Mensaje del Día Mundial del Teatro 2020, por Shahid Nadeem.
El Instituto Internacional del Teatro (International Theatre Institute ITI) ha dado a conocer el Mensaje del Día Mundial del Teatro correspondiente a 2020, cuyo autor es el galardonado dramaturgo pakistaní Shahid Nadeem, fundador y director del Ajoka Theatre.
Mensaje del Día Mundial del Teatro 2020 (27 de marzo) *
Shahid Nadeem (Pakistán)
El teatro como santuario
Al final de una representación de la obra de teatro de Ajoka sobre el poeta sufí Bulleh Shah, un anciano, acompañado por un niño, se acercó hasta el actor que había interpretado el papel del gran sufí. «Mi nieto no se encuentra bien, ¿podría bendecirlo?», dijo. El actor se sorprendió y contesto: «No soy Bulleh Shah, solo soy un actor que interpreta el papel». El anciano entonces contestó: «Hijo, no eres un actor, eres una reencarnación de Bulleh Shah, su Avatar».
De repente, se nos ocurrió un concepto completamente nuevo de teatro, donde el actor se convierte en la reencarnación del personaje que interpreta.
Explorar historias como la de Bulleh Shah, historias como ésta existen en todas las culturas y pueden convertirse en un puente entre nosotros, los creadores de teatro, y una audiencia desconocida pero entusiasta.
Mientras actuamos en el escenario, a veces nos dejamos llevar por nuestra filosofía del teatro, en nuestro papel como precursores del cambio social a veces dejamos atrás a gran parte de la comunidad.
En nuestro compromiso con los desafíos del presente, nos privamos de las posibilidades de una experiencia espiritual profundamente conmovedora que el teatro puede proporcionar.
En el mundo de hoy donde la intolerancia, el odio y la violencia están en aumento, nuestro planeta se está hundiendo cada vez más en una catástrofe climática, necesitamos reponer nuestra fuerza espiritual.
Necesitamos luchar contra la apatía, el letargo, el pesimismo, la avaricia y el desprecio por el mundo en que vivimos, por el planeta en el que vivimos.
El teatro tiene un papel, un papel noble, debe dinamizar y hacer avanzar a la humanidad, ayudarla a levantarse antes de que caiga en un abismo.
El teatro puede convertir el escenario en un templo, el espacio de actuación, en algo sagrado. En el sur de Asia, los artistas tocan con reverencia el piso del escenario antes de pisarlo, una antigua tradición en la que lo espiritual y lo cultural estaban entrelazados.
Es hora de recuperar esa relación simbiótica entre el artista y el público, el pasado y el futuro. Hacer teatro puede ser un acto sagrado y los actores pueden convertirse en los avatares de los roles que desempeñan.
El teatro tiene el potencial transformador de convertir la escena en un santuario y ese santuario en un espacio de actuación.
Yahaira SALAZAR, dramaturgo, Centro ITI Venezuela.
Instituto Internacional de Teatro ITI.
Organización Mundial para las Artes de la Escena.
*Versión corta del mensaje en castellano
Mensaje del Día Mundial de las Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud 2020, por Yvette Hardie.
Lleva a un niño al teatro hoy / Lleva a una niña al teatro hoy.
¿Qué significa para un niño o una niña participar en un encuentro creativo, ser invitado a una nueva experiencia artística? ¿Por qué es tan importante para cada niño?
Recientemente tuve el privilegio de escuchar a Yo-Yo Ma, el gran violonchelista, hablar y tocar y se refirió a lo que él llama hospitalidad cultural. Él ve esto como la capacidad (y de hecho una obligación) de las artes para acoger lo que es nuevo, innovador y fuera de lo común, lo que es marginado, no escuchado e ignorado… En su opinión, es nuestra tarea como artistas ser hospitalarios con estas voces, formas y técnicas, y en el proceso permitirnos a nosotros mismos cambiar.
Me recordó lo que significa ser un anfitrión y lo que significa ser un invitado. Y uno de los elementos más importantes en ambos lados es la calidad de la escucha, la voluntad de salir de lo conocido y cómodo, y abrazar y celebrar la diferencia.
Un gran anfitrión es aquel que hace que todos se sientan como en casa, sin importar de dónde vengan o cuáles sean sus experiencias. Es el que deja su ego a un lado por el interés genuino en esta persona que ha venido de visita. Es aquel que quiere proporcionar a todos la mejor experiencia posible. El gran invitado es el que viene con una curiosidad ilimitada al encuentro, queriendo aprender sobre el otro, sin miedo a probar algo nuevo.
