Veo un cadáver
una mujer
que amé.
¿Qué amé?
Hielos fríos golpean mis pies,
me recuerdo de niño,
me recuerdo feliz,
metido en el agua.
A dónde irán mis pasos,
recuerdo que alguien me decía que les escribía cartas a sus personajes,
¿Le escribiré una carta a Toño?
Que nombre tan extraño,
nombramos a las cosas y esas cosas nos nombran,
¿Cómo explicarle lo que he hecho?
¿Le diré que todo esto fueron celos,
amor,
ira,
rabia?
Pienso en lo que sucedió,
y volverá a suceder,
y así por siempre,
estar siempre cerca.
¿Quién era Desdémona?
¿Quién soy yo?
¿Qué hago?
¿Corro?
¿Dónde me escondo?
Ya borré mis redes sociales,
mi madre sufre,
mi hermana sufre,
sufro más por ellas que por mí.
Corro.
¿Me encontrarán?
¿Dónde esconderme entonces?
Toño
Ayuda.
Te escribo esta carta,
si pudieras esconderte dónde lo harías.
Tú me inventaste.
A Desdémona le diría que escape,
no existe el perdón,
le diría que huya,
que borré el momento donde me conoció,
que corra lejos,
y no vuelva.
Los asesinos no nos hacemos de la noche a la mañana,
no llegamos y te decimos:
-Eres una puta, enciérrate….
Somos más sutiles,
Te hacemos sentir querida,
protegida,
luego bajamos tu autoestima,
luego te controlamos,
luego te mentimos,
luego te lastimamos,
luego te matamos,
huye,
lejos,
lejos.