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Bitácora 10

Los restos

En Casa, que ya es un teatro

¿Qué estamos haciendo?

¿Qué estamos haciendo? Me pregunto hoy mientras veo las redes sociales: ¿Qué estamos haciendo?

¿Por qué las opiniones se dividen todo el tiempo?

¿Es o no es teatro?

Estamos ante la crisis y nos estamos quedando sin trabajo.

Estamos resistiendo desde nuestra trinchera.

No se me olvida, ni se me olvidará nunca lo que dijo Jaboco Dayán sobre lo que hay que hacer ante momentos de pandemia, y no la pandemia del covid, sino la pandemia que ha generado la violencia en este país.

Me duele mucho que como comunidad teatral estemos divididos, y no sepamos que lo que hacemos lo hacemos por resistir, por sobrevivir. En la comunidad siempre ha existido división y espejismos que se diluyen. Nunca me ha gustado eso de este medio, pareciera que si estás haciendo algo, todos lo aceptan y si no estás haciendo nada, nadie sabe nada de ti. Mucha energía gastada, nunca le das gusto a la gente. No me gusta enfocarme en esas cosas, pero es inevitable pasar por ahí, y más cuando los comentarios quedan registrados en las redes sociales.

Ni siquiera sé por qué hablo de eso, siento como si estuviera articulando algún diálogo de Arkadina, que sólo se preocupa por el qué dirán.

Estamos a punto de pasar a otra etapa del proceso, la más intensa y la que acabará por cerrar este gran camino: las funciones.

He de confesar que los ensayos abiertos fueron muy difíciles, aunque fáciles para nosotros, porque el hecho de sacarlos grabados ayudó a relajarnos a la hora de la transmisión y a enfocarnos sólo en la charla. No lo sé, pero creo que estuvimos hablando demasiado del proyecto. Siento que en la última charla ya repetía demasiado las cosas y empezaba a enfocarme en puntos que ni siquiera sé si son importantes para la gente.

Juan Pablo Villa quedó muy entusiasmado por la charla. Le gustó mucho.

Estoy agotada de este proyecto, estoy cansada, pero contenta. Hoy Toño me decía que gracias a este proyecto puedo darle sentido a esta crisis generada por la pandemia.

El ánimo sigue raro en torno a ese contexto, pero se me olvida cuando estamos así, haciendo teatro. No sé si la gente se emocionará por lo que estamos haciendo.

Cuando me preguntan por qué hablar de este tema, nunca me he atrevido a decir que es por miedo a que a mí me pase; tengo miedo de salir a la calle y que me suban a un coche y desaparecer. Una vez me siguió un coche blanco en plena luz del día, corrí a mi casa para perderlo, me siguió por las calles de Coyoacán. Mucha gente me critica porque vivo en esta zona, pero prefiero sentirme segura (aunque fue evidente que aquella vez no lo estaba), porque cuando vivía en la obrera y fui asaltada, quise huir de las zonas más peligrosas de esta ciudad. Fue una experiencia traumática. Intento de violación, al escribir esto se me hace un nudo en la garganta. No quiero imaginar lo que una niña o mujer pasa cuando sus vidas son arrebatadas por alguien o alguienes, cuando sus cuerpos son explotados con fines sexuales o cuando son violentadas por alguien. Mi pequeño infierno me acompañó muchos años y de alguna manera transgredió mi cuerpo, dejando trauma en él, es por eso que me encorvo, para no mostrar y no provocar a nadie en la calle, para no ser objeto de deseo de nadie y pasar desapercibida. Eso ha sido un problema porque en la escena tiene que suceder lo contrario.

Desdémona es una mujer que me ha enseñado muchas cosas, es inocente, confía, ama. Pero al mismo tiempo sus virtudes la han llevado a pasar por un infierno, tiene muchas heridas internas y muchas marcas de una vida feliz y desgraciada, he ahí el nombre, no en vano Shakespeare la nombra así.

¿Por qué hablar de este tema?

Porque no quiero que me pase, no quiero que le pase a ninguna amiga, hermana o madre. No quiero que les pase a mis hijas y quiero que algo cambie, desde esta pequeña trinchera, desde este hogar y desde lo que sé hacer.

Si la gente critica, que critique, nunca nos libraremos de eso… somos humanos…

 

En el sillón, con frío, entre dos gatos.

En nombre de muchas mujeres asesinadas

En nombre de muchas mujeres asesinadas gritamos en las calles y destruimos los muros.

