de la escena y co-fundadora de
Argot Teatro, compañía escénica donde laboro desde hace seis años atrás, nos hemos cuestionado constantemente ¿Cómo traducir lo que nos atraviesa en la experiencia hacia un lenguaje escénico honesto y cercano? ¿Cómo seguir nutriendo una familia escénica desde una forma horizontal y sorora?
Encontrándome con Liliana HeSant, creadora escénica yucateca y co-fundadora de
Medeas: Red de Jóvenes Investigadoras de la Escena con quien laboro, nos cuestionamos ¿Cómo establecer una postura política dentro de mis territorialidades? ¿Cómo mapear el deseo y entrenar una política de cuidados hacia mis otrxs?
Encontrándome con Tamara Burón, creadora escénica chilena-yucateca, me realizó una provocación escénica que ahora lanzo como cuestionamiento ¿Es la ficción una forma de espiritismo? ¿Qué múltiples energías, realidades y universos entran en la ficción? ¿Es posible hablar de ritualizaciones contemporáneas?
Confrontándome conmigo los cuestionamientos son diversos: ¿Qué responsabilidad ética y política tengo en las narrativas planteadas en escena? ¿Qué historias estoy contando? ¿Qué narrativas estoy legitimizando? ¿Cómo habito el mundo y cómo lo relaciono con la escena? ¿Cómo puedo construir una cercanía, una especie de presencia afectiva? ¿Qué tipo de lenguaje deseo inventar y por qué?
Anhelos.
Anhelo abrir nuevas rutas donde construyamos espacios sororos, sin competencia y libres de violencia.
Anhelo muchas teatralidades como mecanismos para mantenernos conectadxs. Ser sociales es parte de nuestra biología, compartiremos con muchísimas personas por el resto de nuestras vidas. Somos biológicamente optimizados para estar en comunidad. Y el teatro es para compartirnos.

Anhelo evitar la sobreexplotación, en eliminar la violencia en las artes escénicas, sofocar la invisibilidad en las creaciones de mujeres y evitar las comparaciones sociales.
Anhelo la regeneración. Lo que ha durado leer este mensaje aproximadamente tres millones de células por segundo han muerto y generado, nos regeneramos todo el tiempo. Creo en nuestra regeneración de pensamiento, de espíritu y nuestra ser
teatralis también se ha regenerado.
Anhelo dejar un teatro mejor al que encontré por primera vez.
Yo utopizo el teatro y estoy segura que si podemos crear el teatro que anhelamos.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Ternura, incendio, empatía.
Sin embargo, mi habitar no es distinta a las demás, mi existencia no es distinta al resto de la humanidad. Habitamos una bola de polvo, es un granito más de solo uno de los millones y millones que forman el universo observable.
El universo puede ser un millón de veces más grande
Y jamás lo sabremos.
Pensar que hay una búsqueda singular que me hace distinta es una ficción más, porque nacimos de las mismas colisiones.
Estamos hechos con la misma materia y quizá suena a una forma muy existencial de ver el camino, pero pensar en que tengo algo único y singular en mi habitar en el mundo no me llena, no me la creo. Me llena pensar que somos lo mismo que el universo, una estrella, el vecino que me cae bien o mal, una nebulosa. Incluso mejor, somos una parte que siente y que piensa el sistema nervioso de nuestro propio universo y eso me da la posibilidad de construir algún tipo de utopía en las estrellas o detonar una fractura.
Todxs somos necesarixs.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Considero que el teatro transforma y es ritual de muerte y resurrección. Entrar a la caverna y salir como algo totalmente diferente. Sin embargo, ahora en contingencia estamos preocupadxs por sobrevivir, por comer, porque nuestras familias y red afectiva esté sana y salva. Que ver teatro sería la última de nuestras preocupaciones.
Esta es una respuesta al estilo
Gato de Schrödinger, simultáneamente el teatro es inherente para la vida y a la vez no. Ambas respuestas conviven y depende de quién la responda, depende en qué situación y dónde resida. Sin embargo, puedo decir una sola certeza: En momentos de pandemia, ante la imposibilidad de no estar presente en teatros, es momento de re-pensar la escena, reflexionar el quehacer personal pero nunca más quedarnos en silencio. Podemos crear desde las pantallas, desde los espacios que podamos y sean seguros para nosotrxs, movernos, accionar, reflexionar.
Por ello, en
Medeas, Red de Jóvenes Investigadoras de la Escena, mediante la construcción sorora, hemos sido una una plataforma virtual mexicana que nace con el objetivo de vincular procesos creativos a través de la escritura y construir un espacio que sirva de impulso a jóvenes artistas a escribir sobre sus procesos y socializarlos para generar redes desde una óptica constructiva. También, nos es crucial comprometernos socialmente con la urgencia de leer a las voces jóvenes y creaciones emergentes