En este espacio de mutua receptividad, encontramos la conexión, encontramos la sorpresa y encontramos el aprendizaje profundo. Partimos de estos encuentros cambiados. Hemos alcanzado lo que nos hace humanos, en nosotros mismos y en los demás…
Este es el precioso momento que nos dan las artes. Como artistas de teatro debemos encontrar la manera de invitar a los niños, niñas y jóvenes a estos encuentros con un espíritu generoso, deseando escuchar al público tanto como queremos que nos escuchen a nosotros.
Y cuando esto sucede, entonces sentimos que la conexión empieza a crecer… encontramos un terreno común, vemos el panorama general, tenemos destellos de perspicacia y sentimos ese rubor de emoción compartida que llamamos empatía. Tenemos la sensación de que nosotros importamos, que los demás importan, que lo que estamos explorando juntos, importa.
En esta época en la que cada vez más gente es marginada, expulsada en las fronteras y aeropuertos, rechazada porque proviene de una clase, etnia, grupo lingüístico o religión diferente, es el artista quien tiene la capacidad de proporcionar un sentido de pertenencia, de conexión.
Y todos los niños y niñas necesitan eso.
La compasión y la empatía, por Yvette Hardie y el Comité Ejecutivo de ASSITEJ.
Desde que lanzamos nuestro Día Mundial de Teatro para Niños y Jóvenes campaña, que conduce hasta el 20 de marzo con el lema #Takeachildtothetheatre, mucho ha cambiado. Para muchos niños en muchas partes del mundo que no es práctico, posible o aconseja a llevar a los niños al teatro, y muchos niños van a pasar días en interior, cerraron lejos en sus propios hogares, sin oportunidades de conexión o de estimulación más allá de lo que el televisión puede ofrecer.
Pero un repuesto pensado para aquellos niños que no tienen cómodas casas a las que pueden ser secuestrados, que no tienen los padres con los recursos que les proporcione televisores, libros, juegos de Lego, jardines o mascotas para mantenerlos ocupados. Los niños cuya realidad diaria es una habitación individual compartida con muchos otros, con muy pocos efectos personales que puedan llamar suyo. Los niños que no tienen acceso a agua corriente para lavar sus manos con la frecuencia que se recomienda, y desde luego no tienen acceso a los costosos de mano desinfectantes. Los niños, que no van a ser capaces de aprender desde casa a través de medios en línea, ya que no tienen acceso a internet. Los niños cuya única comida segura proviene de la escuela que ahora será cerrado por un período de tiempo. Y, por supuesto, mientras que su salud está menos propensos a ser afectados negativamente por la pandemia que las de sus padres y abuelos, que cuidará de ellos si sus padres y abuelos caen enfermos o mueren como resultado de complicaciones de Covid-19? Y menos dramática, pero igual de importante, las familias cuyas vidas dependen de los ingresos de alguien en jornales, que, si es despedido o se les dice a quedarse en casa, tendrán ningún recurso para caer de nuevo bajo condiciones de cuarentena larga similar.
Las soluciones del llamado mundo desarrollado es encontrar a cara Covid-19 no siempre son replicables en muchos países y contextos. Los desafíos pueden ser aún más intensa.
En este momento, tenemos que recurrir a las cualidades que el teatro (y otras formas de arte) se pueden cultivar en nosotros, – los de la compasión y la empatía. Más que nunca, tenemos que pensar en nuestros vecinos, nuestras comunidades y los que tienen acceso a la menor. Tenemos que coincida con nuestras energías y esfuerzos a lo que es responsable, lo cuida, lo que es apropiado a nuestras condiciones y situaciones, donde quiera que se encuentren.
Y necesitamos llamada en la búsqueda de cada onza de creatividad! En lugar de llevar a un niño al teatro, podemos leer una obra de teatro en voz alta, actuar en escenas en casa, crear oportunidades para el juego imaginativo con lo que está a la mano, y en el que podemos usar o añadir a los amplios y crecientes recursos en línea de teatro y experiencias artísticas, que lo hagan. Estos pueden incluir madre narración lengua y la lectura de libros, vídeos de producciones, películas de animación, talleres de artes creativas con los recursos de todos los días, etc, y ASSITEJ serán la creación de un recurso en línea de éstos a medida que avanzamos, por lo que llamamos a todos nuestros miembros a contribuir a este .
