Entre 2022 y lo que va de 2023 han sido asesinadas y asesinados 20 periodistas en México, el crimen organizado gana terreno en diversas entidades del país, mientras que las ejecuciones, las desapariciones y la tortura son elementos del paisaje nacional. En Nicaragua, el gobierno de Daniel Ortega le arrebató la nacionalidad a más de 300 opositoras y opositores, entre ellos a la escritora Gioconda Belli y al escritor Sergio Ramírez, mientras que, apenas en agosto del año pasado, el escritor británico Salman Rushdie sufrió un atentado que le dejó como secuelas la pérdida de un ojo y la inmovilidad de una mano.
¿Cómo ejercer la libertad de expresión en medio de la violencia? ¿Qué papel juegan la memoria y el lenguaje en el destierro? ¿Qué hacer ante la imposición del silencio? Estas son algunas de las preguntas a las que, en su decimoquinta edición, la Fiesta del Libro y la Rosa responde con una premisa: Resistir con la palabra. A tres lustros de su creación, en los que ha reunido a más de 228 mil personas, la Fiesta crece con el convencimiento de que el lenguaje nos permite apropiarnos del mundo y habitarlo conscientemente, resistiendo a la ignorancia, la violencia, la escisión y la desigualdad. En ese sentido, leer es (re)existir, es decidir e imaginar más y mejores presentes que construyan una memoria colectiva que germine en un mejor futuro, más humano.
Con más de 300 actividades, entre homenajes, presentaciones, talleres, mesas de diálogo, lecturas, narraciones y artes escénicas, esta celebración de las lectoras y los lectores se realiza en el Centro Cultural Universitario (CCU) y sedes alternas del 21 al 23 de abril, con el lema Resistir con la palabra: Utopías posibles.