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Interpreté “modelo teatral” traduciendo de forma etimológica “modus” (manera o medida) es decir, maneras teatrales.
Actualmente en el gremio artístico de las artes escénicas, las diversas formas de violencia y discriminación contra las mujeres siguen existiendo, incluyendo casos de maltrato, violencia física o sexual, gordofobia, homofobia y racismo.
Y pienso que ABSOLUTAMENTE TODO DEBERÍA CAMBIAR.
Las teatreras estamos hartas de los abusos de poder, los hostigamientos, el abuso sexual y la violencia machista.
Estamos hartas de la revictimización y de las faltas de políticas públicas con perspectiva de género.
Estamos hartas de las narrativas heteronormadas, patriarcales desde una visión unilateral y masculina.
Realicé un muestreo donde la región del sur de la República Mexicana tiene una participación en la creación de mujeres menor a un 30% en dirección y dramaturgia. Los documentos y registros de las creaciones escénicas son muy limitados y por ello, también existe una necesidad e importancia para el registro virtual en las creaciones de mujeres en las artes escénicas. En las aulas, no hay suficientes referencias bibliográfica hecha por mujeres y las instituciones de gobierno no asignan recursos públicos como estímulo a la creación escénica de forma equitativa.
Cabe mencionar, que también hay una visión centralizada en la Ciudad de México y las “otras latitudes” que conforman todos los demás estados de la República Mexicana, se considera como “Teatro de provincia” o “Teatro en los Estados”, es un modelo teatral legitimizado no solamente por instituciones sino por el gremio escénico considerado desde una visión centralizada y conlleva a minimizar y descalificar el trabajo creativo realizado fuera de la Ciudad de México.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Les deseo que construyan el teatro que quieran vivir o espectar. Deseo que se les trate de forma gentil y amorosa para que ellxs también traten de la misma forma a las generaciones que le siguen.
Y deseo que dejen un teatro mejor del que encontraron.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Me gusta imaginar que ahora crearemos desde el cuidado de nuestras redes afectivas, que cambiaremos la “competitividad” y la sustituiremos por “cooperatividad”, respetar el teatro como una responsabilidad ética y como fuerza ancestral de convivio. Al final, somos las mismas personas danzando alrededor del fuego y sintiéndonos vivxs.
Habitar otras formas de abordar el lenguaje. Creación desde la horizontalidad.
Estoy en un par de proyectos hermosos de creación (con
Argot Teatro; Ella, habla/ Ciudad Sueño y Gender Art House) donde si existe una figura de dirección es para el trabajo hacia facilitar trayectos libres para la creación, no es una postura personal la que se impone sino es un espacio seguro donde habitan pensamientos críticos y heterogéneos. La figura de dirección es más bien un acompañamiento para impulsar y crear un espacio de confianza en la fuerza de las y los creadores escénicos.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Delia Rendón Novelo

68 años / México, Yucatán, Tizimín

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Yucatán, X’ocen

Oficio: Dirección teatral

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Desde niña actuaba, a los seis años mi juego preferido era poner a mis hermanas a cantar, bailar, actuar conmigo, imitábamos a los artistas de cine (en ese tiempo no había televisión en donde vivía). Mi público eran mis abuelas, tías, primos, amigos. Años después me inscribí en el taller de arte dramático del Instituto Mexicano del Seguro Social. Empecé a conocer la disciplina teatral y a amarla hasta que ya no quise buscar otra profesión. Trabajé con diferentes grupos de teatro. Así conocí a la maestra María Alicia Martínez Medrano. Fui de las primeras alumnas del Taller de Teatro Virgilio Mariel que ella fundó en Mérida, Yucatán, y donde conocí la función social del teatro, entendí y empecé a practicar realmente la DISCIPLINA TEATRAL y decidí dedicarme a ella.
Mi formación continuó y continúa en el
Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Las preguntas que alimentan mi práctica son: ¿Cómo impulsar un teatro que estimule la imaginación, la fantasía, la creatividad y que al mismo tiempo informe, que concientice a las personas de sus capacidades individuales y colectivas, de su propia realidad, de su historia, que propicie el orgullo por su cultura, por sus raíces, su sentido de identidad? ¿Qué hacer para que el teatro llegue a más comunidades a divertir, educar y transformar la realidad de niños, jóvenes, adultos campesinos, indígenas, marginados?