Crecí en los noventas, con las noticias diarias de mujeres que desaparecieron y no volvieron a casa.

Crecí creyendo que eso sólo sucedía en el norte y el sur, y no en el centro.

Crecí con el miedo a mi lado.

Aprendí a vivir con él y me lo hice aliado.

Aprendí a mirar el peligro y a sentirlo a la distancia.

A darle la vuelta a las miradas que desnudaban y los hombres que acechaban.

Aprendí a ser invisible y a no ser nadie para no morir.

Pero el deseo de conectar con mi feminidad chocaba con mi deseo de vivir en un país feminicida.

No enseñar de más.

No mover las caderas para no atraer a los hombres como moscas.

Usar ropa holgada.

Tener una actitud machorra para defenderme.

Estar a la altura de los hombres y no dejarme.

Defenderme de ellos, de todos, del mismo mundo que hunde y levanta.

Mi madre me enseñó a defenderme poco, porque a ella no la enseñaron.

Vengo de un contexto machista, donde los hombres están bien y las mujeres mal por principio.

Pensamiento latente que se queda ahí como un cáncer.

Un país dividido, entre hombre y mujeres, fuertes y débiles.

Escuché historias garrafales de vecinas y familiares lejanas que aparecieron muertas debajo de un árbol o en un terreno baldío.

La familia prefirió callar y culparlas de su propia muerte.

Vivimos en un país con un sistema corrupto y también vivimos en un país violento.

Nos matamos, nos devoramos, nos aniquilamos y todo ¿por qué?

No hay confianza, hay rabia.

Hay odio, represión.

No desaparecen.

Hacer arte

hacer teatro

hacer lo que sabemos hacer y demandar desde el arte.

Construir la sociedad desde ahí

Desde el teatro

Hay esperanza

Sí la hay.

Mi cuarto

Cerrando filas

Me he desconectado de la escritura de esta bitácora

el ritmo de trabajo me lo ha pedido,

regreso a casa y lo único que quiero es descansar,

dormir,

ver la tele,

olvidar,

soltar para después retomar.

Estos días han sido intensos,

muy intensos,

estamos por estrenar,

mañana es el ensayo general,

ONLINE,

muy extraño es todo,

muy rico,

estamos en terrenos desconocidos,

pienso muchas cosas,

cada vez que escribo en esta bitácora pienso muchas cosas,

cómo inició todo,

los caminos que ha tomado,

decisiones,

decisiones.

Todo ha sido tan vertiginoso,

cada día es un paso gigantesco,

no hemos tenido tiempo de pensar,

de reflexionar,

de detenernos y pensar si es el camino,

¿Es el camino?

Sobre la marcha lo decidimos;

Es muy posible que no sea,

que estemos perdidos,

y está bien,

y es sano.

Todos en este proyecto estamos desde nuestra trinchera,

trabajando al máximo,

juntos,

creyendo,

hoy pasaron cosas que me gustaron:

Corrimos la obra,

como es,

pujada sí,

con algunas metidas de pata,

también,

pero quedó,

hace unos minutos que la vi,

y me

gusta mucho,

es un proyecto complejo,

bien hecho,

pero corrió por primera vez como debe ser,

faltó Juan Pablo,

pero todo lo demás estaba.

Luego fue el cumpleaños de Ricardo,

le reciclamos un pastel,

y cantamos las mañanitas,

el 19 fue el del Potro,

y el 10 el de Miriam,

pronto será el de Érika,

casi todo el equipo cumplió años cerca del estreno,

una extraña coincidencia,

un buen equipo.

Es difícil hacer una obra,

y esta la levantamos desde cero,

todo,

todo,

un trabajo titánico,

pienso hacia atrás,

desde Raúl,

luego se va,

y luego entra gente,

y luego Paty y yo le empezamos a meter candela en su casa,

exhaustivamente,

pienso en la lectura en tiempo real del primer cadáver,

esa fue la base,

pienso en el día que hicimos las secuencias de movimiento,

en un día,

para mostrarlas a Ricardo y Miriam,

y esa fue la base,

las peleas,

regresar en mi bici nuevamente a media noche…

El ensayo del viernes yo estaba fulminado,

quería llorar,

estaba muy agotado,

mareado,

desgasté mucho mi cuerpo,

nunca me había sentido tan cansado.