Recordemos que la búsqueda de #Takeachildtothetheatre no es una petición, una vez-off, dependiente de un solo día. Esto es parte de una campaña en curso, mundial para dar más niños de todo el mundo el acceso a experiencias artísticas significativas. Deje que nuestro 20 de marzo de 2020 sea de conseguir este mensaje a todos los que necesitan oírlo.
Y dejar Covid-19 sea una coma en una oración en la historia de la necesidad fundamental de la humanidad de y el compromiso con las artes que continuarán desarrollándose continuomente.
Presidente Yvette Hardie y el Comité Ejecutivo de ASSITEJ
Mensaje del Día Mundial de las Marionetas, por Manuel Antonio Morán, Ph.D. Voz de América del Norte.
Un nuevo despertar
Hay un nuevo despertar en el continente americano y se oye un fuerte grito de reclamo de paz, libertad, justicia e igualdad. A través de protestas, demostraciones y marchas, los americanos (los de América del Norte, Central, Caribe y Sur), continúan alzando su voz y ejerciendo su derecho de expresión. Reclamos por la paz, por nuestras comunidades indígenas nativas, por los derechos de las mujeres, de las niñas y los niños, por los inmigrantes, por equidad y diversidad, por el medio ambiente, en contra de la pobreza, por cambiar y derrocar líderes y gobiernos corruptos, en fin, la lista es larguísima. Lamentablemente, las injusticias nos arropan y la hora de que los pueblos se unan y alcen sus voces, ha llegado.
La tecnología nos acerca, nos informa y, muchas veces también, nos desinforma. Nos permite comunicarnos instantáneamente. Se fortalece la lucha y las voces se hacen aún más fuertes, con este nuevo recurso global.
A través de la historia vemos que el teatro de títeres y marionetas fue recurso de entretenimiento, pero también para la protesta, para hacer crítica social contra los poderes establecidos y para denunciar injusticias. Esto continúa hasta el sol de hoy. El teatro de títeres contemporáneo de Las Américas se ha convertido en un gran y efectivo aliado y en un aliciente, que enriquece la lucha y añade volumen y voz a esos reclamos. A través de las redes sociales y otras publicaciones en internet vemos evidenciada la presencia de los títeres en una mayoría de estas manifestaciones y reclamos populares.
La paz es un derecho del ser humano. La paz asegura, en cierto modo, el respeto de todos los otros derechos. Pero de manera especial, hay un vínculo intrínseco entre paz y libertad. El activista estadounidense, Malcom X dijo “No puedes separar la paz de la libertad, porque nadie puede estar en paz, a no ser que tenga su libertad.” Y la libertad, es ese estado pleno al que todxs tenemos derecho y lo que caracteriza a casi todas estas luchas.
La gran Madre Teresa de Calcuta dijo que “la paz comienza con una sonrisa”. Los títeres son entes de paz, pues producen ese sentimiento. Agradezcamos y celebremos a los títeres por ayudarnos a expresar nuestros reclamos en la lucha y por brindarnos momentos de sosiego, diversión y felicidad que nos hacen sonreír, que a su vez es, el principio de la paz.
Hoy, Día Mundial del Títere, celebremos a los títeres y a quienes los animan porque no nos dejan solos en la búsqueda de un mejor mundo, de un mejor futuro..
Mensaje del Día Mundial de las Marionetas, por Zoa Meza, voz de Centroamérica.
Voces de América por la paz.
Estimados amigos Titiriteros, socios y profesionales de UNIMA, colegas del mundo de los títeres, Se me ha propuesto escribir un mensaje para el día mundial de la marioneta 2020, me siento emocionada y honrada por el privilegio que esto significa.
Queridos amigos, estoy orgullosa de pertenecer a esta comunidad de Titiriteros y de vivir en el centro de América.
Los problemas de la región no nos son ajenos, como artistas, los sentimos en la piel y nos comprometemos con esa realidad.
Nuestros autores y sus obras hablan, nos vinculan a este universo, a su intimidad, nos revelan su original contribución, enriqueciendo la historia de nuestras culturas.
Los Titiriteros somos grandes artífices de la alegría, renovados, incluso re inventados.