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Mi quehacer teatral en tres palabras: Trabajo con indígenas.
Mi forma de habitar el teatro es: a partir de la concentración orgánica, crear historias, personajes, almas, atmósferas; transmitirlo a indígenas y campesinos como herramienta para el rescate de sus valores culturales, artísticos, teatrales. Eso la hace una práctica singular y distante a las demás.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Estamos viviendo un mundo en descomposición, en el que se ha impuesto la crueldad, el desamor, el odio, el racismo, la discriminación, la violencia, el bullying y acoso en todos los ámbitos, las adicciones extremas a sustancias toxicas, a la comida, al sexo; el sexo aberrante: pedofilia, zoofilia, sadomasoquismo, canibalismo; adicción a la pornografía, a la pornografía infantil. Sin embargo, los seres humanos tenemos capacidades que este mundo actual en descomposición nos ha empujado a despojar de nuestro cuerpo y espíritu. Por ejemplo, disfrutar la belleza o repudiar el horror. Soñar. Llorar de placer, de tristeza, de compasión. Sufrir con el miedo, soledad, desprotección, ajenos. Esto solamente es posible experimentarlo en la vida real y/o con el teatro, con una puesta en escena.
El teatro nos remite a nuestra condición de seres humanos. Nos hace más espirituales y menos animales. Creo que eso es la importancia del teatro en toda la historia, desde su nacimiento; en las etapas difíciles y críticas de cada pueblo y del planeta; y en particular en este momento histórico que vivimos en un mundo convulso.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Creo que existen muchos modelos teatrales en nuestro país y en el mundo. Todos son importantes porque cada uno es expresión de una cultura o una subcultura y habrá a quienes les guste o a quienes no les guste un modelo u otro.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Que su dedicación, esfuerzo, creatividad, imaginación, talento, entusiasmo, amor a su profesión, obedezca a la pasión por su trabajo, a la altura del mundo que les tocará vivir.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Esta emergencia es una pausa, indispensable y forzosa; la enfrento investigando, escribiendo, analizando, planeando montajes de obras; pero creo que en cuanto haya condiciones, el teatro deberá continuar como ha sido desde su nacimiento: representación en el escenario real, no virtual: con la presencia viva de actores, directores, danzantes, músicos, técnicos, productores y todo el equipo que participa en una puesta en escena. Y por supuesto con el público presente, con el que el teatro cumple su razón de ser.

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Mariano Olivera

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Mariano Olivera

30 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Yucatán, Mérida

Oficio: Artista escénico (director, iluminador, actor)

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Comencé a hacer Teatro como actor en la preparatoria gracias al profe José Chan, en Chetumal, Quintana Roo. Recuerdo mucho las tardes de ensayo, los amigos, realizar nuestras propias escenografías, las presentaciones en foros muy diversos de la ciudad, desde los auditorios escolares hasta en las colonias más recónditas del municipio, los concursos inter-bachilleres. La suma de todos estos ingredientes sembró en mi la semilla y el amor por el arte escénico que tiempo después germinaría y se desarrollaría en Mérida, Yucatán, en la Escuela Superior de Artes de Yucatán.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Bajo el marco de la pandemia COVID-19 en el que nos encontramos actualmente, me pregunto sobre ¿Qué representa lo teatral? Este cuestionamiento me lleva a pensar en el Teatro de hoy y sus necesidades, pensando en los artistas, pero también en las necesidades de los espectadores y como nosotros confrontamos al espectador con su realidad desde la ¿escena?
Del mismo modo, me pregunto en cómo podemos crear un potencial diálogo creativo y por lo tanto político y ético, es decir, de qué forma nuestros futuros encuentros y nuestro discurso personal contribuirá social y artísticamente a la búsqueda de una mejor sociedad, entendiendo estos cuestionamientos como una necesidad por responder, por contribuir, por buscar y crear.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Algoritmo – Máquina – Sueño.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Creo que el Teatro, hoy más que nunca debe tener como proyecto recuperar la emoción y las sensaciones de la vida misma, bajo esta vorágine y sobre saturación de proyectos en la pantalla, hacer que como creadores nos cuestionemos, para que de ese modo, podamos cuestionar al espectador.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Los simulacros, los manifiestos, las violencias, los panfletos, el todo por el todo.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Trabajen de forma colaborativa, dialoguen con la incertidumbre, con lo desconocido, que sean irreverentes para salir del círculo de confort y poder enfrentar sus propias limitaciones y poder superarlas, que confronten ideologías y tomen posturas críticas ante el contexto en el que vivimos.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Ha sido un camino difícil, un año de mucha incertidumbre, de intentos fallidos, de proyectos a medio andar, de fuera máscaras y de revelaciones.
El deseo máximo es volver al encuentro con los espectadores y con otros colegas, en nuestros espacios, en nuestros andares.
Me llena de anhelo el pensar en el teatro post-pandemia, en los diversos caminos, en cómo se empezarán a tejer nuevas ideas, producciones, distintas formas de relacionarnos y organizarnos. Estoy seguro que vendrán tiempos de propuestas interesantes, inteligentes e hibridas.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

