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Instantánea: 7 preguntas sobre teatro en estos tiempos que corren.

Michelle Betancourt

27 años / México, Ciudad de México

Lugar principal de trabajo (País, estado, ciudad): México, Ciudad de México

Oficio: Creadora escénica

¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?

Mi primer acercamiento con las artes escénicas fue como espectadora de danza, mi tía es bailarina profesional de contemporáneo; vi mucha más danza que teatro, pero siempre supe que quería ser actriz, sin saber realmente lo que eso implicaba. Tomé talleres y cursos de iniciación artística pero no fue hasta que entré al Centro Universitario de Teatro que adopté la “disciplina”. Al CUT llegué un poco a ciegas, por mera intuición. Afortunadamente confirmé que mi hogar era el teatro.
De adolescente yo anhelé y busqué esa disciplina por todos lados, nada me satisfacía: yo no estaba en los talleres de paso como el resto de mis compañeros, ni lo veía como una actividad extraescolar más, me lo tomaba demasiado en serio: quería ser una actriz profesional o lo que sea que significara eso.

¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?

Conócete a ti mismo” se lee a la entrada del oráculo de Delfos. El motor de todo para mí sigue siendo la pregunta del monomito: ¿Quién soy?
Creo que cada proyecto o proceso creativo simula un esbozo de respuesta a esta pregunta, imposible de responder del todo. Los procesos actorales o artísticos son similares al viaje del héroe: uno sale de lo cotidiano para adentrarse a lo desconocido, cruza un umbral, se enfrenta a retos y monstruos, tiene mentores o guías en el camino, experimenta revelaciones, en el mejor de los casos una verdadera transformación que desemboca en nueva visión del mundo o de la realidad que se materializa en la obra, el personaje, el impulso o la necesidad artística.
A veces, las múltiples respuestas que el teatro nos devela sobre este cuestionamiento primigenio, se extinguen también con él, como si formaran parte de su misma naturaleza efímera. A veces, ciertas certezas duran más que otras y llegan para quedarse. Pero aquí el juego es reinventarse, no dar por hecho nada, descubrirse cada vez.
Mi anhelo es que siempre haya preguntas de por medio, el día que sienta que tengo las respuestas estaré muerta como actriz, como creadora. Quiero seguir aprendiendo, explorando, equivocándome, tendiendo puentes con creadoras y creadores que admiro; por ejemplo, sé que la presencia de Diana Sedano en mi vida ha sido un parteaguas y que he crecido por tener la oportunidad de ser testigo de sus procesos, de observarla en silencio.
Los encuentros son valiosísimos, cuando uno hace vínculos con otras personas la pregunta motor muta al plural: “¿Quiénes somos?”.

Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?

La síntesis no se me da, así que en mi defensa solo diré que no hay nada nuevo bajo el sol, como tampoco hay un ser humano igual a otro; ser quienes somos ya hace que el ejercicio de nuestra profesión sea único, singular y distinto a los demás.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Dar vida a lo antiguo en un tiempo nuevo es creación”.

La misma de siempre: revelar una verdad. Un espacio para ser, para vislumbrar las posibilidades de lo que podemos llegar a ser (para bien y para mal); un vehículo para vernos a nosotros mismos y a la otredad, para reconocernos, desconocernos, construirnos, deconstruirnos; un lugar en el que la multiplicidad de miradas y visiones del mundo tienen cabida, enriquecen y nutren la vida.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

¿De cuál modelo teatral estamos hablando? Hay tantos tipos de teatro como creadores. Ahora que la precariedad laboral atañe a casi todo el gremio artístico por igual. Me gustaría que cambiaran las políticas culturales del país para que la autonomía artística no estuviera sujeta a los modelos de producción actual: que todas y todos tengamos tiempo, derechos, recursos.
Dado que los modos de producción sí determinan o al menos condicionan las poéticas, ¿poder aspirar a una auténtica libertad artística es posible? ¿estos cambios son más bien una utopía?

¿Qué le deseas a la siguiente generación de hacedores teatrales?

Les deseo que se asuman como generaciones creadoras, que siempre tengan la inquietud de encontrar su propia autonomía artística, desarrollarla, compartir su visión del mundo.
En lo personal, me costó dar el salto de actriz a creadora y fue ésta pandemia la que me impulsó a hacerlo. Siento que nos encanta autonombrarnos con la palabra “creadores”, pero lo real es que son pocas las herramientas que nos dan en la escuela de teatro para desarrollarnos y encontrar nuestra propia autonomía artística. Yo fui entrenada como actriz, principalmente mis herramientas son de actriz y amo ser actriz, siempre parto de ahí y aunque es muy gozoso -a veces hasta más cómodo- ser ejecutante, tengo claro que desarrollar mis propios proyectos es lo que me hace sobrevivir y me da la sensación de estar menos a la deriva entre tanta incertidumbre.
Les deseo que sus condiciones sean menos precarias, que tengan seguridad social, que puedan vivir dignamente de ejercer su profesión. Que emprendan muchos viajes y arriben a muchos puertos, que naufraguen también. Que no sufran los procesos, yo he descubierto con el tiempo que mejores procesos equivalen a mejores resultados; que es válido decir “no” también y bajarse del barco. Que sepan que importan más las personas que el teatro, porque el teatro se hace con personas y hay que cuidarnos entre todos, que no falte humanidad.

Si el teatro es el arte del encuentro con el otro ¿cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19? ¿Qué deseas que ocurra cuando volvamos a estar juntos?

Todas las cosas cambian; nada muere. El espíritu ambula de aquí para allá, y ocupa el marco que le place… Porque aquello que una vez existió ya no es, y lo que no era ha llegado a ser” (Ovidio, «La Metamorfosis»)
La enfrento como todas y todos supongo, con altibajos, días buenos y días malos, a ratos viviendo el presente, con cierta nostalgia por el pasado y angustia por el futuro. Los encuentros siguen sucediendo pero no en el escenario, es un contexto distinto pero eso no los vuelve menos sustanciales, ni quita que sean encuentros. Por otro lado, en la incertidumbre y la crisis surgen miles de incógnitas y ese escenario es fértil para la creación; a raíz de esta pandemia yo he descubierto que me interesa explorar los mecanismos de comedia, supongo que por ahora prefiero reír para no llorar y eso me ha mantenido a flote durante la emergencia.
Deseo cosas simples: volver a abrazar, ensayar con mis amigos, poder ver a los ojos a otro ser humano, sentarme en las butacas de un teatro, platicar con alguien conocido en la fila de la taquilla, sentir el calor de la luz iluminando mi piel sobre el escenario.

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