“El escenario es el recuerdo y por lo tanto no es realista. El recuerdo permite muchas licencias poéticas. Omite algunos detalles, otros se exageran, según el valor sentimental de los objetos que toca, ya que la memoria radica preferentemente en el corazón. Por eso, el interior es bastante oscuro y poético.”

Acotación escena primera de Zoológico de Cristal,
Tennessee Williams

Uno de los principales objetivos del concepto escénico es trabajar desde la perspectiva de artistas que viven con ceguera, así como también generar elencos mixtos, sin ceguera, esto para provocar un montaje expansivo, es decir, desde una misma plataforma poder crear discursos que hablen a un público más diverso.

Crear espacios reales y ficcionales para que los y las verdaderas protagonistas de vivencias resilientes sean escuchadas, y así en acto puro de amor y comunión como es el acto escénico: convivir, sentir, recordar y transgredirnos sin estigmas involucrando a la comunidad en los procesos creativos, desdibujando los límites entre las diferencias sociales.

Es por lo anterior que, a partir de un proceso de Laboratorio Creativo, llegamos a preguntarnos sobre nuestro propio quehacer artístico, como gremio, sobre la vida laboral y escénica ¿por qué no hacerlo desde la escena, desde nuestros cuerpos? La única manera que encontramos para poder acercarnos es entenderlo desde nuestro lenguaje, abrir estas preguntas a la sociedad, crear puentes de comunión con el espectador/a y poder ser tal vez agentes de cambio social, desde la empatía, desde nuestra voz. Abordar lo político desde el teatro, desde nuestra mirada, nuestros manifiestos. Indagamos sobre el espacio vacío, la capacidad que tienen nuestros cuerpos de acción, la plasticidad de nuestra voz, la memoria, la identidad y, ahora en estos tiempos que nos atraviesan, la presencia en escena.