David Hurtado

36 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Yucatán, Mérida

Oficio: Director de escena

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Para poder explicar mis inicios en el teatro tengo que hablar de mi origen. Soy de una comunidad rural en el estado de Michoacán que lleva por nombre San Isidro, ahí viví hasta los 18 años, momento en el que tuve que mudarme a la capital del estado para estudiar la universidad. Estaba por terminar mi primer año en la carrera de Arquitectura y mi hermano mayor me invitó a una función de teatro, recordó que en la secundaria y preparatoria había hecho algunas obras para los concursos que se organizaban cada año y pensó que podría gustarme, nunca imaginó a qué grado sucedería.
La función era en el Teatro Ocampo, un espacio maravilloso ubicado en el centro histórico de la capital del estado, entré y mis ojos no daban crédito de la belleza arquitectónica de ese lugar, dieron tercera llamada, se hizo el oscuro y la magia comenzó, estaba viviendo por primera vez mi encuentro con el teatro a la edad de 18 años. Salimos de la función y casualmente a contraesquina del teatro se encuentra la Facultad Popular de Bellas Artes, mientras pasábamos por ahí, vi el anuncio en la reja que decía: Examen de admisión para la Licenciatura en Teatro, por la velocidad con la que caminábamos y por el tamaño de las letras no pude leer toda la información, regresé al día siguiente para revisar las fechas y los requisitos, me di de baja de Arquitectura y comencé mi aventura en el teatro en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Decidí dedicarme al teatro porque mi experiencia como espectador fue única y porque me parecía injusto que hubiera personas que tuvieran que esperar a los 18 años para vivir una experiencia de tal magnitud y algunas otras, tal vez nunca lo harían.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

La pregunta que me hago constantemente es ¿por qué el teatro sigue siendo para unos cuantos?
Con fundamento en la pregunta anterior se genera uno de mis mayores anhelos, seguir generando proyectos que tengan la posibilidad de llegar a las comunidades con difícil acceso a la cultura.
Sin embargo, no puedo dejar de lado la situación que vivimos actualmente, la pandemia ha provocado una urgencia de encuentro presencial por parte de los artistas, lo cual ha detonado en mí nuevos cuestionamientos respecto a los públicos a los cuales nos dirigimos, ¿a partir de ahora cómo vamos a dialogar con nuestros espectadores? ¿Cómo estableceremos la relación con el público para que sigan decidiendo a favor de la experiencia artística? ¿Qué estrategias desarrollaremos para lograr un público constante?

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Retorno al origen.
Cada proyecto es un viaje de retorno a mi comunidad. Parto de lo que quiero decir como director de escena, de lo que me duele, de lo que me molesta, de lo que conozco. Intento que el punto de partida sea la honestidad, independientemente de cuál sea el montaje, me parece trascendental realizar puestas en escena con contenido, donde se vea reflejada mi postura ante lo que estoy diciendo, ante el hecho escénico y sobre todo, ante mi entorno. Debo tener una razón especial para hacer lo que hago, porque esa razón la sentirá cualquiera que entre en contacto con mi trabajo.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Siempre he pensado que el teatro es el lugar donde habita la esperanza. Por lo tanto, me parece que hoy más que nunca resulta de vital importancia su presencia en la sociedad, no solamente para los hacedores de teatro, sino para los diferentes públicos que tanto han perdido con la pandemia.
El teatro es lo que me ha permitido mantenerme a flote, seguir buscando el contacto aún en la distancia, con coincidir con compañeros y compañeras artistas en diferentes partes del mundo. Se ha convertido en el lugar en el que podemos seguir generando a pesar de la destrucción anímica por la cual hemos pasado, porque creemos fehacientemente en el poder del teatro para reconstruir el tejido social.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

