En Casa, que ya es un teatro
¿Qué estamos haciendo?
¿Qué estamos haciendo? Me pregunto hoy mientras veo las redes sociales: ¿Qué estamos haciendo?
¿Por qué las opiniones se dividen todo el tiempo?
¿Es o no es teatro?
Estamos ante la crisis y nos estamos quedando sin trabajo.
Estamos resistiendo desde nuestra trinchera.
No se me olvida, ni se me olvidará nunca lo que dijo Jaboco Dayán sobre lo que hay que hacer ante momentos de pandemia, y no la pandemia del covid, sino la pandemia que ha generado la violencia en este país.
Me duele mucho que como comunidad teatral estemos divididos, y no sepamos que lo que hacemos lo hacemos por resistir, por sobrevivir. En la comunidad siempre ha existido división y espejismos que se diluyen. Nunca me ha gustado eso de este medio, pareciera que si estás haciendo algo, todos lo aceptan y si no estás haciendo nada, nadie sabe nada de ti. Mucha energía gastada, nunca le das gusto a la gente. No me gusta enfocarme en esas cosas, pero es inevitable pasar por ahí, y más cuando los comentarios quedan registrados en las redes sociales.
Ni siquiera sé por qué hablo de eso, siento como si estuviera articulando algún diálogo de Arkadina, que sólo se preocupa por el qué dirán.
Estamos a punto de pasar a otra etapa del proceso, la más intensa y la que acabará por cerrar este gran camino: las funciones.
He de confesar que los ensayos abiertos fueron muy difíciles, aunque fáciles para nosotros, porque el hecho de sacarlos grabados ayudó a relajarnos a la hora de la transmisión y a enfocarnos sólo en la charla. No lo sé, pero creo que estuvimos hablando demasiado del proyecto. Siento que en la última charla ya repetía demasiado las cosas y empezaba a enfocarme en puntos que ni siquiera sé si son importantes para la gente.
Juan Pablo Villa quedó muy entusiasmado por la charla. Le gustó mucho.
Estoy agotada de este proyecto, estoy cansada, pero contenta. Hoy Toño me decía que gracias a este proyecto puedo darle sentido a esta crisis generada por la pandemia.
El ánimo sigue raro en torno a ese contexto, pero se me olvida cuando estamos así, haciendo teatro. No sé si la gente se emocionará por lo que estamos haciendo.
Cuando me preguntan por qué hablar de este tema, nunca me he atrevido a decir que es por miedo a que a mí me pase; tengo miedo de salir a la calle y que me suban a un coche y desaparecer. Una vez me siguió un coche blanco en plena luz del día, corrí a mi casa para perderlo, me siguió por las calles de Coyoacán. Mucha gente me critica porque vivo en esta zona, pero prefiero sentirme segura (aunque fue evidente que aquella vez no lo estaba), porque cuando vivía en la obrera y fui asaltada, quise huir de las zonas más peligrosas de esta ciudad. Fue una experiencia traumática. Intento de violación, al escribir esto se me hace un nudo en la garganta. No quiero imaginar lo que una niña o mujer pasa cuando sus vidas son arrebatadas por alguien o alguienes, cuando sus cuerpos son explotados con fines sexuales o cuando son violentadas por alguien. Mi pequeño infierno me acompañó muchos años y de alguna manera transgredió mi cuerpo, dejando trauma en él, es por eso que me encorvo, para no mostrar y no provocar a nadie en la calle, para no ser objeto de deseo de nadie y pasar desapercibida. Eso ha sido un problema porque en la escena tiene que suceder lo contrario.
Desdémona es una mujer que me ha enseñado muchas cosas, es inocente, confía, ama. Pero al mismo tiempo sus virtudes la han llevado a pasar por un infierno, tiene muchas heridas internas y muchas marcas de una vida feliz y desgraciada, he ahí el nombre, no en vano Shakespeare la nombra así.
¿Por qué hablar de este tema?
Porque no quiero que me pase, no quiero que le pase a ninguna amiga, hermana o madre. No quiero que les pase a mis hijas y quiero que algo cambie, desde esta pequeña trinchera, desde este hogar y desde lo que sé hacer.
Si la gente critica, que critique, nunca nos libraremos de eso… somos humanos…