Nadie mejor que los títeres, geniales constructores del amor y de la paz, intuyen con magistral fantasía e imaginación el tránsito de un momento histórico a otro. Cuando producimos, no sólo damos vida a la obra, sino al objeto, por medio de él nos comunicamos con la sociedad y tendemos puentes hacia la imaginación y la fantasía, este hecho efímero estimula el desbordante imaginario de niñas/os, provoca el crecimiento de las personas y el desarrollo de la comunidad por medio de ese arte.
En el compromiso de educar, los titiriteros tenemos nuestro propio lugar. Porque obedecemos a una plataforma para compartir e intercambiar ideas creativas y saberes, no sólo enriquecemos el patrimonio cultural de cada nación y de toda la humanidad, sino somos servidores del bien común. Nuestras escuelas son también las plazas y los caminos, en ellas aprendemos y enseñamos con amor, en función de conquistar la paz, con el arte de animar objetos.
Como titiriteros centroamericanos tenemos el compromiso de estimular a nuevas y futuras generaciones de jóvenes en el arte titeril, sembrar de titiriteros la región, dispuestos a promover los valores más nobles, como la tolerancia, el entendimiento y la paz. La época que nos tocó vivir nos demanda una enorme responsabilidad: proteger la vida y el planeta.
Como titiriteros de esta América central, nuestro compromiso es fortalecer nuestras capacidades, ser mejores manipuladores, alimentar el talento y abordar con audacia nuevas temáticas.
Centro América ha vivido calamidades, desastres naturales, guerras y conflictos sociales. El arte por la esperanza forma parte de una propuesta artística que nos permitió brindar con nuestros títeres y figuras, la esperanza a poblaciones afectadas, damnificadas por estos estos eventos, esta tarea maravillosa del títere, que surge en medio de la desesperanza y el dolor, provocando la risa y la alegría de vivir de nuestra niñez, en los refugios y zonas de conflicto, como vehículo que conduce a la armonía, a la protección de la vida, de la memoria, de la identidad cultural.
Celebremos pues este amor no solo al teatro de títeres, si no, por el amor a la humanidad, al entendimiento entre personas independientemente de su origen, diferencias culturales o convicciones religiosa y políticas.
Celebremos juntos por la Paz.
Mensaje del Día Mundial de las Marionetas, por Rubén Darío Salazar, Voz del Caribe.
Un compromiso mayúsculo.
Nací y vivo en una isla situada en el mar Caribe. Se llama Cuba. Tiene forma de cocodrilo, dicen que desde el cielo luce un intenso color verde. No conozco otro nombre que estremezca tanto mi corazón como lo consiguen esas cuatro letras. No es un país perfecto. Lo sé. ¿Qué país puede ostentar ese estado de corrección total? Batallamos cada día para conseguirlo. Como titiritero me enorgullece decir, que desde 1959, de una punta a otra de esta tierra firme, se yergue impaciente y atendido el teatro de formas animadas. Hemos conformado un movimiento con todas las aspiraciones y ensueños del gremio donde reinan las figuras, una colectividad que más allá de las diferencias defiende las alianzas como símbolo de armonía y paz.
¿De qué hablan los títeres en nuestra nación? ¿Qué encuentra el público en los espectáculos que les proponemos? ¿Qué necesitan los espectadores? Las preguntas van y vienen en medio de los desafíos que enfrenta el planeta, esa esfera viva que gira en medio de la nada.
Las primeras historias que se representaron en los retablos cubanos, escritas por el director y dramaturgo Modesto Centeno y el poeta Nicolás Guillén, en los años 40 del siglo XX, tenían influencias de los cuentos clásicos (La caperucita roja) y planteaban, entre otras preocupaciones, la problemática del racismo y la desigualdad social (Poema con niños). De aquellas candorosas puestas en escena de la época republicana, realizadas por los hermanos Camejo y Pepe Carril, Dora Alonso, Beba Farías, Dora Carvajal, Nancy Delbert y María Antonia Fariñas, entre otros pioneros del arte titiritero nacional, las creaciones artísticas han ido mutando de forma apresurada.
Entre el siglo XX y XXI, algunas obras escritas en la isla comienzan a hablar someramente de cambios climáticos y diferendos ideológicos. Las leyendas y fábulas de animales, reyes, príncipes y princesas se aprestan a convivir con textos que reflejan los trastornos de la actual sociedad, aluden a la aparición de enfermedades y epidemias difíciles de combatir. Los males que hicieron su aparición en las añejas narraciones de brujas y hechiceros, entre ellos las guerras, son ahora una amenaza real, una pesadilla que no se esfuma.