El teatro llega a muy pocas personas, me parece que se debería trabajar en una reestructuración general para que pueda llegar a un mayor porcentaje de espectadores, sin importar las condiciones sociales a las cuales pertenezcan, me parece que la desigualdad social no debería estar presente en ningún ámbito, mucho menos el cultural.
Apelaría por un teatro para todos.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Les deseo un teatro sin violencia, espacios en los que se puedan desarrollar de manera creativa con total libertad.
Deseo procesos armónicos en los que el conflicto esté presente, pero únicamente en la escena y que el respecto prevalezca en todos los ámbitos de la creación escénica.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

La pandemia me ha brindado la fortuna de pertenecer a una de las compañías más importantes del país, liderada por Raquel Araujo y Oscar Urrutia, queridos maestros ambos, colaboro como coordinador de producción de Teatro de La Rendija y director en residencia, desde aquí enfrento las batallas del día a día, desde este lugar puedo seguir colaborando en proyectos que están destinados a los públicos con los que siempre me gusta estar en contacto.
También me permitió reencontrarme con los miembros fundadores de la compañía
Marfil Teatro y tener la posibilidad de trabajar a distancia un laboratorio de creación escénica. Enfrentamos la emergencia generando procesos de investigación en los cuales nos podamos sentir acompañados. Acudimos a encuentros creativos en donde cada pieza es indispensable para generar un engranaje que permita el correcto funcionamiento de los procesos.
Deseo que cuando volvamos a estar juntos valoremos el encuentro, algo que nos ha robado la pandemia, a fin de cuentas, eso es lo que nos ha permitido el teatro a lo largo de la historia, la posibilidad del encuentro con los otros.

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Silvia Káter

Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Silvia Káter

67 años / Argentina, Catamarca, San Fernando del Valle de Catamarca

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Yucatán, Mérida

Oficio: Actriz, gestora, promotora cultural

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

A pesar de que de niña y de adolescente me gustaban y atraían de manera muy notable el teatro, el circo, los títeres -como espectadora y como actuante- al llegar el momento de elegir una carrera universitaria, no sé por qué, ni siquiera tomé en consideración las Artes Escénicas. No sé cuál fue la inercia que me llevó a estudiar Arquitectura, una carrera que me atraía, pero de ninguna manera me apasionaba. Claro que siempre me mantuve como espectadora compulsiva, y también aprovechando talleres, conferencias, experiencias como actriz aficionada, leyendo a los grandes teóricos, participando en teatro radiofónico.
Y fue bastante después que me llegó, desde muy adentro de mi ser, un llamado hacia las tablas. Ahora, viendo hacia atrás, en perspectiva, pienso que tal vez la situación de tremenda sensibilidad que viví al momento de mi entonces reciente maternidad, me abrió todos los sentidos. Y, sobre todo, el sentido de la intuición, del instinto, que tantas veces acallamos. Posiblemente ese tiempo de florecimiento, apenas habiendo dado a luz a mis hijos, me hizo brotar un sentido de libertad mayúscula y de querer comerme al mundo. Fue algo así como potenciar las potencias. Tiempos de alumbramiento. Reconocer deseos profundos, que, por razones desconocidas, estaban dormidos, o silenciados. Creo que las hormonas se elevaron, se reprodujeron en mí, y en ese tiempo mágico quise multiplicar la magia de la Vida… y eso me encaminó hacia el teatro.
En 1984, cuando tomé la decisión de entregarme por completo a la disciplina teatral, no dudé ni por un instante acerca de que eso era exactamente lo que necesitaba: poder ser yo y muchas/os; condensar y multiplicar la Vida, ponerme en otros zapatos. Prestar desde mi piel hasta mis neuronas, a otros seres; compartir, provocar convivios de manera plena y sensible. Tuve la fortuna de encontrar en el principio de mi camino profesional a Paco Marín, quien me dirigió en múltiples obras, en Compañías municipales, estatales e independientes.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

¿Lo que hago colabora a mejorar mi entorno? ¿Cómo puedo contribuir desde mi oficio, para que el teatro se sienta como algo necesario y gozoso, para más y más espectadoras/es? ¿Cómo puedo aportar en la formación de niños/as y jóvenes, de manera humilde y respetuosa?
Anhelos: siempre crecer, encontrar un sentido de honestidad plena, haga lo que haga. Comenzar cada vez sin prejuicios. Mantenerme en el camino (como se procura en el
DOJO, método de Pol Peletier).