La corrida salió bien,

pero yo necesitaba descansar,

pálido,

sin comer bien,

quería decirle a Paty que no iba a ensayar,

que me iba ir a mi casa,

pero no,

era el único día antes de mañana que todos íbamos a estar reunidos.

La corrida salió bien,

pero no me vuelvo a hacer eso,

no me vuelvo a desgastar de esa manera…

Por otro lado, estoy orgulloso de poder hacerlo,

de haber podido hacerlo,

hoy ya siento mi poder de nuevo,

he comido,

regresé a la carne,

momentáneamente,

vitaminas,

desayunar

y bajarle a las harinas….

En fin.

Mañana es un gran día.

Ya extrañaba escribir.

 

En algún lugar

De noche

Ya de noche me pongo a pensar en todo lo que hemos hecho hasta ahora.

Hemos logrado mucho.

Avanzado bastante.

No sé si eso se vea en algo.

Me gusta el resultado.

Ya estamos a nada de sobrepasar las cuestiones técnicas.

Me gusta que no se sienta un estreno como tal, porque ya hemos tenido contacto directo con el público.

Nos han visto, saben de nosotros.

No sé qué vaya a pasar, si vaya a gustar o si sea contundente.

Siempre queda esa sensación de falta, que si se transforma se vuelve en una sensación de búsqueda constante.

A detalle, a profundidad.

Nos pasa algo como compañía, que es que nos involucramos en todas las áreas, no sé si eso sea bueno. Nos ayuda a reducir costos, eso sí. Pero nos quita energía y concentración en la actuación. Antes no sabíamos cómo lidiar con ello, pero agarramos habilidad para hacerlo. Ya me estreso menos al hacerlo, me siento capaz.

Pero no sé si eso haga que pese en la actuación.

Hoy vi el ensayo que tuvimos hoy. Creo que estuvimos fríos, pero eso hacía que a ojo de la cámara nos viéramos más relajados. No me gusta mi voz a cámara, porque suele ser aguda, pero cuando conecto con algo profundo, mi voz también cambia. De eso me he vuelto más consciente en este proceso.

Paciencia, he aprendido a tener paciencia con lo que no puedo controlar. Eso es bueno.

Aunque a veces me gana la necesidad de controlar.

En resumen, ha sido un proceso del que he aprendido mucho.

Hay otro tiempo, más dilatado.

Eso sentimos hoy en la corrida, no hay necesidad de correr, de apresurarnos.

Tenemos un montaje que a lo mucho durará 45 minutos, y eso está bien.

Se dice lo que se tiene que decir.

En síntesis.

El resumen de todos los cadáveres, la esencia.

Resumen de las pláticas.

No sé cómo nos vaya a ir.

Si vaya a gustar o no. Espero que sí. Me angustia la idea de sentir que no logramos algo.

Pero en este proceso no hay expectativas, porque los únicos sinodales son los personajes y los testigos los espectadores.

Se trata de gozarla.

Pienso en Raúl y Dania, qué lástima que ya no están.

Fue una pena y fue necesario.

Pienso en qué hubiera salido.

No lo sé.

Hay que seguir.

No sé cómo se sienta Toño.

Cómo se sientan los demás.

Me alegra que mi novio también se involucre.

Está haciendo algo y no sólo está siendo invadido.

Eso está bien.

Voy a dormir

Nerviosa.

Mañana será otro día.

Al lado de la ventana

Hoy estrenamos

Hoy estrenamos. Ayer fue un ensayo general difícil, se nos cayó la transmisión. No sé por qué sucedió eso, si se supone que hemos trabajado para tener las mejores condiciones, el mejor equipo y ajustarnos a lo que hay. Algo no se está dando de la mejor manera.

Ayer Ricardo y Miriam, se quedaron trabajando más tiempo, después de que suspendimos el ensayo, eso me tranquilizó.

¿Qué hacer hoy si eso nos vuelve a pasar?

Espero que eso no suceda, y que mi corazón y mi mente estén en la ficción y no en la preocupación por la señal.

He estado en contacto con Fausto para saber qué podemos hacer. Espero que esto se solucione.

Ayer me quedé rara, en parte por suspender el ensayo y en parte por enterarme que es posible que volvamos a semáforo rojo. Los contagios siguen y la UNAM sacó un comunicado diciendo que no se volverían a actividades presenciales hasta el 2021.

Qué situación tan rara. Pero habrá que adaptarnos. Adaptarnos y trabajar.

Me gusta este proyecto, pero deseo que salga de la mejor manera para que pueda resultar una experiencia agradable al público.