La pésima utilización de la inteligencia artificial le roba el cerebro y el alma a nuestros pequeños y mayores. Lo que debería servir para conquistar la luz se empeña en oscurecer las cosas, crea tensiones geopolíticas. Se dividen los países. Se establecen áreas de amigos y enemigos irreconciliables, enfrascados todos en una contienda que parece no hallar fin.
Los artistas del teatro de títeres, en medio de tanto desastre, intentamos, desde nuestras producciones, pronunciarnos sobre lo que vamos perdiendo, los problemas que nos alejan en vez de unirnos. Y ese clamor, que ha comenzado a expandirse universalmente, no es suficiente. Falta más. Urge muchísimo más.
¿Cómo podrían los títeres, desde su cosmos ilusorio, frágil, efímero, equilibrar las diferencias de clases, estimular los valores culturales por encima de la banalidad cotidiana, evitar las muertes inútiles de miles de infantes, mujeres y ancianos, a merced de un caos económico y beligerante que no los tiene en cuenta? ¿Cómo transformar cada gesto, cada imagen, cada propuesta sonora y textual de nuestros muñecos y objetos en fuerza demoledora contra la injusticia y la ausencia de pactos y concordias?
En las presentes circunstancias escribir un mensaje para ser leído el día mundial del títere, implica un compromiso mayúsculo. Debo trazar palabras que sobrevuelen desde las aguas del Caribe hacia otros continentes. Acudo para ello a la autoridad ganada por la trayectoria de nuestros muñecos; ellos junto a sus entes acompañantes han sido sobrevivientes de duros períodos, de ciclos que transcurrieron sin fe ni esperanza, y siguen aquí, como parte activa de los imprescindibles cambios a favor de la raza humana.
¡Auxiliemos a nuestros títeres en ese intento quijotesco de mejorar la convivencia en el globo terráqueo! Ellos solos no podrán acabar con tanto. Ya no valen los conjuros, sortilegios, ni las adivinaciones fantásticas de antaño. La contienda a favor de la existencia debe ser compartida con sus hacedores. Para ello no se puede desaprovechar ninguna posibilidad desde los propios espectáculos. No hay tiempo para dedicarse a contar historias tontas, componer o echarle mano a lo peor de la música, construir muñecos, vestuarios o escenografías ausentes de un concepto creativo y enriquecedor. Ellos son la mejor arma en nuestras trincheras a favor de las necesarias avenencias para todos, tanto de los que hacen el llamado teatro tradicional como del experimental.
Como en las quiméricas historias de los siglos pasados, yo creo que todavía se puede volar. El vuelo es una metáfora sobre la altura que deberían alcanzar nuestras obras en la batalla por formar hombres y mujeres de bien para el futuro. Hay que encontrar en las formas animadas nuevas utopías, el optimismo que agoniza, esa fe que nos podría salvar. Cada vez que dejemos a los espectadores con la mirada absorta y el alma encantada y despierta, estaremos ganando una nueva cruzada en la maravillosa experiencia que es VIVIR.
Poster del Día Mundial de las Marionetas, por Osvaldo Gabrieli. América del Sur.
Juntos por la Paz.
Cuando Dadi Pudumjee, el Presidente de la UNIMA, me invitó a hacer un póster para celebrar el día del teatro de marionetas y dijo que el tema central sería la paz, la primera imagen que surgió fue la de la bandera Whipala de los pueblos indígenas de los Andes. Es una bandera de color arcoíris que se refiere a la diversidad de los pueblos andinos en comunión con la madre tierra. También es la bandera de resistencia de estas naciones indigenas que luchan actualmente por su libertad.
A partir de los cuadrados de colores de la bandera, hice tres movimientos circulares, como un vuelo de hojas de papel que simbolizan las tres Américas. La cadena montañosa se divide en tres líneas y aparecen dos serpientes que reúnen la sabiduría y la fuerza espiritual. La mano central del dibujo hace un Gyan Mudra que significa la verdad interior. En el dibujo, esta mano sostiene una flor de papel, un símbolo de la flor de loto significando la pureza. Es la mano del titiritero que desea la paz y ofrece una flor de papel para que el mundo juegue con ella.