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Gestión, actuación, promoción.
Posiblemente mi terquedad y defensa de la constancia sean elementos que caracterizan mi práctica. De ninguna manera pienso que esto sea excepcional, sin embargo, son características que, creo, me definen en parte. También mi disposición al aprendizaje permanente.
Estoy convencida de algo que le escuché una vez decir a Ofelia Medina: “Los adultos que no están ganados para el teatro… están perdidos”. Es decir, pienso que lo que me toca es, sobre todo, aportar en el mundo no adulto, en aquellas/os que todavía tienen la mente y el corazón abiertos, y en las/los que puedo sembrar reflexiones, conmover, acompañar, generar preguntas, mostrándoles las más variadas opciones, abriéndoles mundos.
Me fui orientando, desde 1990, hacia esa parte de la sociedad. Comencé en los ‘90 un emprendimiento al que llamé
Silkateatro Andante. Estas dos palabras lo definen: por un lado, no es una organización fija, sino que, a partir de cada proyecto personal mío, invito a participar a quienes requiero, ya sea como directoras/es, diseñadoras/es, actores, actrices, técnicas/os, promotoras/es, etc. Y es andante, ya que no tengo una sala, sino un vehículo que me lleva, con todos mis objetos escénicos, adonde me requieran. Me he dedicado a llevar espectáculos a todo tipo de escuelas, patios, canchas, auditorios, bibliotecas, salones audiovisuales, aulas, plazas públicas, auditorios y teatros. Girar es mi destino, y compartir asuntos que mucho me y nos importan.
No me he apartado del público adulto, aunque éste no sea mi principal destinatario. Y sigo trabajando también como actriz invitada, en diversas compañías. Por ejemplo, la colaboración con
La Rendija, ha sido una fuente excelente de crecimiento artístico para mí, bajo la dirección de Raquel Araujo.
Buscando otra característica de mi persona, en el plano profesional, diría que he sido siempre una espectadora consuetudinaria, por disciplina, por curiosidad y por gozo.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Considero que el teatro es una trinchera para promover la unión en la diversidad. Una oportunidad de aferramiento a la Belleza, a través de las Artes, y de las escénicas en particular (no estoy hablando de “lo bonito”, sino del goce estético en toda su dimensión).
Lo veo como un instrumento que puede favorecer la convivencia para combatir la barbarie, la intolerancia y el odio.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Que se ligaran fuertemente las Artes y la Educación, desde la primera infancia, dando la importancia que se debe a la inteligencia emocional, la sensibilidad y las capacidades imaginativas y creativas. (Dejar de considerar a las artes como «entretenimiento» o como «actividades complementarias», sino incluirlas de manera indispensable en la formación).
Ojalá se encontraran maneras en que las y los creadoras/es escénicas/os, todas/os las/os que nos dedicamos profesionalmente al teatro (en su sentido más incluyente y amplio) no tuviéramos que sufrir por sobrevivir. Que una justa retribución económica a nuestros esfuerzos, fuese algo normal. Que el teatro que no pone como objetivo principal el lucro, fuese protegido, promovido, garantizada su existencia. Que se generaran políticas públicas de expansión y fomento del teatro.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Libertad, fuerza, pasión.
Capacidad de contagiar entusiasmo y esperanza.
Y aunque soy enemiga de dar consejos, sugeriría a la siguiente generación de hacedores teatrales que vean, aprecien, conozcan las propuestas ajenas. He comprobado una y mil veces que se construyen burbujas, individuales o grupales, en las que se encierran las y los creadores, mirándose el propio ombligo, sin dar importancia a lo que crean las y los colegas. Todo esto genera una autocomplacencia peligrosa, poco sentido autocrítico, y demuestra cerrazón mental y poca sensibilidad. No hablo solamente de lo escénico: creo que deberíamos estar en contacto permanente con todas las Artes, para nutrirnos. La luz interior se recarga dejándonos iluminar por las y los otros y no solo a través de la teoría.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

