¿Cómo iniciaste dentro de la disciplina teatral? ¿Por qué decidiste dedicarte a ella?
Desde niña el teatro fue mi juego preferido. Luego tuve la oportunidad de participar como actriz en la Compañía del Zapatero Remendón, que presentaba un cuento distinto cada fin de semana en el Teatro Orientación. Tenía 11 años y pronto supe que no quería hacer más que teatro el resto de mi vida.
¿Qué preguntas siguen alimentando tu práctica? ¿Qué anhelos tienes por vivir dentro de las artes escénicas?
¿Quién soy? ¿Quién es el otro, la otra? ¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuáles son las experiencias que determinan el destino de cada quién? ¿Cómo puede cambiarse el trazo del camino supuestamente predeterminado?
Mi mayor anhelo es buscar posibles respuestas a estas cuestiones básicas en la comunidad que, por definición, supone el teatro.
Describe tu quehacer teatral en tres palabras. ¿Qué hace de tu forma de habitar el teatro una práctica singular y distinta a las demás?
Búsqueda, infancia, creatividad.
¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?
La que siempre ha tenido: se trata de un ejercicio vital para las sociedades humanas. Cada época le imprime el sello de los conflictos que atraviesa, pero el teatro -en tanto acto de comunicación significativa- sigue siendo el que fue desde los tiempos de Tespis.