He tomado, durante el confinamiento, varios talleres sobre las artes escénicas en estos tiempos, la tecnología que nos sirve ahora, y he visto infinidad de propuestas: por streaming o pregrabadas, etc. He asistido a conferencias y debates sobre esta realidad que nos ha golpeado tanto. He participado, asimismo, en varias propuestas teatrales. Por ejemplo, ha sido muy satisfactorio defender la presencia compartida con el público en el tiempo (ya que en el espacio no ha sido posible) en las obras Las huellas de Goliat escrita y dirigida por Freddy Palomec, y Tulum Tulum de Majo Pasos, dirigida por Ulises Vargas.
He grabado varios espectáculos nuevos, y he adaptado algunos anteriores. Me he presentado en parques al aire libre. He elaborado proyectos y los he inscrito en convocatorias diversas. Pero nada de esto me ha permitido vivir del teatro: se vinieron abajo todas las giras y temporadas que mantenía de manera constante, antes de la pandemia, al cerrarse teatros y escuelas.
Por lo tanto, he tenido que acudir a un oficio alternativo por razones económicas: Ofrezco, preparo y vendo comidas y postres argentinos, cada fin de semana. No me disgusta, pero lo hago con el único objetivo de tener una entrada económica imprescindible.
Para cuando volvamos a estar juntos, anhelo que logremos motivar a más y más personas a asistir a los teatros; que las relaciones que se fueron creando, con colegas y públicos de otras latitudes, gracias a las diversas plataformas digitales y a otras herramientas tecnológicas, se mantengan y que sepamos aprovechar estos lenguajes que aprendimos. Que reconquistemos los escenarios.
Que podamos hablar con mayor libertad y cercanía de todo lo que nos importa.

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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Liliana Hernández Santibañez (Liliana HeSant)

29 años / México, Quintana Roo, Cancún

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Yucatán, Mérida

Oficio: Creadora, investigadora escénica

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Uy, en principio, lo <teatral> me queda corto… tengo varias anécdotas que me recuerdan por qué hago lo que hago y me cuestionan, también, el cómo y desde dónde lo hago. En la escena, desde sus infinitas posibilidades, encontré la forma más honesta y pasional de vivir, de seguir en pie, de cultivar mi esperanza.
Cuando tenía 17 años di unas clases de teatro a personas de la tercera edad, montamos una pastorela. Una de las compañeras tenía Alzheimer y era complicado ensayar, ella tenía una acción específica que en cada encuentro lo olvidaba, yo tenía mucho miedo porque tenía que ser «perfecta» la presentación.
Llegó el día de mostrar el trabajo de meses, la obra transcurrió y cuando le tocó su acción, me buscó entre el público, me miró, la sentí y dentro de mí pensé: ¡ya fue!, ella me sonrió, me guiñó el ojo e hizo su acción. Se suspendió el tiempo, no entendía qué había sucedido, sólo pude sonreír y creer en la magia, ese duende del que tanto hablan, llegó en forma de mujer de casi 90 años. Me enamoré de esa sensación que atravesó mi cuerpo, de lo innombrable, del misterio. En la escena encuentro ese placer de hacer sin pensar -tanto-, de asombrarme, de valorar el proceso, de sentirme viva.
Y a mí, me encanta vivir, por eso, a pesar de muchas cosas, sigo aquí.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Aaay, son muchas. Ahora mismo pienso en el espacio público, en el cuerpo como territorio político, en por qué y para qué encontrarnos, cómo traduzco todo lo que pasa en mi cuerpo, cómo lo articulo, por qué hacer una red. El feminismo, cómo lo despliego a mi quehacer escénico, cómo construir una poética–política de cuidado en los procesos, cómo tengo que disponer mi cuerpo para el asombro, cómo registro, cómo me pregunto aquello que no me he preguntado, cómo construyo y sostengo una ética, cómo ser fiel a mí misma.
Anhelo seguir creando con
MEDEAS. Red de Jóvenes Investigadoras de la Escena, con mi equipo en Corriendo con Lobas.
Anhelo que siempre encontremos los espacios para preguntarnos cómo estamos, cómo nos sentimos, qué queremos, qué deseamos.
Anhelo una escena libre de violencia, que sigamos firmes y valientes, que nunca nos falte la justa rebeldía para continuar, la generosidad, la fuerza torbellino para crear y defender mundos propios. Que no exista más silencio ni comodidad.
Anhelo conocer a más mujeres y construir con ellas.
Anhelo abrazar el misterio de los procesos creativos.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

Corriendo con Lobas.
Por mucho tiempo me nombré actriz, y nunca me gustó ese término. En el 2018 decidí que quería crear mis propias piezas escénicas y me costó llamarme creadora, confiar en mis capacidades, en mi potencia creativa… un proceso que continúa.
Creo que intuitivamente por eso decidí llamar a mi colectiva
Corriendo con Lobas, en un principio lo veía como un huir -corriendo- de los lugares donde sentía que me quitaban libertad o me sentía violentada, pero ahora pienso, que además de eso, es correr hacia mi deseo. Correr a donde yo quiero, confiar en las mujeres que habitan en mí y acompañarme de otras. Sobre el camino sentir dónde pausar para respirar, descansar y tomar rumbo.
Fundar
MEDEAS junto a Rosa, Yuly y Andrea fue el salto al vacío que necesitaba, pero también me pregunto sobre la responsabilidad de estar juntas y hacer RED.
Con mi proyecto
CAMINANTES. Hacia el Encuentro junto a Hada, Mónica, Miriam, Alex, Gabriela, Fátima, Mariela, Martha, Jimena, Mónica Alexandra, Socorro, descubrí que lo vital, es encontrarnos en la diferencia, compartir motores, contagiarnos de las pasiones, compartir lo que nos duele. Porque gracias a eso, me propongo todos los días, honrar, respetar y defender la singularidad de mi estilo rítmico y vibrante con el que habito la vida.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Con esta pregunta no puedo evitar pensar en los once feminicidios que suceden al día, en Colombia, en Palestina, en el metro – transportes públicos, en la escasez del agua, en las personas que viven en la calle, en las mujeres que no desean ser madres y las obligan a serlo, en los hospitales llenos, en las salas independientes que tuvieron que cerrar.
Pienso que su importancia está en cultivar mundos que nos permitan mirar, sentir, pensar distinto. Con mi proyecto
CAMINANTES. Hacia el Encuentro, que es un montaje que realizamos en las calles de Mérida, hay una escena donde decidí preguntarle al público, “Y tú, ¿por qué luchas?”, en la penúltima función, se acercó a mí Lucia, una joven de 15 años que vende ropa en las calles, ella me dijo que nunca se había preguntado eso. Estuvo en la última función, la vi cantar, la sentí caminar con nosotras.
Pienso que el teatro, la escena, es un espacio de afectos, creo que ahora, como siempre, ese afecto debe ser honesto y al tiempo que consideremos justo.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

De entrada, pensar que hay un modelo teatral.
Pienso en los espacios pedagógicos. Replantear los mecanismos de educación, producción y seguimiento para los procesos. Escuchar a lxs jóvenes creadorxs.
Reflexionar sobre la precarización de las prácticas artísticas.
Fuera agresorxs de la escena.

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Deseo que nos permitamos dimensionar nuestro lugar en el mundo y dejar de disculparnos por habitarlo con toda la pasión que queramos. Esta es una carrera de largo aliento y tenemos que respirar siempre que se pueda y, por lo tanto, el espacio para ese respiro debe ser lo más saludable posible.
Que se pregunten constantemente por qué hacen lo que hacen y con quién lo hacen, que siempre esté presente la autocrítica sin juicio, ni regaño, que se vayan de los espacios donde sientan violencia, que generen sus propios senderos, que planeen, que sueñen, que tengan mucha paciencia, que cultiven el cuidado, la honestidad, la frontalidad, la ternura, que politicen sus relaciones, que lean de feminismo, que crean en las redes, que sean su propia red, su propia institución.
Que reflexionen sobre sus principios y ética. Que duden, que generen su propia teoría, que lean a mujeres, que escriban de mujeres, que se encuentren haciendo.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Durante la pandemia co-fundé MEDEAS y fundé Corriendo con Lobas. Fue y sigue siendo un tiempo donde me he puesto a reflexionar lo que realmente deseo. Me mantuvo a flote hacer red con mujeres y mapear lo que tenía en la cabeza. Afortunadamente, quedarme en casa fue y es una posibilidad saludable para mí. Volver a encontrarnos me parece una de las prácticas más revolucionarias a las cuales nos enfrentaremos y me encanta que esté sucediendo.
Deseo que ese encuentro sea con respeto, honestidad, con afectos genuinos, que pensemos la distancia como otra forma de estar en compañía. Deseo conocer a todas las mujeres que son parte de la
RED MEDEAS. Deseo que sigamos caminando para encontrarnos. Que entendamos que el arte y la cultura también son salud.

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